Por: Alexiel Vidam
Futuro decadente. El planeta sufre los estragos de la contaminación y
la superpoblación. Los humanos huyen a colonias en el Espacio. Sólo se quedan
los marginados. Estamos en Los Ángeles, en el año 2019. Rick Deckard es el
encargado de eliminar a unos androides inteligentes que llegan a la Tierra a
causar disturbios. Estos androides, los Nexus-6, poseen sentimientos, y están
cansados de su esclavitud.
“Más humanos que los humanos”
El cyberpunk es
un subgénero de la ciencia ficción
que nos muestra la cara más deshumanizante de la “evolución”, del “progreso”,
de la ciencia, de la ambición por el poder. Blade Runner (1982), de Ridley Scott, es cinta de culto dentro
de este subgénero. Presenta una Tierra completamente oscurecida y venida a
menos, donde sólo han quedado las clases bajas y los seres humanos “defectuosos”.
Los demás han huido de la contaminación y de la escasez, hacia colonias
espaciales, donde son servidos por androides esclavos construidos por la Tyrell Corporation.
El lema de la corporación Tyrell es “más humanos que los humanos”, pues se esmeran perfeccionar sus
creaciones al punto de hacerlas casi indistinguibles de las personas de carne y
hueso. Sus cybrogs más desarrollados son los Nexus-6, que son mucho más fuertes que los humanos y por lo menos
tan inteligentes como sus creadores. Estos “replicantes”
(androides) han desarrollado sentimientos, lo cual les lleva a plantearse una
serie de preguntas que desencadenan su rebelión. Para sopesar un poco esta “inestabilidad”
emocional, la Tyrell comienza a dotarles de falsos recuerdos, llegando
inclusive a convencerles de que son humanos de verdad.
El argumento del filme gira en torno a Rick Deckard (Harrison Ford),
un ex Blade Runner (cazador de
replicantes) que se ve obligado retomar
el oficio cuando cuatro Nexus-6
rebeldes llegan a la Tierra a crear el caos. En medio de su investigación sobre
los Nexus-6, Rick conoce a Rachael (Sean Young), una replicante que está segura
de ser humana. Ella sufre una fuerte crisis al descubrir su verdadera identidad,
y huye de la Tyrell Corporation, por lo cual es declarada prófuga. Rick debe
cazarla, pero desarrolla sentimientos hacia ella, los cuales se intensifican al
máximo cuando ella le salva de ser asesinado por otro Nexus-6.
Miedos y dudas existenciales
Todos los personajes de la película son ricos en matices
morales, psicológicos y emocionales. No existen los buenos-buenos ni los
malos-malos. Todos están un poco corruptos y todos poseen un lado inocente. Deckard es un tipo que no está completamente
seguro de lo que hace, que siente culpa al asesinar a unos seres parecidos a él,
pero se encuentra en la disyuntiva de ser cazador o ser cazado. Roy (Ruger Hauer) y los otros replicantes son seres resentidos hacia sus
creadores, quienes les han dotado de escasos cuatro años de vida por miedo a su
fuerza física e inteligencia. Ellos actúan con crueldad, matando a cualquier
humano que se les cruce; sienten desprecio por los hombres que les ha creado y
esclavizado. Sin embargo, son capaces de amarse entre ellos (como lo vemos
entre Roy y Priss –Daryl Hannah-), e
incluso de llegar a sentir algún rasgo de piedad en el último soplo de su
existencia, cuando llegan a valorar tanto la vida, que hasta la de sus enemigos
les parece preciada.
Personalmente, creo que los cuestionamientos más
interesantes los plantea Rachael.
Ella, la más humana de los replicantes, es quien coloca a Deckard en un tremendo dilema moral y emocional, quien le lleva a
rebelarse ante los suyos, plantea la pregunta de si acaso somos tan distintos
de aquellos que –cual dioses- hemos creado imagen y semejanza nuestra.
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