sábado, 7 de marzo de 2015

Repiques de gloria

Al ritmo de la perfección: Whiplash


Por: Susana Anavitarte

En tiempos donde la facilidad para hacer dinero rápido es lo más valorado, se está perdiendo ese bichito tedioso y muchas veces odiado de ser perfeccionista. El conformismo ha acabado con las carreras de muchos jóvenes aspirantes que al primer error desertan de continuar en el ruedo; el primer “no hijo, no es lo tuyo” es devastador.

¿Existirá entonces, alguien capaz de dar hasta la enésima potencia de su ser, para terminar con ese estereotipo? Miles Teller y su interpretación del joven baterista de jazz Andrew Neiman nos demuestra que sí, en Whiplash, de Damien Chazelle.

Andrew vive en constantes altos y bajos tras matricularse en el Conservatorio de Música Shaffer. 

Su sueño es ser de los mejores bateristas de estilo jazz de todos los tiempos; Buddy Rich es su mayor inspiración. Con una escasa y desconocida vida social y un padre que abandonó su propio sueño para sacarle adelante (Paul Reiser), el joven músico tiene toda la fuerza y disposición de sobresalir.

Es entonces cuando el excéntrico y aterrador maestro de orquesta Terence Fletcher (encarnado por un maravilloso J.K. Simmons) lo encuentra ensayando en una sala y decide probarlo como suplente en la banda del Conservatorio. Así, Neiman se siente seguro de tener el favoritismo y aprobación del maestro… hasta que se da cuenta de sus crueles y demoledores métodos de enseñanza… Como para repetir el año e irse corriendo rapidito a otra escuela.

Desde que los créditos se desvanecen sentimos música, sonido, ritmo, contraste… una estupenda forma de adentrarnos en el mundo de Shaffer. Contraltos, trombones, trompetistas, 1-2-3, partitura 256, página 3, y aún no termina la lista de términos instrumentales. La edición de sonido es pulcra y seductora, y hay un juego inteligente en el uso del volumen: alto en las partes de tensión, suave para los instantes de tristeza.



La banda sonora no es original del filme, pero sí muy bien escogida. Usualmente estamos acostumbrados a escuchar canciones con letra. Porque obvio, ¿a quién no engalana y atrapa una voz asombrosa? Pero dejamos de lado al grupo humano capaz de darle pie a esas estrofas que nos cuentan historias. 

A los músicos de cuerdas y viento, a los percusionistas, a los poderosos pianos; a todo eso y más. Buddy Rich y su latigazo constante en cada doubleswing y Jo Jones con ese poderoso rasgueo, son dos inspiradores músicos que prestan sus mejores temas como Caravan, Overture o el mismo Whiplash, para que seamos testigos del film que rinde mayor tributo a la dedicación y trabajo arduo en esa bella carrera.

Los movimientos de cámara son bastante precisos y directos; honestos, porque persiguen a los personajes a donde sea que vayan. La fotografía también resalta, pues permite incrementar la tensión originada cuando Simmons aparece en cuadro, maltratando y humillando a todos. Una nota más: tiene escenas donde corre sangre. Así que los susceptibles, advertidos están.



El guión no me movió el mucho el piso; no porque sea malo, sino porque cumple con dar los conflictos necesarios; no filosofa tan profundamente. Es, más que nada, pura teoría musical. Y esto es también una advertencia para quienes piensen que es algo muy light. Whiplash es una película para quienes gustan de escuchar melodías; para los que están metidos en esta profesión. 

Está destinada a quienes pueden entender términos técnicos en lo que respecta a partituras de música, instrumentos, tempos,  o que conozcan a Jones o a Rich. Es una película dedicada a los soñadores, a los talentosos, a los incomprendidos. 

A los que quieren ir por algo supremo. Sin embargo, hay frases emblemáticas y memorables que ya se exhiben incluso en posters o fanpics  de la película. “Til it bleeds” (“Hasta que sangre”), “The are no two words in the english language more harmful than “Good Job” (“No existen dos palabras en el lenguaje más poderosas que “Buen Trabajo”” y la frase típica del personaje de Terence Fletcher, “You’re not in my tempo!” (“¡No estás en mi tempo!”).

Sobre Miles Teller, actor principal, podemos decir que se ha enseriado actoralmente. Recordado por sus papeles en cintas de corte romántico, fiesteras como la popular Project X o 21 and Over y en la nueva saga de Divergent, ha optado por un papel opuesto a lo que acostumbra representar.

En entrevistas con los medios de entretenimiento americanos, confesó que su construcción de personaje le costó bastante, ya que en la vida real suele ser hablador y sociable. Andrew Neiman es todo lo contrario: un chico centrado, disciplinado. Como mencionamos en la sinopsis, tiene una especie de deber emocional de cumplir su sueño porque su padre no pudo y se limitó a ser profesor en una escuela.

Esto también porque no ha tenido una vida familiar normal, ya que la madre desapareció cuando él era un bebé. Sinceramente, tuve una expectativa mayor con respecto a este personaje. Acabé sólo con un 50% de satisfacción. A mi parecer, es plano desde que inicia hasta la mitad del film. 

Muestra transformaciones desde que empieza a darle la cara a Fletcher, pero no sorprende sobremanera. Puede ser el mejor trabajo que este joven actor haya realizado hasta el momento, mas no me parece merecedor de un reconocimiento mayor.


Personajes pequeños como el de Nicole (Melissa Benoist) -la novia de Andrew-, los compañeros de la banda, los familiares del baterista y el Sr. Neiman no se han desarrollado mucho, pero responden a esas dudas que inevitablemente se forjan con respecto a qué piensan sus más allegados de la carrera elegida por él, cómo lleva sus relaciones interpersonales o si su progenitor le respalda sus objetivos.

Sin embargo, encuentro precisamente en ellos la refutación de por qué creo que le falta algo a este filme. Y es que, por ejemplo, en el caso de la relación amorosa de Andrew y Nicole, sólo sabemos que tienen este vínculo; no presenciamos un contacto físico mayor ni mucho menos cómo es que llegan a formalizar como novios; se desconoce también cómo alternan su noviazgo con el sueño del joven.

Brevemente sí denotamos que a los miembros de la banda no les causa gracia verle convertirse en el favorito de Fletcher. Hay una escena en particular que muestra el potencial de Teller en su performance, donde se encuentra cenando con sus tíos y primos. Préstenle bastante atención. Volviendo al punto, hubiera sido mejor que se mostrase mayores interacciones con los personajes secundarios, para subirle el tono dramático y de riesgo a la historia.

Con un merecido Globo de Oro al Mejor Actor de Reparto y más recientemente, un Oscar en la J.K. Simmons se luce en sus movimientos corporales, su look, sus gestos faciales; todo es único en él. Es como la más engañosa de las fieras; que te seduce, te sonríe, te habla con firmeza y al más mínimo flaqueo, saca las garras y te las clava. 

No se engañen, no estamos hablando de un villano. Es tan solo un hombre con ganas de hacer las cosas a lo grande; de los maestros que, a la menor falla, son capaces de arrojarte la silla o ridiculizarte en público.

Apodos tan crueles como graciosos -“Duende buscador de oro” o “Miss Connolly”- se hacen parte de su grotesco vocabulario. Tiene cambios asombrosos que nos convencen de que sea nuestro personaje favorito. A mitad de la historia lo comprenderán.

Recomiendo ver esta película antes de que la retiren de la cartelera. ¿Quieren escuchar música deslumbrante? ¿Actuaciones desgarradoras? ¿Un tema tan conmovedor como real? Pues lo encontrarán en su cine favorito. Y si no es así, no están en mi tempo



Ficha técnica

Dirección: Damien Chazelle
Producción: David Lancaster, Michel Litvak, Jason Blum
Guión: Damien Chazelle
Música: Justin Hurwitz
Fotografía: Sharone Meir
Montaje: Tom Cross
Protagonistas: J. K. Simmons, Miles Teller, Melissa Benoist, Austin Stowell
País: Estados Unidos
Año: 2014
Género: Drama, Música
Duración: 106 minutos
Idioma: Inglés



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