lunes, 12 de septiembre de 2022

Cobra Kai 5: el ciclo se va cerrando

 Por: Alexiel Vidam


*ATENCIÓN: El siguiente post contiene algunos spoilers.*


Luego de ver la temporada 5 de Cobra Kai (disponible en Netflix), puedo concluir que esta serie se encuentra en mi top de guilty pleasures. Sí, al igual que en temporadas anteriores, hay situaciones que exigen apagar el chip de la racionalidad por un momento, pero la fórmula resulta tan entretenida, que el interruptor se apaga con suma naturalidad y casi sin darnos cuenta.

La historia arranca justo donde nos dejó la temporada anterior; es decir, tras la derrota de los protagonistas en el torneo All Valley. Johnny (William Zabka) ha partido con Robby (Tanner Buchanan) hacia México en busca de Miguel (Xolo Maridueña), y Daniel (Ralph Macchio) está a punto de cerrar Miyagi-Do para centrarse en derrotar a Silver (Thomas Ian Griffith) sin exponer a los jóvenes. Samantha (Mary Mouser), por su parte, se siente frustrada y culpable por haber perdido ante Tory (Peyton List), y esta última está tratando de medir cómo moverse tras su desilusión hacia Silver y Cobra Kai. Mientras tanto, John Kreese (Martin Kove) permanece en la cárcel tras haber sido acusado de agredir brutalmente a Mantarraya (Paul Walter Hauser).

Aunque la trama central se centra en la lucha por evitar que Cobra Kai se expanda y que Silver siga corrompiendo a la juventud, como es usual, en torno a ello se desarrollan varias subtramas. Por una parte, la de Miguel y Robby y cómo van resolviendo sus problemas; luego está la de Johnny entrando en una nueva etapa de la vida que le lleva a madurar rápidamente, y, finalmente, al de Daniel intentando no perder a su familia por haberse metido de lleno en el enfrentamiento contra Silver. En segundo plano podríamos mencionar también la evolución de Tory a partir de sus interacciones con Kreese y lo que observa en el nuevo Cobra Kai de Terry Silver.

En líneas generales, diría que es una temporada que le saca muy bien el jugo a sus personajes, y que va cerrando por fin los conflictos importantes que se fueron planteando en temporadas pasadas.

Aquí observamos con más claridad que nunca el crecimiento que ha tenido Johnny, quien seguirá siendo nuestro entrañable patán favorito, pero ha logrado manejar mejor sus impulsos y hacerse cargo de sus responsabilidades. Otro personaje que muestra matices sumamente interesantes es Daniel, a quien, por primera vez derrotado, para luego emerger como el ave fénix con la ayuda de sus amigos y su familia.

Kreese, por su parte, aunque aparece poco, tiene participaciones contundentes, actuando siempre como la serpiente que es. El personaje consigue sorprendernos e incluso conmovernos al punto en que aparece la pregunta de si acaso alguien como Kreese sería capaz de redimirse. Este villano, a mi parecer, es mucho más contundente que Terry Silver, quien a ratos puede mostrarse un poco plano; por el contrario, Kreese es un antagonista que, con todo lo retorcido que puede ser, llega a mostrar matices profundos.

Por otra parte, tenemos a Chozen (Yuji Okumoto), un antiguo villano que se muestra redimido desde su primera aparición en la serie. Si este personaje ya se había ganado nuestro aprecio en la temporada 3, en esta temporada termina de robarse nuestro corazón. Chozen, representa un lado más frontal del Miyagi-Do, de modo que funciona como contrapeso para Daniel y buena dupla para Johnny, dado que tienen caracteres parecidos. Ya lo dice Dimitri en una secuencia de entrenamiento: “El sensei Toguchi es tan enigmático como el señor Larusso, pero tan rudo como el señor Lawrence”. Además, Chozen contrasta su temperamento firme con un jocoso sentido del humor que cae a pelo para aligerar la trama.

Entre los adolescentes, diría que quien destaca es Tory, mostrándonos un ángulo más reflexivo y crítico de su personalidad. Esta desencantada Tory está buscando respuestas, a la vez que se busca a sí misma y trata de comprender lo que es correcto. Además, se nos muestra también a una Tory más responsable para con sus compañeros, especialmente para Devon Lee (Oona O’Brien), a quien asume como pupila.

En cuanto a otros elementos, diría que Cobra Kai siempre se ha caracterizado por mantener el dinamismo, construido principalmente a partir de las escenas de acción y una excelente banda sonora (muy ochentera, muy al estilo Lawrence). Aunque esta temporada arranca con un ritmo más pausado (que poco a poco va tomando vuelo), nunca se siente aburrida, pues siempre tenemos la torpeza social de Johnny para entretenernos. Aparte de ello, como era de esperarse, tenemos el ingrediente nostálgico presente, esta vez con la aparición de Mike Barnes (“El chico malo del Karate”, interpretado por Sean Kanan) y Jessica Andrews (Robin Lively), el interés amoroso de Daniel en Karate Kid 3. Ambas apariciones, aunque son casi cameos, consiguen movilizar el filin del fanático de Karate Kid.

Ahora, si de aspectos negativos se trata, mencionaría una que otra situación repetitiva al inicio de la temporada (como los enfrentamientos entre “bandos” adolescentes), pero, por fortuna, éstas se van resolviendo rápidamente. También hay alguna situación algo cliché, como cuando Miguel se encuentra con su padre y aparece la típica frase de “no sé por qué, pero siento que ya nos conocemos”.

Algo que personalmente genera bastante ruido es el hecho de que, a lo largo de la serie, observemos diferentes disciplinas marciales (en el All Valley se aprecian movimientos de Tae Kwon Do, Kung Fu y Capoeira), y, sin embargo, todas sean identificadas como “Karate”. Es cierto que la serie puede tomarse ciertas licencias creativas para hacer que las escenas sean más vistosas e interesantes, pero diría que en esta última temporada se han pasado de la raya, pues constantemente se hace referencia al Tang Soo Do, un arte marcial coreano que comparte ciertas características con el Karate y el Tae Kwon Do. Esto, de alguna manera, hace sentir que, para los estadounidenses, todas las artes marciales son “Karate”, y todas las culturas asiáticas son iguales.

En fin… a pesar de lo mucho que me hace renegar este último punto, Cobra Kai sigue siendo 100% disfrutable (y adictiva), así que reitero lo que decía en las primeras líneas. A veces es necesario apagar el switch de la racionalidad, porque si se trata de entretener, vaya que esta serie lo consigue.


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