Por: Nicole
Giuffra
Aprovechamos
el mes del orgullo para mencionar la obra maestra de Álvaro Delgado Aparicio: Retablo.
Cinta que ha ganado prestigiosos (y bien merecidos) premios en diferentes
festivales de Europa y Estados Unidos. El cine de temática andina siempre
despierta nuevas miradas, Retablo te
invita a un micromundo con situaciones reales y retratadas sin tapujos.
La
historia se desarrolla alrededor de la relación entre Segundo (Junior Béjar
Roca), un adolescente de Ayacucho bastante allegado
a su familia, y su padre Noé (Amiel
Cayo), retablista reconocido en el pueblo. Los dos viven bajo el cuidado de
la matriarca de la familia: Antonia
(Magaly Solier), quien mantiene la unidad de la familia.
Segundo
está destinado a tomar el puesto de su padre y seguir con la tradición familiar
de retablistas. Se enfatiza el honor de esta
labor con la frase de su madre: “tú no vas a ser un campesino”.
La película muestra el folklore de la comunidad andina del lugar, sus
expresiones culturales y artísticas desde una mirada familiar que no pasa por
filtro alguno. De la misma manera, se
muestra la intolerancia y violencia como forma de castigo.
En
este pueblo rodeado de paisajes que sólo emanan paz, se esconde el más duro e
irracional rechazo a las relaciones del mismo sexo. El Perú, aunque lejos de otros países donde se encuentra una
intolerancia más brutal, aún no muestra un progreso relevante en cuanto a la
aceptación de diferentes sexualidades.
A pesar de no ser evidente al inicio, el
ambiente nos da una pista de la latente homofobia de la comunidad a través de
la hostilidad con la que se objetiviza a las mujeres y las actitudes de
masculinidad tóxica que se muestran.
Álvaro
Delgado Aparicio retrata la realidad andina sin maquillaje alguno y de la
manera más fiel posible. Muchas actitudes que
usualmente se creen en su mayoría erradicadas, se muestran sin escatimar en la crudeza de la realidad: violencia,
intolerancia, homofobia y machismo van de la mano en un círculo vicioso que
parece nunca acabar.
Segundo
elige el silencio como la única forma de lidiar con el secreto de su padre y exterioriza
su conflicto interno con su tensa postura y gestos incómodos. El adolescente parece tener sentimientos encontrados, pero al
mismo tiempo muestra una ciega determinación por apoyar a su padre cuando se
encuentra en el momento más vulnerable.
El actor no expresa a través de diálogos o acciones, como suele suceder; más bien, dice más cuando no dice nada. Segundo muestra su mundo interno a través de una actitud melancólica y contemplativa.
El actor no expresa a través de diálogos o acciones, como suele suceder; más bien, dice más cuando no dice nada. Segundo muestra su mundo interno a través de una actitud melancólica y contemplativa.
La
relación de Segundo y su padre cambia a partir del punto de quiebre de la
historia: cuando se descubre la vida secreta de Noé. La figura paterna pasa de ser admirada por su hijo a ser
duramente juzgada y motivo de vergüenza e ira, hasta llegar a la completa
humillación.
Es sólo cuando Noé es víctima del entorno violentamente conservador en el que se encuentra, que a Segundo no le queda otra opción que optar por perdonar a su padre, con el que crea una nueva complicidad muda que los obliga a aislarse en su propio retablo familiar.
Es sólo cuando Noé es víctima del entorno violentamente conservador en el que se encuentra, que a Segundo no le queda otra opción que optar por perdonar a su padre, con el que crea una nueva complicidad muda que los obliga a aislarse en su propio retablo familiar.
La
historia se localiza en polos opuestos: tradición y prejuicios. La cinta logra conmovernos y empatizar con una situación que
sucede en diferentes partes del interior del país, pero no se suele
visibilizar. En ciertos espacios, la vergüenza ajena se traduce en violencia
física sin ser mínimamente cuestionada.
Retablo muestra el
conflicto social que crean la homofobia y el machismo en un entorno tradicional. No habla sólo del tormento por el que pasa la familia de Noé,
sino también de su propia pesadilla: vivir con la carga de transgredir el tabú.
Especialmente significativa es la escena en la que Segundo descubre los
retablos privados de su padre, donde expresa el sufrimiento de no aceptar su
naturaleza y retrata el castigo que cree merecer.
Retablo hace un
llamado urgente al respeto hacia la diversidad. La
cinta demuestra las diferentes formas que puede tomar la intolerancia, y cómo
ésta puede perjudicar a la sociedad, a las relaciones familiares e incluso
directamente a uno mismo.
Ficha técnica
Dirección: Álvaro Delgado-Aparicio
Producción: SIRI Producciones
Guióon: Álvaro Delgado Aparicio, Héctor Gálvez
Música : Harry Escott
Fotografía: Mario Bassino
Reparto: Junior Bejar Roca, Amiel Cayo, Claudia Solís, Ubaldo Huamán, Mauro Chuchón, Magaly Solier
País: Perú
Idiomas: Quechua, español
Año: 2017
Género: Drama LGBT+
Duración: 95 minutos
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