Por: Iván Extramiana
El Lobo de Wall Street está basada en hechos reales que
ocurrieron al corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo
DiCaprio). A mediados de los años ochenta, Belfort era un joven honrado que
perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que
lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar
una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna cuando tenía poco más de veinte
años como fundador de una agencia bursátil le valió el sobrenombre de “El lobo de Wall Street”. Dinero,
poder, mujeres, drogas. Las tentaciones abundaban y el temor a la ley era
irrelevante. Jordan y su manada de lobos consideraban que la discreción era una
cualidad anticuada; nunca se conformaban con lo que tenían.
Del papel a la gran pantalla
Scorsese y Di Caprio nos traen la adaptación de la novela de Jordan Belfort,
un bróker de Wall Street, un lobo con piel de lobo capaz de ganar 12 millones
de dólares en 3 minutos y embolsarse 50 millones de dólares al año con astucias
ilegales. El Lobo de Wall Street nos muestra los efectos del poder y el
dinero, que mezclado con muchas drogas y sexo, se convierte en un desenfreno
sin límites. El ritmo del argumento es agitado; consigue mantener el clímax a
un nivel altísimo durante sus casi 3 horas de metraje. Pero no todo el mérito
es de Scorsese en este apartado, gran culpa de su éxito hay que agradecérselo a
su guionista Terance Winter, conocido por haber escrito los
episodios de series legendarias como Los
Soprano y Boardwalk Empire; él
dota al filme de unos speeches vertiginosos por parte de sus personajes. El
argumento es narrado por su protagonista, quien se dirige a nosotros varias
veces mirando directamente a la cámara, como en una conversación.
Genialidad interpretativa
Leonardo Di Caprio
ralla la perfección adoptando la personificación perfecta del embaucador que es
Jordan Belfort. Di Caprio indaga en
la psique de un descerebrado ofreciendo una interpretación sublime que se aleja
de cualquier reconocimiento físico, para adentrarse en el terreno del mito. En
su enésima obra maestra, Leonardo deja la huella de un actor que, a cada paso
que da, no hace más que deslumbrar y que se destapa en esta ocasión con una
demostración sensacional de incursión. Leo consigue ganar el Globo de Oro a mejor actor de comedia
por esta película y una nominación a
mejor actor en los Oscar 2014. A su lado, como coprotagonista, el gran Jonah Hill, con quien Leo consigue una
simbiosis perfecta; gracias a esto, Jonah consigue una nominación para los Oscar 2014 a mejor actor de reparto. Podemos
apreciar el esfuerzo y el trabajo de Jonah en la gran pantalla; se le ve
increíblemente a gusto en su papel. Hay una anécdota que dice que Jonah Hill
estaba tan entusiasmado por trabajar en esta película, que se aceptó cobrar el salario mínimo, de 60.000$. Cabe resaltar
también la gran y corta interpretación de Matthew
McConaughey, que arranca más de una carcajada, y la de Kyle Chandler interpretando al agente del FBI que trata de cazar a
nuestro protagonista.
Guiños y curiosidades
Estamos ante una Obra Maestra, para un servidor de lo
mejorcito en estos últimos años, donde Scorsese Uno de los
Nuestros (Godfellas) y Casino, a las cuales hay varias
referencias en este filme. El propio Martin Scorsese lo reconoce en una
entrevista con Le Nouvel Observateur:
consigue que los espectadores
no dejemos de hablar y comentar durante días lo que acabamos de ver con una
gran sonrisa dibujada en nuestras caras. Una película que podría formar parte
de una trilogía junto a
“Jordan Belfort es hermano de Henry Hill, de Goodfellas.
Este último llegaba a tenerlo todo, dinero, mujeres, cocaína, mientras va
ascendiendo en la jerarquía de la mafia. En Wall Street cambia el decorado y en
apariencia, la moralidad es más refinada, pero es la misma cosa. Socialmente, no
es aceptable ser un gángster; por el contrario, está bien hacer dinero gracias
al sistema, sean cuales sean los medios.”
¿Escenas épicas? Varias. Una de las más destacadas: el
desternillante momentazo de los Lemmon 714 con parodia a Popeye, y no olvidar la escena del yate con Jordan increpando al
FBI, una de mis favoritas.
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