Por: Alexiel Vidam
"La gente piensa en lo oscuro como algo malo, y cree que lo
luminoso siempre es bueno. Pero a veces la oscuridad puede ser muy hermosa, y
en algunos casos la luz puede ser bastante cruda. Así que yo trato de mezclar
las dos, para demostrar que las cosas no siempre son como las percibe la gente
de una manera simplista." (Tim Burton)
Érase una vez, a inicios de los 60', un niño desadaptado de California. Se llamaba Timothy William Burton, y tenía la extraña afición de espantar a
sus vecinos con historias de invasiones extraterrestres, o parodiar delitos
sangrientos. Era introvertido y solitario; casi no tenía amigos, y se pasaba
las horas dibujando, leyendo a Edgar
Allan Poe, o viendo películas de horror.
Le encantaban los monstruos, en especial los de las
películas de Hammer Productions, a
los que encontraba un encanto particular, hallándolos mucho más complejos que a
los seres humanos. “Los humanos parecían figuras de cartón-piedra, mientras que los
monstruos sufrían, tenían una existencia atormentada. Vivían la vida y la
muerte, todo a la vez; así que, por fuerza, tenían que ser más conmovedores”
(Tim Burton).
En 1976, a los 18 años, ingresó al Instituto de Artes de
California, fundado por Walt Disney
para aquellos jóvenes interesados en la animación. Durante su estancia en el
instituto, realizó la serie animada Stalk of the Celery Monster, que le
valió la oportunidad de ser contratado por Disney
para colaborar en los próximos filmes. Pero… ¿encajarían los tétricos
dibujos de Burton entre las historias azucaradas de Disney?
Un director desadaptado
Si de niño era desadaptado, de grande lo siguió siendo. Disney no confiaba en Burton porque encontraba sus dibujos demasiado lúgubres y terroríficos. Cuando por fin dejó de estar relegado al papel de aprendiz de animación, y se le dio la oportunidad de realizar sus propios cortometrajes, fue rápidamente descalificado por la productora.
Primero dirigió Vincent, un corto sobre un niño de
siete años que soñaba con ser Vincent
Price (famoso actor de las películas de horror de Roger Corman) y vivía en un mundo de pesadillas y alucinaciones. El
corto era en blanco y negro, tenía marcadas influencias del cine expresionista
alemán (hay una toma de una sombra tenebrosa dibujada sobre la pared, que de
hecho, recuerda mucho a la inmensa sombra del Nosferatu de Murnau), y alusiones a historias de Edgar Allan Poe. El filme, que contó
con la colaboración del mismísimo Vincent Price para la voz del narrador,
obtuvo numerosos reconocimientos por parte de la crítica especializada, pero
Disney se negó a comercializarlo.
Vincent, primer cortometraje de Tim Burton.
A Vincent, le siguió Frankenweenie, un cortometraje life-action, también en blanco y negro, basado en la historia de Frankenstain. Contaba la historia de Victor, un niño que buscaba vencer a la muerte para resucitar a su perro Sparky. El corto obtuvo una nominación a los Premios Saturn, pero le costó el despido a Tim Burton, pues Disney consideró que la película era demasiado terrorífica para los niños. Frankenweenie fue comercializada recién a partir de que Burton obtuviese éxitos de taquilla con Beetlejuice y Batman.
Frankenweenie, segundo cortometraje de Tim Burton.
Lo irónico es que ahora, que es ampliamente reconocido el talento de Tim Burton, Disney apuesta por la obra que alguna vez rechazó, anunciando el lanzamiento de un remake animado de Frankenweenie. El estreno de esta nueva versión, dirigida por el propio Burton, está programado para el 12 de Octubre de este año.
Brujas, vampiros, locos de remate, y caballeros oscuros
Barnabas Collins, protagonista de Dark Shadows. |
Sus protagonistas suelen ser personajes fantásticos, que van
desde brujas, vampiros y fantasmas, hasta hombres creados de manera artificial.
Son personajes profundos, con algún dilema existencial o drama que les ha
marcado la vida y los ha convertido en lo que son ahora: desadaptados; una
característica que se encuentra presente en casi todos sus personajes, desde Batman, el héroe vestido de murciélago,
hasta Barnabas Collins (protagonista
de Dark
Shadows, su último largometraje concluido), un vampiro del siglo XVIII que
despierta súbitamente en el año 1972.
Beetlejuice |
Los ambientes de Burton son tan duales como sus
protagonistas. En ellos se nota la convivencia del bien y el mal, de manera
disonante y marcada. La oscuridad es un lugar misterioso, intimidante y
terrorífico, pero a la vez atractivo, melancólico, encantador, bello, elegante.
Uno siente que un secreto le llama desde la penumbra, buscando ser descubierto.
Por otra parte, el color suele ser asociado con lo luminoso, lo cotidiano, lo
“normal”, pero en medio de todo ello, puede tener mucho de perturbador y
amenazante. Esa “normalidad” tiende a rechazar a los protagonistas de Burton,
personajes tristes y retraídos, que, ante el rechazo de una sociedad que los
condena, acaban refugiándose en la soledad y en la abstracción.
Las atmósferas de sueño y las situaciones disparatadas están
inspiradas en el surrealismo, vanguardia
que busca plasmar los dictados del subconsciente. Por otra parte, la estética
en sí (la forma distorsionada de los decorados, las sombras marcadas, la
oscuridad, el maquillaje de los personajes enfatizando su palidez en contraste
con las pronunciadas ojeras, entre otros elementos), está claramente
influenciada por el expresionismo, movimiento
intelectual focalizado en la expresión de lo subjetivo. El drama existencial, así
como las dualidades, tan presentes en las películas de Burton, son también
elementos fundamentales de esta corriente.
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