domingo, 19 de agosto de 2012

La Marquesa Libertina



Por: Alexiel Vidam

La Marquesa de Merteuil es uno de los personajes más perversos pero también de los más seductores con los que me he topado a través de mi historial como cinéfila. Es una mujer apasionada, intensa e inteligente como ella misma, pero posee un corazón lleno de perfidia, sentimientos de venganza y crueldad.

Ella, interpretada por Glenn Close en la película Dangerous Liasions (Amistades Peligrosas), es una libertina francesa del S. XVIII, que disfruta de realizar estrategias de corrupción entre los miembros de la corte, especialmente entre aquellos que destacan por su virtud. Su mano derecha, amante, y mejor aliado, es el Vizconde de Valmont (John Malkovich), hacia quien prodiga sentimientos encontrados: por una parte, una profunda atracción que ella se atreve a llamar amor, y por otra parte, un odio igual de desenfrenado. ¿El motivo? Que éste “aligerase” su antiguo affaire casi simbiótico, convirtiéndolo en una suerte de “amistad con beneficios”.  Ella siente, por este motivo, en una suerte de duelo contra él, el cual espera ganar mediante todas las manipulaciones posibles; de modo que se desencadena entre ambos una fuerte lucha de voluntades y de maquinaciones maquiavélicas.


La Marquesa no es una rival en absoluto fácil. Su oscura inteligencia le ha permitido por años vivir bajo la máscara de mujer virtuosa frente a la sociedad, tanto así que las damas de alta sociedad, entre ellas su prima, Madame Volanges (Swoosie Kurtz), recurren a ella para pedir consejo cuando se trata de educar a sus hijas. Es mediante la instrucción de Cécile Volanges (Uma Thurman), hija de la ya mencionada prima, que la Marquesa idea un complejísimo plan de venganza en contra de Valmont, y de otro antiguo amante, el Señor de Bastide. Bastide pretende casarse con Cécile, y Merteuil está dispuesta a robarle hasta el mínimo rasgo de castidad a la muchacha, para convertir a Bastide en el hazmerreír de la nobleza. Le encarga a Valmont la labor de corromperla, quien inicialmente se niega por encontrar la tarea demasiado sencilla.

No obstante, para beneficio de la Marquesa, Valmont está encaprichado con corromper a la virtuosa Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer), y para conseguir su objetivo, necesita de su ayuda, de modo que termina aceptando el encargo de la Marquesa, a cambio de que ésta acceda a volver a acostarse con él. Ella acepta sólo a cambio de que, una vez logrado su objetivo, él le pruebe por escrito, que la Marquesa de Tourvel efectivamente ha caído en sus redes.

El problema de Valmont está en que una mujer nunca perdona una estocada al corazón… o a lo más parecido al corazón, en el caso de la Marquesa (que vendría a ser el ego), y cuando él se muestra enamorado de su víctima, la Marquesa, en la cima de sus celos, consigue culminar la estrategia perfecta para provocarle el más profundo dolor jamás sentido.

Sin duda,  la Marquesa de Merteuil, es la viva imagen de la hipocresía y el libertinaje de la alta sociedad prerrevolucionaria. Quienes hayan tenido la oportunidad de leer al Marqués de Sade, sentirán que ella cabría perfectamente en una de sus novelas. Es una mujer llena de “capas” y de intrigas, un personaje delicioso y detestable a la vez… capaz de hacernos experimentar hacia él, los mismos sentimientos encontrados que guarda hacia los otros.

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viernes, 17 de agosto de 2012

Vuelve el Caballero de la Noche



Por: Juan Velarde

Batman: El Caballero de la Noche Asciende, es mi película de súper héroes favorita.  Es difícil hacer la continuación de una película que fue amada por la crítica y el público, y a la vez hacer a la última competir con la anterior, aunque sea de la misma serie. El Caballero de la Noche (2008) fue una película que marcó por varias razones: La primera, que le puso seriedad al comic en la pantalla grande, segundo, que la actuación de su villano ganara un Oscar postmortem.  Heath Ledger como The Joker, fue un personaje controversial ya que la propia naturaleza maniática del personaje se vio reflejada en la misteriosa muerte del joven actor.  Posteriormente, como ya hemos mencionado, ganó un Oscar por su papel, el cual le adicionó publicidad no comprada a la película.

Y ahora, con el final de esta trilogí,a podemos decir que Nolan logró el sueño de todos sus fans ya que es de alta satisfacción la manera con que concluye este largo complejo relato.

Quiero dar crédito a Anne Hathaway, que me tenía preocupada con su papel para esta película.  Nunca he sido muy fan de personajes femeninos como súper héroes, las prefiero como Louis Lane en Superman, donde ella es la motivación de nuestro protagonista. Sin embargo, la manera en que el personaje fue desarrollado, aunado a la actuación de esta joven actriz, nos da un personaje que satisface y excede cualquier expectativa que pudiéramos esperar en esta particular historia. Los personajes secundarios como Fox, Alfred y Gordon siguen el curso habitual, no hay sorpresas.   Dos personajes nuevos que vale la pena mencionar por su gran trabajo son Miranda (Marion Cotillard) y Blake (Joseph Gordon-Levitt) los cuales dan un buen giro a la trama. Blake funciona bien porque tiene muchas similitudes con Bruce Wayne; Miranda juega el rol de una nueva relación amorosa con el ahora más envejecido protagonista.

Finalmente me encantaría decir que, aunque me encantó la película, hay varios temas que sencillamente no logro cuajar; creo que el personaje de Bane debió ser más explotadoSe trata de un villano que amenaza  Ciudad Gótica; por lo tanto, debió tener más fondo, más peso.

No puedo recomendar más esta película ya que para hacerlo tendría que meterme un poco más en la trama y no creo que sea justo para los lectores arruinarles el final.   Recomiendo ver Batman Inicia (Batman Begins) antes de ver este último filme, ya que hay conexiones importantes en la trama que sería bueno tener frescas en la memoria.


*Post original: https://therepublikadotnet.wordpress.com/

martes, 7 de agosto de 2012

Bati-Tips



Por: Alexiel Vidam

Los superhéroes están de moda, y esta vez le tocó el turno a Batman. Colgándonos del reciente estreno de Batman, el Caballero de la Noche Asciende, les presentamos una serie de datitos curiosos acerca de las películas que se han realizado, hasta hoy, sobre el hombre murciélago.

¡YO soy el Joker!

A Jack Nicholson, le cayó como un baldazo de agua helada la aparición de un nuevo Joker (interpretado por Heath Ledger) en 2007. Segurísimo de conocer al personaje como la palma de su mano, el reconocido Joker de Tim Burton esperaba ser invitado a realizar el papel también esta ocasión, lo cual no sucedió. “Estoy furioso. Ellos nunca me preguntaron sobre una secuela con el Joker. ¡Sé como hay que hacerlo! Y nadie me ha preguntado nada”… Ni modo Jack, recuerda que el que se pica, pierde.


¡Santa Cachucha!

¿Recuerdan aquel colorido y –admitámoslo- ridículo Batman de los años 70? Sí, sí, ése que estaba lleno de onomatopeyas (Pim! Pam! Bang!) y que empezaba con una cancioncita que decía “Batmaaaaaaaan tararararara-rararararararara Batmaaaaaaaaaaaaaan (8)”. Seguro que sí, porque fue un clásico… lamentable, pero clásico al fin y al cabo. Bueno, les contamos que Adam West, intérprete de aquel Batman subidito de peso, se tomó tan pero tan en serio su papel de Batman, que cuando Tim Burton eligió a Michael Keaton para el papel del superhéroe, envió cientos de cartas de aficionados a Warner Bross, pidiendo para sí mismo el papel del nuevo Batman (por supuesto que todas las cartas fueron escritas por él). Nicholson no era el único picón…


El “Epic Fail” de Di Caprio

En la saga anterior, Christian Bale fue choteado para el papel de Robin, quien finalmente fue interpretado por Chris O'Donnell. Sin embargo, mientras que Bale se ganó su papel de Batman en la nueva saga, a Leonardo Di Caprio le ocurrió todo lo contario. Este último también se presentó para el papel de Robin en la saga anterior, y fue vilmente choteado. Para esta nueva saga, Di Caprio postuló al papel de John Blake… y fue nuevamente choteado. Epic Fail… y se darán cuenta de que es un “Epic Fail” con roche cuando  hayan visto la nueva película de principio a fin.


La Gata Hathaway

Parece que Anne Hathaway quedó con la marca del gato. Hace algún tiempo, fue elegida para interpretar a La Gata Negra (Felicia Hardy) en Spiderman 4 (la película de Sam Raimi que finalmente se canceló)… ahora, es la nueva intérprete de Gatúbela, luego de imponerse ante rivales de la talla de Natalie Portman, Rachel Weisz, Keira Knightley, Jessica Biel y Blake Lively.


Diseños de Batimóvil

Batimóvil de 1966
Si bien el hombre murciélago utiliza distintas formas de desplazamiento (planea, va en auto, en nave aérea, en moto, etc.), su medio de transporte más fiel es, sin duda, su Batimóvil. Éste, al igual que su dueño, ha ido cambiando de aspecto y de personalidad (porque este auto tiene personalidad) en las diferentes versiones de Batman.

Allá por los años 60, en aquella lamentable serie de TV que mencionamos líneas arriba (y que contó con su versión cinematográfica), el Batimóvil estaba basado en un Concept Car de Ford Motor llamado Lincoln Futura, construido en 1954.

Batimóvil de Tim Burtom
Tim Burton, quien acabó con los colorinches e impuso un Batman oscuro y ambientes Art Deco, nos presentó un Batimóvil enorme, largo, bajo y liso, que combinaba elementos de autos de 1930 (como el Bugatti Tipo 57) con partes de modernos coches de carrera (como el Porsche 962), y todo ello montado sobre el chasis de un Chevrolet Impala. El motor, era, ni más ni menos, que una turbina de jet, alimentada por un combustible especial de gasolina y parafina.


Batimóvil de Joe Schumacher
Joel Schumacher, quien continuó la saga en los 90, nos presentó un nuevo Batimóvil, criticado en numerosas ocasiones por su diseño fálico. Esta versión del Batimóvil era más kitch que el de Burton. Incluía luces en las llantas, laterales, capó y alerones con forma de alas, además de un gancho que le permitía escalar paredes. Tuvo, además, un motor de alto rendimiento Chevrolet 350 ZZ3 con una alta compresión de 345 caballos de fuerza (257 kW). Para construir el cuerpo de este auto, se utilizó fibra de carbono, material que normalmente es utilizado para vehículos de fórmula uno y aviones de combate F-16.

Batimóvil de Christopher Nolan
Finalmente, el Batimóvil de Nolan, también conocido como “Acróbata” (“Tumbler”), tiene una apariencia radicalmente distinta a la de sus antecesores. Para crearlo, se “fusionó” un Lamborgini con un Humvee y un tanque de guerra, diseñándosele acorde con el interés de Nolan de que el nuevo “auto” fuese más acorde con la imagen real de un vehículo de batalla, dejando de lado las motivaciones estéticas de las películas anteriores.

domingo, 5 de agosto de 2012

Big Brother is watching you…



Por: Alexiel Vidam

Acabo de terminar de ver 1984, de Michael Radford, basada en el libro 1984 de George Orwell, que, dicho sea de paso, terminé de leer un día antes de volver a ver la película (la había visto hace varios años, pero admito que aquella vez me quedé dormida en algunas partes). Esta segunda vez, la película me gustó más, porque pude reconstruir aquellas escenas que ya había imaginado durante la lectura del libro. Debo decir que Winston y Julia están muy bien retratados en cuanto a su apariencia física y expresiones. Sin embargo, al momento en que decimos que la película no gustó tanto de manera independiente (vale decir, antes de leer el libro), reconocemos una serie de deficiencias por parte de la misma…

Un poco de historia

En el  universo de 1984, el mundo está dividido en tres grandes potencias: Oceanía, Eurasia, y Estasia (o Asia Oriental), que se encuentran en guerra permanente. La película se desarrolla en la nación de Oceanía, donde un gobierno totalitario controla la vida de las personas  mediante “telepantallas” a través de las cuales, el Gran Hermano, representante máximo Ingsoc (partido único), vigila cada una de sus acciones. Los ciudadanos, además, son continuamente expuestos a propaganda política que pretende encandilar su odio hacia los extranjeros y su amor y fe ciega en el Gran Hermano, y en  los designios del Partido.

El protagonista, Winston Smith (John Hurt), es un empleado del Ministerio de la Verdad, dedicado a alterar las noticias y libros de Historia a conveniencia del Partido. El gran dilema de Smith, consiste en su capacidad de reflexión… en su poder de discrepar, en silencio, con lo establecido. El poder de pensar, es considerado como el más grave delito en la sociedad de Oceanía, es el delito llamado “crimental” o “crimen del pensamiento”, por el cual uno es penalizado con la muerte y “vaporización” de todo vestigio de su existencia.

Distopía Literaria Vs. Distopía Fílmica

Logotipo y lema de Ingsoc (el Partido)
No soy de la idea de que el libro siempre supera a la película (a pesar de que mi pasión por la literatura le lleva unos cuantos puntos a mi pasión por el cine). Hay casos en los que eso es discutible, y casos en los que sí, pienso que la película supera a la obra literaria en varios aspectos. En el caso de La Naranja Mecánica, por ejemplo, me cuesta elegir, pero en el caso de La Máscara de la Muerte Roja, adaptación del cuento de Edgar Allan Poe, me atrevo a decir que la película supera a la versión literaria. Sin embargo, en este caso, sería una necedad no admitir que el libro se la lleva de encuentro. Éste no sólo engancha desde el principio, sino que nos brinda una serie de detalles que enriquecen el texto, y que muchas veces son necesarios para comprender a fondo la obra. Las ideas políticas de Ingsoc y de la resistencia, son ahondadas a fondo aquí, por el contrario de la película, donde todo lo que conocemos acerca de Ingsoc, es su política de control y sus tres lemas (que en ningún momento son ahondados): “LA GUERRA ES LA PAZ. LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD. LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”.
Winston y Julia

Cuando vi el filme por primera vez, me pareció confuso. No me quedó muy claro cuál había sido el máximo crimen de Winston, pues nunca se explicó bien la naturaleza del crimental; lo único que quedó claro, es que él se había acostado con Julia (- Suzanna Hamilton- una miembro del Departamento de la Novela) y que eso no le gustaba al Partido (éste buscaba erradicar el orgasmo e imponer la reproducción In Vitro –el motivo no se da a conocer en esta versión-). Sabemos que Winston piensa distinto, sí, y que eso va en contra del Partido, pero nunca se llega a sentir el verdadero peso de este “crimen”; el miedo de Winston a la hora de escribir un diario no está bien representado, ni se explica cómo es que la telepantalla no lo descubre, estando tan cerca de él. En el libro, este miedo está muy bien descrito, así como las medidas que toma Winston para evitar ser descubierto; percibimos todo su nerviosismo, su terror, y a la vez sus ansias desesperadas por expresarse, por descargar toda su ira contra El Gran Hermano.

Julia, por su parte, queda como un personaje mediocre. Somos capaces de percibir su modo de actuar ambivalente. Primero la vemos aclamando al Gran Hermano, y lanzando injurias contra Goldstein (su prófugo opositor), y luego la vemos retozando con Winston y dando a entender –mediante comentarios breves- que son prófugos de la “justicia”. Aun así, el personaje es hueco, está relegado al papel de musa del protagonista. No percibimos, como en el libro, su grado de rebeldía, la astucia con que se las arregla para sacarle la vuelta al partido, ni todas sus estratagemas para encontrarse con Winston (porque sí, ella es el cerebro estratega de los dos).

Julia (Suzanna Hamilton) y Winston (Richard Hurt)

Algo similar ocurre con O’Brien (Richard Burton), aquel miembro del Ministerio del Interior que intriga a Winston desde el primer momento. Al principio de la película, observamos un intercambio de miradas entre ambos. En la novela, Winston se manda toda una reflexión acerca de este corto intercambio; él siente que es capaz de entenderse con aquel miembro del Partido, y sospecha que quizás tampoco siente verdadero amor por el Gran Hermano. Winston confía en O’Brien, y piensa en él como un salvador, como un miembro de aquella Hermandad que complota contra el poder totalitario. En la película, O’Brien no aparece en ninguna de las reflexiones de Winston (reflexiones que, además, se ven seriamente recortadas); únicamente aparece al principio del filme, y luego hacia el final, cuando le entrega el libro “hereje” a Winston, con los principios de la resistencia (principios en los cuales tampoco llegamos a explorar en el filme, lo que sí sucede, y con mucha profundidad, en la novela).

O'Brien (Richard Burton)

En general, la versión cinematográfica tiene bastantes cavos sueltos, que uno sólo puede llegar a resolver (y nunca del todo), observándola detenidamente, con mucha paciencia, y más de una vez… prestando suma atención en cada expresión de los personajes, en cada silencio; hay que encontrarle sentido a este silencio, interpretarlo minuciosamente, pues en la novela, estos “vacíos” están cubiertos por una honda explicación de los sentamientos y sensaciones de los personajes, así como de sus ideologías.

Winston capturado por cometer el crimental.

Lo que hay que resaltar como positivo, en contraste, es que el director ha sabido darle el rostro exacto a cada uno de ellos. Uno lee el libro, cierra los ojos, y ve al Winston de la película (o una imagen similar); lo mismo sucede con Julia y con O’Brien. Los ambientes también han sido muy bien construidos; para nada es una de esas producciones que abusan de efectos especiales para recalcar en su carácter futurista (tengo entendido que fue gracias a una exigencia de la viuda de George Orwell, antes de dar el permiso); de ese modo, uno se centra más en los aspectos psicológico y político, y siente mucho más cercano el tema de la distopía, cuya opresión se respira en el ritmo en que se desarrolla la trama, y en el cromatismo opaco de las imágenes.

jueves, 2 de agosto de 2012

Y dijo el cuervo

Por: Efraím Suarez

¿Qué hacemos cuando la ficción, esa que nos estremece y nos hace imaginar sombras donde sólo hay oscuridad, toca nuestra realidad? ¿Cómo reaccionaríamos si los horrores imaginados por una de las mentes más grandes y macabras (literariamente hablando) de los últimos siglos comienzan a hacerse realidad? ¿Y si la persona que les dio vida en su imaginación, tuviera que contemplar el reflejo de lo que ha creado?

A principios de octubre de 1849, Edgar Allan Poe (John Cusack), abatido por la falta de ideas, la escasez de dinero y sus propios demonios, se enfrenta a una mente cuya percepción macabra del mundo le ha llevado a recrear las obras del insigne autor Bostoniano, en una serie de cruentos asesinatos que llenarán de sangre las calles de Baltimore. Ayudando a Emmett Fields (Luke Evans), investigador principal encargado del caso, Poe se enfrenta a una lucha contrarreloj en la que no sólo las vidas de personas inocentes y desconocidas dependen de sus actos, sino también la de su joven prometida Emily (Alice Eve), por quien termina haciendo un pacto con el diablo que le obliga a narrar, utilizando todo su ingenio, las tortuosas “hazañas” de su sanguinario alter ego.


Esa es la idea fundamental que el director,
James McTeigue (V de Vendetta, Ninja Assassin) nos quiere vender con El enigma del Cuervo (The Raven), una premisa atractiva si tenemos en cuenta lo atrayente que siempre ha sido el horror característico de Poe y la oscuridad que destilan sus escritos, algo que además McTeigue ha sabido compaginar con las misteriosas circunstancias de su muerte. Obras como Los crímenes de la Rue Morgue, El pozo y el péndulo, El cuervo, La caída de la casa Usher, El misterio de Marie Rôget, El corazón delator… se entremezclan en este trhiller que intenta mostrarnos la parte más oscura del ser humano, su locura y su decadencia…

Un poco de historia…

Poco se puede decir que no se conozca ya de Poe, todos conocemos sus obras y podemos nombrar muchos de sus relatos… incluso terminar algunos de sus versos (Como cuando durante la película el propio Poe pregunta: Y dijo el Cuervo…); pero menos conocidas son las extrañas circunstancias que culminaron con su muerte, y que son el punto de arranque a través del cual el film va tomando forma. Mientras que en la película se nos muestra un Poe abatido, ahogado en alcohol y sin ideas, en realidad, durante sus últimos días el autor Bostoniano se encontraba feliz, sobre todo debido a su próximo enlace con el amor de su juventud, Sarah Elmira Royster… O al menos fue así hasta que el simplemente desapareció de Richmond, reapareciendo días más tarde en Baltimore, delirando y con unos ropajes que no le pertenecían… Durante cuatro días estuvo en ese estado febril, gritando por un tal Reynolds (identificado posiblemente como el marinero en cuyas aventuras se basó para crear su única novela, La narración de Arthur Gordon Pym). Todos los informes, así como el certificado de defunción, desaparecieron sin dejar rastro, y la muerte de Poe quedó como otro de los grandes misterios sin resolver de la historia, poblando aún más la leyenda negra del autor.

A medio camino…


La película en sí, (por la que admito que estuve esperando ya que soy fan incondicional de las obras de Poe y escribí, en su día, un relato que recogía la misma premisa) peca de lo mismo que otras muchas de su género: el intento por ser más grandes de lo que son. El director ha intentado abarcar mucho más de lo que el guión le permitía, primando por una acción que muchas veces peca de innecesaria, dejando que la trama, ya de por sí escasa, flojee aún más. La estética, oscura o opresiva, cuidada en muchos detalles, pierde fuerza en los asesinatos, algo que ciertamente defrauda ya que en un título de estas características se espera que las muertes sean tan tortuosas como los relatos de Poe y en cambio vemos secuencias cortadas que carecen de la crudeza necesaria y que muestran asesinatos “light” aptos para los estómagos más sensibles.


La historia que McTeigue nos intenta contar se va desinflando a medida que pasan los minutos y, aunque se hace entretenida, no dispone de unos diálogos memorables o de trepidantes juegos de ingenio que nos dejen un buen sabor de boca.

En mi opinión, el guión pudo haber dado mucho más de lo que dio, pudo haber alcanzado cotas mucho más altas y adentrarse en los incomparables mundos brumosos de Poe… Trabajar con otros relatos menos conocidos pero igual de escabrosos, enseñar al espectador facetas de Poe que no conoce, o que no son tan conocidas como Hop-Frog o Ligeia, retorcer la mentalidad del asesino hasta el punto de sorprender al espectador a través del impacto visual, del mismo modo que Poe ya había hecho con nosotros a través de la imaginación.


En definitiva, se trata de una película que se quedó a medio camino entre una posible genialidad y un estrepitoso fracaso, tambaleándose peligrosamente entre uno y otro lado, aunque la crítica (siempre tan destructiva) sólo contempla el fiasco resultante; tanto es así que poco antes de su estreno ya había páginas que hablaban de lo mala que era.

Eso sí, si al igual que a mí te gustan las historias de Edgar Allan Poe, disfrutas con su prosa (o su poesía),  y no tienes grandes aspiraciones cinéfilas… esta película te resultará entretenida, ligeramente emocionante y hasta angustiosa en algunos puntos; algo que, pese a no haber alcanzado la recaudación necesaria (costó $ 26 millones y recaudó $ 22 millones) es lo que verdaderamente debe mover a una película: entretener al espectador.