viernes, 12 de junio de 2015

"Shortbus": La exploración del Yo a través del sexo




Por: Alexiel Vidam

Cuando pienso en Shortbus (2006), pienso en dos conceptos tan básicos como opuestos: represión y liberación. Represión y liberación emocional, psicológica, sexual; búsqueda incesante de la identidad.

Los personajes de Shortbus esconden algún secreto que les avergüenza, que les impide conseguir la estabilidad emocional; lo cual acaba reflejándose, finalmente, en su incapacidad para llevar una vida sexual plena. Tal es el caso de Sofia (Sook-Yin Lee), una terapeuta sexual que jamás ha experimentado un orgasmo; James y Jamie (Paul Dawson y PJ DeBoy), una pareja homosexual aparentemente idílica, que está buscando abrir su relación; también es el caso de Severin (Lindsay Beamish), una dominatrix bisexual dedicada a la prostitución, quien preferiría dejarlo todo y conseguir una pareja estable.

Todos ellos acaban reunidos en el Shortbus; –según su travestida anfitriona- “un centro de reunión de personas despiertas y atrevidas... Como en los años 60, sólo que con menos esperanza”. Dicho en cristiano: una suerte de club que combina arte, música y sexo… Derroche de sexo, a decir verdad: orgías, prácticas de todos los tipos y bisexualidad por donde se mire; todo eso es cotidiano en el Shortbus, el lugar al que se llega en busca de redención.


¿Redención de qué? De los propios temores y demonios internos.

A través del Shortbus no sólo exploramos la sexualidad de cada uno de sus “pasajeros”, sino que también descubrimos los motivos que los llevaron a temer y a contener aspectos de su propia personalidad… Entendemos por qué James se encuentra deprimido y no permite que Jamie lo penetre; por qué Sofia no ha sido capaz de explorarse a sí misma ni antes ni después de su matrimonio; cuáles son los verdaderos sueños y preocupaciones que aquejan a Severin.


El factor “voyeurismo” también es importante en la película. Personajes que parecen ornamentales, acaban participando activamente en la exploración y resolución de los conflictos de los protagonistas. Ellos, no sólo ayudan a construir esa atmósfera erótica, liberal y sensorial, sino que en algún momento, llegan a conectar con los personajes principales, formando parte de su proceso de descubrimiento.


Es interesante saber, además, que todas las escenas de sexo que se observan en el filme, son reales. De hecho, con alguna que otra excepción, la mayor parte del reparto está conformada por  “actores naturales” (no profesionales); vale decir, gente de la calle elegida para actuar de sí  misma. John Cameron Mitchell, director de la película, señala que muchas personas enviaron videos con testimonios de sus propias vidas para el casting. De entre todos se eligió a los actores y, en conjunto, se realizó el guión. Ellos sabían perfectamente lo que tenían que hacer y estuvieron de acuerdo. Se buscó que las escenas les fuesen cómodas, de modo que el sexo se mostrase con naturalidad máxima.


Este filme, precisamente por su franqueza y su aspereza, es que consigue tocar al espectador, conmoverle e identificarle. Se trata pues, de una obra sumamente sincera y rebelde, que rompe con todo prejuicio acerca de las preferencias y prácticas sexuales, y presenta el sexo no sólo como fuente de placer corpóreo, sino también como espacio de liberación y conexión con uno mismo.   



Ficha técnica

Dirección: John Cameron Mitchell
Guión: John Cameron Mitchell
Música: Yo La Tengo,Scott Matthew, Animal Collective, Azure Ray
Reparto: Sook-Yin Lee, Paul Dawson, Lindsay Beamish, PJ Deboy
País: Estados Unidos
Año: 2006
Género: Drama, comedia
Duración: 102 minutos
Idioma: Inglés
Productora: THINKFilm
Distribuidora: THINKFilm






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