Por: Alexiel Vidam
Creo que ya me voy haciendo a la idea de que las películas
que yo quiero que ganen el Oscar,
nunca ganarán el Oscar. De hecho, creo que mi paladar suele ser bien “Anti-Oscar”.
Le voy a las pelis con giros sorprendentes, diálogos ingeniosos, que golpean, que
rompen estereotipos…. y si tienen buena música, mejor.
Lamentablemente, así nunca se gana el Oscar, o casi nunca, por
no ser tan estrictos.
Dallas Buyers Club |
El tema con los Oscar es el siguiente: para ganar, tu
película no necesariamente debe tener el mejor argumento, incluir alguna
técnica innovadora o ser visualmente muy atractiva. Para ganar el Oscar hay una
fórmula que arranca con el ingrediente más
importante: estar a favor de la política gringa. Estar a favor del libre
mercado, defender las leyes y valores gringos, justificar a toda costa el “American
Way of Life”, y, obviamente, creer que Estados Unidos es la representación del
bien.
Partiendo de aquí, mis dos favoritas arrancan con el pie
izquierdo. Dallas Buyers Club es una película que cuestiona la ley nortemaricana, criticándola de dar más valor al
dinero que a la salud de su gente. Philomena, por su lado, pone sobre el tapete un caso de republicano
gay, reprimido y afectado por las leyes homófobas de su propio partido. Ambas
son historias crudas e interesantes; exploran a sus personajes y muestran su
transformación. La transformación de estos, a su vez no es gratuita; los
argumentos incluyen giros dramáticos que les hacen cambiar. Son historias que
golpean, pero a la vez hincan; las historias que hincan, no ganan el Oscar.
Philomena |
El segundo punto a considerar, es que Hollywood es la casa del cine clásico. Cuando hablamos de cine
clásico no nos referimos a antigüedad, sino a una estructura particular a la
hora de narrar. El cine clásico toma la estructura del cuento clásico: inicio-nudo-desenlace. Los hechos se
presentan casi de forma lineal (algún flashback es válido). Hay un primer
momento para ubicarnos en el contexto, otro para formular el problema (el “momento
de crisis” o de “clímax”), y un tercero para mostrar la resolución (buena o
mala). A su vez, se busca que el guión quede siempre muy claro, que hacia el
final de la historia no queden cavos sueltos, y que –remarcando en el punto
anterior-, los “buenos” sean muy americanos (por lo menos en esencia).
American Hustle |
El Oscar, el premio de la Academia, privilegia a aquellas historias que presentan una estructura acorde con su modelo. Ahí tenemos al tantas veces discriminado Tarantino, que nunca ha ganado un Oscar a Mejor Película, aunque muchos pensemos que Pulp Fiction debió ganarle a Forrest Gump. Este año, me parece que eso fue lo que tampoco favoreció a una película como American Hustle (mi tercera favorita), donde los personajes son antihéroes que se salen con la suya, donde la estafa deja varios cavos sueltos y la línea argumental da ciertos giros vertiginosas que obligan al espectador a estar atento. Al mismo tiempo, cabe resaltar que Hollywood tiene un gusto particular por el drama. Quizás hay consenso general acerca de que es el género que toca más, el que explora situaciones más profundas y analiza mejor a los personajes. Sin embargo, ello no quita que otros géneros puedan hacerlo también. Creo que en el caso de American Hustle -comedia-, la película no sólo presentó diálogos geniales, sino que a través de ellos nos reveló a sus intérpretes; su vida es tan ácida y tan irónica como sus frases. Ellos expresan mucho, con sus palabras, con los gestos de cada uno de los actores. Sin embargo, Hollywood consideró que no daba la talla, a pesar de ser la cinta con más elementos resaltantes: un guión ingenioso, un final sorprendente, actuaciones destacables, buenas tomas, y una riquísima banda sonora.
Her |
Finalmente, mi cuarta preferida, era Her. Me conmovió. Destaco la maestría del director para
lograr que el público conecte con una historia tan “friki”, tan “geek”… si
nos ponemos más sinceros, tan “nerd”. Her logra que nos traguemos el rollo del
tipo enamorado de su laptop, y que asumamos, además, que esta última pueda
tener sentimientos reales. Es una
película que indaga en la soledad, en la alienación tecnológica y la necesidad
de ser comprendido. A pesar de ello, si la vemos desde afuera (si leemos la
reseña y pasamos por alto la puesta en escena), Her sigue siendo NERD, sigue siendo el “drama” de un hombre y
su laptop, y eso no es “cool”, ni lo
suficientemente trascendente como para ganar el Oscar.
12 Años de Esclavitud |
El Oscar prefiere películas como 12 Años de Esclavitud que
–no me malentiendan-, es una buena
película, pero es una buena película lo suficientemente gringa como para ganar.
No cuestiona la política actual estadounidense sino que la apoya. Recuerden que
la guerra de secesión la ganaron los yankees; por lo tanto, la política actual
gringa, es yankee. Es un drama intenso sí (el punto más destacable de la
película), pero sigue siendo un argumento tocado hasta el cansancio. La lista
de películas, obras y series sobre esclavos negros es larga. No estoy en contra del tema (no
me miren con cara de “eres una insensible de Q#$))=Q@”), está bien que existan
películas que lo aborden; sólo digo que a estas alturas ya no es tan original…
a no ser que lo abordes como Quentin Tarantino (y así no ganas el Oscar). Al
mismo tiempo, 12 Años de Esclavitud, es una película de estructura lineal,
sin giros sorprendentes, y que resuelve todo hacia el final. No ha inventado la
pólvora.
Capitán Philips |
Con todo y todo –hay que decirlo antes de que empiecen a
tirarme piedras-, no me indigna que haya ganado el Oscar; de hecho, me lo
esperaba. Lo que me hubiese indignado en verdad es que ganase Capitán
Philips cuya presencia entre las nominadas de por sí me disgusta. No
porque sea una película terrible ni porque Tom
Hanks no actúe bien (a ese hombre lo disfrazas repartidor de volantes del Norky’s
y sigue siendo genial), sino porque es una película, a lo más, “entretenida”, y
de esas hay muchas. Si se trata de películas entretenidas, The Hunger Games o cualquier otra película comercial entretenida
podría estar entre las nominadas, pero sabemos que eso no sucede. En mi opinión,
Capitán
Philips es una película que fue nominada por ser otra historia –entretenida-
de “gringos buenos y extranjeros malos”.
¿Quién es el secuestrado? El americano. ¿Quién es el cerebro que trata de
mantener la calma y se sacrifica por sus hombres? El americano. ¿Quiénes son
los malos que secuestran al gringo y lo torturan? Los somalíes.
Para los defensores acérrimos de Tom Hanks: Existe una categoría llamada “Mejor Actor”; no era
necesario que Capitán Philips fuese nominada a Mejor Película; bastaba con
que –para tal caso-, nominen a Tom Hanks a Mejor Actor.
Esta es mi no tan humilde opinión, y así como tengo el
derecho del mundo a darla, ustedes tienen derecho a contradecirme. Sus
discrepancias son válidas y pueden dejarlas allí abajo (*checar la cajita de “comentarios”*).
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