La objetualización en la
obra de Brian Jacobs
Por: Alexiel Vidam
Brian Jacobs es el
director del corto Objetofilia, que
se presenta actualmente en el Terror
Fest Perú 2014. Dos veces ganador de Conacine, se sintió atraído hacia el Séptimo Arte desde muy niño, cuando
realizaba pequeñas obras con sus hermanos y amigos, y su padre se encargaba de
grabarlas en video. Luego tomó la costumbre de ver películas, sintiéndose
particularmente impresionado por la película Los Idiotas, de Lars Von Trier.
Tras haber estudiado comunicaciones durante varios años en la Universidad de
Lima, partió hacia Cuba, donde vivió dos años, llevando una especialización en
cine en la Universidad Antonio de los Baños.
En Objetofilia, Brian nos presenta la
relación de obsesiva y dependiente entre una mujer y su habitación…
¿Cómo se te ocurrió el tema del corto?
Objetofilia es un corto muy visual. Surge de una necesidad de
experimentar mucho con los recursos formales, con la visualidad, con lo
sensorial, con lo atmosférico, incluso más que contar una de historia. El punto
de origen está como afincado a un momento en el que yo descubrí unas imágenes
eróticas orientales. En ellas hay unas mujeres jóvenes en distintas situaciones
medio eróticas, sexuales… con elementos espaciales cotidianos, como por ejemplo
tu cuarto, tu mesa, tu olla, lo que fuese.
Digamos que esas mujeres erotizan los objetos con los que interactúan…
Sí, pero en estas imágenes que vi, el objeto no quedaba como simple objeto sino que estaba integrado a
esta composición, a esta puesta en escena, como si fuese un personaje; tenía una vida y una identidad propias.
No era la mujer masturbándose con un objeto; era una mujer teniendo una
seducción muy particular, yo que sé, con un mueble, pero era una cosa de igual
a igual. Eso me parecía interesante porque, por un lado, me incomodaba… La
primera impresión del discurso era la de colocar a la mujer como un objeto más,
pero yo creo que la intención era lo contario. Creo que más bien la
intención era justamente generar una
reflexión a partir de eso; una reflexión de la objetualización de las personas,
por todo lo que a uno está acostumbrado a partir de los medios de comunicación
masivos, particularmente hacia la mujer. Me interesó el cómo finalmente
nosotros terminamos siendo también objetos de otros; terminamos siendo objetos
para un fotógrafo o para algún punto de vista exterior que nos observa desde
otro lugar, y una acción como íntima o propia termina convirtiéndose en una fijación objetofílica. Eso me gustaba como
concepto. No con un afán moral o ético, simplemente como algo que me inquieta,
que no me deja tranquilo, por un lado me gusta pero por otro lado lo rechazo.
Creo que ahí está la expresión del arte, como yo lo entiendo. Estas imágenes me
dejaron esa inquietud que yo trasladé a este corto.
Y hablando del Terror Fest… ¿Cómo crees que encaja tu corto
dentro del género de Terror?
Yo nunca me propuse
hacer un corto de terror, te soy sincero. Yo me propuse hacer un corto que
explore en este concepto que del te estoy hablando. Sobre eso, me di cuenta de
que, a la hora en que la habitación de esta mujer adquiere un carácter de
personaje, de fuerza antagónica pero también de contracara a ella misma, naturalmente se generaban algunos momentos
que podrían llegar a ser terroríficos, pero desde un terror mucho más
subjetivo, mucho más psicológico, que es el terror que a mí me interesa. A mí me encanta el terror pero me encanta justo
ese terror. Repito, soy honesto, no me lo propuse así; ya en el proceso me di
cuenta de que esto tenía carga de terror, pero de un terror más psicológico, de
un terror que está más en el personaje. Esto último, a su vez está ligado a una
puesta en escena surrealista, donde algunos de los objetos de la habitación se
mueven y tienen una vida de verdad.
Se siente un poco como la visión poética de los demonios y
los miedos que uno tiene dentro…
Es eso. Tú observas los
objetos en un plano real, en un plano “verdadero”, pero en el fondo todo podría
ser simplemente un espasmo o una visión muy subjetiva de esta mujer.
Podrían ser estos demonios que por momentos se apoderan de nosotros y nos hacen
sentir que tal cosa nos está vigilando, pero finalmente se trata de nuestras
propias culpas, nuestros propios miedos, nuestras inseguridades o soledades que
tratamos de extrapolar a otras cosas.
¿Sigues una misma línea de estilo en tus trabajos? ¿O
consideras a cada uno de ellos como con un estilo independiente?
Son distintos. Yo
siento que el estilo es la omisión; creo que ahí uno encuentra el estilo.
El estilo es eso; es una limitación, aunque suene terrible… Siento que si en
mis trabajos encuentras algo, no es una búsqueda estética o formal que he
querido lograr sino una omisión mía, honesta, como realizador como cineasta, de
decir “pucha, no sé; no podría hacer esta pieza audiovisual de una forma que no
sea ésta”. Yo he pasado por momentos en los que tenía mucho miedo de mover la
cámara, por ejemplo. Sobre todo en mis primeros trabajos puedes ver que tengo
la cámara muy quieta y muy simétrica; soy un poco obsesivo con eso, pero no es
que yo haya querido o haya decidido formalmente hacerlo de este modo, sino que realmente
me costaba mover la cámara; no me sentía cómodo o seguro al moverla. Igual ya empecé
a alejarme de eso, porque me propuse a romper ese miedo que tenía; ahora me he
liberado. En este último corto sí hay mucho movimiento de cámara.
¿Y en cuanto a temas?
¿Qué es lo que más te llama de los personajes femeninos?
Hay una complejidad en su psicología… Yo creo que la mujer tiene un rollo mucho más multifacético, más
camaleónico y, en ese sentido, mucho más complejo que el personaje masculino.
¿Cómo elegiste a tu actriz?
Yo tenía un proyecto de colaboración con una amiga que es
artista musical y fotógrafa, que además resultó ser prima mía, por estas coincidencias
macabras de la vida. Se llama Solange
Jacobs, y hace tiempo que ella y yo queríamos hacer algo juntos. De hecho,
a mí me gusta mucho su trabajo como fotógrafa y como música. Inmediatamente
después de que vi estas imágenes que me inspiraron, me acordé de ella por esa carga tan erótica que tiene, por ese juego
con la visualidad del cuerpo y de los personajes que ella adopta; ahí había
algo que hacía eco. A veces veía sus fotos en facebook; veía cómo ella se
colocaba como un pedazo de carne, pero no con un afán sensacionalista o
seductor, sino con un afán de generar una situación incómoda o de reflexión.
Ella posteaba fotos de sí misma como personaje o partes de su propio cuerpo
como objetos o trozos. Ya no era un cuerpo o una mujer, era un trozo de cuerpo,
era una parte, un segmento; incluso el mismo cuerpo se convierte en un objeto.
Eso generaba unas controversias de hecho. A mí me parecía fascinante, porque
creo que es parte de un discurso de ella sobre la imagen y de ella misma como
imagen plástica.
¿Cuáles son tus influencias?
Hay muchas cosas que me han influenciado, todo depende del
momento. Si empiezo a ver una película, me contagio de una energía particular y
naturalmente las cosas que haces están como plagadas de esa energía. Yo soy una
persona muy abierta a los distintos de cine. Tuve mi momento así como medio
cerrado, pero en verdad poco a poco me fui abriendo; ahora estoy demasiado
abierto, tú me puede mostrar una película y algo motivador o inspirador puede que
le encuentre. De directores me gusta mucho Michael
Haneke, Apichatpong Weerasethakul,
cineasta tailandés que estuvo aquí hace poco… Bergman, cineastas orientales como Kim Ki-Duk, Tsai Ming-Liang,
de latinomaericanos, Lucrecia Martel,
Carlos Regas. En cuanto a gringos
también de hecho hay cosas muy distintas: Tod
Solondz… Harmony Korine.
¿Alguna película que te haya marcado?
Los Idiotas de Lars Von
Trier. La vi como a los 17 años. Yo ya veía muchas películas, pero ésta era
distinta, estéticamente, conceptualmente… El contenido es una cosa cruda, visceral
que me dejó perturbadísimo. La odié al inicio; después ese odio se convirtió en
algo medio obsesivo para con esa película. Cada vez que puedo la veo, porque
siento que me abrió, que me hizo ver que se podía hacer cualquier cosa, más
allá de que suela llamar cine.
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