lunes, 10 de marzo de 2014

Para perder el Oscar



Por: Alexiel Vidam

Creo que ya me voy haciendo a la idea de que las películas que yo quiero que ganen el Oscar, nunca ganarán el Oscar. De hecho, creo que mi paladar suele ser bien “Anti-Oscar”. Le voy a las pelis con giros sorprendentes, diálogos ingeniosos, que golpean, que rompen estereotipos…. y si tienen buena música, mejor.

Lamentablemente, así nunca se gana el Oscar, o casi nunca, por no ser tan estrictos.

Dallas Buyers Club
El tema con los Oscar es el siguiente: para ganar, tu película no necesariamente debe tener el mejor argumento, incluir alguna técnica innovadora o ser visualmente muy atractiva. Para ganar el Oscar hay una fórmula que arranca con el ingrediente más importante: estar a favor de la política gringa. Estar a favor del libre mercado, defender las leyes y valores gringos, justificar a toda costa el “American Way of Life”, y, obviamente, creer que Estados Unidos es la representación del bien.

Partiendo de aquí, mis dos favoritas arrancan con el pie izquierdo. Dallas Buyers Club es una película que cuestiona la ley nortemaricana, criticándola de dar más valor al dinero que a la salud de su gente. Philomena, por su lado, pone sobre el tapete un caso de republicano gay, reprimido y afectado por las leyes homófobas de su propio partido. Ambas son historias crudas e interesantes; exploran a sus personajes y muestran su transformación. La transformación de estos, a su vez no es gratuita; los argumentos incluyen giros dramáticos que les hacen cambiar. Son historias que golpean, pero a la vez hincan; las historias que hincan, no ganan el Oscar.

Philomena

El segundo punto a considerar, es que Hollywood es la casa del cine clásico. Cuando hablamos de cine clásico no nos referimos a antigüedad, sino a una estructura particular a la hora de narrar. El cine clásico toma la estructura del cuento clásico: inicio-nudo-desenlace. Los hechos se presentan casi de forma lineal (algún flashback es válido). Hay un primer momento para ubicarnos en el contexto, otro para formular el problema (el “momento de crisis” o de “clímax”), y un tercero para mostrar la resolución (buena o mala). A su vez, se busca que el guión quede siempre muy claro, que hacia el final de la historia no queden cavos sueltos, y que –remarcando en el punto anterior-, los “buenos” sean muy americanos (por lo menos en esencia).

American Hustle

El Oscar, el premio de la Academia, privilegia a aquellas historias que presentan una estructura acorde con su modelo. Ahí tenemos al tantas veces discriminado Tarantino, que nunca ha ganado un Oscar a Mejor Película, aunque muchos pensemos que Pulp Fiction debió ganarle a Forrest Gump. Este año, me parece que eso fue lo que tampoco favoreció a una película como American Hustle (mi tercera favorita), donde los personajes son antihéroes que se salen con la suya, donde la estafa deja varios cavos sueltos y la línea argumental da ciertos giros vertiginosas que obligan al espectador a estar atento. Al mismo tiempo, cabe resaltar que Hollywood tiene un gusto particular por el drama. Quizás hay consenso general acerca de que es el género que toca más, el que explora situaciones más profundas y analiza mejor a los personajes. Sin embargo, ello no quita que otros géneros puedan hacerlo también. Creo que en el caso de American Hustle -comedia-, la película no sólo presentó diálogos geniales, sino que a través de ellos nos reveló a sus intérpretes; su vida es tan ácida y tan irónica como sus frases. Ellos expresan mucho, con sus palabras, con los gestos de cada uno de los actores. Sin embargo, Hollywood consideró que no daba la talla, a pesar de ser la cinta con más elementos resaltantes: un guión ingenioso, un final sorprendente, actuaciones destacables, buenas tomas, y una riquísima banda sonora.

Her

Finalmente, mi cuarta preferida, era Her. Me conmovió. Destaco la maestría del director para lograr que el público conecte con una historia tan “friki”, tan “geek”… si nos ponemos más sinceros, tan “nerd”. Her logra que nos traguemos el rollo del tipo enamorado de su laptop, y que asumamos, además, que esta última pueda tener sentimientos reales. Es una película que indaga en la soledad, en la alienación tecnológica y la necesidad de ser comprendido. A pesar de ello, si la vemos desde afuera (si leemos la reseña y pasamos por alto la puesta en escena), Her sigue siendo NERD, sigue siendo el “drama” de un hombre y su  laptop, y eso no es “cool”, ni lo suficientemente trascendente como para ganar el Oscar.

12 Años de Esclavitud
El Oscar prefiere películas como 12 Años de Esclavitud que –no me malentiendan-, es una buena película, pero es una buena película lo suficientemente gringa como para ganar. No cuestiona la política actual estadounidense sino que la apoya. Recuerden que la guerra de secesión la ganaron los yankees; por lo tanto, la política actual gringa, es yankee. Es un drama intenso sí (el punto más destacable de la película), pero sigue siendo un argumento tocado hasta el cansancio. La lista de películas, obras y series sobre esclavos negros es larga. No estoy en contra del tema (no me miren con cara de “eres una insensible de Q#$))=Q@”), está bien que existan películas que lo aborden; sólo digo que a estas alturas ya no es tan original… a no ser que lo abordes como Quentin Tarantino (y así no ganas el Oscar). Al mismo tiempo, 12 Años de Esclavitud, es una película de estructura lineal, sin giros sorprendentes, y que resuelve todo hacia el final. No ha inventado la pólvora.

Capitán Philips

Con todo y todo –hay que decirlo antes de que empiecen a tirarme piedras-, no me indigna que haya ganado el Oscar; de hecho, me lo esperaba. Lo que me hubiese indignado en verdad es que ganase Capitán Philips cuya presencia entre las nominadas de por sí me disgusta. No porque sea una película terrible ni porque Tom Hanks no actúe bien (a ese hombre lo disfrazas repartidor de volantes del Norky’s y sigue siendo genial), sino porque es una película, a lo más, “entretenida”, y de esas hay muchas. Si se trata de películas entretenidas, The Hunger Games o cualquier otra película comercial entretenida podría estar entre las nominadas, pero sabemos que eso no sucede. En mi opinión, Capitán Philips es una película que fue nominada por ser otra historia –entretenida-  de “gringos buenos y extranjeros malos”. ¿Quién es el secuestrado? El americano. ¿Quién es el cerebro que trata de mantener la calma y se sacrifica por sus hombres? El americano. ¿Quiénes son los malos que secuestran al gringo y lo torturan? Los somalíes.


Para los defensores acérrimos de Tom Hanks: Existe una categoría llamada “Mejor Actor”; no era necesario que Capitán Philips fuese nominada a Mejor Película; bastaba con que –para tal caso-, nominen a Tom Hanks a Mejor Actor.

Esta es mi no tan humilde opinión, y así como tengo el derecho del mundo a darla, ustedes tienen derecho a contradecirme. Sus discrepancias son válidas y pueden dejarlas allí abajo (*checar la cajita de “comentarios”*).


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