miércoles, 25 de febrero de 2015

Ícaro alcanzó el sol

Ante todo pronóstico: el casi inesperado triunfo de Birdman en los Oscars


Por: Susana Anavitarte

El pasado 22 de Febrero del 2015, se llevó a cabo la ceremonia más esperada por el mundo del cine: los premios Oscar. Desde una irreverente aparición en calzoncillos por parte del conductor Neil Patrick Harris, hasta el maravilloso tributo a The Sound of Music, a cargo de la ahora sofisticada Lady Gaga, fue una premiación en su mayoría justa, predecible y para muchos… aburrida, quizás por su falta de gags o producción en las presentaciones musicales. Lo cierto es que, a pesar de esos traspiés, la mayoría ha quedado satisfecha con los respectivos ganadores en las diversas categorías. Pero fue precisamente la de Mejor Película, la que desató, tanto euforia en público latino, como críticas de muchos fanáticos que apostaban por Boyhood (sobrevalorada, para mí y para otros analistas).

Veamos, a continuación, por qué creemos que Birdman fue merecedora del máximo galardón.


El cast ideal: Lluvia de Estrellas

Alejandro Gonzalez Iñarritu junto a Edward Norton y
Emma Stone.
Combinar actores y actrices de trayectoria grande, con el riesgo dramático de apostar por los nuevos talentos, acabó por ser la elección más sabia.

Michael Keaton -Riggan Thomson- supo dosificar la grandeza de un experimentado artista, con la niñería de un principiante creído. Edward Norton rescató esa sensación de cuando eres joven y empiezas a hacerte conocido, e incrementó la arrogancia necesaria para que Mike Shiner nos caiga mal, y al mismo tiempo nos cause gracia. Zack Galifianakis aportó la dosis de sarcasmo y acidez, y Emma Stone brilló por su papel habitual de payasa “friki”. Además de esto, la química entre Naomi Watts y Andrea Riseborough evidenció un excelente trabajo, no sólo de pareja, sino de equipo en general.


Cada quien tiene su lugar: el desarrollo de la trama


Michael Keaton como Reggan Thomson (Birdman)

Fueron 8 grandes competidoras. Desde Stephen Hawking hasta un rudo director de orquesta, fueron reyes en la pantalla. ¿Qué es lo que Birdman tuvo que las otras no?

Whiplash
Whiplash también tenía en su repertorio actoral a dos figuras conocidas y uno que otro secundario aparecido alguna vez en series de TV. No se desmerece su trabajo en conjunto. Sin embargo, no vemos mucho de la vida personal de ellos; casi todo el conflicto se centró en la meta del joven baterista (Miles Teller) y los obstáculos que el director de orquesta (J.K. Simmons) le puso. Pero es sólo eso: No vemos más allá de lo que aparece en pantalla. En conjunto, la puesta en escena resulta tediosa y aburrida, ya que el humano normal no aprecia todo un filme por un sólo punto. La música es muy buena -el plato fuerte de la película-, pero en demasía llega a convertirse en algo irritante; más aun siendo de orquesta, sin letra.


La Teoría del Todo
Desde mi perspectiva, habría sido también justo que ganara LaTeoría del Todo. El tema central estuvo perfectamente desarrollado: el cómo es que Jane Wilde (Felicity Jones) -primera esposa del astrofísico Stephen Hawking (Eddie Redmayne)- se vuelve su centro y bastón de ayuda, dándole la contra a su enfermedad. Ni qué decir de sus actuaciones; fueron magistrales. Luego analizo bien el por qué no llegó a copar las expectativas del jurado, y se me ocurre que concentró mucho en la dolencia y cómo afectó a su círculo personal, descuidando los logros del científico (no se mostró a fondo sus aportes en el mundo de la astrofísica).

Boyhood
Ok. Hablemos de Boyhood. No es una película mala pero tampoco es extraordinaria. Esto porque el guión es riquísimo, muy bien hecho. En contraste, el casting no es tremendo y las interpretaciones nada fuera de lo común. Es como si tuviésemos los ingredientes perfectos pero no los cocineros indicados. Ethan Hawke actuó de sí mismo y Patricia Arquette recordó a sus frecuentes papeles de mujer sufrida en la TV. El protagonista, Ellar Coltrane, no dio un plus en su performance. Sí, tenía que ejemplificar a un adolescente desde que es niño hasta que empieza a madurar, pero un poquito de sello no le habría hecho daño al personaje. Los conflictos presentados fueron bastante débiles, la aparición del talento por la fotografía del muchacho sólo se vio casi al final, y las escenas en algunos casos eran tan prolongadas, que era inevitable cabecear en la butaca.

Birdman nos nutrió con un poco de todo: prestamos atención constante a Riggan Thomson, pero no nos olvidamos de Lesley, Laura, Brandon ni mucho menos de Sam o Mike. Y los otros personajes pequeños también tuvieron su minuto de fama. Pudimos conocer además los problemas personales de cada quien sobre las tablas de Broadway. Se enfrentan muchos de ellos en varias escenas y los recursos musicales y ambientales contribuyeron a las carcajadas. Quizás el guión era excesivamente americano, pero los artistas existen desde tiempos inmemoriales y se tiene los mismos prejuicios sobre ellos en todas partes; de modo que el tema unió a los fans de todos los países y continentes. Los efectos visuales no eran fantásticos, pero sí favorecían a maquillar y darle un distintivo al film. Los planos, aunque prolongados, tenían el ritmo preciso para disfrutar de la acción y permitir que observemos los detalles.


Basta de dramas, a la gente le gusta reír (y también criticar)



El drama, como género, no existe. Toda construcción ficticia actoral es un drama: Se asume que es un relato con inicio, conflicto, resoluciones y final. Pero siempre se dice que nadie quiere un drama en su vida. Por lo menos en muchos países latinoamericanos, el exceso de drama no es digerible. Los latinos nos caracterizamos, precisamente, por la alegría y la aversión al sufrimiento. Qué mejor que una cinta que juega con nuestros propios prejuicios, pero sin molestarnos o bajarnos la energía.



Porque en Birdman tenemos la típica premisa de “no seas actor/actriz porque todos son unos locos”. Los gags no son sólo de EEUU, son algo universal, como el repique de tambores o los personajes que miran extrañados cuando ven a otros peleándose tontamente; es fácil de asimilar. Porque la farándula todos la conocemos -queramos o no- y no es espinoso ubicar a los que la conforman (recordemos las mofas sobre Robert Downey Jr. O Ryan Gosling en el film). El elenco representa a cada tipo de persona o artista que existe en una colectividad o grupo social particular (nunca falta el que ya se cree ganador del Oscar por aparecer en un comercial). Asimismo, hace sarcasmos por los males habidos en esta “Tierra del Señor” (adicción a las drogas, infidelidad, maltrato familiar, enemistad profesional… y podemos seguir). Y finalmente, porque es tan irreal que nos conecta a esa parte del subconsciente que en más de una noche ha soñado con cuestiones insólitas - unicornios, hombres-ave, superhéroes, etc.-. Es una crítica a la sociedad gringa del siglo XXI, pero bastante digerible.


Invito a disfrutarla a quienes quienes aún no la han visto. Creen sus propias conclusiones. No sean simples mortales… sean Birdman. 

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