lunes, 20 de noviembre de 2023

Antes de Katniss Everdeen: Balada de pájaros cantores y serpientes

Por: Alexiel Vidam

Cuando anunciaron la precuela de Los juegos del hambre, tuve cierto temor a que no cumpliera mis expectativas (ya me había mandado tremendo tropezón con las precuelas de Harry Potter). Debo decir, sin embargo, que Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes, ha sido una grata sorpresa.

La historia nos traslada a Panem (una suerte de Estados Unidos distópico), pero mucho antes de Katniss Everdeen. Se da un vistazo a la etapa de Los días oscuros, para mostrarnos la destrucción provocada por los rebeldes de los distritos en el capitolio. Una de las víctimas de esta guerra civil, fue el padre de Coriolanus Snow, el protagonista, a quien conociéramos en Los juegos del hambre como el tiránico presidente que orquesta los juegos.

Luego tenemos un salto de tiempo. Nos encontramos con un Coriolanus –“Coryo” para los amigos– de 18 años que está a punto de graduarse de la Academia, y vive con su abuela (alias “Abuelatriz”) y su prima Tigris, en un departamento destartalado que revela la decadencia en la que está la alguna vez prestigiosa familia Snow. Para graduarse, Coryo y sus compañeros de clase deben superar una última prueba: convertirse en mentores para los tributos de los décimos juegos del hambre, y lograr que aumente el interés del público por esta sádica competencia. El mejor mentor no sólo obtendría reconocimiento, sino también una fuerte suma de dinero que a los Snow no les viene mal.

La suerte, sin embargo, no parece estar del lado de Coriolanus, pues le asignan por pupila a Lucy Grayd Baird, el tributo femenino del paupérrimo Distrito 12. No obstante, Coryo descubre que la actitud rebelde y habilidad para el canto de la susodicha podrían servir como “gancho” para atraer a posibles patrocinadores. Ahora él deberá poner en práctica sus habilidades estratégicas con el fin de lograr la supervivencia de su tributo.

Por el contrario de lo que podría esperarse, en esta película los juegos del hambre en sí no son el eje de la historia; de hecho, ocupan un metraje bastante pequeño a comparación de entregas anteriores. Se nota, además, que estamos en una de las primeras ediciones, pues la arena presentada es extremadamente simple, apenas se está implementando el sistema de patrocinios y apuestas, y es la primera vez en que la contienda se convierte en un evento televisivo. Aquí no hay trato especial para los tributos previo a la competencia; tampoco hay desfile ni extravagantes atuendos de alta costura. Las armas concedidas a los participantes son bastante rudimentarias y no hay tributos profesionales, así que el espectáculo visual pasa a segundo plano.

Ni lo más llamativo, ni el clímax de la película, se encuentran en descubrir al ganador de los juegos. Esta historia se centra en la lucha cerebral y el desarrollo de personajes. Básicamente, explora la transformación de Coriolanus Snow, de un joven que busca apoyar a su familia y, hasta cierto punto, logra empatizar con los tributos, a un megalómano obsesionado con el poder y con la filosofía de “matar o morir”. Esta última idea está bastante bien desarrollada, pues la trama no se corta en mostrar, con toda crudeza, cómo el peligro de muerte saca el lado más salvaje de cualquier ser humano. Quienes sobreviven nunca son inocentes; en este mundo, mantenerse con vida, implica llenarse las manos de sangre. Esto es algo que tanto Snow como Lucy Gray comprenden a la perfección, y que los pone frente a frente con la tragedia.

Personalmente, me encantó el desarrollo de los protagonistas. Tenía mis dudas acerca de que el relato fuese capaz de hacernos conectar con un personaje como Snow, a quien hemos odiado ya a través de tres libros y cuatro películas, pero vaya que lo consigue. A medida que nos dejamos atrapar por la historia, vamos comprendiendo mejor las motivaciones de este controvertido personaje y la progresiva deformación de su mentalidad. Por su parte, el personaje de Lucy Gray, aunque cuenta con menos peso que Snow, resulta carismático y admirable. No es una cazadora como Katniss (y el relato no pretende que lo sea), pero comparte con ésta el espíritu insurgente y las agallas para destacar entre los tributos. Vale decir, por supuesto, que, para buenos personajes, se necesita actores que den la talla, y tanto Tom Blyth como Rachel Zegler se notan cien por cien comprometidos con su trabajo.

Aunque no es necesario haber visto todas las películas (o libros) de la saga para entender el argumento, el filme se hace mucho más disfrutable cuando conoces el contexto bastante de cerca; esto, porque aprovecha la ocasión de hacer guiños, y mostrar los cimientos de temas que serían mucho más explotados en las continuaciones. Punto destacable, por cierto, el trabajo de dirección de arte, que se las ha ingeniado para crear una estética entre vintage y futurista, vendiéndonos por completo la idea de un Panem que apenas va tomando forma.

Ficha técnica

Dirección: Francis Lawrence
Producción: Nina Jacobson
Guion: Michael Arndt, Michael Lesslie
Idea original: Suzanne Collins (de su libro Balada de pájaros cantores y serpientes)
Música: James Newton Howard
Fotografía: Jo Willems
Montaje: Mark Yoshikawa
Reparto: Tom Blyth, Rachel Zegler, Viola Davis, Peter Dinklage, Hunter Schafer, Josh Andrés Rivera País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 2023
Género: Ciencia ficción, acción, drama, aventura
Duración: 158 minutos

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