Declaraciones
de un fan de Scream
Por: Sergio Lescano
Existen muchas razones por las cuales la saga
de terror Scream (cuatro películas en total, todas dirigidas por el
recientemente fallecido Wes Craven),
se ha convertido en una de las más reconocidas, referenciadas, parodiadas y
emblemáticas de la historia del cine.
Si no conoces absolutamente nada acerca de Scream
(lo cual es muy improbable), estás en la minoría, pero tienes ahora la
fantástica oportunidad de descubrir una saga poco convencional, siempre
entretenida y que se torna más interesante y profunda cada vez que la vuelves a
ver.
Por otra parte, si eres de aquellos que ha seguido la saga de forma
esporádica, perdiéndose alguna de las cuatro entregas, espero que al final de
este nada pretencioso y totalmente geek-y
post, te animes a darle una chequeada completa.
A continuación, desarrollaré tres razones específicas por las cuales
esta saga ha despertado tantas pasiones como gritos. ¿Listo para gritar? ¡Fanboy mode on! Aquí vamos…
Metaficción: Scream está llena y rebalsando de metaficción. ¿Que con qué se come eso?
Te lo explico en una frase: el cine
dentro del cine. Los personajes de Scream
hablan de películas de terror que probablemente hayas visto si eres
fanático del género.
Sus protagonistas discuten la verosimilitud de las escenas
de Halloween, mencionan decenas de
directores y películas cuyos nombres seguramente te son muy familiares (como James
Cameron o El Silencio de los Inocentes),
y analizan con sumo escrutinio las convenciones del género (convenciones que,
por cierto, no son ajenas a la saga, de ahí lo brillante de la misma).
Entre dichas convenciones están, por
ejemplo, “las reglas para sobrevivir en una película de terror”,
implícitamente establecidas por todas aquellas películas de las cuales los
protagonistas de Scream son fanáticos. Este juego de referenciar
películas va más allá de la mención de las mismas. Por dar un ejemplo –simple pero
claro-, en la primera entrega de la saga, el conserje de la escuela utiliza un
polo rojo y verde, y lleva por nombre “Fred”; una clara referencia a Freddy
Krueger, el asesino de la saga de A
Nightmare on Elm Street, cuya primera película fue dirigida también por Wes
Craven (¡quien además interpreta el rol del conserje!).
Estas referencias están presentes durante toda la historia y constituyen,
para cualquier fan del terror, pequeños guiños a su propio conocimiento y
afición por dicho género. En este punto, debo destacar que el no estar familiarizado con todas las
referencias que habitan Scream, no impide el disfrute de la trama,
pero es precisamente esta característica; su consciencia de sí misma y de las
películas que la preceden, la que diferencia a esta franquicia de todas las
demás de su género, y la principal razón por lo que ha sido elevada a status de
saga de culto.
Personajes memorables: “Un grupo de
amigos va a una casa de campo a pasar el verano, todos deseosos de alejarse del
estrés de los estudios. Sin embargo, allí se encuentran con algún asesino o
monstruo que los va matando uno a uno de forma violenta, explícita y, por supuesto,
sangrienta.” Típico, repetitivo. El
terror ha sido un género muchas veces maltratado. Muchos directores o
ejecutivos de productoras creen que mezclando los ingredientes mencionados (un
grupo de chicos atractivos, un monstruo despiadado y escenas de matanza
extrema), ya tienen una película de terror que recaudará millones de dólares.
En realidad, lo que tienen son películas que no ofrecen más que unos cuantos sobresaltos, pero que finalmente fallan al momento de causar verdadero miedo. ¿Por qué sucede esto? Pues porque en la fórmula “ganadora” de estas películas, dos ingredientes cruciales han sido dejados de lado: la trama y los personajes.
Una buena película crea empatía
entre el espectador y los personajes. ¿Quién no ama odiar a Miranda Priestly
(fantástica Meryl Streep en El Diablo
Viste a la Moda)? ¿Y quién no odia amar a Stiffler (extraordinariamente
insoportable Sean William Scott en American
Pie)? Sean amados u odiados, los personajes deben causar algún tipo de
reacción en el espectador. Una mala película por lo general sufre de personajes
insulsos, con los que uno no se identifica ni forma conexión alguna.
Es lamentable,
pero las películas de terror muchas veces pecan de plagar sus escenas con
personajes de este tipo. En estas cintas, más que presenciar una verdadera
película de terror, somos testigos de un desfile de matanzas ante las cuales
somos prácticamente indiferentes, y tras las que no hemos cambiado en nada. No
hemos reflexionado acerca de nada. Nada nos ha sorprendido y, peor aún, nada
nos ha asustado de verdad.
Es
precisamente en este rubro, el de los personajes, que Scream sale a la carga y arrasa con este tipo de películas de
terror con protagonistas olvidables, que uno siente que ya vio antes, o que
olvida a los segundos de haber salido del cine. Poco a poco, el director nos va presentando personajes
carismáticos, bien trabajados y sobre todo, multidimensionales; conectados por
un argumento verosímil, y amparados bajo un guión dinámico, inteligente y
sumamente entretenido. Ellos experimentan una verdadera evolución a lo
largo de las cuatro películas de la saga, que resulta nada menos que fascinante.
Argumento: Scream nos narra la trágica historia de Sidney
Prescott, una joven estudiante de secundaria atormentada por los recuerdos
de su madre, quien fue asesinada recientemente. El pueblo ficticio donde ella
vive, Woodsboro, se estremece ante
el repentino asesinato de un par de sus compañeros de escuela. Pronto,
Sidney se convierte en el
foco de atención del enmascarado asesino, haciendo que todo el que tenga
contacto con ella corra el riesgo de sufrir una terrible muerte. Bien, hasta
ahora quizá pienses que te he estado tomando el pelo.
Que la trama de Scream se parece a la de cualquier otra
película de terror. Pero en realidad es todo lo contrario. En todas las entregas de la saga, Craven dota a su asesino de un
motivo, desconocido hasta el final de cada película, y juega siempre con el
elemento sorpresa. El asesino siempre es alguien que Sidney conoce y es
aquí donde Craven dispara a nuestras emociones y nos hace partícipes del
misterio. ¿Quién es el asesino? ¿Por qué
quiere matar a Sidney? Casi sin darnos cuenta, somos envueltos por la trama
y buscamos –tan desesperadamente como los protagonistas- respuestas a los
sangrientos crímenes.
Así que ahí lo tienen. Tres simples pero
poderosas razones por las cuales Scream es de visionado obligatorio (sobre
todo para los fanáticos del cine del terror). Ninguna otra película critica los
clichés de este género a la vez que incurre en ellos. Pocas son las que logran
combinar momentos cómicos con momentos de auténtico suspenso de forma tan natural.
Y lo más importante: Muy pocas películas
de terror logran dar verdadero miedo, por el simple hecho que lo que muestran
–y cómo lo muestran-, resulta muy inverosímil o irreal. Por el contrario, hay
algo muy creíble y visceral acerca de Scream.
En esencia, trata sobre alguien rencoroso, ansioso por cobrar venganza, que,
por su afición al cine de terror, resuelve que la mejor forma de hacerlo es apuñalando
a aquel que le causó daño, cuantas veces sea necesario, hasta que ya no pueda
gritar.
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