viernes, 14 de febrero de 2014

"Dame la contra"

Cuando manda el Ego


Por: Alexiel Vidam

¿Cuánto es amor y cuánto es lucha de poder? En el supuesto día más romántico del año, los cinematosos nos ponemos rebeldes (“para variar”), y les traemos un simpático post sobre ciertas parejas del cine que parecen más unidas por el enfrentamiento que por el filin shakespereano (“Oh, Romero, Romeo! ¿Dónde estás que no te veo?”). ¿Será que del odio al amor (o a la pasión) hay de veras un paso?... Veamos qué sucede con estas extrañas parejitas…


ATRÁPAME SI PUEDES

(Scarlett O’Hara y Rhett Buttler – Lo Que el Viento se Llevó)


Una de las parejas clásicas del cine, conformada por dos indomables. Ella es una diva en desgracia, que para asegurar su supervivencia y la de los suyos ha recurrido a todas las artimañas posibles, incluyendo dos matrimonios por conveniencia. Rhett es otro rebelde. Un tipo de clase alta que prefiere vivir la vida a su manera, saltando las reglas, en un mundo de juego, alcohol y mujeres. Él queda prendado de Scartlett y se convierte en su  As bajo la manga. Sin embargo, Scarlett es una mujer marcada por la guerra, el hambre y el capricho de un amor imposible. Su relación con Rhett se muestra más como un duelo de seducción que como una historia romántica. Más que Romeo y Julieta, esto es una lucha de pasiones y personalidades; él que va tras ella, y ella burlándose de él.


ALIANZA PSICOPÁTICA

(Clarice Stearling y Hannibal Lecter - El Silencio de los Corderos)


Otra de las parejas más interesantes del cine parece estar más unida por el enfrentamiento que por el romanticismo. Clarice y Hannibal son, en el mejor de los casos, aliados estratégicos. Él es un psiquiatra convicto, curiosamente, psicópata, asesino en serie con preferencias culinarias bastante particulares (le gusta comerse a sus víctimas). Ella, es una agente del FBI (aspirante, en la primera entrega de la saga). Ella debe recurrir a él para estudiarle y compararle con otro asesino serial al que está buscando (el “Búfalo Bill”). Él se ha negado siempre a ayudar a la policía, pero por alguna razón, llega a simpatizar con Clarice. Empiezan un “juego de intercambios”: “Tu información por mi información”; Clarice debe contar hechos importantes de su vida a cambio del apoyo de Hannibal. Él a menudo la reta, juega con su psique e intenta ponerla nerviosa, pero a la vez se muestra como un tipo caballeroso y dispuesto a impulsar su carrera mediante la captura del otro asesino. Ella prodiga hacia él una mezcla entre repugnancia y admiración. Sin duda, una de los momentos más intrigantes de esta pareja, es cuando ella le lleva a la celda unos dibujos (hechos por el propio Hannibal); él la mira a los ojos y le dice: “Dirán que estamos enamorados”.


CAZADOR Y VÍCTIMA

(Norman Bates y Marion Crane - Psicosis)


¿Alguien dijo “atracción fatal”? Norman es psicótico, alucina con su madre muerta controlando su vida, dándole órdenes y alejándole del resto de mujeres. Él adopta la personalidad de su madre y hasta se viste como ella. Marion tampoco es un angelito. Ella ha robado $ 40 mil de la empresa inmobiliaria en la que trabajaba; se encuentra huyendo de la justicia. Es así como termina hospedándose en el Motel Bates, donde conoce al “hijito de mamá” Norman, quien inmediatamente se siente atraído hacia ella. Lamentablemente, “mami” –en la cabeza de Norman-, literalmente, mata por su hijito.


PASIÓN EN LOS TIEMPOS DEL LIBERTINAJE

(El Conde de Val Mont y la Condesa Merteuil – Relaciones Peligrosas)


Me atrevería a decir que ésta pareja da mucho más miedo que cualquier dupla de horror. Se trata de dos libertinos, nihilistas, amorales. Ellos se divierten con la perversión y el derroche, y ven a los otros como puros objetos para lograr sus fines. Un libertino sólo respeta a otro libertino; lo ve como un aliado o posible rival. Así es como se relacionan el Vizconde de Val Mont y la Marquesa de Merteuil, personajes de clase alta de la Francia diociochesca. Alguna vez ellos tuvieron una relación pasional; ahora son aliados, pero él quiere recuperarla como amante. Ella le dice que accederá si él cumple un doble reto: por una parte, desvirgar a la joven Cécile de Volanges, para que no pueda desposar a un enemigo de Merteuil, y por otra parte, seducir a Madame de Tourvel, una mujer casada, fiel y de marcados valores religiosos. Val Mont acepta el reto movido por el orgullo y la pasión, pero el desenlace no es bueno para ninguna de las partes. Ésta es otra de esas “relaciones peligrosas” (muy acorde con el título), en las que el enlace se basa en la lucha de egos.


ESTOY DETRÁS DE TI…

(Chema y Angela – Tesis)


Esta pareja surge luego de muchos enredos, intrigas y suspenso en los que el drama psicológico y la muerte están sumamente implicados (qué romántico). Angela está haciendo una tesis sobre la violencia en el cine; para ello, decide investigar un género particular –e ilícito- de películas: el snuff (grabaciones de asesinatos reales, accesibles en el mercado negro). De este modo, acaba contactando con Chema, un estudiante bastante “freak” con una amplia colección de estos simpáticos videítos, entre otras muestras de cine violento y pornografía. “Sin querer queriendo”, en medio de la investigación, ambos terminan implicados en la persecución de un asesino serial de mujeres. Lo más enredado del asunto es que Angela, como “detective y presa”, empieza a ser acechada por el asesino, cuya identidad queda oculta hasta el final. Chema es uno de los sospechosos.


SÍNDROME DE ESTOCOLMO

(Robert Ledgard y Vera Cruz – La Piel que Habito)


Estocolmo… Estocolmo… Estocolmo. Esta extraña relación surge del crimen y la venganza. Él es un científico loco, cirujano plástico marcado por la infidelidad, por la muerte de su mujer, y luego por la de su hija, trastornada y abusada sexualmente. El objeto de su rencor es Vera –quien no siempre se llamó “Vera”- cuya identidad ha sido enterrada forzosamente. Vera es secuestrada por Ledgard, y se ha convertido en el conejillo de indias para sus experimentos sobre la piel. Él la mantiene con vida, y bajo ciertas circunstancias, la protege. Quién es el verdadero villano de los dos es algo que no queda muy claro, ya que, como casi todos los personajes de Almodóvar, se trata de seres retorcidos. Lo que sí es cierto es que en algún momento el odio y la dependencia se confunden con pasión y… ¿amor?... Naaaaaaaa.

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