Por: Alexiel Vidam
Fui a ver Rocanrol 68 sin mucha expectativa, luego de leer varias
críticas en las que simple y sencillamente, se le hacía puré. Mi sorpresa fue
más que grata, al encontrarme ante una película sumamente entretenida, que me
arrancó varias carcajadas y mantuvo mi atención de inicio a fin.
Esta es la historia de tres “señoritos” de la clase
media-alta limeña en el año 68’.
Ellos viven en La Punta, y tienen
algunos retos para fin de verano: ir a un concierto de rock y, el más
importante, tener enamorada. Si bien los protagonistas pertenecen a un contexto
similar (clase relativamente adinerada, valores religiosos, padres
conservadores), sus personalidades incluyen varios contrastes que conforman un
matiz interesante: Manolo, el
protagonista, es el más sensible, tímido y soñador; le gustaría ser director de
cine, pero se siente presionado por su madre, quien lo induce a ser
administrador. Bobby, por su parte,
se las da de conquistador, pero es sumamente torpe para acercarse a las chicas;
para preocupado por “salir de pito” y por demostrar ser el más macho de los tres.
Finalmente, Guille, es el más “normal”
del grupo, salvo por su pasión desenfrenada hacia el Rock, y en especial hacia Los Rolling Stones.
Siguiendo sus historias, nos remontamos tanto a momentos que
remueven el “filin” de quienes vivieron la época (costumbres cotidianas,
cambios de mentalidad, etc.), como la de aquellos que sentimos pasión por la
música, el cine, y aspectos de la cultura pop. Yo particularmente disfruté
aquellos diálogos en los que se hizo referencia a varios íconos
cinematográficos, como la escena en que Emma,
la vecina “hippy” de Manolo, hace alusión a la mentalidad cuadrada de los
chicos, formando el mismo rectángulo que dibujó Uma Thurman a Travolta en la
película Pulp Fiction. Hay muchas referencias también a Chaplin (con mención especial a Tiempos Modernos), y a
otros clásicos del cine de horror y ciencia ficción, como Metrópolis de Fritz Lang,
y El Bebé de Rosemary, de Roman Polánski. En cuanto a las estrellas rocanroleras mencionadas se encuentran The
Doors, Janis Joplin, Los Beatles, Los Rolling Stones, Jimmy
Hendrix… y del rock nacional de la época, Los Yorks, Los Saicos,
entre otros. De hecho, la canción que más identifica la película es, de estos
últimos, el tema Demolición (1965),
que va perfecto con las peripecias de estos jóvenes queriendo dárselas de “malos”;
es imposible no identificarla, por ejemplo, con la escena en que Guille se roba
el teléfono de la estación.
Demolición, de Los Saicos (1965), tema principal de la película.
Algunos señalan que las actuaciones son el punto más
deficiente de la película, y que se perciben varios errores de script, como la
aparición del logo de la Municipalidad del Callao. Considero que quien haya
percibido el logo en mención, ha de haber hecho un análisis milimétrico de cada
toma, ya que yo estuve atenta al instante preciso en que este error se hiciera
presente, y en ningún momento lo encontré. En cuanto a las actuaciones, es
cierto que son caricaturescas, pero no me parece que sea motivo de crítica, pues
es eso precisamente lo que se busca en este tipo de historias. Hay que tener en
cuenta que Rocanrol 68 es una reconstrucción anecdótica de los que pudieron
ser recuerdos de personas de la época. Vendría a ser algo así como la puesta en
escena de una serie de memorias peculiares y amenas contadas a un grupo de
amigos. De este modo, Rocanrol
68 busca, arrancar risas, y sacudir nostalgias, objetivo que, bajo mi
criterio, es muy bien logrado.
Escena que hace clara alución a Pulp Fiction, de Quentin Tarantino. |
Tratando de ser imparciales, es cierto que al cine peruano todavía le queda bastante por desarrollar. Hay escenas algo flojas, como la de la ensoñación de Manolo estilo película musical. La coreografía dejó bastante que desear; quizás se pudo prescindir de ella o plantearla de un modo diferente. Faltó también dar un poco más de contenido a algunos diálogos o mostrar algún tema de los íconos de Rock extranjeros (aquí entra a tallar el tema de presupuestos, talón de Aquiles del cine nacional desde siempre). Aun así, pienso que muchas de las críticas presentadas a este filme hasta el momento se han pasado de venenosas, y tenido un afán especial por destrozarla.
De este modo, tras ver la película y disfrutarla, me sentí,
no sólo en la obligación de rescatar sus aspectos positivos, sino además de
recomendarla. Creo que en general se la van a pasar muy bien viéndola, y me
alegra ver que el cine nacional va agarrando cada vez más vuelo y acogida en el
público.
Ficha técnica:
Dirección: Gonzalo Benavente Secco
Producción: Augusto Tamayo, Nathalie Hendricks, Gonzalo
Benavente Secco
Guión: Gonzalo Benavente Secco
Música: Paracutá
Sonido: Rosa María Oliart
Fotografía: Roberto Maceda Kohatsu
Vestuario: Leslie Hinojosa
Reparto: Sergio Gjurinovic (Manolo),
Mariananda Schempp (Emma), Jesús Alzamora (Guille),
Manuel Gold (Bobby), Gisela Ponce de León
(Beatriz), Pablo Saldarriaga (Pablo),
Lesli Shaw (Male).
A mí me encanto, es una pela naif y después del cine, sales feliz, y no solo yo, pude ver que otras personas también se reían.
ResponderEliminarMe encantó el homenaje a Banda Aparte de Godard.
Eso sí, se les pasó los letreros modernos de las calles y de borrarle los tatuajes a Leslie Shaw.
Jaja, la verdad no noté los letreros. Lo de los tatuajes por qué te parece que debieron quitarlo? :O
ResponderEliminarYo también salí contenta del cine; me divertí muchísimo :). Y siiiiiii, muy buenos los homenajes :D! Yo me afané con el de Pulp Fiction xD.
- Alex
Es que creo que las chicas limeñas en el 68 no tenían tatuajes. Otra cosa que no me cuadró, es el personaje de la empleada, a no ser que el guionista la haya incluido para mostrar que la Lima del 68 es igual de clasista que la de ahora.
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