martes, 31 de octubre de 2017

“La Luz en el Cerro”: Suspenso nacional que promete y cumple



Por: Andre Horruitiner

Cuando vamos al cine a ver una película nacional, generalmente nos encontramos con largometrajes que contienen historias o premisas recicladas: terrorismo o comedias de calle con humor obsceno; las hemos visto incontables veces. Es aquí que el director de cine Ricardo Velarde propone cambiar eso con un género poco tocado en el cine peruano: el suspenso.

Escrita, dirigida y editada por el propio Velarde, quien, junto a un destacado equipo técnico, así como un gran elenco actoral, nos demuestra que el cine peruano sí tiene potencial para crear largometrajes de calidad. De hecho, esta película se ha presentado desde 2016 en diferentes festivales de cine, entre ellos el Montreal World Film Festival y el Kolkata International Film Festival.



La historia se remonta en un pequeño pueblo del Cusco, donde a un talentoso practicante forense llamado Jefferson (Manuel Gold) y su compañero de trabajo, “El Chino” (Emilram Cossío) se les entrega –para su investigación- el cadáver de un pastor que ha muerto en extrañas circunstancias. Al mismo tiempo, vemos entrar en acción al actor Ramón García, con el personaje de “Padilla”, un policía de actitud rebelde pero siempre dispuesto a hacer justicia. Casi en paralelo, surge en el pueblo un antiguo y tenebroso mito, al cual la población atribuye el deceso del pastor.

Con respecto a las actuaciones, debo decir que Gold y García –como actores principales- hacen un gran trabajo. Gold es conocido mayormente por tener papeles cómicos, y su personaje de Jefferson no escapa de ese toque, pero el director Velarde no quiere que sea así todo el tiempo y sabe dónde colocar el contraste; el joven forense tiene ambiciones, al igual que un pasado turbio en el cual se refleja su relación con el policía Padilla (punto que se desarrolla de manera sumamente interesante).



Sobre el querido Ramón García podemos decir que interpreta a alguien que quiere hacer lo correcto, pero no siempre de lo lleva de la mejor manera y termina generándose más problemas.



Mario Velásquez, por su lado, en el papel de Belisario nos presenta a un muy verosímil y bien construido villano. Su personaje es un traficante de terrenos con una personalidad bastante fría, calculadora e intimidante. Su comunicación con Padilla genera tensión, pues todo indica que conoce sus debilidades y sabe utilizarlas a su favor.

Finalmente, está Carmen (Stephanie Orué), intrigante por su modo de actuar cero predecible y su actitud seductora. Encarna a la mujer maquiavélica que sabe utilizar sus atributos para conseguir lo que quiere.



En cuanto a las tomas, Velarde se enfoca en mostrarnos mayormente los paisajes naturales de la sierra, los cuales son vastos y nos hacen sentir todo el tiempo desconectados de la civilización. Tenemos también escenarios cerrados, como el lugar donde trabaja Jefferson, caracterizado por colores fríos y un ambiente oscuro que sugiere que la muerte se encuentra por doquier.

La música está compuesta Joni Chiappe con la colaboración de la banda de folk metal Chaska, mientras que los sonidos son trabajo Johann Merel y Edgar Lostaunau. Chiappe da momentos de tensión a lo largo de la película, aunque en las escenas de día juega con los paisajes para remarcar el aura de misticismo y grandeza que posee la sierra peruana. Chaska, por otra parte, se refleja en la actitud de Jefferson: Juvenil y rebelde, buscando destacar ante los demás.



Lo único que podría decir que no me agradó del todo fue la falta de profundidad en la historia de ciertos personajes. La interacción de Jefferson con Padilla tiene un historial y un significado en especial, pero hacia el final de la historia uno llega a sentir que queda más por conocer sobre la juventud del forense, así como acerca de los demonios internos del policía.


En conclusión, La Luz en el Cerro es un muy buen exponente del cine nacional, a pesar de su corta extensión. Juega con las perspectivas de los protagonistas y hace un muy buen uso de los mitos de la sierra dentro de su historia.




Ficha técnica

Dirección: Ricardo Velarde
Guión: Ricardo Velarde
Fotografía: Juan Durán
Reparto: Ramón García, Manuel Gold, Emilram Cossio, Stephanie Orúe
Música: Joni Chaippe, Chaska
Sonido: Johann Merel, Edgar Lostaunau
Edición: Ricardo Velarde
País: Perú
Idioma: Español
Año: 2016
Género: Thriller
Duración: 85 min.

jueves, 19 de octubre de 2017

“Blade Runner 2049”, la gran película de 2017 que nadie está viendo



Por: Octavio Valdez

Tengo que confesar que, cuando supe que se lanzaría una secuela de la clásica BladeRunner de Ridley Scott (1982), mi  primera reacción fue de escepticismo. Nos sobran ejemplos de secuelas malas… más aún, cuando hay un cambio de director; por fortuna, nos encontramos ante una muy honrosa excepción. Blade Runner 2049, dirigida por Denis Villaneuve, presenta una cinta que se nutre de su predecesora y la expande sin dejar de ser un filme que se sostiene por sí mismo, y cuyo disfrute no está obligado a ver la cinta anterior. 

Nos propone una historia concisa, personajes interesantes y un apartado visual espectacular donde el aspecto artístico no está subyugado a crear impresiones basadas en un escándalo visual frenético, sino en paisajes de contemplación y reflexión. Lo paradójico… es que si algo iguala la calidad de esta cinta, es  su rotundo fracaso en taquilla (algo que, por cierto, también le ocurrió a su antecesora).

Blade Runner (1982)

Blade Runner 2049 se ubica 30 años después de los acontecimientos narrados en la precuela. En aquella película, Harrison Ford interpretaba a Rick Deckard, un agente de la policía de Los Ángeles cuya tarea consistía en ubicar y exterminar a los “replicantes” (androides idénticos a los seres humanos). En esta ocasión Ryan Gosling interpreta a K otro agente de policía con la misma tarea de Deckard, aunque con una característica totalmente distinta de entrada: K es identificado como un replicante desde su presentación. De manera muy resumida y evadiendo spoilers, K tendrá que seguir las pistas de un caso cuyas implicaciones podrían alterar de manera permanente la relación entre humanos y replicantes, cambiando el curso del futuro.

El agente K, interpretado por Bryan Gosling

Aquí es donde es necesario aclarar que Blade Runner 2049 no es una historia de ciencia ficción caracterizada por muchas escenas de acción; es  más una historia de reflexión y contemplación, lo cual puede hacer parecer el ritmo de la historia algo lento en ocasiones (esto es adrede; la idea es ir descubriendo este mundo decadente y ver el efecto sobre sus personajes). Este aspecto fue el que más me gustó, dado que estamos rodeados de filmes de filmes de este género que al parecer ya volvieron una necesidad tener una escena de acción y explosiones por doquier.

Si bien aquí hay momentos de enfrentamiento físico, estos se resuelven de forma inmediata y más sutil. Como película de misterio, creo que su mayor triunfo es jugar con las expectativas del público y no dejar de mostrar sorpresas y bien armados giros argumentales. Cada uno de estos giros incrementa la curiosidad y reflexión del espectador. Sin querer ahondar más para evitar el spoiler, quiero remarcar en que la historia es el elemento más importante y resaltante de esta cinta.


Con respecto a sus personajes y actuaciones, Blade Runner 2049 se enfoca fuertemente en los cuestionamientos existenciales del protagonista, lo cual demanda un desempeño artístico considerable del actor. Ryan Gosling interpreta de forma muy satisfactoria al agente K, cuya travesía y cambios emocionales a medida que es afectado por la información que desentierra son perfectamente plasmados. 

Adicionalmente, las actuaciones como la de Ana de Armas como el holograma Joi y la del propio Harrison Ford, complementan de forma positiva la actuación protagónica, contribuyendo con interacciones dentro de una lógica verosímil y participando en el desarrollo de nuestro personaje principal. 

Por otra parte, el personaje menos logrado –a mi parecer- es Niander Wallace (Jared Leto), el actual magnate que dirige la fabricación de replicantes. Si bien Leto interpreta correctamente la actitud megalómana de un genio con la capacidad de casi replicar vida humana de forma artificial, motivaciones de mayor profundidad no pueden discernirse de los diálogos proporcionados por el personaje (lo cual vendría a ser un punto débil en el guión realmente).


Niander Wallace (Jared Leto)

En cuanto a los aspectos técnicos –elemento fundamental en este tipo de películas-, hay que resaltar la dirección de fotografía de Roger Deakins, mediante escenas casi monocromáticas, nos pinta una visión tan fascinante, como deprimente del futuro. Si Blade Runner en 1982 describía un mundo agonizante, su secuela nos muestra un mundo prácticamente muerto, donde abundan los grises, verde-azul muy oscuro y un naranja radioactivo. 

Otro punto importante a destacar es la importancia del alto contenido de efectos visuales realizados con mecanismos prácticos y la escasez de escenas generadas por computadora; esto aporta al filme mayor realismo y ayuda a una mayor inmersión por parte del espectador (dato curioso: hay algunas escenas que no creerán que no fueron hechas con gráficos a computadora). 

El componente de audio de esta película es increíble, Hans Zimmerman hace un trabajo impecable capturando el tono melancólico y tecnológico propuesto originalmente por Vangelis en 1982, pero sin dejar de crear una propuesta novedosa al mismo tiempo.



Finalmente, quisiera remarcar en que, desgraciadamente, y al igual que su predecesora, Blade Runner 2049 está siendo un fracaso rotundo en taquilla; un caso discordante en el que una buena película se ve afectada por gustos discordantes con el público (quizás por poca familiaridad con la primera película, o por la mala costumbre del cine netamente palomitero). Quiero invitarles a darse la oportunidad de ver esta película –de marcado valor artístico- en las salas de cine; la experiencia merece la pena.

Ficha técnica

Dirección: Denis Villeneuve
Producción: Broderick Johnson, Andrew A. Kosove, Cynthia Yorkin, Bud Yorkin
Producción ejecutiva: Ridley Scott, Tim Gamble, Frank Giustra, Yale Badick, Val Hill, Bill Carraro
Guión: Hampton Fancher, Michael Green
Idea original: Hampton Fancher (basda en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick)
Música: Hans Zimmer, Benjamin Wallfisch
Fotografía: Roger Deakins
Montaje: Joe Walker
Reparto: Ryan Gosling, Harrison Ford, Robin Wright, Ana de Armas, Jared Leto
País: Estados Unidos
Año: 2017
Idioma: Inglés

domingo, 15 de octubre de 2017

“Black Out 2022”, “Nowhere to run” y “Nexus Dawn”: tres imperdibles joyas del nuevo universo Blade Runner


Por: Alexiel Vidam

Si eres un verdadero fan de la clásica Blade Runner -como yo-, seguro ya viste Blade Runner 2049… o por lo menos la tienes agendada para verla 1, 2, 3… infinitas veces (por cierto, espera nuestros comentarios aquí en Cinematosis, que ya salen calientes ;) ).
                                                                                                                            
La hayas visto ya o todavía,  te recomendamos ver también los tres cortometrajes spin-off que sirven como puente entre esta nueva versión y su antecesora.

¿Qué si es necesario verlos para entender la secuela? Pues no, realmente, y por eso tampoco es tan relevante si los ves antes o después de ver la película, pero, definitivamente, son material rico, pues completan ciertos espacios, volviendo la experiencia total de Blade Runner –como universo- aún más gratificante.

Black Out 2022 se desarrolla 3 años después de la clásica Blade Runner.

Los responsables de estos cortometrajes son los directores Shinichiro Watanabe y Luke Scott. El primero, reconocido autor de animes de la talla de Cowboy Bebop y Samurai Champloo; también creador de los cortos Kid's Story y A Detective Story, de The Animatrix. Luke Scott, por su parte, juega también un papel importante aquí, al ser hijo de Ridley Scott, autor de la película clásica.

Como autor en sí, podríamos considerarle aún de poca trayectoria; fue director de segunda unidad en Exodus: Gods and Kings y en Misión Rescate -ambas dirigidas por su padre- y en 2016 debutó como director con la película Morgan. A pesar de ello, Luke Scott no decepciona en lo absoluto, realizando un trabajo impecable a nivel audiovisual, y generando un impacto final de intriga en los dos cortos que dirige.

Nowhere to run
Nexus Dawn

Ahora, ¿de qué van estos cortos? Básicamente, construyen situaciones previas a lo que vemos en Blade Runner 2049 y arremeten ferozmente con un mensaje de crítica social.

Black Out 2022, corto dirigido por Watanabe, está realizado en formato de animación –como podría esperarse-. Cuenta con una calidad gráfica excepcional y tomas que sorprenden con destacado realismo. En poco más de 15 minutos, Watanabe nos presenta la envidia y el temor de los humanos hacia los replicantes, lo cual desencadena en monstruosos actos de crueldad.

Los protagonistas, Iggy y Trixie, dos replicantes del tipo Nexus 8 (modelo con una esperanza de vida igual a la del ser humano). Ellos están buscando generar un “apagón” informático, borrando así la data que permite a los humanos rastrear a los replicantes y atentar contra sus vidas.


Nowhere to run y Nexus Dawn, de Luke Scott, más que desarrollar una historia, buscan clavar un golpe seco en el espectador. Con poco más de cinco minutos, se centran en generar una sensación de incomodidad, de asco y rechazo hacia nuestra sociedad salvaje.

Nowhere to run, es protagonizado por Sapper (Dave Bautista), replicante clandestino que sufre el rechazo colectivo luego de proteger a una niña y a su madre (la sensación que produce el final, es de desolación).

Nexus Dawn, por su parte, gira en torno al personaje de Wallace (Jared Leto), encarnación del lado más podrido del ser humano; un sujeto sin escrúpulos que provoca tanta vergüenza ajena como propia, al actuar como espejo de los instintos más bajos y primitivos de nuestra especie.




Para redondear, nos encontramos ante tres joyitas de este nuevo universo que se despliega para deleite de los amantes del género y especialmente para quienes consideramos a Blade Runner como una de las mejores historias distópicas que se hayan podido crear –si no la mejor-. Véanlos.

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viernes, 13 de octubre de 2017

“Los puentes de Madison”: historia de un encuentro fugaz (y eterno)



"No quiero necesitarte... porque no puedo tenerte."

Por: Alexiel Vidam

Ayer volví a ver una de esas pocas pelas románticas que realmente me atrapan y que –por si fuera poco-, pueden hacerme llorar: Los Puentes de Madison, una película de Clint Eastwood que cuenta, por cierto, con una de las más memorables actuaciones de Meryl Streep (mi actriz favorita por excelencia).

Por el contrario de mostrarnos un amorío chicloso y empalagoso, Los Puentes de Madison es capaz de estrujarte el corazón con un romance rebelde, maduro y bien cuajado. Es, además, una película que cuestiona los esquemas tradicionales acerca de la familia, la pareja, el amor, y los propios objetivos finales de la vida del ser humano.


La protagonista, Francesca (Meryl Streep) es una mujer que ha dejado su pueblo en Italia para casarse con Richard (Jim Haynie), un veterano de guerra norteamericano que hoy se ha convertido en un pacífico, esmerado, y bastante aburrido granjero. Francesca y Richard viven en Iowa, en el condado de Madison. Es un pueblo pequeño donde todos se conocen, donde todos se ayudan, donde nadie roba a nadie… pero también donde todos cuchichean sobre la vida de otros: uno de esos pueblos donde no hay mucho que hacer, y el aburrimiento se rompe, muy de cuándo en vez, con un buen –y muy desagradable- chisme.



La vida de Francesca transcurre monótonamente atendiendo a sus hijos adolescentes y a su marido, quienes no parecen tener mucho interés en comprender sus verdaderos deseos. Un día, Richard y los dos jóvenes parten hacia una feria fuera del pueblo, y Francesca –a solas en casa- recibe la inesperada visita de Robert Kincaid (Clint Eastwood), un fotógrafo de la National Geographic interesado en fotografiar los puentes cubiertos de la zona. La actitud desapegada y aventurera de Robert impresiona a Francesca, generando en ella una verdadera revolución interna, caracterizada por un nuevo descubrimiento de sí misma y fuertes interrogantes acerca de su vida actual y las decisiones que ha tomado (o que ha dejado que tomen por ella).




*ATENCIÓN  A SPOILERS*

Ciertamente, nos encontramos ante una historia de infidelidad, pero... ¿hasta qué punto podemos juzgar esta infidelidad? Francesca es una mujer frustrada por sus malas decisiones y su falta de carácter para imponer su voluntad. La parte de culpa que le corresponde, es la de haber dejado pasar demasiado tiempo. Todo indica que su esposo es –en el fondo- un buen tipo, pero también un sujeto egoísta y chapado a la antigua, incapaz de escuchar las necesidades de ella. Los hijos, han sido criados según el modelo del padre, que es el mismo que la propia madre se ha obligado a seguir y a transmitir.


Podríamos considerar a Francesca como una antiheroína feminista. Una mujer que, tarde, tiene un instante de rebelión y busca reafirmar su identidad, siguiendo sus propios deseos de pasión, afecto y libertad. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas; no le resulta fácil renunciar a una vida hecha y correr el riesgo de ser rechazada por la familia que ha formado.

El personaje de Robert, por otra parte, es encantador desde el primer instante: un sujeto carismático, divertido, desenfadado y galante. A pesar de ser un tipo solitario y sin ataduras, se muestra bastante considerado con Francesca, de modo que el romance se desarrolla de manera progresiva y según la tensión entre los dos se va volviendo cada vez más irrefrenable.



Vale decir que ambos protagonistas nos transmiten muy claramente sus sueños, frustraciones e inseguridades, y todo ello gracias al carisma y la flamante interpretación de los dos actores principales.

En cuanto a los aspectos técnicos, la película es sencilla, pero cumple con transmitir las atmósferas de pasión, libertad o tensión en los momentos indicados. La fotografía destaca en colores cálidos y tonos naranjas para enfatizar los momentos de emotividad y pasión.


Una de las escenas más memorables–a mi parecer- es aquella en la que Francesca enfrenta a Robert a fin de saber cuáles son sus sentimientos. Otra, y la más conmovedora, sin duda, es ésa en la que Francesca se encuentra con su marido en la camioneta y percibe a Robert observándola, como quien ruega que reconsidere, como quien trata de alargar los segundos de una despedida que espera que nunca llegue. Esa escena, que dura hasta el momento en que Robert cuelga del retrovisor la cadenita que le dio Francesca, y luego se resigna y parte para siempre, es la que nos pone a todos a llorar; es la que pone a Francesca a llorar y nos convierte en partícipes de su sufrimiento.


Una película sencillamente hermosa y hecha para cuestionar nuestros propios esquemas mentales, para dejarnos un simple, claro y contundente mensaje de fondo:  “Hagan lo que tengan que hacer para vivir su vida. Hay muchas cosas para ser felices”.


Ficha técnica

Dirección: Clint Eastwood
Producción: Clint Eastwood, Kathleen Kennedy
Idea original: Robert James Waller (de su novela Los puentes de Madison)
Guión: Richard LaGravenese
Música: Lennie Niehaus
Fotografía: Jack N. Green
Montaje: Joel Cox
Reparto: Clint Eastwood, Meryl Streep, Annie Corley, Victor Selzak, Jim Haynie
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 1995
Género: Drama romántico

jueves, 5 de octubre de 2017

“Madre!”: De amor (y otros demonios)



Por: Sergio Cueto

Aronofsky es un director acostumbrado a las críticas más feroces, a la polémica -recordemos El Cisne Negro o Réquiem por un Sueño- y a cierta incomprensión por parte de quienes no terminan de entender su peculiar visión cinematográfica y ésta no es la excepción. Se ha dicho que Mother! (“Madre!” en español) es "un cuento contado por un idiota lleno de ruido y de furia que no significa nada." Motivo para darle una oportunidad y sacar nuestras propias conclusiones.


El neoyorquino se ha convertido en uno de los directores contemporáneos más interesantes, pero también en uno de los más complejos.¿Es un pedante o un genio? ¿Estamos ante una obra maestra o el producto de un megalómano?

Madre! es compleja, demoledora, cruda, brutal, desmedida, pasional, metáfora del origen de la vida, temática que ya habíamos visto en The Fountain –otro de sus trabajos- en  2006, así como en Noe, Pi: El orden del caos y El Luchador.


En teoría, en esta parte, deberíamos estar haciendo un pequeño resumen, cero spoilers, sobre la cinta, pero resultaría inútil ya que lo importante no es lo que sucede en la película -catalogada de forma equivocada como "thriller psicológico"- sino la lectura que da el espectador acerca de las imágenes. Amado y odiado a partes iguales, Aronofsky no ha perdido la oportunidad de dejarnos con la boca abierta con este trabajo.


La sinopsis oficial de Madre! nos dice los siguiente: Trata sobre relación de una pareja puesta a prueba cuando reciben invitados inesperados a su hogar, creando fricciones en su tranquila existencia. ¿En verdad es sólo esto? La respuesta es un rotundo NO. Madre! es sólo una parte de la intrincada realidad que nos quiere contar Aronofsky.

Madre! nos lleva a explorar el drama íntimo de una pareja formada por un atormentado creador en busca de inspiración y una hermosa y sumisa mujer entregada a la tarea de reconstruir un hogar desde las cenizas, mientras ve cómo algunos extraños van profanando su obra sin que pueda hacer nada al respecto (más adelante comprenderemos a quiénes representan estos personajes).


La película deja lado las típicas estructuras del séptimo arte y juega con nuestra mente, sacándonos de nuestro lugar de confort y generando emociones dispares, una sensación de horror in crescendo, adornado con profundas metáforas que seguirá dando que hablar y continuará dando vueltas en nuestra cabeza.


Mientras que en sus anteriores películas se habían gestado durante años, el primer borrador de Madre!, Aronofsky escribió el guión de este filme en en sólo cinco días, luego de sentir una profunda rabia por lo que sucede en nuestro planeta: "Como especie, nuestro impacto es peligrosamente insostenible, pero seguimos viviendo en un estado de negación de perspectivas (...). Una mañana me desperté con este sentido de angustia e impotencia y vi esta película surgir como un sueño delirante".


Cada toque en la puerta, cada sonido del timbre, acelerarán nuestras pulsaciones. Sobresaltos, miedos, claustrofobia y agobio se mezclan aquí, para bien o para mal; la clave para entender -en la medida de lo posible- los mensajes que oculta es adentrarnos en la oscuridad de la casa.

¿Lo mejor? Las impecables actuaciones de Javier Bardem y Jennifer Lawrence, moviéndose en una atmosfera que nos recuerda a la clásica La Semilla del Diablo de Roman Polanski, mientras que Michelle Pfeiffer y Ed Harris se lucen como los misteriosos intrusos de la trama, generando un duelo interpretativo de aquellos con la pareja protagonista.


Otro punto importante es la dulzura con la que el director retrata a la protagonista y el verdadero e hipnótico mensaje que oculta a sus espaldas. El trágico poema de Aronofsky no es la película de terror que nos prometían, sino una agobiante cinta que transmite mucho más de lo que esperábamos. Es innegable el poder de la alegoría, la contundencia del mensaje, la forma en la que nos sorprende. Madre! no nos dejará indiferentes.


Ficha técnica

Dirección: Darren Aronofsky
Producción: Darren Aronofsky, Scott Franklin, Ari Handel
Guión: Darren Aronofsky
Música: Jóhann Jóhannsson
Fotografía: Matthew Libatique
Montaje: Andrew Weisblum
Protagonistas: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Michelle Pfeiffer, Domhnall Gleeson, Ed Harris
País: Estados Unidos
Año: 2017
Género: Thriller psicológico, Terror