miércoles, 25 de febrero de 2015

Ícaro alcanzó el sol

Ante todo pronóstico: el casi inesperado triunfo de Birdman en los Oscars


Por: Susana Anavitarte

El pasado 22 de Febrero del 2015, se llevó a cabo la ceremonia más esperada por el mundo del cine: los premios Oscar. Desde una irreverente aparición en calzoncillos por parte del conductor Neil Patrick Harris, hasta el maravilloso tributo a The Sound of Music, a cargo de la ahora sofisticada Lady Gaga, fue una premiación en su mayoría justa, predecible y para muchos… aburrida, quizás por su falta de gags o producción en las presentaciones musicales. Lo cierto es que, a pesar de esos traspiés, la mayoría ha quedado satisfecha con los respectivos ganadores en las diversas categorías. Pero fue precisamente la de Mejor Película, la que desató, tanto euforia en público latino, como críticas de muchos fanáticos que apostaban por Boyhood (sobrevalorada, para mí y para otros analistas).

Veamos, a continuación, por qué creemos que Birdman fue merecedora del máximo galardón.


El cast ideal: Lluvia de Estrellas

Alejandro Gonzalez Iñarritu junto a Edward Norton y
Emma Stone.
Combinar actores y actrices de trayectoria grande, con el riesgo dramático de apostar por los nuevos talentos, acabó por ser la elección más sabia.

Michael Keaton -Riggan Thomson- supo dosificar la grandeza de un experimentado artista, con la niñería de un principiante creído. Edward Norton rescató esa sensación de cuando eres joven y empiezas a hacerte conocido, e incrementó la arrogancia necesaria para que Mike Shiner nos caiga mal, y al mismo tiempo nos cause gracia. Zack Galifianakis aportó la dosis de sarcasmo y acidez, y Emma Stone brilló por su papel habitual de payasa “friki”. Además de esto, la química entre Naomi Watts y Andrea Riseborough evidenció un excelente trabajo, no sólo de pareja, sino de equipo en general.


Cada quien tiene su lugar: el desarrollo de la trama


Michael Keaton como Reggan Thomson (Birdman)

Fueron 8 grandes competidoras. Desde Stephen Hawking hasta un rudo director de orquesta, fueron reyes en la pantalla. ¿Qué es lo que Birdman tuvo que las otras no?

Whiplash
Whiplash también tenía en su repertorio actoral a dos figuras conocidas y uno que otro secundario aparecido alguna vez en series de TV. No se desmerece su trabajo en conjunto. Sin embargo, no vemos mucho de la vida personal de ellos; casi todo el conflicto se centró en la meta del joven baterista (Miles Teller) y los obstáculos que el director de orquesta (J.K. Simmons) le puso. Pero es sólo eso: No vemos más allá de lo que aparece en pantalla. En conjunto, la puesta en escena resulta tediosa y aburrida, ya que el humano normal no aprecia todo un filme por un sólo punto. La música es muy buena -el plato fuerte de la película-, pero en demasía llega a convertirse en algo irritante; más aun siendo de orquesta, sin letra.


La Teoría del Todo
Desde mi perspectiva, habría sido también justo que ganara LaTeoría del Todo. El tema central estuvo perfectamente desarrollado: el cómo es que Jane Wilde (Felicity Jones) -primera esposa del astrofísico Stephen Hawking (Eddie Redmayne)- se vuelve su centro y bastón de ayuda, dándole la contra a su enfermedad. Ni qué decir de sus actuaciones; fueron magistrales. Luego analizo bien el por qué no llegó a copar las expectativas del jurado, y se me ocurre que concentró mucho en la dolencia y cómo afectó a su círculo personal, descuidando los logros del científico (no se mostró a fondo sus aportes en el mundo de la astrofísica).

Boyhood
Ok. Hablemos de Boyhood. No es una película mala pero tampoco es extraordinaria. Esto porque el guión es riquísimo, muy bien hecho. En contraste, el casting no es tremendo y las interpretaciones nada fuera de lo común. Es como si tuviésemos los ingredientes perfectos pero no los cocineros indicados. Ethan Hawke actuó de sí mismo y Patricia Arquette recordó a sus frecuentes papeles de mujer sufrida en la TV. El protagonista, Ellar Coltrane, no dio un plus en su performance. Sí, tenía que ejemplificar a un adolescente desde que es niño hasta que empieza a madurar, pero un poquito de sello no le habría hecho daño al personaje. Los conflictos presentados fueron bastante débiles, la aparición del talento por la fotografía del muchacho sólo se vio casi al final, y las escenas en algunos casos eran tan prolongadas, que era inevitable cabecear en la butaca.

Birdman nos nutrió con un poco de todo: prestamos atención constante a Riggan Thomson, pero no nos olvidamos de Lesley, Laura, Brandon ni mucho menos de Sam o Mike. Y los otros personajes pequeños también tuvieron su minuto de fama. Pudimos conocer además los problemas personales de cada quien sobre las tablas de Broadway. Se enfrentan muchos de ellos en varias escenas y los recursos musicales y ambientales contribuyeron a las carcajadas. Quizás el guión era excesivamente americano, pero los artistas existen desde tiempos inmemoriales y se tiene los mismos prejuicios sobre ellos en todas partes; de modo que el tema unió a los fans de todos los países y continentes. Los efectos visuales no eran fantásticos, pero sí favorecían a maquillar y darle un distintivo al film. Los planos, aunque prolongados, tenían el ritmo preciso para disfrutar de la acción y permitir que observemos los detalles.


Basta de dramas, a la gente le gusta reír (y también criticar)



El drama, como género, no existe. Toda construcción ficticia actoral es un drama: Se asume que es un relato con inicio, conflicto, resoluciones y final. Pero siempre se dice que nadie quiere un drama en su vida. Por lo menos en muchos países latinoamericanos, el exceso de drama no es digerible. Los latinos nos caracterizamos, precisamente, por la alegría y la aversión al sufrimiento. Qué mejor que una cinta que juega con nuestros propios prejuicios, pero sin molestarnos o bajarnos la energía.



Porque en Birdman tenemos la típica premisa de “no seas actor/actriz porque todos son unos locos”. Los gags no son sólo de EEUU, son algo universal, como el repique de tambores o los personajes que miran extrañados cuando ven a otros peleándose tontamente; es fácil de asimilar. Porque la farándula todos la conocemos -queramos o no- y no es espinoso ubicar a los que la conforman (recordemos las mofas sobre Robert Downey Jr. O Ryan Gosling en el film). El elenco representa a cada tipo de persona o artista que existe en una colectividad o grupo social particular (nunca falta el que ya se cree ganador del Oscar por aparecer en un comercial). Asimismo, hace sarcasmos por los males habidos en esta “Tierra del Señor” (adicción a las drogas, infidelidad, maltrato familiar, enemistad profesional… y podemos seguir). Y finalmente, porque es tan irreal que nos conecta a esa parte del subconsciente que en más de una noche ha soñado con cuestiones insólitas - unicornios, hombres-ave, superhéroes, etc.-. Es una crítica a la sociedad gringa del siglo XXI, pero bastante digerible.


Invito a disfrutarla a quienes quienes aún no la han visto. Creen sus propias conclusiones. No sean simples mortales… sean Birdman. 

viernes, 20 de febrero de 2015

El vuelo de Ícaro


Para quienes inesperadamente ignoran qué es realmente “Birdman”


Por: Susana Anavitarte

Como pocas veces ocurre, me gané un pase doble para ir a la Premiere de Birdman (o La Inesperada Virtud de la Ignorancia), cinta nominada a 9 estatuillas de los Oscars, incluyendo Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Película. Mi poca pasión por enterarme de la sinopsis previamente, me hizo pensar: “¡Bien! Al fin una pela de superhéroes que llega por lo grande, con muchos galardones, así”. Desde meses atrás me había mentalizado y había visto por Youtube las repeticiones del plumífero héroe con su fiel águila y su alarido de guerra. Confieso, que quería ir disfrazada, ya que en los estrenos de otros superhero films, me había quedado con las ganas. Entonces un colega que ya la había en EEUU me advirtió: “Si no quieres que te usen para un Meme, checa en Wikipedia la sinopsis”. Gracias, anónimo colega; me salvaste de ser el próximo topic trend en las redes sociales. A lo que voy queridos lectores y lectoras, es a que no; esta película NO va de un superhéroe. Es mucho más que eso.

Hombre alado en decadencia

Riggan Thomson (Michael Keaton) es un actor en decadencia, conocido por haber interpretado 30 años atrás al mítico personaje del título. Él decide realzar su carrera con un protagónico en una obra de Broadway llamada What we talk when we talk about love, de Raymond Carver. Su vida es “nada fuera de lo común”: Está su preocupada ex esposa Griffin Murray (Amy Ryan); su hija Sam (Emma Stone), quien le sirve de ayudante; Laura (Andrea Riseborough), la mujer que no pasea de la mano -como ella quisiera-; su rival, el arrogante actor Mike Shiner (Edward Norton); y finalmente su insoportable ego, manifestado como una voz en su interior -la voz de Birdman-. Riggan tendrá que enfrentarse a todo lo que le impide despegar sus alas nuevamente,  a fin de conseguir un estreno teatral a lo grande.

Le acompañan también Lesley (Naomi Watts), una debutante en las tablas de Broadway ligada a Mike en el pasado, y Brandon Vander Hey (Zack Galifianakis), sarcástico e irreverente representante artístico cuya visión de los problemas es más light que su propio físico.

Choque de Titanes: Keaton contra Norton

Alejandro González Iñárritu nos brinda otra quemada de cerebro armoniosamente decorada con cámaras que persiguen a los personajes en casi todo momento. Hay momentos específicos en los que no se aprecia muy bien lo que se está enfocando; se trata de detalles que serán develados después, de modo que es necesario estar atento (cono para no parpadear o distraerse con la canchita).

El humor empleado es bastante “gringo”. Si no sabes siquiera quién es Ryan Gosling o por qué en la trama se burlan de Jeremy Renner, tienes dos opciones: o chequeas todo lo que puedas en Google, o simplemente no gastas tu tiempo y dinero intentando parar de pechito los diálogos. En la opinión de muchos críticos americanos, esta cinta no pegaría en países latinos, porque en ellos se suele considerar delicado hacer chiste sobre drogas, celebridades locales o relaciones de personas mayores con jóvenes -eso a Emma Stone no parece importarle, porque se las da de “Candy’” con Edward Norton en la pela-. Asimismo, el estilo de combinar la fantasía con la realidad puede marear y confundir.


A pesar de eso, el guión logró estremecer lo más profundo de mi corazón. Desde las bromas alusivas a las estrellas de Hollywood (“si no te gusta esa nariz, ¡Llamamos al cirujano de Meg Ryan!”), hasta los clichés en torno la sexualidad de los artistas -escenita picante entre Andrea Riseborough y Naomi Watts-, realmente nadie se salva. Quienes vayan a verla, tomen en cuenta que es un compendio exagerado de pensamientos comunes entre la sociedad, con respecto a lo que -para ella- son los artistas: unos renegados sociales que constantemente viven las situaciones  y el presente, pero sin vistas al futuro (al estilo Sanford Meisner… la gente actoral me entenderá).

Algo curioso de este filme es el uso del repique de tambores asociado a todo gag o momento gracioso. Cuando Riggan suelta sus “superpoderes”, un sonido profundo incrementa la ira o el delirio del actor. Vale decir que la creación del traje de Birdman me pareció genial; aunque no es igual al que aparece en el cómic, conserva la esencia del mismo; pareciera que en cualquier momento va a mostrar sus habilidades extrahumanas.



Mi topic favorito: Las actuaciones

Michael Keaton renace como fénix encarnando al ego centrista y caótico Riggan. No es un personaje común y silvestre. No. No solo por sus súper “normales” alucinaciones -la toma más emblemática es la de él levitando y escuchando a su “Birdman­” interior; también porque, a pesar de lucir como un loco de atar, está más cuerdo de lo que todos creemos. Él no quiere simplemente llenarse los bolsillos y acaparar los tabloides con algún escándalo; quiere algo más que las vanidades materiales no van a darle: la gloria. Hay momentos en los que uno siente que el personaje pierde peso, al mantenerse demasiado tiempo en el estado de desconcierto y desesperación; pero cuando la película alcanza el pico más alto, vemos esa transformación de Ícaro -hombre alado- a artista. Una bella metáfora, sin duda.

Por otra parte, siempre me he considerado admiradora de Edward Norton. Creo mucho en su capacidad camaleónica para inmortalizar a diversos personajes. Aquí, me hizo confirmar que lo suyo también puede ser la comedia. Mike es el típico estereotipo de actorcito de moda que, como tiene una vasta experiencia y a los medios comiendo de sus manos, cree tener derecho a lo que sea. En cierta parte del film menciona algo interesante sobre “necesitar experimentar y sentir lo mismo que su personaje en escena viviría”. Su excentricidad no tiene límites -ordena una cama extraña para “su construcción dramática”- y mucho menos su descaro. No solo trata peor que una basura a Lesley (Naomi Watts) -quien irónicamente fue quien le convocó a la obra-, sino que además pretende algo con Sam. Representa al peor tipo de “divo” que pueda existir: cambia sus diálogos, se broncea con una cama solar, y puede llegar a tener sexo en vivo con tal de que su actuación sea creíble.                                                                                                                                                                                       
                                                                     
De Naomi Watts solo puedo decir: ¡bravo! La rubia ojiazul, conocida por su papel en El Aro y en Lo Imposible se aleja del drama y apuesta por un poco de risas. Su actuación no habrá sido la más resaltante y brillante, pero denotó una excelente química con el resto del elenco. Lesley es la eterna actriz en ascenso, que a pesar de que ha conseguido lo que tanto anhelaba -llegar a Broadway-, siente un vacío profundo. Quizás debido a su fracaso amoroso con Mike, o porque se cree menos de lo que realmente es. Rescato un dialogo a propósito de esto:


- (…)  Creo que no tengo autoestima.
- Eres actriz, cariño.

(Laura a Lesley en los camerinos)

Andrea Riseborough complementa la carga emotiva al personificar a la novia -¿o amante?- de Keaton, la tierna Laura. Ella siente que el amor a la actuación y a la fama de Riggan, es más grande que el que dice sentir por ella. Es la “otra”, la que no figura y no tiene un espacio en su vida. La escenita “hot” con Lesley es también un acertado estereotipo de la percepción liberal que se tiene de los artistas: no le hacen asco a nada ni a nadie.


Apariciones como las de Zack Galifianakis o Lindsay Duncan dan risa porque son el sarcasmo en carne y hueso. El primero interpreta a Brandon Vander Hey, el representante de Riggan, que también está encargado de velar por la obra. La mayor parte del tiempo se encarga de soltar faltosas bromas con respecto a las estrellas de Hollywood como “(…) no, para variar, Robert Downey Jr. Está grabando Los Vengadores… ¿o Ironman? Lo que sea, pero al fin hace algo”. Su personaje no tiene nada de innovador, ya que es el mismo actor de televisión y stand up comedy que lleva su forma de ser a la pantalla grande. Lo bueno es que no hastía porque sus apariciones son cortas. Duncan personifica a la cruel y ácida crítica de teatro Tabitha Dickinson, que aunque breve, se lleva las palmas y carcajadas de cualquiera. Ella misma lo dice: va a destruir a Thomson a como dé lugar así no haya visto la obra. Detesta a esos actores que creen ser el centro del universo y se creen indispensables; piensa ninguno de ellos puede escenificar lo que realmente es “arte”.

Finalmente pero no por eso menos, Emma Stone. Sinceramente, su personaje -Sam- es bastante orgánico y muy honesto. Ese humor oscuro sobre su vicio -las drogas- esconde algo desgarrador. Su físico es graciosamente “dark”-Lesley la tilda de “perturbadora” en cierto momento- y eso contribuye a la carga cómica. Su química con todos los actores y actrices es impecable. No obstante, siento que no ha cumple ningún reto, ya que anteriormente le he visto en comedias románticas con alguna interpretación similar. La escena final del film donde ella aparece, es muy significativa; recomiendo prestarle atención.

Rocas finales

Me he explayado bastante pero no es una película fácil de describir. Al fin y al cabo entreteje varios temas como el de la vida de los actores y actrices, y esas viejas glorias que tratan de sacar a flote. Habla de esas veces en que todo parece perdido y hay que apelar a otros ases bajo la manga (como hacer escándalo o simplemente creer en nuestro “yo supremo” interno). Thomson logra mucho a costa de su matrimonio y de su relación tortuosa con su hija. Mike asciende porque no le interesa lo que piensen de él, lo cual ensucia su imagen personal. Laura cree que, dejando de lado su amor propio, conseguirá ser valorada como merece. Y podemos seguir escribiendo más de lo mismo.



Eso es “Birdman”: una historia del amor en todas sus facetas; el amor a la profesión, al triunfo, a otros, a la familia, a los hijos… a uno mismo. De cómo puede alimentar pero a la vez destruir; porque “de eso hablamos cuando hablamos de amor”. Gracias Raymond Carver. Gracias Iñárritu. Gracias Keaton y gracias Norton. 


Ficha técnica:

Dirección: Alejandro González Iñárritu
Producción: Alejandro González Iñárritu, John Lesher, Arnon Milchan, James W. Skotchdopole
Guión: Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris, Jr. Armando Bo
Música: Antonio Sánchez
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Montaje: Douglas Crise, Stephen Mirrione
Reparto: Michael Keaton, Edward Norton, Emma Stone, Naomi Watts, Andrea Riseborough, Amy Ryan, Zach Galifianakis
País: Estados Unidos
Año: 2014
Género: Comedia negra, Drama
Duración: 119 minutos
Idioma: Inglés
Compañías Productora: Regency Enterprises



sábado, 14 de febrero de 2015

50 sombras de pura trafa: El hijo porno de Crepúsculo



Por: Alexiel Vidam

50 Sombras de Grey por aquí50 Sombras de Grey por allá… He visto memes, comentarios, sorteos de entradas y el dichoso póster de la película dando vueltas por cada rincón de la red… Eso sin contar con la desbordante emoción que mis conocidos “morbosos caletas” demostraron en los previos al estreno (ahora varios ya no lucen tan contentos… creo  que esperaban  más morbo).

Hace ya varios meses que había escuchado comentarios sobre el libro: Algo acerca de una comadre que accede convertirse en esclava sexual de un tipo guapo y millonario. Vale decir que en lo absoluto tengo prejuicios sobre los temas sexuales, siempre y cuando estén justificados  dentro del argumento y sean abordados de modo inteligente.

Sin embargo, la “literatura bestsellera” siempre me ha provocado cierta desconfianza y son pocos los títulos de este rubro los que llegan a despertar realmente mi atención. No quise darle una oportunidad.

Ha sido el barullo que se ha hecho a partir del estreno de la película que acabé cediendo a la presión social. Era necesario darle una ojeada para corroborar mis primeras impresiones sobre la historia (pero eso sí.. desde la compu, gracias a la piratería cibernética).


Érase una vez… un sádico “pepa” y con plata

Ésta es la historia de Anastasia  -“Ana”- Steele (Dakota Johnson), una universitaria de 21 años, estudiante de literatura, quien debe entrevistar al joven y atractivo magnate Christian Grey (Jamie Dornan).

La primera impresión que nos provoca Ana, es la de una chica algo tonta y “cucufatona”, no sólo por su modo de vestir; también por su torpeza e inseguridad a la hora de presentarse ante él.

Por el contrario, Grey se ve -por todos lados- como un sujeto poderoso. La interacción entre ambos recuerda claramente a la de cazador acechando víctima.

Al poco tiempo, ellos se vuelven a encontrar. Él se encarga de pactar otra cita profesional; luego aparece en el trabajo de Ana, y poco después, también en una fiesta a la que ella asiste

La atracción surge entre el stalker y la acosada, quien, por algún motivo inexplicable -platónico- cae profundamente enamorada, al punto en que accede a los “peculiares jueguitos” que él le plantea (ser amarrada, amordazada, azoada, golpeada, penetrada de modo agresivo… sin pasar por alto “pequeñas sutilezas” como el que ella no puede tocarle sin permiso, deba esperarle arrodillada y llamarle siempre “Señor Grey”). Por supuesto, el “Señor Grey” le dice que si ella accede, él se entregará por completo (yaaaaaaaa!).



Ni erotismo ni drama ni pornografía… En otras palabras: “ni chicha ni limonada”

Creo que quienes asistieron a ver la película, esperaban ver: o bien un romance intenso y apasionado, o bien un filme muy erótico, o una buena dosis de sexo puro y duro. El resultado no llena ninguna de las expectativas.

Por una parte, tenemos una historia floja que no va más allá del encuentro entre estos dos sujetos de personalidades opuestas y sus posteriores encontrones sexuales. Ninguno de los personajes está bien desarrollado: Conocemos rasgos generales sobre el pasado de Christian Grey, pero ninguno es explorado a fondo como para que podamos comprenderle e identificarnos con sus demonios; por otra parte, tenemos a Ana: virgen, tímida, cursi, de personalidad nerviosa; ella cree que el “bad boy” es un príncipe azul traumatizado y necesitado de amor; está convencida de ello desde el inicio aunque no sepa prácticamente nada de él, y se entrega casi sin pensarlo al lobo feroz… sólo porque tiene cara bonita y bastante glamour.


No sé ustedes, pero yo sentí que me encontraba frente a una tremenda calabaza con las hormonas en ebullición a un nivel suicida. Vale decir, además, que durante toda la película el papel femenino es completamente pasivo; ella no aporta nada a la relación: él le dice lo que tiene que hacer, la persigue, la observa y la controla.

Ella únicamente reacciona al final, cuando decide que su “príncipe” se ha pasado de la raya (le pegó más fuerte de lo usual) y le dice que “ya no”. Es en ese momento que observamos al sujeto preocupado, consternado por lo que va a pasar; a pesar de ello, nunca podemos afirmar que esté enamorado.

Él parece interesarse, pero no lo suficiente como para abandonar sus parafilias… a la vez, muestra un miedo a sentir que parece discordante con la actitud del sádico que pretende ser. En otras palabras, no convence ni como “bad boy” ni como “príncipe azul”. Por si fuera poco, los momentos en que se le muestra “atormentado por su pasado”, tampoco se le ve lo suficientemente perturbado o dolido.


Dado que el erotismo consiste en trabajar la sugerencia a partir de un argumento interesante, que lleve progresivamente a la estimulación sensorial mediante la imaginación… el objetivo tampoco se logra. La cursilería forzada en contraste con actos que pretenden impresionar por su brutalidad genera un mal resultado, algo que no se siente natural y queda siempre “a medias tintas”; dicho en fácil: “no es sexy”… dicho con más crudeza: “no pone”.

Finalmente, de quienes ya hayan visto la película y se encontraban en el grupo de los que esperaban ver pornografía, no me cabe duda de que también salieron del cine profundamente decepcionados. 50 Sombras de Grey no tiene nada de explícito, e irónicamente, si bien el sexo es el tema central de la película, tampoco se muestra a un nivel que alcance la clasificación “soft porn”.


El problema del trasfondo

A partir de la película ha entrado bastante en discusión el hecho de si el argumento es o no machista y promotor de la violencia. Quienes la defienden señalan que no es así, puesto que la protagonista ha firmado un contrato en el que acepta las condiciones, y al final de la historia, es ella quien decide irse.


La cosa no es tan sencilla.

Grey no es un tipo que limite su afán dominante al terreno sexual. Él es un tipo que acosa a su presa, le pone límites, busca controlar su agenda y aparece en su casa de manera repentina. Se toma libertades como la de vender el auto de ella y lo “subsana” comprándole uno nuevo (traducción: “Si te da regalos, no importa que él decida qué cosas debes tirar a la basura”).


Por otra parte, es cierto que entre gustos y colores no se puede juzgar, y esto también se aplica a los placeres sexuales. En teoría, debes poder hacer lo que quieras siempre y cuando no lastimes a otros y respetes su liberad; partiendo de ello, si a una pareja le gusta jugar al sadomasoquismo, nadie debería meterse.

Sin embargo, en 50 Sombras de Grey la cosa no está tan bien delimitada: Recordemos que Ana es virgen y tonta y cree ingenuamente que ha encontrado al tipo de sus sueños. Ella se enamora de él “a primera vista”, y cuando intenta convencerle de tener una relación “más normal”, él le dice que no acepta un tipo de relación que no sea la de “amo y sumisa”.

Luego de ello, Ana decide tomarse unos días para pensar, pero el señorito Grey aparece en sus aposentos sin previo aviso y la seduce. Así lo hace en varias ocasiones hasta que la “pobre mujer sin carácter” (una vergüenza para el género femenino) ya está lo suficientemente enganchada para ceder.

A esto sumémosle también la situación de desigualdad en cuanto a que ella no tiene “permiso” para frecuentar a otros hombres, pero sí debe aceptar el que su “amo” se vea con otras 15 mujeres.


Al menos desde mi perspectiva, está bastante claro que, de igualdad entre géneros, este argumento no tiene mucho…


Como Crepúsculo… pero peor

Yo pensaba que después de Crepúsculo no podía aparecer otro bestseller más pobre (y por lo tanto, otra saga de blockbusters más lamentable)… Ingenua yo.

No sólo 50 Sombras de Grey cuenta con un argumento soso, personajes huecos y un desarrollo aburrido, sino que -encima- tiene poco de original.

Tal vez a varios se les escape el dato, pero esta historia surge como un fanfiction* sexual de la saga de Stephenie Meyer... Es decir, que los nombres originales de Christian Grey y Anastasia Steele eran, ni más ni menos, que Edward Cullen e Isabella Swank.

De aquí que, por ejemplo, coincidan en el hecho de contar con un personaje masculino dominante, celoso y controlador, y un personaje femenino pasivo, sumiso y casi alegórico.

Él, a su vez, representa un peligro para ella y ella es consciente de la situación, pero al parecer ninguno de los dos puede o quiere evitarla.

¿Cuál es peor? ¡Hagan sus apuestas!

El fanfiction en cuestión se llamaba Master of the Universe y según fue ganando apogeo, la autora, E.L. James, decidió reescribirlo cambiando los nombres, características físicas de los personajes y alguna que otra situación. El nuevo producto fue nombrado 50 Sombras de Grey y luego fue totalmente retirado de la web para que la publicación online no compita con las ventas de la nueva edición impresa (… así es “business”…).

En resumen: Crepúsculo + triple sexo + violencia = 50 Sombras de Grey.

… Saquen ustedes sus conclusiones.


(¿Cómo dicen? ¿Que no mencioné al director?... Bueno, en este caso no me pareció importante. #Fin)


(...Y el trailer pinta mucho mejor que la película...)

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*Fanfiction: Relato inventado por los fans utilizando personajes y/o contexto de una historia que ya existe.

Feliz día del Forever Alone, te desea Cinematosis :P

Este 14 de febrero, Cinematosis te recuerda que NO eres un forever alone… sólo te gusta pasarla como los tipos duros :P.


… O eres un galán no descubierto…


.... Todavía >=D.


... Sin contar, por supuesto, con que existen cosas más importantes:


... como conservar tu integridad física XD.

Y si no nos crees y todavía te sientes así:


Recuerda que...


Y con los chicos ocurre igual:


Sino pregúntale a tus padres...


¿...A que sí...?


Incluso podría ser peor:


Por eso déjate de web#$@S y recuerda que ÉSTA es la actitud ;).


Feliz día del Forever Al... Cof! Cof! :P, de San Valentín, te desea Cinematosis ;).


.
.
.


#FIN

*Este saludo muy pastel es producto de la mente quemada de Alexiel Vidam en colaboración con Carlos Lavida. Gracias por el apoyo, Carlitos ;).

viernes, 13 de febrero de 2015

Reinas del Rock n’ Roll



Por: Alexiel Vidam

Si por casualidad eres nuevo en el mundo del rock retro, o no has tenido la oportunidad de escuchar antes el nombre de The Runaways, he de comenzar explicando que se trata de la primera banda de Rock n’ Roll femenina, nacida en 1975. De ella surgieron dos figuras reconocidas hasta hoy dentro del punk-rock y el heavy metal: Joan Jett y Lita Ford.

El biopic The Runaways (2010), de Floria Sigismondi, está basado en el libro Neon Angel: A Memoir of a Runaway, escrito por Cherie Currie (ex vocalista de la agrupación). Trata sobre la formación de la banda, la llegada de Cherie al grupo y su relación con Joan Jett (guitarra melódica y segunda voz). Explora también el controvertido mundo del espectáculo y los motivos que llevaron a Cherie a dejar el equipo.

Las Runaways originales: (de izquierda a derecha): Cherie Currie, Joan Jett
Sandy West, Lita Ford, Jackie Fox.

Personalmente, lo que más me gustó del filme fue su capacidad de enganchar desde el primer segundo y de lograr que nos identifiquemos con los personajes. Las figuras que observamos en pantalla son estrellas que hicieron historia, pero a al mismo tiempo, son adolescentes escapando a los problemas de su entorno, buscando reconocimiento y creciendo de manera frenética.



Cherie y Joan son chicas de 15 y 17 años, hijas de padres divorciados; ambas se han formado en entornos deprimidos y en una época que subestima el poder de las mujeres; ellas dos, están buscando rebelarse, y lo hacen a través de la música. Cherie ama a David Bowie… Joan, a Suzi Quatro. Ese amor a sus ídolos musicales se ve plasmado en el estilo visual que presentan en la banda. Lo mismo ocurre con sus compañeras: Lita Ford -primera guitarra- mezcla el estilo de Jeff Beck con el de Richie Blackmore (guitarrista de Deep Purple), Sandy West –batería- basa su look en Roger Taylor (baterista de Queen), y Jackie Fox -bajo- imita a Gene Simmons (bajista y vocalista principal de Kiss). Vale decir que esta última integrante no puede ser hallada con nombre y apellido en el filme, dado que no cedió los derechos para que esto fuese posible; en su defecto, se creó el personaje de Robin Robins, inspirado en ella.

Ahora, si el guión está muy bien hecho, la puesta en escena sabe completar el cuadro a la perfección. No por nada Floria Segismondi es una reconocida fotógrafa y directora de videoclips. El uso de colores vivos y luces intensas, combinados con la potencia de la música, son capaces de transmitirnos toda la euforia del show, trasladándonos mentalmente a un concierto de The Runaways.


El reparto, desde mi punto de vista, está muy bien elegido, tanto por su parecido físico con los personajes reales, como por su capacidad interpretativa. Quedé bastante sorprendida con Kristen Stewart -a decir verdad-, a quien había menospreciado bastante por su aparición anterior en la lamentable saga Crepúsculo. Había tenido miedo de verla destrozar el papel de Joan Jett, pero, por el contrario de lo que esperaba, quedé bastante satisfecha con la interpretación; de hecho, pienso que no pudo haber caracterizado mejor a la Abuela del Punk en su etapa adolescente. A Dakota Fanning, por el contrario, ya la había visto lucirse en filmes como Yo Soy Sam o Hound Dog; como Cherie Currie no hizo más que corroborar la excelente impresión que tenía de ella como actriz. El resto de integrantes del equipo no pinta mucho, pero creo que, dentro de sus pocas líneas, Stella Maeve llega a construirnos la imagen de una carismática y amable Sandy West, mientras que Scout Taylor-Compton nos pinta a Lita Ford como la chica temperamental del equipo. Michael Shannon, por su parte, es el encargado de interpretar al productor Kim Fowley, un sujeto histriónico y manipulador que transmite sentimientos encontrados, siendo por una parte el responsable de llevar a The Runaways a la fama, pero también el causante de muchos los dramas internos y choques personales entre sus miembros.


Michael Shannon como Kim Fowley

Por si fuera poco, está el aspecto musical.

Como amante del rock de antaño, podía esperar una excitante banda sonora por parte de este filme: Temas de The Stooges, David Bowie, Suzi Quatro, Sex Pistols, entre otros, seducen nuestros oídos. Obviamente, a esto había que sumar los temas de las Runaways originales… Pero, lo que no esperaba en absoluto, era que las propias actrices fuesen capaces de interpretar semejantes covers. En las escenas de los conciertos, las versiones de Cherry Bomb, California Paradise, Queens of Noise, Dead End Justice y I Love Playing With Fire que escuchamos, vienen de las voces de Dakota Fanning y Kristen Stewart; lo notamos en el ritmo algo más acelerado de la guitarra y las voces algo más agudas en comparación con las versiones originales.




"I'm your chchchchchch... Cherry Bomb!!"


Todos estos elementos estéticos, sumados a un estilo narrativo ágil y fresco, terminan por completar un relato que, además de ser digerible y entretenido, despierta el interés por una banda que quizás muchos no conozcan de cerca. De hecho, cuando yo comencé a ver el filme ya había escuchado algo de Joan Jett, pero casi no sabía nada sobre The Runaways. El resultado, luego de ver la película, fue que me volví fan de la banda y estuve escuchando sus temas por horas, así como los de sus integrantes una vez que emprendieron su rumbo como solistas. Sin duda alguna, una joyita que todo cinéfilo adicto al rock debe tener en su colección.


Ficha técnica:

Dirección: Floria Sigismondi
Producción: Bill Pohlad, Art Linson, John Linson, Joan Jett, Kenny Laguna
Guión: Floria Sigismondi
Fotografía: Benoît Debie
Protagonistas: Kristen Stewart, Dakota Fanning, Michael Shannon, Stella Maeve, Scout Taylor-Compton, Alia Shawkat, Riley Keough
País: Estados Unidos
Año: 2010
Género: Drama, Música, Biopic
Duración: 109 min.
Idioma: Inglés