Rosemary
Woodhouse: la madre del demonio
Por: Alexiel Vidam
Si tuviésemos que elegir un personaje del cine al que vaya perfecto el
refrán de “porque madre sólo hay una”, ése sería, en mi humilde opinión,
Rosemary Woodhouse, la protagonista de El Bebé de Rosemary (también conocida
como La Semilla del Diablo), uno de los filmes más populares de Roman Polanski.
¿Por qué? Pues digamos que Rosmary es la única madre que te aceptaría aún si
fueses un demonio… en el sentido literal.
Las pesadillas de Rosemary |
Por las noches empieza a verse acosada por extrañas
pesadillas, y durante el día por la entrometida presencia de Minnie y Roman Castevet, la pareja de
ancianos del apartamento de al lado. A partir del suicidio de su antigua inquilina,
ellos comienzan a acercarse a Rosemary y su marido, haciendo de una suerte de
padres sustitutos. Rosemary se siente invadida por ellos, especialmente después
de confirmado su embarazo. Minnie la lleva a su médico particular (uno de los
más reconocidos del país) y la compromete a beber extraños batidos de hierbas “vitamínicas”.
Además, le da un amuleto de la buena suerte que desprende un extraño olor.
La protagonista es una mujer ingenua, delicada y sin mucho
carácter. Su poca habilidad para comunicarse le impide transmitir con claridad
sus miedos e imponer sus opiniones. Casi siempre se deja llevar por los
criterios de otros, en especial por quienes parecen tener mayor experiencia,
demostrando suma inseguridad en sí misma. Una de las escenas más inquietantes
se da ella despierta de un fuerte desmayo y su esposo le comunica que la ha
poseído. Ella se exalta en primera instancia, pero luego lo asume con
normalidad. Se trata, pues, de una mujer sometida y acostumbrada a ser casi un
objeto de los caprichos de un hombre a quien rara vez se atreve a contradecir.
De hecho, durante la primera parte del filme, vemos a Rosemary aceptando las
decisiones de su marido y culpándose de los problemas de pareja.
Esto cambia a partir de la segunda mitad, cuando Rosemary
empieza a pensar como madre. Puesta en alerta sobre las historias demoníacas
que giran en torno al edificio, así como por las extrañas muertes y desgracias
ocurridas a seres cercanos, teme por la vida de su hijo. Empieza a asociar las
visiones de sus sueños con sonidos raros que escucha y con los dolores poco
comunes que siente. Decide pedir ayuda, pero no hay quien le crea. ¿Se está
volviendo loca? Parece dudar por momentos, pero cree, en el fondo, que hay algo
oscuro detrás. Sin más vueltas que darle, debe defenderse sola hasta las
últimas consecuencias.
En este punto, nos damos con otro giro desconcertante y mucho más siniestro que acaba envolviendo al personaje principal…
En este punto, nos damos con otro giro desconcertante y mucho más siniestro que acaba envolviendo al personaje principal…
Una de las escenas más memorables: "¿¡Qué le han hecho a sus ojos?!"
Estupendas actrices, :)
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