Esfera: Un
viaje a través de las pesadillas
Por: Efraím Suarez
Esfera (Sphere),
basada en la novela homónima de Michael
Crichton, pese a su desastrosa crítica y su baja recaudación, se ha
convertido en una de esas pequeñas joyas de la ciencia ficción; sin llegar a
tener unas aspiraciones de tintes épicos o asombrosos efectos especiales (véase
cualquier película o saga sobre el tema del primer contacto), es capaz de
introducirnos en un impactante mundo donde nada es lo que parece y el concepto
de vida exterior se nos plantea de un modo más racional y comedido. Barry Levison, director de obras de
tanto renombre (y algunas muy queridas para mí) como Young Sherlock Holmes (1985), Good
Morning Vietnam (1987), Rain Man
(1988), Disclosure (1994) o Sleepers (1996), nos transporta a un
universo asfixiante y opresivo, que va minando la integridad de los
protagonistas a medida que va desvelando poco a poco (aunque sin llegar a
darnos una respuesta concisa), acerca de qué es la Esfera.
El reparto, que apenas cuenta con doce personas en su haber,
está encabezado por un trío de lujo: Dustin
Hoffman, Sharon Stone y Samuel L. Jackson.
Un viaje a las profundidades
Esa es la primera sorpresa que les dispensará aquella
misteriosa nave, una sorpresa que pierde lustre al descubrir el motivo por el
que fue construida: traer de vuelta la esfera, un gigantesco orbe de metal
líquido que no parece poseer entrada alguna y cuyo origen parece ser
extraterrestre.
Es a partir de la aparición de la esfera cuando la película
realmente empieza; cuando lo opresivo del lugar comienza a hacer mella en la
psique de los presentes y el claustrofóbico hábitat en el que se ven obligados
a convivir hacen que los miedos se vuelvan más patentes y ciertos. Ataques de
medusas y serpientes marinas... calamares gigantes y una constante e
incomprensible paranoia que parece saturar el lugar, se mezclan en una vorágine
de sucesos inexplicables.
Un trhiller que
angustia por lo asfixiante del ambiente en que se desarrolla, el cual emula un
viaje a través de las pesadillas y los miedos que gobiernan nuestras vidas y
que no somos capaces de controlar.
El propio Dustin
Hoffman admitió que la película no es todo lo que podría haber sido, que
les faltó un tiempo precioso para conseguir plasmar todo lo que Crichton había conseguido con su obra.
Eso hizo que las críticas se resintieran, sobre todo aquellas de los amantes de
la obra del escritor, que encontraron en el film un insulso remedo del libro. Aun
así, pese a la poca aceptación del público en general y a la pésica
recaudación, con el paso del tiempo la película se ha ido convirtiendo en un
pequeño clásico a tener en cuenta dentro del género de la ciencia ficción que
si bien no es todo lo clara o magnífica que podría haber sido, sí que es
interesante y compleja y no se hace pesada pese a sus más de dos horas de
duración.
El final, tan extraño como “descolocante”, te obliga a
pensar en un ¿esto es todo? Pero poco a poco, te vas dando cuenta de que ese
acto cierra un círculo que mantiene, no sólo la integridad de la película, sino
también la del tiempo mismo.
Ficha técnica:
Año: 1998
País: Estados
Unidos
Director: Barry Levinson
Guión: Stephen Hauser, Paul Attanasio
Productora:
Warner Bross Pictures
Género: Ciencia
ficción, drama psicológico, suspenso
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