Por: Alexiel Vidam
He terminado de ver la primera
temporada Merlí: Sapere Aude, nomás de pura nostalgia, pues la serie deja
mucho que desear.
Merlí —la original—sabía
combinar lo interesante con lo entretenido; lo complejo, con lo ligero; las
profundas lecciones de filosofía, con
los enredos amorosos; los problemas e inseguridades de “adulto”, con los
fantasmas clásicos de la adolescencia. Era
una serie sobre filosofía real en formato amigable, en la que un grupo de
jóvenes muy distintos entre sí, plasmaban, en la vida cotidiana, las lecciones de
su ingenioso e irreverente maestro.
Merlí (2015 - 2018) |
En contraste, el spin-off
protagonizado por Pol Rubio (Carlos Cuevas) sobreexplota el tema de los rollos
amorosos, manejando el erotismo, además, de una manera forzada (arrancando
con un primer plano al culo de Carlos Cuevas en el minuto 1 del capítulo 1). La filosofía, queda en tercer plano; se
utiliza como excusa para mostrarnos a Pol en su etapa universitaria, pero
siempre con una mirada superficial y cero detallada.
Escena en la que el protagonista se masturba con un rotulador. |
En cuanto a los nuevos personajes, tenemos a un grupo de estudiantes con
poco carisma y bastantes clichés: una argentina disforzada, una “mosquita muerta”, un chico timidón (como Joan al
principio de Merlí, pero sin su
inteligencia) y un niño rico engreído (otro “chulo” como Pol, pero con más
billete).
De éstos, el único que genera momentos de simpatía es Biel (el timidón) —interpretado por Pere Vallribera—, pero al compararlo con Joan, queda bastante desteñido. Minerva —Azul Fernández— (la argentina disforzada) pretende romper con los tópicos clásicos de sus paisanos… pero resbala constantemente en esos tópicos (el chiste se cuenta solo cuando le preguntan qué estudia y ella responde “soy Argentina”).
De éstos, el único que genera momentos de simpatía es Biel (el timidón) —interpretado por Pere Vallribera—, pero al compararlo con Joan, queda bastante desteñido. Minerva —Azul Fernández— (la argentina disforzada) pretende romper con los tópicos clásicos de sus paisanos… pero resbala constantemente en esos tópicos (el chiste se cuenta solo cuando le preguntan qué estudia y ella responde “soy Argentina”).
La nueva profesora, es María Bolaño (María Pujalte). Ella pretende
ser “la nueva Merlí”. Al igual que su antecesor, ella tiene bastantes problemas
con su rol como madre, y una peculiar manera de enseñar que pasa por alto la
corrección; sin embargo, no cuenta con
la simpatía de Melí.
Merlí era un tipo poco ortodoxo, pero al mismo tiempo era alguien gracioso, carismático, sarcástico y tierno a la vez; que además—y muy a su modo— demostraba constantemente el amor hacia sus alumnos. María, por el contrario, es una mujer amargada, con sentido del humor agresivo, y que parece ejercer más por ego que por vocación. A pesar de su irreverencia, además, no posee la creatividad de Merlí a la hora de abordar los temas.
Merlí era un tipo poco ortodoxo, pero al mismo tiempo era alguien gracioso, carismático, sarcástico y tierno a la vez; que además—y muy a su modo— demostraba constantemente el amor hacia sus alumnos. María, por el contrario, es una mujer amargada, con sentido del humor agresivo, y que parece ejercer más por ego que por vocación. A pesar de su irreverencia, además, no posee la creatividad de Merlí a la hora de abordar los temas.
De los antiguos personajes,
obviamente aparece Pol, quien sigue siendo el mismo, sólo que más abierto
con su sexualidad. Aparte de él, Bruno
(David Solans) es el único que parece tener un papel importante. Digo
“parece”, porque si bien aparece con
frecuencia, su rol no queda para nada claro; lo único que hace es armar
escenitas de celos y meter cizaña.
La Calduch (Anna Maria Barbany), uno de los personajes más geniales de
la serie anterior, aparece aquí también,
pero en su versión apagada. La Calduch era esta mujer histriónica,
sarcástica, egocéntrica, desenfadada, pero también amorosa; fue el puente
perfecto para la relación Bruno-Merlí.
El solo hecho de verla en escena o escuchar sus expresiones, era un tremendo placer. Aquí, lamentablemente, no escuchamos una sola de sus memorables frases (no, no hay eso de “¡Súbete aquí, y verás Canterbury!”). La Calduch se encuentra deprimida por la muerte de Merlí… y se entiende, pero ha perdido toda su gracia.
El solo hecho de verla en escena o escuchar sus expresiones, era un tremendo placer. Aquí, lamentablemente, no escuchamos una sola de sus memorables frases (no, no hay eso de “¡Súbete aquí, y verás Canterbury!”). La Calduch se encuentra deprimida por la muerte de Merlí… y se entiende, pero ha perdido toda su gracia.
Extrañamos a la antigua Calduch... y a Merlí ni se diga (snif, snif) |
Además de ellos —casi por default— aparece el padre de Pol, quien ahora tiene una relación con Gloria (Assun Planas) —la profe de artes en el insti— y viven juntos. Estos dos personajes —sobre todo el padre—, a pesar de ser bastante secundarios, tienen algún momento interesante que le da una pincelada de profundidad a la serie.
El propio Merlí (Francesc Orella) aparece, pero sólo durante unos minutos en el primer capítulo, como parte del recuerdo de Pol; es una dosis muy pequeña pero potente de nostalgia, directa a nuestros corazones.
La parte más emotiva y significativa de esta mediocre serie...¡Te extrañamos, Merlí! |
Con todas las fallas ya
mencionadas —que no se compensan con pinchazos nostálgicos—, Merlí: Sapere Aude, es necesario mencionar las imperdonables y garrafales fallas de investigación, y con
esto, me refiero a la representación de los extranjeros. No sólo Minerva es un
cliché andante, sino que las imitaciones
de acentos son sencillamente terribles.
Se supone que Ángel —el amigo de Bruno— es venezolano, pero parece más andaluz, y Amy —la compañera de piso de Minerva— supuestamente es americana, pero presenta un inglés completamente masticado y cargado de seseos. Esto, a quienes no somos españoles —o a quienes investigamos un poquito—, nos genera un ruido insoportable.
Se supone que Ángel —el amigo de Bruno— es venezolano, pero parece más andaluz, y Amy —la compañera de piso de Minerva— supuestamente es americana, pero presenta un inglés completamente masticado y cargado de seseos. Esto, a quienes no somos españoles —o a quienes investigamos un poquito—, nos genera un ruido insoportable.
Esperemos que las cosas mejoren para la siguiente temporada…
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