martes, 5 de noviembre de 2013

Al ritmo del Rock



 
Por: Alexiel Vidam

Fui a ver Rocanrol 68 sin mucha expectativa, luego de leer varias críticas en las que simple y sencillamente, se le hacía puré. Mi sorpresa fue más que grata, al encontrarme ante una película sumamente entretenida, que me arrancó varias carcajadas y mantuvo mi atención de inicio a fin.  

Esta es la historia de tres “señoritos” de la clase media-alta limeña en el año 68’. Ellos viven en La Punta, y tienen algunos retos para fin de verano: ir a un concierto de rock y, el más importante, tener enamorada. Si bien los protagonistas pertenecen a un contexto similar (clase relativamente adinerada, valores religiosos, padres conservadores), sus personalidades incluyen varios contrastes que conforman un matiz interesante: Manolo, el protagonista, es el más sensible, tímido y soñador; le gustaría ser director de cine, pero se siente presionado por su madre, quien lo induce a ser administrador. Bobby, por su parte, se las da de conquistador, pero es sumamente torpe para acercarse a las chicas; para preocupado por “salir de pito” y por demostrar ser el más macho de los tres. Finalmente, Guille, es el más “normal” del grupo, salvo por su pasión desenfrenada hacia el Rock, y en especial hacia Los Rolling Stones.

Siguiendo sus historias, nos remontamos tanto a momentos que remueven el “filin” de quienes vivieron la época (costumbres cotidianas, cambios de mentalidad, etc.), como la de aquellos que sentimos pasión por la música, el cine, y aspectos de la cultura pop. Yo particularmente disfruté aquellos diálogos en los que se hizo referencia a varios íconos cinematográficos, como la escena en que Emma, la vecina “hippy” de Manolo, hace alusión a la mentalidad cuadrada de los chicos, formando el mismo rectángulo que dibujó Uma Thurman a Travolta en la película Pulp Fiction. Hay muchas referencias también a Chaplin (con  mención especial a Tiempos Modernos), y a otros clásicos del cine de horror y ciencia ficción, como Metrópolis de Fritz Lang, y El Bebé de Rosemary, de Roman Polánski. En cuanto a las estrellas rocanroleras mencionadas se encuentran The Doors, Janis Joplin, Los Beatles, Los Rolling Stones, Jimmy Hendrix… y del rock nacional de la época, Los Yorks, Los Saicos, entre otros. De hecho, la canción que más identifica la película es, de estos últimos, el tema Demolición (1965), que va perfecto con las peripecias de estos jóvenes queriendo dárselas de “malos”; es imposible no identificarla, por ejemplo, con la escena en que Guille se roba el teléfono de la estación.


Demolición, de Los Saicos (1965), tema principal de la película.

Algunos señalan que las actuaciones son el punto más deficiente de la película, y que se perciben varios errores de script, como la aparición del logo de la Municipalidad del Callao. Considero que quien haya percibido el logo en mención, ha de haber hecho un análisis milimétrico de cada toma, ya que yo estuve atenta al instante preciso en que este error se hiciera presente, y en ningún momento lo encontré. En cuanto a las actuaciones, es cierto que son caricaturescas, pero no me parece que sea motivo de crítica, pues es eso precisamente lo que se busca en este tipo de historias. Hay que tener en cuenta que Rocanrol 68 es una reconstrucción anecdótica de los que pudieron ser recuerdos de personas de la época. Vendría a ser algo así como la puesta en escena de una serie de memorias peculiares y amenas contadas a un grupo de amigos.  De este modo, Rocanrol 68 busca, arrancar risas, y sacudir nostalgias, objetivo que, bajo mi criterio, es muy bien logrado. 

Escena que hace clara alución a Pulp Fiction, de Quentin Tarantino.

Tratando de ser imparciales, es cierto que al cine peruano todavía le queda bastante por desarrollar. Hay escenas algo flojas, como la de la ensoñación de Manolo estilo película musical. La coreografía dejó bastante que desear; quizás se pudo prescindir de ella o plantearla de un modo diferente. Faltó también dar un poco más de contenido a algunos diálogos o mostrar algún tema de los íconos de Rock extranjeros (aquí entra a tallar el tema de presupuestos, talón de Aquiles del cine nacional desde siempre). Aun así, pienso que muchas de las críticas presentadas a este filme hasta el momento se han pasado de venenosas, y tenido un afán especial por destrozarla.


De este modo, tras ver la película y disfrutarla, me sentí, no sólo en la obligación de rescatar sus aspectos positivos, sino además de recomendarla. Creo que en general se la van a pasar muy bien viéndola, y me alegra ver que el cine nacional va agarrando cada vez más vuelo y acogida en el público.



Ficha técnica:
Dirección: Gonzalo Benavente Secco
Producción: Augusto Tamayo, Nathalie Hendricks, Gonzalo Benavente Secco
Guión: Gonzalo Benavente Secco
Música: Paracutá
Sonido: Rosa María Oliart
Fotografía: Roberto Maceda Kohatsu
Vestuario: Leslie Hinojosa
Reparto: Sergio Gjurinovic (Manolo), Mariananda Schempp (Emma), Jesús Alzamora (Guille), Manuel Gold (Bobby), Gisela Ponce de León (Beatriz), Pablo Saldarriaga (Pablo), Lesli Shaw (Male).

3 comentarios:

  1. A mí me encanto, es una pela naif y después del cine, sales feliz, y no solo yo, pude ver que otras personas también se reían.
    Me encantó el homenaje a Banda Aparte de Godard.
    Eso sí, se les pasó los letreros modernos de las calles y de borrarle los tatuajes a Leslie Shaw.

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  2. Jaja, la verdad no noté los letreros. Lo de los tatuajes por qué te parece que debieron quitarlo? :O

    Yo también salí contenta del cine; me divertí muchísimo :). Y siiiiiii, muy buenos los homenajes :D! Yo me afané con el de Pulp Fiction xD.

    - Alex

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  3. Es que creo que las chicas limeñas en el 68 no tenían tatuajes. Otra cosa que no me cuadró, es el personaje de la empleada, a no ser que el guionista la haya incluido para mostrar que la Lima del 68 es igual de clasista que la de ahora.

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