miércoles, 22 de octubre de 2014

“Yo nunca me propuse hacer un corto de Terror”

La objetualización en la obra de Brian Jacobs


Por: Alexiel Vidam

Brian Jacobs es el director del corto Objetofilia, que se presenta actualmente en el Terror Fest Perú 2014. Dos veces ganador de Conacine, se sintió atraído hacia el Séptimo Arte desde muy niño, cuando realizaba pequeñas obras con sus hermanos y amigos, y su padre se encargaba de grabarlas en video. Luego tomó la costumbre de ver películas, sintiéndose particularmente impresionado por la película Los Idiotas, de Lars Von Trier. Tras haber estudiado comunicaciones durante varios años en la Universidad de Lima, partió hacia Cuba, donde vivió dos años, llevando una especialización en cine en la Universidad Antonio de los Baños.

En Objetofilia, Brian nos presenta la relación de obsesiva y dependiente entre una mujer y su habitación…


¿Cómo se te ocurrió el tema del corto?

Objetofilia es un corto muy visual. Surge de una necesidad de experimentar mucho con los recursos formales, con la visualidad, con lo sensorial, con lo atmosférico, incluso más que contar una de historia. El punto de origen está como afincado a un momento en el que yo descubrí unas imágenes eróticas orientales. En ellas hay unas mujeres jóvenes en distintas situaciones medio eróticas, sexuales… con elementos espaciales cotidianos, como por ejemplo tu cuarto, tu mesa, tu olla, lo que fuese.


Digamos que esas mujeres erotizan los objetos con los que interactúan…

Sí, pero en estas imágenes que vi, el objeto no quedaba como simple objeto sino que estaba integrado a esta composición, a esta puesta en escena, como si fuese un personaje; tenía una vida y una identidad propias. No era la mujer masturbándose con un objeto; era una mujer teniendo una seducción muy particular, yo que sé, con un mueble, pero era una cosa de igual a igual. Eso me parecía interesante porque, por un lado, me incomodaba… La primera impresión del discurso era la de colocar a la mujer como un objeto más, pero yo creo que la intención era lo contario. Creo que más bien la intención era justamente  generar una reflexión a partir de eso; una reflexión de la objetualización de las personas, por todo lo que a uno está acostumbrado a partir de los medios de comunicación masivos, particularmente hacia la mujer. Me interesó el cómo finalmente nosotros terminamos siendo también objetos de otros; terminamos siendo objetos para un fotógrafo o para algún punto de vista exterior que nos observa desde otro lugar, y una acción como íntima o propia termina convirtiéndose en una fijación objetofílica. Eso me gustaba como concepto. No con un afán moral o ético, simplemente como algo que me inquieta, que no me deja tranquilo, por un lado me gusta pero por otro lado lo rechazo. Creo que ahí está la expresión del arte, como yo lo entiendo. Estas imágenes me dejaron esa inquietud que yo trasladé a este corto.


Y hablando del Terror Fest… ¿Cómo crees que encaja tu corto dentro del género de Terror?

Yo nunca me propuse hacer un corto de terror, te soy sincero. Yo me propuse hacer un corto que explore en este concepto que del te estoy hablando. Sobre eso, me di cuenta de que, a la hora en que la habitación de esta mujer adquiere un carácter de personaje, de fuerza antagónica pero también de contracara a ella misma, naturalmente se generaban algunos momentos que podrían llegar a ser terroríficos, pero desde un terror mucho más subjetivo, mucho más psicológico, que es el terror que a mí me interesa. A  mí me encanta el terror pero me encanta justo ese terror. Repito, soy honesto, no me lo propuse así; ya en el proceso me di cuenta de que esto tenía carga de terror, pero de un terror más psicológico, de un terror que está más en el personaje. Esto último, a su vez está ligado a una puesta en escena surrealista, donde algunos de los objetos de la habitación se mueven y tienen una vida de verdad.


Se siente un poco como la visión poética de los demonios y los miedos que uno tiene dentro…

Es eso. Tú observas los objetos en un plano real, en un plano “verdadero”, pero en el fondo todo podría ser simplemente un espasmo o una visión muy subjetiva de esta mujer. Podrían ser estos demonios que por momentos se apoderan de nosotros y nos hacen sentir que tal cosa nos está vigilando, pero finalmente se trata de nuestras propias culpas, nuestros propios miedos, nuestras inseguridades o soledades que tratamos de extrapolar a otras cosas.


¿Sigues una misma línea de estilo en tus trabajos? ¿O consideras a cada uno de ellos como con un estilo independiente?

Son distintos. Yo siento que el estilo es la omisión; creo que ahí uno encuentra el estilo. El estilo es eso; es una limitación, aunque suene terrible… Siento que si en mis trabajos encuentras algo, no es una búsqueda estética o formal que he querido lograr sino una omisión mía, honesta, como realizador como cineasta, de decir “pucha, no sé; no podría hacer esta pieza audiovisual de una forma que no sea ésta”. Yo he pasado por momentos en los que tenía mucho miedo de mover la cámara, por ejemplo. Sobre todo en mis primeros trabajos puedes ver que tengo la cámara muy quieta y muy simétrica; soy un poco obsesivo con eso, pero no es que yo haya querido o haya decidido formalmente hacerlo de este modo, sino que realmente me costaba mover la cámara; no me sentía cómodo o seguro al moverla. Igual ya empecé a alejarme de eso, porque me propuse a romper ese miedo que tenía; ahora me he liberado.  En este último corto sí  hay mucho movimiento de cámara.


¿Y en cuanto a temas?

No tengo una sensibilidad realista. No es algo que me acomode; tiendo más bien a lo surrealista, a lo onírico, quizás a lo un poco más oscuro. Si hay algo común en los trabajos que he hecho, más allá de lo formal (o lo técnico),  es el hecho de que en todos mis trabajos, el personaje fuerte, el que mueve la acción dramática, es un personaje femenino. Tengo  un rollo con lo femenino, con empoderar a la mujer como presencia, como fuerza, como ser que domine una situación o una acción y que vence después de muchos conflictos.


¿Qué es lo que más te llama de los personajes femeninos?

Hay una complejidad en su psicología… Yo creo que la mujer tiene un rollo mucho más multifacético, más camaleónico y, en ese sentido, mucho más complejo que el personaje masculino.


¿Cómo elegiste a tu actriz?

Yo tenía un proyecto de colaboración con una amiga que es artista musical y fotógrafa, que además resultó ser prima mía, por estas coincidencias macabras de la vida. Se llama Solange Jacobs, y hace tiempo que ella y yo queríamos hacer algo juntos. De hecho, a mí me gusta mucho su trabajo como fotógrafa y como música. Inmediatamente después de que vi estas imágenes que me inspiraron, me acordé de ella por esa carga tan erótica que tiene, por ese juego con la visualidad del cuerpo y de los personajes que ella adopta; ahí había algo que hacía eco. A veces veía sus fotos en facebook; veía cómo ella se colocaba como un pedazo de carne, pero no con un afán sensacionalista o seductor, sino con un afán de generar una situación incómoda o de reflexión. Ella posteaba fotos de sí misma como personaje o partes de su propio cuerpo como objetos o trozos. Ya no era un cuerpo o una mujer, era un trozo de cuerpo, era una parte, un segmento; incluso el mismo cuerpo se convierte en un objeto. Eso generaba unas controversias de hecho. A mí me parecía fascinante, porque creo que es parte de un discurso de ella sobre la imagen y de ella misma como imagen plástica.


¿Cuáles son tus influencias?

Hay muchas cosas que me han influenciado, todo depende del momento. Si empiezo a ver una película, me contagio de una energía particular y naturalmente las cosas que haces están como plagadas de esa energía. Yo soy una persona muy abierta a los distintos de cine. Tuve mi momento así como medio cerrado, pero en verdad poco a poco me fui abriendo; ahora estoy demasiado abierto, tú me puede mostrar una película y algo motivador o inspirador puede que le encuentre. De directores me gusta mucho Michael Haneke, Apichatpong Weerasethakul, cineasta tailandés que estuvo aquí hace poco… Bergman, cineastas orientales como Kim Ki-Duk, Tsai Ming-Liang, de latinomaericanos, Lucrecia Martel, Carlos Regas. En cuanto a gringos también de hecho hay cosas muy distintas: Tod SolondzHarmony Korine.


¿Alguna película que te haya marcado?

Los Idiotas de Lars Von Trier. La vi como a los 17 años. Yo ya veía muchas películas, pero ésta era distinta, estéticamente, conceptualmente… El contenido es una cosa cruda, visceral que me dejó perturbadísimo. La odié al inicio; después ese odio se convirtió en algo medio obsesivo para con esa película. Cada vez que puedo la veo, porque siento que me abrió, que me hizo ver que se podía hacer cualquier cosa, más allá de que suela llamar cine.

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