jueves, 9 de abril de 2020

¿Qué nos pareció “La casa de papel” temporada 4?



Por: Alexiel Vidam

Si la temporada 3 ya nos había dejado con ganas, la cuarentena las multiplicó por 10. Todos esperábamos con ansias el estreno de la temporada 4 de La casa de papel para saber qué rayos pasaría con Nairobi y con Lisboa.

*ATENCIÓN A SPOILERS*

A mi parecer, la temporada 3 había comenzado de manera un tanto floja. No me terminaba de convencer que se armase semejante movimiento por la metidaza de pata de Río (un personaje que siempre destacó por ser el debilucho sensiblero del equipo). Sin embargo, el final nos dejó a todos con el corazón en la boca (y esto es un gol, pues, en tiempos en que uno consume series en un sólo día, siempre te queda más la sensación del final que la del principio).


Esta cuarta temporada, se plantea de inicio con más coherencia. Se refuerzan los motivos que llevan a los personajes a estar donde están: eso de que la banda es la familia, y que todos sus integrantes conservan un vínculo emocional íntimo e intenso. Quizás, el personaje que mejor lo refleja, sea Nairobi.

El personaje de Alba Flores está lleno de calidez; transmite sus sentimientos de forma sincera y sin caer en excesos edulcorados; destaca también por ciertas frases ingeniosas y plagadas de humor, así como por ser la líder que anima al equipo cuando todos se sienten de capa caída.

Por eso su partida nos duele tanto.


La escena más conmovedora, sin duda, es cuando vemos salir su improvisado ataúd inmortalizando la frase “la puta ama”. El tema Cuando suba la marea, de Amaral, cae preciso. A todos, este instante nos arranca unas lágrimas (no lo nieguen), más aún cuando Nairobi se reencuentra con sus compañeros caídos: Oslo, Berlín y Moscú (Roberto García, Pedro Alonso y Paco Tous)


Sin embargo, Nairobi se va por todo lo alto. Tiene el final de un personaje que ha resistido al máximo, y por eso detestamos a quien que la ha matado de una manera tan cobarde: Gandía, un sujeto que, además, nos pone los pelos de punta. Gandía es un criminal que está de parte de la ley; un agente de seguridad que ejerce más por saciar su deseo asesino que por dar protección. Un personaje genialmente interpretado por José Manuel Poga, hecho para generar terror y rechazo.


El otro implicado, es Palermo (Rodrigo De La Serna), el asaltante picón que liberó a Gandía. Este personaje pretende ser una versión “relanzada” de Berlín —y en principio generó cierta gracia—, pero su megalomanía tiene consecuencias demasiado graves y difíciles de disculpar. De hecho, ni siquiera podríamos decir que su fin justifica los medios, pues al ser liberado de sus ataduras, Palermo no parece tener algún plan para mantener al equipo y salvar el plan.

Eso no quita, por supuesto, que la impulsiva Tokio (Úrsula Corberó) no tenga madera de líder (siendo más bien útil en los momentos de acción), de modo que habría que ver quién toma la posta a partir de la quinta temporada.


Algunos fans, en la red, comentan que es probable que la próxima líder sea Lisboa (Itziar Ituño), ya rescatada y recolocada dentro del Banco de España. Ésta sería la elección más acertada, pues quién sino Lisboa tiene la capacidad estratega para guiar al equipo desde el terreno de juego. Lisboa, además, conoce el modus operandi de la policía, dada la experiencia de su antiguo cargo.

Personalmente, me encantaría ver a Lisboa como líder. A mi parecer, este personaje ha sido sumamente desperdiciado en las dos últimas temporadas. En las dos primeras, vimos en Raquel Murillo a una mujer inteligente, analítica y astuta, que tranquilamente podía hacerle la contraparte al Profesor; por el contrario en las más recientes, su personaje se limita a hacer de “novia del Profesor” o de cautiva. 



Esto resulta frustrante para quienes desarrollamos admiración por su personaje en la primera etapa de la serie; por esto, ese épico rescate —uno de los picos más emocionantes de la cuarta temporada— genera bastante expectativa en cuanto al nuevo rumbo que se dé a Lisboa.


Otro personaje a destacar es, por supuesto, la inspectora Alicia Sierra, interpretada por la cinco veces candidata al Goya, Najwa Nimri. Sierra es una negociadora mucho más  fría de lo que jamás pudiese haber sido Raquel. Al igual que ella, es inteligente, astuta y analítica, pero sorprende sobre todo por su completa falta de escrúpulos al momento de perseguir sus objetivos.

Ella, además, parece tener su propia agenda —al margen de quiénes sean sus jefes—, como lo demuestra en el momento de su confesión, cuando se convierte en prófuga de la justicia. Su agudeza, también, se deja ver, cuando consigue por fin el paradero del Profesor (Álvaro Morte), aunque su fin último no queda claro (aún), dada su condición de fugitiva.


En cuanto a detalles algo más secundarios, tenemos a Tokio y Río (Miguel Herrán) en una aparente reconciliación —aunque aún no sabemos exactamente en qué términos—, lo mismo que Denver (Jaime Lorente) y Estocolmo (Esther Acebo) después de una pelea ocasionada por el indeseable Arturito (Enrique Arce).


Este último, por cierto, parece haber convertido su (patético) papel en el primer atraco en su único motor de vida, cosa que le lleva a implicarse —como vimos en la temporada anterior— en este nuevo atraco con el único fin de conseguir protagonismo. Por supuesto, por el contrario de conseguir heroísmo, Arturo lo único que logra es ganar más desprecio, siendo la encarnación del lado más repulsivo de la humanidad.

Dicho sea de paso, el aspecto más ruin de este personaje es sacado a la luz por el nuevo personaje interpretado por Belén Rueda: Julia/Manila, una mujer trans que funciona como espía de la banda entre los rehenes; un elemento que pinta interesante y que, no obstante, es desaprovechado, pues Manila no tiene más intervenciones importantes hasta el momento.


Finalmente, vale decir que los flashbacks que muestra al siempre recordado Berlín siguen presentes en ésta como en la temporada anterior. Estos flashbacks, hasta ahora, parecen ser una mera excusa para seguir disfrutando del personaje —pues no aportan mucho a la misión actual—; sin embargo, la presencia de Tatiana (Diana Gómez), la esposa de Berlín, genera intriga dado que desconocemos su importancia. Ella va teniendo ya varias apariciones desde la temporada anterior, de modo que pareciera tener un objetivo, sólo que aún no sabemos cuál.


En resumen, La casa de papel, temporada 4, tiene bastante acción, suspenso y momentos emotivos, pero no ha llegado aún  a plasmar la contundencia que observamos en las dos primeras temporadas. 

Me atrevería a decir, que en buena parte se debe a que es una pieza aún dentro de un proceso; nos encontramos subiendo aún hacia el punto de clímax máximo, que tendría que verse en la siguiente temporada o en la subsiguiente.

Este temporada, pues, abre la puerta para que ciertos personajes y piezas con mucho potencial nos den una tremenda sorpresa. Esperemos que sea así.

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