martes, 14 de enero de 2020

“Sex Education”: Más que sexo



Por: Alexiel Vidam

En tres días se estrena en Netflix la segunda temporada de Sex Education, así que es buena ocasión para refrescar un poco la mente sobre la primera temporada, y animar, a quienes aún no la han visto, a embutirse sus 8 episodios antes del estreno de la segunda.

Lo primero que debo decir sobre Sex Education, es que tiene una manera muy inteligente de manejar el asunto del sexo. Como su título lo indica, el sexo está sumamente presente, y se convierte en excusa principal para que los personajes aborden problemas más profundos de sí mismos. La propuesta es arriesgada; sin embargo, es tratada con mucho acierto, pues —aunque usted no lo crea—, ni una pizca de la gran cantidad de sexo que se nos muestra es gratuita.



Sex Education, es la historia de Otis (Asa Butterfield), un adolescente de 16 años algo torpe y nada popular. Su madre es la Dra. Jean F. Milburn (Gillian Anderson), una reconocida terapeuta sexual. Paradójicamente, Otis es un chico bastante reprimido acerca de su sexualidad; de hecho, su mejor amigo Eric (Ncuti Gatwa) bromea constantemente acerca de su incapacidad para masturbarse.


Para añadir otra paradoja a la historia, Otis resulta ser un erudito del sexo, pues se ha pasado la vida escuchando los discursos de su madre, quien tiene su consultorio en su propia casa. Este detalle es descubierto por Maeve (Emma Mackey), una estudiante rebelde y con fama de promiscua, quien le hace una propuesta: “Yo me encargaré de los negocios, tú de la terapia”.

En un principio Otis se niega, pero la atracción que siente por Meave le hace ceder, iniciando entonces, su consultorio de terapia sexual estudiantil.


Puede que durante los primeros 2 minutos del primer capítulo digas: “Ok, acá vamos a tener bastante morbo”, pero pronto te das cuenta de que esto va de mucho más: se trata del mundo interior de unos personajes en plena etapa de descubrimiento; no sólo de sus cuerpos, también de sus sentimientos, deseos, frustraciones, anhelos… de su propia identidad.

A mi parecer, éste es el punto más interesante de la serie, pues se dedica a abordar dramas adolescentes con mucha empatía, equilibrando con agudeza la comedia y la nota emotiva, y resolviendo dudas y curiosidades típicas de esta etapa.


Algo que también me ha gustado bastante es el manejo del arte y el vestuario. Aunque ha habido fuertes críticas respecto al ambiente “americanizado” que presenta esta serie británica (especialmente el colegio, donde —al más puro estilo de gringoladia—, observamos los lockers, el baile escolar, la ausencia de uniformes y las típicas chaquetas deportivas), esto tiene respuesta en las influencias que tomó la creadora Laurie Nunn para inspirarse: películas americanas de adolescentes tales como The Breakfast Club o 10 Things I Hate About You (de hecho, la escena en que Jackson le canta a Meave, está directamente inspirada en Patrick —Heath Ledger— cantándole a Katrina —Julia Stiles— con toda la banda escolar).

Vale decir, además, que en la serie nunca se especifica la época ni el lugar en que ocurren los hechos, lo cual permite a la autora utilizar varios referentes ochenteros y foráneos, a fin de hacer un producto más universal. Quitando este detalle polémico de en medio, podemos decir que los ambientes encajan perfectamente con lo que la autora quiso plasmar, y que el vestuario transmite a primera vista gran parte de la personalidad de los personajes.



Y no podemos hablar de Sex Education, sin mencionar su banda sonora. El soundtrack va directo al corazón retro-lover, y resulta ser una inyección de cultura musical para la generación centennial. En la lista de canciones que lo componen se encuentran temas de The Smiths, Billy Idol, The Cure, Louie Armstrong, A-Ha, entre otros. Si eres amante de la buena música, es imposible no simpatizar con esta serie.



Acerca de las actuaciones, debo decir que ­­­—en general— todas me gustaron. Gillian Anderson personifica perfectamente a esa madre que se las da de liberal pero en el fondo es sumamente controladora y asfixiante. Asa Butterfield, por su parte, personifica bastante bien al chico promedio que cree que se siente bien pasando inadvertido, hasta que algo —de repente— le lleva a descubrir lo que le hace especial.

Emma Mackey también calza eficientemente con el rol de la chica ruda que —muy en el fondo—es un marshmallow. Sin embargo, quien destaca entre todos ellos, es Ncuti Gatwa, como el mejor amigo gay de Otis. Gatwa, interpreta a un Eric que, al principio, se maquilla a escondidas y sufre de bullying, pero luego rompe con sus miedos y planta cara a cualquier matón que pretenda intimidarlo.

Vale decir que, para entrar más en su personaje, el actor invirtió bastante en maquillaje y siguió muchos tutoriales en internet.


Finalmente, cabe señalar que Sex Education revive algunos arquetipos clásicos de las películas de adolescentes, pero esto no molesta en absoluto, pues, más allá de ciertos moldes generales (el tímido, la chica ruda, el deportista, el malote, el gay, etc.), cada personaje desarrolla sus propios conflictos de manera única. Equilibrando ambos factores—molde típico y rasgos únicos—, la serie consigue la empatía y el enganche necesarios para tenernos pegados de inicio a fin.


martes, 7 de enero de 2020

“50/50”: Sincera, irreverente y conmovedora



Por: Alexiel Vidam

Hacer una película sobre el cáncer sin caer el clichés edulcorados, es un reto difícil. Es necesario investigar e, inclusive, tener una cercanía más personal con el tema. Tal vez el mayor acierto de 50/50, sea el guion escrito por Will Reiser, quien se inspiró en su propia experiencia con el cáncer a la edad de 25 años.  

Evan Golderg y Seth Rogen lo convencieron de escribir la historia y a la vez se involucraron en la producción (de hecho, Seth Rogen también aparece en el filme como el mejor amigo del protagonista). La dirección quedó en manos de Jonathan Levine.



El protagonista, es Adam Lerner (Joseph Gordon-Levitt), un joven de 27 años que tiene la vida casi hecha: cuenta con un trabajo en la radio, el cual le permite pagar el alquiler de una acogedora casa suburbana, y cuenta con una relación aparentemente estable con su novia Rachel (Bryce Dallas Howard).Sin embargo, un incesante dolor de espalda que acaba por ser un tumor maligno, le pone el mundo de cabeza. Según sus búsquedas en Google, Adam tiene un 50% de posibilidades de recuperarse.

La noticia de su enfermedad corre rápidamente por su entorno y genera una serie de cambios incómodos. Sus compañeros de trabajo empiezan a tratarlo con compasión —pronto, además, se ve obligado a tomar un descanso—, su invasiva madre (Anjelica Huston) pretende mudarse con él —pero él se lo impide—, y su amigo Kyle (Seth Rogen) intenta distraerlo con chicas después de desenmascarar la infidelidad de Rachael.

En paralelo, por recomendación médica, empieza a asistir a terapias con Katherine McKay (Anna Kendrick), una joven e inexperta psicóloga que se encuentra realizando su tesis. Además, comienza a asistir a quimioterapia, donde conoce y se hace amigo de Alan (Philip Baker Hall) y Mitch (Matt Frewer), dos pacientes mayores que lo introducen en el consumo de marihuana como forma de soportar el dolor y llevar la enfermedad de manera más relajada.


A través de la trama, acompañamos a Adam a través de su complicado proceso: la negación (“estoy bien”, “estoy tranquilo”, “estoy relajado”), la resignación (asumir su estado y pasarse el día fumando porros), la rabia-miedo (cuando siente a la muerte realmente cerca), y, finalmente, la apertura (cuando asume las posibilidades y acepta llevar la situación acompañado).

Especialmente en esta última etapa, observamos una importante evolución, pues vemos cómo un personaje autosuficiente, pero a la vez solitario y hermético, empieza a reconocer la preocupación de los demás y se reconcilia con su estado vulnerable.



En resumen, puedo decir que se trata de una historia bastante sincera, sin muchas pretensiones y bastante ingenio, pues, mezclando inteligentemente el drama con la comedia, consigue conectar al público, engancharlo y conmoverlo. Pulgares hacia arriba para esta peli.


Ficha técnica


Dirección: Jonathan Levine              
Producción: Evan Goldberg, Seth Rogen, Ben Karlin
Guion: Will Reiser
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Terry Stacey
Montaje: Zene Baker
Reparto: Joseph Gordon-Levitt, Seth Rogen, Anna Kendrick, Bryce Dallas Howard, Anjelica Huston
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 2011
Género: Comedia dramática

lunes, 6 de enero de 2020

“El Ascenso de Skywalker”: Difícil de ver el futuro es



Por: Sergio Cueto

El camino de la Fuerza se ha completado. Enfrentarse al miedo es el destino de todo Jedi y Rey llega al clímax de su historia en Star Wars Episodio IX: El Ascenso de Skywalker

La acción empieza poco tiempo después del episodio anterior, pero con un cambio muy importante: el Emperador Palpatine (Ian McDiarmid) ha vuelto a la carga y resulta ser la figura detrás de todas las tribulaciones de la Primera Orden. ¿Pero cómo ha sobrevivido? ¿Será este el fin de la Resistencia?



Esta reseña no contiene spoilers más allá de la anunciada presencia de Billy Dee Williams como Lando Calrissian o el uso de metraje inédito de Carrie Fisher para darle un emotivo final al personaje que todos amamos: la incansable Princesa Leia. Tremendo homenaje.

Y es que todos los personajes que conocimos en Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza, conforman una cinta centrada, más que nunca, en tres personajes clave: Rey (Daisy Ridley), Finn (John Boyega) y Poe Dameron (Oscar Isaac), protagonistas absolutos de la aventura principal, que cierra el círculo galáctico de los Skywalker.



Aquí podemos ver actuaciones un tanto más equilibradas y orientadas a cimentar su relación de amistad, unidad y hermandad que en Star Wars Episodio VIII: Los últimos Jedi, además de la búsqueda de una nueva generación de líderes a futuro (un futuro no tan promisorio, como vemos al inicio de esta esperada confrontación del bien vs. el mal).

Star Wars Episodio IX: El Ascenso de Skywalker nos presenta todo lo que podemos esperar y más: momentos de introspección muy intensos, duelos con espadas de luz e impresionantes batallas espaciales al estilo J.J. Abrams; y es que las películas de Star Wars tienen ya una fórmula narrativa de éxito. Entonces, ¿es ésta una nueva versión de El Retorno del Jedi?



Pasan tantas cosas y a un ritmo tan frenético que casi no tenemos tiempo de ponernos en modo hater para responder a ello, y es que el ritmo es uno de los puntos más fuertes de este cierre: desde el primer minuto de la película hasta el emotivo y conmovedor final, no hay margen de aburrimiento. Sus 2 horas y 21 minutos de duración pasan casi a menos de doce pársecs.

En ese sentido, combinar a todos estos personajes y que a la vez atan los múltiples cabos sueltos de entregas anteriores es toda una labor de ingeniería cinematográfica por parte de J.J. Abrams y su equipo.



¿Qué hay del apartado técnico? Sin llegar al grado de excelencia que presentaba Star Wars Episodio VIII: Los últimos Jedi, aquí hay algunos planos realmente portentosos, gracias a un diseño artístico muy acertado. Atención a la oscura fortaleza desde la que Palpatine orquesta su terrible plan.

La historia amor/odio de los protagonistas principales sigue un camino bien planteado por el guión, apoyado por la intensidad física de Ridley y por un Adam Driver absolutamente entregado a su papel (pueden apreciar su poderío interpretativo en Marriage Story junto a Scarlett Johansson)



Y es que muchos habían acusado al sombrío Kylo Ren de ser un "villano de segunda". Aquí se muestra polifacético, torturado y tremendamente poderoso. Driver nos muestra un personaje con más capas de lo que muchos quieren reconocer.

Por supuesto, la música de John Williams está a la altura de las circunstancias y, aunque no se presenta ninguna partitura nueva, las mezclas de clásicos temas nos ayudan a rememorar hitos importantes en esta historia de una galaxia muy muy lejana.



¿Lo mejor? El intenso ritmo que se mantiene en el metraje. Lo bien que se combina la relevancia de los personajes clásicos. Visualmente, es un film completo. C-3PO se alza como un secundario de lujo, que aporta a la trama de la película momentos divertidos y emotivos hasta las lágrimas.

Uno de los puntos negativos es, sin lugar a dudas, la falta de tiempo para desarrollar completamente a algunos personajes y la necesidad de acudir a fuentes externas —como la novelización o los cómics— para encontrar respuestas más sólidas y contundentes. Un ejemplo claro es el desarrollo de los misteriosos Caballeros de Ren, que prometían mucho en entregas anteriores.



A pesar de ello, acaba por ser el episodio más sólido y equilibrado de la nueva trilogía de películas. J.J. Abrams consigue orquestar una historia coherente con su legado y centrada en lo que, de verdad, tiene que contar. Hay fan service, sí. Humor, acción y drama. Pero sobre todo, mucha, mucha nostalgia.

Dependiendo de la generación en la que hayamos nacido, sentiremos más como "nuestra" la trilogía original, la de las precuelas o la más reciente, pero hay algo que debemos tener claro: Star Wars es algo más grande que cada uno de nosotros y existen muchas perspectivas para disfrutarla: sentiremos que mil generaciones de Jedi viven en nosotros.

Ficha técnica

Dirección: J.J. Abrams
Producción: Kathleen Kennedy, J. J. Abrams, Ram Bergman
Guion: J. J. Abrams, Chris Terrio
Sonido: John H. Williams
Maquillaje: Zoe Clare Brown
Fotografía: John Schwartzman
Montaje: Maryann Brandon, Stefan Grube
Protagonistas: Carrie Fisher, Mark Hamill, Adam Driver, Daisy Ridley, John Boyega, Oscar IsaacLupita Nyong'o
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 2019
Género: Ciencia ficción, Space Opera, Aventura
Duración: 142 minutos


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jueves, 2 de enero de 2020

“Merlí: Sapere Aude”… sin Merlí, sin gracia y sin filosofía



Por: Alexiel Vidam

He terminado de ver la primera temporada Merlí: Sapere Aude, nomás de pura nostalgia, pues la serie deja mucho que desear.

Merlí —la original—sabía combinar lo interesante con lo entretenido; lo complejo, con lo ligero; las profundas  lecciones de filosofía, con los enredos amorosos; los problemas e inseguridades de “adulto”, con los fantasmas clásicos de la adolescencia. Era una serie sobre filosofía real en formato amigable, en la que un grupo de jóvenes muy distintos entre sí, plasmaban, en la vida cotidiana, las lecciones de su ingenioso e irreverente maestro.

Merlí (2015 - 2018)

En contraste, el spin-off protagonizado por Pol Rubio (Carlos Cuevas) sobreexplota el tema de los rollos amorosos, manejando el erotismo, además, de una manera forzada (arrancando con un primer plano al culo de Carlos Cuevas en el minuto 1 del capítulo 1). La filosofía, queda en tercer plano; se utiliza como excusa para mostrarnos a Pol en su etapa universitaria, pero siempre con una mirada superficial y cero detallada.

Escena en la que el protagonista se masturba con un rotulador.

En cuanto a los nuevos personajes, tenemos a un grupo de estudiantes con poco carisma y bastantes clichés: una argentina disforzada, una “mosquita  muerta”, un chico timidón (como Joan al principio de Merlí, pero sin su inteligencia) y un niño rico engreído (otro “chulo” como Pol, pero con más billete).  

De éstos, el único que genera momentos de simpatía es Biel (el timidón) —interpretado por Pere Vallribera—, pero al compararlo con Joan, queda bastante desteñido. Minerva —Azul Fernández— (la argentina disforzada) pretende romper con los tópicos clásicos de sus paisanos… pero resbala constantemente en esos tópicos (el chiste se cuenta solo cuando le preguntan qué estudia y ella responde “soy Argentina”).


La nueva profesora, es María Bolaño (María Pujalte). Ella pretende ser “la nueva Merlí”. Al igual que su antecesor, ella tiene bastantes problemas con su rol como madre, y una peculiar manera de enseñar que pasa por alto la corrección; sin embargo, no cuenta con la simpatía de Melí. 

Merlí era un tipo poco ortodoxo, pero al mismo tiempo era alguien gracioso, carismático, sarcástico y tierno a la vez; que además—y muy a su modo— demostraba constantemente el amor hacia sus alumnos. María, por el contrario, es una mujer amargada, con sentido del humor agresivo, y que parece ejercer más por ego que por vocación. A pesar de su irreverencia, además, no posee la creatividad de Merlí a la hora de abordar los temas.


De los antiguos personajes, obviamente aparece Pol, quien sigue siendo el mismo, sólo que más abierto con su sexualidad. Aparte de él, Bruno (David Solans) es el único que parece tener un papel importante. Digo “parece”, porque si bien aparece con frecuencia, su rol no queda para nada claro; lo único que hace es armar escenitas de celos y meter cizaña.


La Calduch (Anna Maria Barbany), uno de los personajes más geniales de la serie anterior, aparece aquí también, pero en su versión apagada. La Calduch era esta mujer histriónica, sarcástica, egocéntrica, desenfadada, pero también amorosa; fue el puente perfecto para la relación Bruno-Merlí.

El solo hecho de verla en escena o escuchar sus expresiones, era un tremendo placer. Aquí, lamentablemente, no escuchamos una sola de sus memorables frases (no, no hay eso de “¡Súbete aquí, y verás Canterbury!”). La Calduch se encuentra deprimida por la muerte de Merlí… y se entiende, pero ha perdido toda su gracia.

Extrañamos a la antigua Calduch... y a Merlí ni se diga  (snif, snif)

Además de ellos —casi por default— aparece el padre de Pol, quien ahora tiene una relación con Gloria (Assun Planas) —la profe de artes en el insti— y viven juntos. Estos dos personajes —sobre todo el padre—, a pesar de ser bastante secundarios, tienen algún momento interesante que le da  una pincelada de profundidad a la serie.

El propio Merlí (Francesc Orella) aparece, pero sólo durante unos minutos en el primer capítulo, como parte del recuerdo de Pol; es una dosis muy pequeña pero potente de nostalgia, directa a nuestros corazones.

La parte más emotiva y significativa de esta mediocre serie...¡Te extrañamos, Merlí!

Con todas las fallas ya mencionadas —que no se compensan con pinchazos nostálgicos—, Merlí: Sapere Aude, es necesario mencionar las imperdonables y  garrafales fallas de investigación, y con esto, me refiero a la representación de los extranjeros. No sólo Minerva es un cliché andante, sino que las imitaciones de acentos son sencillamente terribles.

Se supone que Ángel —el amigo de Bruno— es venezolano, pero parece más andaluz, y Amy —la compañera de piso de Minerva— supuestamente es americana, pero presenta un inglés completamente masticado y cargado de seseos. Esto, a quienes no somos españoles —o a quienes investigamos un poquito—, nos genera un ruido insoportable.


Esperemos que las cosas mejoren para la siguiente temporada…

8 datos curiosos sobre Mulan, la princesa guerrera de Disney



Por: Alexiel Vidam

En marzo de este año, vuelve a la pantalla grande Mulan, la primera princesa de Disney que no es ni princesa ni damisela en peligro. Mulan rompió muchos esquemas con su aparición en el cine en 1998, al ser también la primera protagonista de Disney asiática, ambidiestra, y que se salvó a sí misma, a su padre, a su novio y a todo su país. Fue incluida en la franquicia “Princesas de Disney” a pesar de no ser de la realeza —ni por linaje ni por matrimonio— debido a su valentía y heroísmo. Por todo esto, y porque simplemente la amamos, es que hoy le dedicamos estos 8 datos curiosos.

De chica sumisa a guerrera imperial


Aunque hoy en día, la historia de la guerrera Mulan es casi cultura general, pocos saben que, en sus orígenes, la idea planteada por Disney distaba mucho de la que conocemos. En un principio, la peli animada iba a ser un corto titulado China Doll, que trataba de una oprimida joven china a quien un príncipe británico se llevaba a vivir a occidente.

Sin duda, un argumento desfasado para una época en la que las princesas comenzaban a rebelarse (ya lo habíamos visto con Bella, de La Bella y la Bestia, la primera princesa intelectual.) Por suerte, los asesores de Disney decidieron fusionar esta idea con el poema chino de Hua Mulan, dando pie a la historia que ya conocemos.

La leyenda de Hua Mulan


Hua Mulan (se pronuncia “Fa Mulan”), es la protagonista de una leyenda china sobre una joven que, con el fin de proteger a su padre y a su hermano pequeño, se disfraza de guerrero y se une al ejército exclusivamente masculino. Su historia es recordada en el famoso poema narrativo Balada de Fa Mu Lan, compuesto en el siglo VI, durante el reinado de la dinastía Tang.

Hasta el día de hoy se desconoce si el personaje es histórico o ficticio. Vale decir que —a diferencia de lo que se observa en la adaptación de Disney—, en el poema, la identidad femenina de Mulan no es descubierta hasta el final, cuando sus compañeros de armas van a visitarla a su casa y la encuentran vestida con ropa de mujer. De hecho, las últimas líneas del poema dejan un bonito mensaje acerca de la igualdad.



«He abierto la puerta de mi cuarto oriental,
y en el occidental me he sentado en la cama.
Me quité la armadura que llevaba en la guerra
y me he puesto la ropa que llevé en otro tiempo.
Delante del espejo, cerca de la ventana
me he peinado el cabello enmarañado
y he adornado mi frente con pétalos dorados.»
Cuando Mulan salió ante sus camaradas,
todos se sorprendieron, quedándose perplejos.
Doce años estuvieron con ella en el ejército
y ninguno sabía que era una muchacha.
Las patas del conejo saltan más,
los ojos de la hembra son algo más pequeños,
mas cuando ves un par corriendo por el campo,
¿quién logra distinguir la liebre del conejo?

Viaje a China



Para la realización de la película de 1998, Disney envió a un equipo de investigación a China, a fin de que se empape de la cultura y plasmar, tanto las costumbres como la vestimenta, paisajes y arquitectura, de la manera más fidedigna posible (de hecho, la ciudad prohibida de Beijin sirvió de inspiración para crear el palacio del Emperador de la película).

Aun así, en China ciertos elementos ­—pintorescos para occidente— como la presencia del dragón Mushu y el grillo Cri-Kee, fueron tomados como una ofensa (motivo principal por el que ninguno de ellos aparecerá en la adaptación de 2020… Los extrañaremos, snif).

Fails de investigación


Hasta ahora, y a pesar de algunas modificaciones que hemos visto con respecto a la versión de 1998, los avances del live action de Mulan han despertado bastante emoción. No obstante, lo visto en los trailers y teasers no ha escapado a algunas críticas bastante fuertes provenientes del país de origen de la heroína.

Los críticos chinos señalan que la Mulan de la leyenda era una niña nacida al norte del país, alrededor del siglo V d.C. Este dato es básico, ya que su viaje se inicia debido a la obligatoriedad del servicio militar; culmina, además, con su lucha frente a los invasores de la frontera norte.

Sin embargo, los trailers de Disney muestran a Mulan viviendo en una “tulou”, una estructura tradicional redonda de vida comunal; esta vivienda fue única en la provincia sureña de Fujian al menos hasta el reinado de la dinastía Ming, más de mil años después.

Ironías hollywoodenses



Mulan es la primera película de Disney que habla abiertamente sobre la guerra. Recordemos que Mulan mató más de dos mil hombres con una avalancha de nieve. Sin embargo, el filme estuvo a punto de ser clasificada como PG-13 (películas que pueden ser vistas por menores de 13 años sólo en compañía de un adulto) no por este detalle, sino porque se menciona la palabra “travesti” (¡plop!)

El nuevo rostro de Mulan


La actriz sinoestadounidense Li Yufei  —también conocida como Crystal Liu— fue elegida para interpretar a Mulan en el live action tras un reñido casting en el que participaron más de cien candidatas.

Ella consiguió el papel gracias a su dominio del idioma inglés, sus cualidades de interpretación y su habilidad para las artes marciales; de hecho, entre su filmografía previa se encuentra la película El Reino Perdido —basada en la leyenda del Rey Mono, que también sirviera de inspiración para Dragon Ball—, en la cual compartió escena con Jackie Chan y Jet Li.

Nace una estrella


Reflection, la canción más importante del soundtrack de Mulan (1998), representó el lanzamiento de la carrera de Christina Aguilera. Gracias al éxito de la película animada, la cantante firmó un contrato con la disquera RCA Records con el que lanzó su primer álbum llamado Christina Aguilera.

De heroína a villana



La actriz china Gong Li, musa de Zhang Yimou y afamada en occidente por su participación en películas como Memorias de una Geisha, Miami Vice y Hannibal el origen del mal, será la encargada de interpretar a la antagonista principal de Mulan (2020): una bruja cambiaforma. Lo curioso, es que el diseño original del personaje de Mulan en el filme de 1998 fue inspirado en los rasgos físicos de Gong Li.




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miércoles, 1 de enero de 2020

Volvemos a la carga



Nos hemos tomado unas largas vacaciones.

Sí, 2018 y 2019 especialmente, han sido años algo inestables para Cinematosis, en los que hemos tenido que “parar un poco el coche” para desaprender, evaluar, reaprender y replantear. Entre otras cosas, hemos tenido que replantearnos qué es el cine y, por lo tanto, en qué consiste nuestra tarea como impulsadores de este arte.


Hoy en día, con las múltiples plataformas y modos de comunicación, han surgido también nuevos modos de concebir y de consumir cine. Quedarnos con el concepto lumieriano de cine como espectáculo de masas dentro de una sala, sería demasiado limitante. Actualmente percibimos el cine “a la americana”, comprendiéndolo como pura y neta imagen en movimiento. Abarcamos, pues, desde los cortos de Thomas Alva-Edison (creador del kinetoscopio), hasta las series y películas concebidas netamente para streaming.

Stranger Things de Netflix
En el mundo de hoy, la sala, aunque permanece, ha perdido peso ante otras posibilidades de estrenar y visualizar películas. Como consecuencia, filmes para plataformas como Netflix, Amazon Prime, Hulu, YouTube TV, Starz Play o Disney+, se convierten en aptos competidores por los diferentes premios cinematográficos, a la par con los largometrajes y cortos estrenados en sala.

Asimismo, las nuevas plataformas han atraído la atención de muchos directores de cine tradicional –como Spielberg, Scorsese, Fincher, etc.–, quienes han comenzado a involucrase, tanto en producciones concebidas para streaming como en series; estas últimas, a su vez, han empezado a enriquecerse con contenidos cada vez más complejos tanto a nivel argumental como cuanto a trabajo audiovisual (obteniendo una calidad “muy cinematográfica”).

"Boardwalk Empire" contó con la participación de Martin Scorsese en la dirección y la producción. Además, participaron en ella varios actores de la escena como Steve Buscemi, Michael Shannon y Michael Pitt

No está demás recalcar también la importancia del transmedia y el crossmedia como enlace entre el cine y otros formatos audiovisuales: universos extendidos que parten de un canal y extienden a través de otros las aventuras de sus personajes (como sucede, por ejemplo, con Marvel, cuyo universo cinematográfico cuenta con 11 series spin-off).


Por eso mismo, nosotros al considerarnos innovadores y eclécticos a la hora de abordar el cine (planteando, desde nuestros inicios, formas novedosas de acercarnos a cine de todos los tiempos, estilos y países), tomamos la decisión de correr a la par con los nuevos tiempos y explayar nuestro contenido.

En otras palabras, seguiremos dedicándonos a impulsar el cine de formato tradicional –el de cartelera y el independiente–, pero, a partir de este nuevo año daremos también un espacio especial a aquellos formatos que han ido ganando peso en el presente: las series, las películas de streaming, y, por supuesto, la animación.

Éstas, pues, también son formas populares de imagen en movimiento y completan el significado del cine de hoy. Cinematosis, pues, se pone a la par con los intereses de su público e inaugura, junto con su nueva imagen, una nueva y más variada carta de contenidos y actividades.


¡Agárrate 2020, que Cinematosis  vuelve con todo!


Alexiel Vidam Ariza
Directora General y Editora de Cinematosis


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