Por: Alexiel Vidam
Kenshin Himura, también conocido como “Hitokiri Battousai” (“La Espada
que Asesina”), es el samurái con la cicatriz en forma de “X” sobre el rostro,
protagonista de dos largometrajes cinematográficos (uno animado y uno de acción
real), dos series de video y una serie de anime para TV basada en una manga
homónimo: Rurouni Kenshin. El personaje ficticio, a su vez, está inspirado en
un personaje histórico, llamado Kawakami Gensai, uno de los cuatro “hitokiri” (“destajadores”)
que lucharon para abolir el Shogunato e instaurar el gobierno Meiji en Japón.
Kenshin Himura es
un personaje tan cautivador como interesante, debido a su carácter gentil que contrasta
con esa frialdad y precisión al empuñar la espada. Se trata de un sujeto dual,
pues lleva dentro de sí tanto al joven protector y de nobles sentimientos, como
al terrible destajador que asesinó a miles de hombres durante la guerra civil.
Aprendió el arte de la espada desde niño, del hombre que le
salvó de morir a manos de unos bandidos, Seijurou
Hiko, maestro del estilo Hiten
Mitsurgi, quien además de enseñarle, le hizo de una suerte de padre, pues
él había perdido a sus padres a causa del cólera, y había sido vendido a la
caravana que fue exterminada por los maleantes. Antes de ser adoptado por Hiko,
se llamaba “Shinta” (“Corazón Noble”), pero al ser elegido
como aprendiz de Samurái, se le dio un nombre más fuerte: “Kenshin”, que significa “Corazón
de Espada”.
En un principio, Kenshin estaba destinado a aprender la
técnica Hiten Mitsurugi para actuar como un defensor errante de los más débiles,
pero los disturbios en el Japón de aquel entonces, le impulsaron a abandonar a
su maestro y tomar un bando en la guerra civil. Él optó por unirse a las filas del Meiji Ishin, el grupo revolucionario
que pretendía derrocar al Shogun y devolverle el poder político al Emperador.
Debido su tremenda habilidad con la espada, el joven Samurái de 14 años es
elegido para el triste oficio de “destajador”,
de asesino de las sombras, encargándose de eliminar
a importantes cargos políticos y militares del Bakumatsu (Shogunato).
Kenshin asume este rol hasta los 19 años, cuando la muerte de una joven llamada Tomoe Yukishiro le marca la vida, y le
completa la cicatriz en forma de “X”
sobre la mejilla izquierda.
La “X” sobre el rostro
Durante su época de destajador, la única persona capaz de
funcionar como “funda de la espada” de Kenshin, fue una joven llamada Tomoe Yukishiro. Ella inicialmente actuaba en conjunto con el grupo de los Oniwabanshu
(ninjas al servicio del Bakufu) en un complot contra Hitokiri Battousai
(Kenshin). ¿Su motivo? El destajador
había asesinado a quien sería su futuro marido: Kiyosato Akira, miembro del
Mimawarigumi (tropa de samuráis fieles al Shogun). La función de Tomoe fue
mantenerse cerca del destajador bajo la máscara de mujer desprotegida, y averiguar
su punto débil para que los Oniwabanshu pudiesen atacar. Sin embargo, al mantenerse cerca de Kenshin, Tomoe
descubrió que en el fondo tenía buen corazón, y se enamoró de él. En un
enfrentamiento entre el líder Oniwabanshu y Kenshin, Tomoe se interpone para defender a Battousai y es herida de muerte. Antes
de fallecer en los brazos de su amado, dibujó con su daga el tajo que le
faltaba a la “X” de Kenshin (la primera cicatriz había sido provocada por
Kiyosato). Tomoe fue la razón que motivó a Kenshin a cambiar de vida una
vez terminada la guerra civil.
Kenshin animado VS. Kenshin de imagen
real
Kenshin vio por
primera vez la luz en el papel, en las hojas en blanco y negro del manga dibujado por Nobuhiro Watsuki, responsable también de la idea original y guión.
La serie de anime tuvo su primera
emisión en 1996 y su primer largometraje cinematográfico fue
lanzado a fines de 1997. El Kenshin animado respeta bastante las
características del Kenshin original (salvo por la dosis de agresividad que
suele ser suavizada para las adaptaciones a la pantalla de TV); un tipo de temperamento tranquilo y con
ciertos matices cómicos salvo cuando se trata del momento de pelear, cuando su
mirada se transforma en la del asesino que habita dentro de él. Si bien su apariencia física es frágil (característica
que adopta de Kawakami Gensai, personaje histórico en el que se inspiró), se
trata de un hombre de carácter firme,
cualidad que refleja en la solidez de sus palabras, su postura los ojos
intimidantes en los momentos de seriedad. Estas características,
lamentablemente, se ven debilitadas, sino completamente disueltas, en la
adaptación del personaje a una figura de carne y hueso.
A mi parecer, el
actor Takeru Sato no alcanza la talla que requiere el personaje. Le falta
esa solidez en los discursos del samurái, que le dotan todo el tiempo de esa
fuerza y masculinidad que contrastan con su apariencia delicada. Kenshin en la
cotidianidad es amable y un poco cándido, pero a la vez está lleno de humor,
mientras que el “Kenshin” que nos
presenta Sato, cae en unos niveles de candidez que pecan de patetismo, y en su
faceta de battousai, resulta completamente inverosímil; no intimida, parece
más un cantante de boy band japonesa disfrazado para un concurso de cosplay*. No podemos negar que sus
coreografías de lucha quedaron bastante bien, pero eso no es suficiente para
ser un battousai; ser Hitokiri Battousai no es solamente pelear bonito y hacer
unas cuantas acrobacias, ser Hitokiri
Battousai comienza por un vistazo capaz de congelar al enemigo.
Honestamente, ese “Kenshin” se me hace lamentable desde la
interpretación hasta la forma en que ha sido construido físicamente. Creo que al director Keishi Otomo se le
olvidó completamente que Rurouni Kenshin es una animación de época, vale
decir, ambientada en un tiempo histórico
real, y que, si bien al formato animado se le permiten ciertas libertades
en el diseño (como, por ejemplo, el cabello rojizo del protagonista), el
argumento es lo suficientemente realista como para haber ocurrido en la vida misma,
por lo tanto, la adaptación cinematográfica debió ser, igualmente, de carácter
realista, realizando los retoques necesarios para que cuaje como tal. Todos sabemos
que los japoneses tienen –por fenotipo- el cabello negro, y que en aquel
entonces no existía el tinte ni el gel, de modo que la aparición de personajes
con el cabello rojo, rubio, o los peinados estilo “punk” le restan bastante
verosimilitud a la trama; eso sin contar con que los diálogos son tan
exagerados –al seguir cánones que sí se le permiten a la animación-, que muchos
de los personajes parecen más bien caricaturas de sí mismos.
Lo peor de todo, es que al parecer los productores no se dan
cuenta de la barrabasada que han cometido, pues piensan continuar con esta
pésima versión en un segundo y tercer largometraje. Esperemos a que por lo
menos las actuaciones superen en calidad a su antecesora, ya que Himura Kenshin
es, originalmente, un personaje tan rico y apasionante, que causa
pena verle encarnado en tan lamentable caracterización.
Kawakami Gensai, el Kenshin histórico
Kawakami Gensai,
personaje histórico que Nobuhiro Watsuki
observó para crear a Kenshin, fue, inicialmente, un samurái al servicio del Shogun, hasta que el Comodoro Perry llegó a
Japón en 1853 y le forzó a abrir el país a las potencias extranjeras, hecho
al que siguió una serie de tratados desfavorables para Japón.
Gensai se convirtió
en un fiel servidor del emperador y perteneció al grupo Ishin Shishi,
fuerza que combatía contra el shogunato. Gracias a su dominio del estilo Furanai Kenjutsu (“Relámpago Veloz”), se convirtió en uno de los Cuatro Hitokiri del Bakumatsu,
un grupo élite de samuráis asesinos que se encargaban de “limpiar el camino” para
la nueva era.
Acerca de su temperamento, se sabe que era capaz de mostrar calma y frialdad en momentos de mucha tensión.
Existe una historia que cuenta que pudo controlar un incendio y se convirtió en
héroe local. Físicamente, se sabe que
era de rasgos finos y cabello largo, y que a distancia podía confundírsele con
una mujer o un adolescente.
muuuy buen post.. solo q habia escuchado que la inspiracion de nobushiro habia sido miyamoto musashi.. pero me parece muy buena informacion.graciass
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado el post :).
He leído sobre Miyamoto Musashi. Se nota que también fue un guerrerazo; sin embargo, creo que la biografía de Kawakami Genzai encaja mucho más con la historia de Kenshin.
Gracias por visitar Cinematosis; vuelve pronto :).
- Alexiel
que buena la informacion, super detallada. saludos
ResponderEliminarMe encantó esta película me dio mucha pena q ella murió
ResponderEliminarPienso que es la mejor adaptación de un anime a Live Action por mucho a las q se intentaron hacer, como Dragon Ball, Attack on Titan, o la nefasta Death Note . Ciertamente como menciona hay aspectos del personaje que no se llegaron a plasmar como en el anime o la manga, pero siento q llevar al live action un producto como éste a parte de ser un riesgo es un reto monumental para las empresas cinematográficas, sobre todo por la crñitica de nosotros los fans. Para mi gusto en términos Generales tiene una buena puntuación. Este comentario está atrasado a la emisión del post y creo q todas las peliculas q salieron , El Origen Es la mejor de todas. Me gusto mucho el post y la perspectiva q le impusieron.. saludos desde Panamá
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