Cuando manda el Ego
Por: Alexiel Vidam
¿Cuánto es amor y cuánto es lucha de poder? En el supuesto
día más romántico del año, los cinematosos nos ponemos rebeldes (“para variar”),
y les traemos un simpático post sobre ciertas parejas del cine que parecen más
unidas por el enfrentamiento que por el filin shakespereano (“Oh, Romero,
Romeo! ¿Dónde estás que no te veo?”). ¿Será que del odio al amor (o a la
pasión) hay de veras un paso?... Veamos qué sucede con estas extrañas parejitas…
ATRÁPAME SI PUEDES
(Scarlett O’Hara y Rhett Buttler – Lo Que el Viento se Llevó)
Una de las parejas clásicas del cine, conformada por dos
indomables. Ella es una diva en desgracia, que para asegurar su supervivencia y
la de los suyos ha recurrido a todas las artimañas posibles, incluyendo dos
matrimonios por conveniencia. Rhett es
otro rebelde. Un tipo de clase alta que prefiere vivir la vida a su manera,
saltando las reglas, en un mundo de juego, alcohol y mujeres. Él queda prendado
de Scartlett y se convierte en su As
bajo la manga. Sin embargo, Scarlett
es una mujer marcada por la guerra, el hambre y el capricho de un amor
imposible. Su relación con Rhett se muestra más como un duelo de seducción que
como una historia romántica. Más que Romeo
y Julieta, esto es una lucha de pasiones y personalidades; él que va tras
ella, y ella burlándose de él.
ALIANZA PSICOPÁTICA
(Clarice Stearling y Hannibal Lecter - El Silencio de los Corderos)
Otra de las parejas más interesantes del cine parece estar más
unida por el enfrentamiento que por el romanticismo. Clarice y Hannibal son,
en el mejor de los casos, aliados estratégicos. Él es un psiquiatra convicto,
curiosamente, psicópata, asesino en serie con preferencias culinarias bastante
particulares (le gusta comerse a sus víctimas). Ella, es una agente del FBI (aspirante,
en la primera entrega de la saga). Ella debe recurrir a él para estudiarle y
compararle con otro asesino serial al que está buscando (el “Búfalo Bill”). Él
se ha negado siempre a ayudar a la policía, pero por alguna razón, llega a
simpatizar con Clarice. Empiezan un “juego de intercambios”: “Tu información
por mi información”; Clarice debe contar hechos importantes de su vida a cambio
del apoyo de Hannibal. Él a menudo la reta, juega con su psique e intenta
ponerla nerviosa, pero a la vez se muestra como un tipo caballeroso y dispuesto
a impulsar su carrera mediante la captura del otro asesino. Ella prodiga hacia
él una mezcla entre repugnancia y admiración. Sin duda, una de los momentos más
intrigantes de esta pareja, es cuando ella le lleva a la celda unos dibujos
(hechos por el propio Hannibal); él la mira a los ojos y le dice: “Dirán que
estamos enamorados”.
CAZADOR Y VÍCTIMA
(Norman Bates y Marion Crane - Psicosis)
¿Alguien dijo “atracción fatal”? Norman es psicótico, alucina con su madre muerta controlando su
vida, dándole órdenes y alejándole del resto de mujeres. Él adopta la
personalidad de su madre y hasta se viste como ella. Marion tampoco es un angelito. Ella ha robado $ 40 mil de la
empresa inmobiliaria en la que trabajaba; se encuentra huyendo de la justicia.
Es así como termina hospedándose en el Motel
Bates, donde conoce al “hijito de mamá” Norman, quien inmediatamente se
siente atraído hacia ella. Lamentablemente, “mami” –en la cabeza de Norman-,
literalmente, mata por su hijito.
PASIÓN EN LOS TIEMPOS DEL LIBERTINAJE
(El Conde de Val Mont y la Condesa Merteuil – Relaciones Peligrosas)
Me atrevería a decir que ésta pareja da mucho más miedo que cualquier
dupla de horror. Se trata de dos libertinos, nihilistas, amorales. Ellos se
divierten con la perversión y el derroche, y ven a los otros como puros objetos
para lograr sus fines. Un libertino sólo respeta a otro libertino; lo ve como
un aliado o posible rival. Así es como se relacionan el Vizconde de Val Mont y la Marquesa de Merteuil, personajes de clase alta de la Francia diociochesca. Alguna
vez ellos tuvieron una relación pasional; ahora son aliados, pero él quiere
recuperarla como amante. Ella le dice que accederá si él cumple un doble reto:
por una parte, desvirgar a la joven Cécile de Volanges, para que no pueda
desposar a un enemigo de Merteuil, y por otra parte, seducir a Madame de Tourvel,
una mujer casada, fiel y de marcados valores religiosos. Val Mont acepta el
reto movido por el orgullo y la pasión, pero el desenlace no es bueno para
ninguna de las partes. Ésta es otra de esas “relaciones peligrosas” (muy acorde
con el título), en las que el enlace se basa en la lucha de egos.
ESTOY DETRÁS DE TI…
(Chema y Angela – Tesis)
Esta pareja surge luego de muchos enredos, intrigas y
suspenso en los que el drama psicológico y la muerte están sumamente implicados
(qué romántico). Angela está
haciendo una tesis sobre la violencia en el cine; para ello, decide investigar
un género particular –e ilícito- de películas: el snuff (grabaciones de asesinatos reales, accesibles en el mercado
negro). De este modo, acaba contactando con Chema, un estudiante bastante “freak” con una amplia colección de
estos simpáticos videítos, entre otras muestras de cine violento y pornografía.
“Sin querer queriendo”, en medio de la investigación, ambos terminan implicados
en la persecución de un asesino serial de mujeres. Lo más enredado del asunto
es que Angela, como “detective y presa”, empieza a ser acechada por el asesino,
cuya identidad queda oculta hasta el final. Chema es uno de los sospechosos.
SÍNDROME DE ESTOCOLMO
(Robert Ledgard y Vera Cruz – La Piel que Habito)
Estocolmo… Estocolmo… Estocolmo. Esta extraña relación surge
del crimen y la venganza. Él es un científico loco, cirujano plástico marcado
por la infidelidad, por la muerte de su mujer, y luego por la de su hija,
trastornada y abusada sexualmente. El objeto de su rencor es Vera –quien no siempre se llamó “Vera”-
cuya identidad ha sido enterrada forzosamente. Vera es secuestrada por Ledgard, y se ha convertido en el
conejillo de indias para sus experimentos sobre la piel. Él la mantiene con
vida, y bajo ciertas circunstancias, la protege. Quién es el verdadero villano
de los dos es algo que no queda muy claro, ya que, como casi todos los
personajes de Almodóvar, se trata de
seres retorcidos. Lo que sí es cierto es que en algún momento el odio y la
dependencia se confunden con pasión y… ¿amor?... Naaaaaaaa.
Estupendo recopilación, un abrazo
ResponderEliminarGracias :D!
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