miércoles, 23 de mayo de 2018

Grandes esperanzas y amores desgarrados



Por: Alexiel Vidam

Grandes Esperanzas (1998) de Alfonso Cuarón, es una de esas películas que vale la pena repetir (debo haberla repetido unas cuantas miles de veces), y también de esas películas románticas que uno puede ver sin sentir un poco de vergüenza.

Es cierto que habla de amor romántico… un tipo de amor, que, por cierto, se encuentra bastante vetado/criticado en esta época moderna y progresista; sin embargo, ¿quién no podría identificarse con ella? ¿Quién no ha sentido ese amor desgraciado y sinsentido alguna vez en su vida? Creo que todos somos conscientes de que, lo que vemos en pantalla, no es lo que debería ser, ni el tipo de amor que desearíamos tener, pero no por ello dejamos de disfrutar de la historia y de la genialidad de la puesta en escena, ni de conectar con alguno de esos momentos que hoy preferíamos borrar de nuestras biografías.


Esta historia es, ni más ni menos, que una adaptación moderna de la novela homónima de Charles Dickens (1860). Cuenta la historia de Finnegan “Finn” Bell (Ethan Hawke), un joven que, desde su niñez, se encuentra locamente enamorado de Estella (Gwyneth Paltrow), una mujer manipuladora -y extremadamente seductora-, educada por su tía, la Sra. Dinsmoor (Anne Bancroft) para romper el corazón de los hombres.



Te destrozará el corazón. Dalo por hecho. Qué trágico. Ya estás enamorado. Y aún cuanto te garantice que esta muchacha te herirá terriblemente, la buscarás con afán. ¿No es grandioso el amor?

El primer obstáculo que percibe Finn, para alcanzar el corazón de Estella, es la diferencia social que existe entre ambos. Finn es un muchacho de clase media-baja, mientras Estella es la heredera de la adinerada y extravagante Sra. Dinsmoor. Sin embargo, repentinamente se abre para Finn una gran puerta de posibilidades (de “grandes esperanzas”): los dibujos que Finn hacía por afición, han llegado mágicamente a manos de una galerista que espera mostrar su trabajo en Nueva York. Todo indica que Finn cuenta con un patrocinador secreto, interesado en dar a conocer su arte al mundo.


Finn piensa que se trata de la señora Dinsmoor, quien pronto le revela que Estella –a quien él no veía por años- se encuentra en Nueva York. ¿Es que acaso la Sra. Dinsmoor estaba interesada en que él se reencuentre con Estella?

Lo que más me ha gustado de este filme, es, sin duda, la maestría con la que Cuarón ha conseguido adaptar un argumento tan clásico a los tiempos modernos. En la versión original, el protagonista sueña con convertirse en caballero; en la adaptación, busca convertirse en un pintor afamado y reconocido. El galanteo entre Estella y Finn también ha evolucionado a la época actual; ya no se trata de simples miradas, sonrisas, bailes e inocentes besos en la mejilla; la cosa se vuelve mucho más pasional y acorde con el romance contemporáneo.


De las interpretaciones, la que más me atrapó fue la de Anne Bancroft como esa anciana trastornada y obsesionada con atrapar al pobre Finn en la telaraña de la preciosa y nociva Estella. Este personaje, además, tiene la curiosidad de recordar en cierto modo al papel que años atrás se convirtiese en el más icónico de la actriz: la provocadora y neurótica Mrs. Robinson, de El Graduado. Mrs. Dinsmoor pues, pareciera ser una versión envejecida de Mrs. Robinson; como si ésta –años más tarde- hubiese llevado su neurosis al extremo límite.


Gwyneth Paltrow y Ethan Hawke, por su parte, interpretan bien el drama romántico de “gato y ratón”, donde el felino juguetea, divertido y sádico, con su presa antes de aplicar el zarpazo monrtal. Y de Robert De Niro… ni qué decir; sabe mostrar la excelencia que siempre le caracteriza hasta en el papel más pequeño. Él representa a esos “villanos muy simpáticos”, esos “tipos malos” que en muy en el fondo tienen buen corazón.



La fotografía y el arte son otros factores clave para completar la atmósfera del filme. El juego entre el verde, los rayos de sol que se cuelan, y las ramas secas en la casa de la Sra. Dinsmoor, construyen un ambiente excéntrico y extrañamente lúgubre, muy acorde con la atmósfera del personaje. Por otro lado, la lluvia en uno de los diálogos más dramáticos del filme recarga las frases de un desgarrado Finn de una intensidad conmovedora, capaz de atravesar al espectador.



Finalmente, y para cerrar con broche de oro, la música termina de construir ese ambiente místico y atrapante. Ella, sin mucho esfuerzo, es capaz de convertirnos en Finn, de identificarnos con sus anhelos y su amor tan apasionado e intenso, como irracional.



Ficha técnica

Dirección: Alfonso Cuarón
Producción: Art Linson
Idea original: Charles Dickens (de su novela Grandes Esperanzas)
Guión: Mitch Glazer
Música: Patrick Doyle
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Montaje: Steven Weisberg
Reparto: Ethan Hawke, Gwyneth Paltrow, Anne Bancroft, Robert De Niro
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 1998
Género: Drama romántico