Por: Alexiel Vidam
Damien Thorn (protagonista de La Profecía), es el Anticristo, el hijo del diablo, el que causará el
Apocalipsis. Nacido el 6 de Junio a las 6 AM de una hembra chacal, el pequeño Damien
es adoptado por el embajador Robert Thorn, quien, ignorando su naturaleza
diabólica, se lo lleva a fin de que ocupe el lugar del hijo que acaba de
perder.
Damien Thorn
representa muy bien ese dicho de que el diablo aparece con rostro de santo; y
es que Damien se presenta como un niño angelical, luego como un adolescente amigable,
y después como un adulto carismático e influyente. A través de toda la saga de La
Profecía, observamos los distintos rostros de Damien, su crecimiento en
edad cronológica, y su evolución psicológica, aceptando progresivamente su
verdadera identidad como hijo de Satán y avanzando en pasos agigantados en su
ascenso al poder.
El pequeño Damien
Al inicio de la saga, nos encontramos con un Damien niño,
aparentemente inocente y sin consciencia de su verdadera identidad. Según el
padre Spiletto, su madre murió a la
misma hora en falleció el primogénito del embajador Robert Thorn, quien pasa a ser su padre adoptivo. Sus primeros
cuatro años transcurren con absoluta tranquilidad; Damien es un niño
aparentemente normal, salvo por la particularidad de que nunca se ha enfermado.
No obstante, al cumplir los cinco años, el pequeño empieza a
demostrar hostilidad por las Iglesias (en una ocasión, entró en un cuadro de
histeria tal que acabó golpeando y arañando a su madre), simpatía por los
perros bravos (los pobres Rottweilers quedaron estigmatizados tras el estreno del
filme), y reacciones salvajes en animales comúnmente tranquilos. A esto se suma
una serie de extrañas coincidencias con final trágico: el suicidio de su
niñera, la accidental muerte de un sacerdote que advirtiera a su padre, el
aborto involuntario del segundo hijo de los Thorn, y la caída de su madre
adoptiva desde el segundo piso de su casa.
Todo esto comienza a poner en alerta a Robert Thorn, quien
teme por la vida de su esposa. Al principio le cuesta aceptar la realidad, pero
cuando ya no hay forma de hacerse el ciego, toma la decisión de acabar con la
vida de Damien… es entonces cuando debe enfrentarse al arma más letal del
demonio, una inocente voz que le dice: “No, papá, por favor…”.
El despertar de Damien
En la segunda película de la saga, nos encontramos con un
Damien Thorn de 13 años, que vive con sus tíos Richard y Anne Thorn, y
con su primo Mark. Damien es un
chico tranquilo, amable, y sumamente inteligente. La gente que lo rodea
presenta mucha simpatía hacia él, con excepción de la tía Marion, quien siempre lo trata con hostilidad e insiste a sus tíos
en mantenerlo lejos de Mark.
Este Damien desconoce completamente su identidad como Anticristo, pues en la primera parte de
la saga él era sólo un niño y no era el propio autor de las desgracias, sino
que una suerte de “aura diabólica” actuaba por él, beneficiándole
indirectamente. Podríamos decir que Damien nunca se dio cuenta de nada de lo
que ocurría, y lo único que nos hace sospechar de él es esa sonrisa malévola
que muestra hacia la cámara al final de la primera película. Damien es, hasta
el momento, un chico bueno, algo asustado porque siente que una tremenda fuerza
crece dentro de sí y no puede entender de qué se trata. Es entonces cuando los
apóstoles de Satán, reencarnados en ciertas personas que le rodean, empiezan a
hacer su trabajo para que Damien se descubra a sí mismo.
Damien se encuentra en el Apocalipsis y descubre la marca
demoníaca (“666”) en su cabeza. Al
principio esto le provoca una fuerte crisis existencial, pero finalmente se
acepta como hijo del diablo y pone en marcha su destino.
Damien rumbo al poder
Ahora Damien tiene 32 años, y se ha convertido en el
embajador más joven de los Estados Unidos. Ha desarrollado aún más la agudeza
mental de su adolescencia, y es un experto manipulador. Sabe llegar al
sentimiento de las personas y pintarse como un hombre de bien; sin embargo, él
ya tiene sumamente claro quién es y para qué ha venido. A través de la política
y la economía va haciéndose de más y más poder, además de conseguir un gran
número de adeptos de todas las edades (desde niños hasta ancianos) capaces de
morir o de cometer los actos más terribles a su favor.
Ahora lo único que puede interponerse en el camino de Damien
es la próxima reencarnación de Cristo (“El Nazareno”), por lo cual buscará
deshacerse de todos los niños varones nacidos el 4 de marzo, fecha predestinada
al nacimiento del hijo de Dios.
Evolución de la malignidad
Damien Thorn es un personaje sumamente interesante y
complejo, que desde el inicio nos llena la cabeza de contradicciones y
sentimientos encontrados. En la primera película, llegamos a sentirnos
identificados con las dudas del padre adoptivo, pero a la vez amenazados por
una terrible fuerza diabólica. La imagen de un niño pequeño que parece no
enterarse de las situaciones siniestras que le rodean, nos coloca entre la
espada y la pared, llegando a sentir lástima por él, y a desear que quienes
desean quitarle de en medio no logren su cometido.
Con el Damien adolescente, la contradicción se vuelve
todavía más fuerte, pues ahora nos encontramos con un muchacho consciente y con
tendencia al bien, pero que parece no tener mucho control sobre su propio
poder. Hay una escena en la que le vemos defendiendo a su primo de uno de los
matones del colegio; basta con una mirada para dejar fuera de combate y
completamente traumatizado al abusivo. Esta mirada resulta mil veces más
poderosa que los puños del matón. La figura es interesante, pues vemos a un
Damien tratando de hacer justicia, pero observamos también cómo es incapaz de
medir el grado de su respuesta, como si una fuerza mayor y sumamente
destructiva se apoderase de él. Más adelante, Damien, ya habiéndose reconocido
y aceptado, toma dominio de ese poder y destruye con toda voluntad; no
obstante, una última situación contradictoria nos hace sentir cierta
sensibilidad hacia el personaje: cuando se encuentra frente a frente con su
primo Mark, a quien dice querer como a un hermano, y le ruega que se una a él
para poder “salvarle”.
La última imagen de Thorn ya está mucho más definida. No nos
queda duda de que el sujeto es pura maldad, y que cualquier gesto simpático o
benevolente que pueda mostrar, no es más que manipulación. Aun así, cabe anotar
que la inteligencia siniestra de Damien, su astucia maquiavélica, y su aura
misteriosa no dejan de ser atractivas. El Damien adulto es un líder por
excelencia: dominante, hábil para el discurso, hipnotizante con la mirada, y
seductor con sus formas… como la viva encarnación de las tentaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario