Por: Alexiel Vidam
Checando la lista de
ganadores del Oscar, atrajo mi atención el afiche del ganador en la categoría “Mejor
Cortometraje de Animación”; me refiero a Bao, el corto de
Disney-Pixar dirigido por la canadiense
Domee Shi y estrenado en las salas de cine antecediendo a Los Increíbles 2. Desde este afiche, un
simpático bollito (más conocido en estos lares como “Min Pao”) asoma su cabeza
y dos pequeñas y pálidas manos desde una canastilla.
El encanto de este póster (que te roba el corazón al primer vistazo), así como la fama de la que se ha hecho Pixar como casa de filmes de animación inteligentes y sumamente conmovedores, me llevó de inmediato a ponerme en busca del corto en los más recónditos rincones del Internet.
El encanto de este póster (que te roba el corazón al primer vistazo), así como la fama de la que se ha hecho Pixar como casa de filmes de animación inteligentes y sumamente conmovedores, me llevó de inmediato a ponerme en busca del corto en los más recónditos rincones del Internet.
El corto, cuya
calidad animada es sencillamente exquisita, va sobre ciertos cambios que generan
un impacto fuerte en nuestras vidas, generándonos dolor e impulsándonos
desesperadamente a aferrarnos a lo ya conocido.
Ésta, pues, es la historia de una madre chino-canadiense, que, ante un natural alejamiento, termina adoptando y dando vida a hombrecito-Min Pao. Ella, pues, se convierte en la madre del hombrecito, con quien construye una tierna relación. Sin embargo, como en todo ciclo de vida, al nuevo hijo le toca crecer, y esto desencaja por completo a la madre, desencadenándose un acto crudo y desesperado.
Ésta, pues, es la historia de una madre chino-canadiense, que, ante un natural alejamiento, termina adoptando y dando vida a hombrecito-Min Pao. Ella, pues, se convierte en la madre del hombrecito, con quien construye una tierna relación. Sin embargo, como en todo ciclo de vida, al nuevo hijo le toca crecer, y esto desencaja por completo a la madre, desencadenándose un acto crudo y desesperado.
La reacción de la madre
deja en shock al espectador. Quizás
porque, a pesar de que comprendemos su dolor, en el fondo conservamos una
imagen idealizada de cómo deberían ser los padres.
Esto, sumado a la increíble expresividad que presenta el bollito -al cual acabamos percibiendo como a un ser humano- nos desgarran a un nivel en que no podemos evitar sentir cierto rencor hacia la madre.
Esto, sumado a la increíble expresividad que presenta el bollito -al cual acabamos percibiendo como a un ser humano- nos desgarran a un nivel en que no podemos evitar sentir cierto rencor hacia la madre.
Sin embargo, pronto el
guion nos sorprende con un nuevo giro que nos devuelve bruscamente a la calma,
que descubre la alegoría y nos
coloca nuevamente en una posición empática hacia la madre. De modo literal
o en silencio, lloramos con ella, abrazamos su sufrimiento y nos dejamos
abarcar por esas ganas tremendas de consolarle.
Sin duda alguna, Bao –“tesoro”, en Chino- se traduce en 8
minutos de purito arte de ese que te remece las fibras. Un Oscar muy bien
merecido.
Ficha técnica:
Dirección: Domee Shi
Producción: Becky Neiman-Cobb
Guión: Domee Shi
Música: Toby Chu
Fotografía: Patrick Lin, Ian
Megibben
Edición: Katherine Ringgold
Países: Canadá, Estados
Unidos
Género: Drama, animación
Duración: 8 minutos
*Para ver el cortometraje completo online, da click aquí.
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