Nacido para matar Vietnam en los ojos de Stanley Kubrick Sobre Full Metal Jacket
Por: Alexiel Vidam
1980. Hastiado de invertir su tiempo y su esfuerzo en un proyecto de filme sobre el Holocausto que se había alargado demasiado, Stanley Kubrick, cineasta norteamericano notablemente reconocido por películas de la talla de Lolita, Espartaco, 2001: Odisea en el Espacio, o La Naranja Mecánica, decide seguir el consejo de su libretista, Michael Herr, quien le propone que lea una novela titulada “The Short-Time”, escrita por Gustav Hosford, quien relató en la obra su experiencia durante la guerra de Vietnam. Kubrick, fascinado, abandonó su proyecto anterior y se dedicó a la realización de “Full Metal Jacket” (traducido en España como “La Chaqueta Metálica” y en Latinoamérica como “Cara de Guerra” o “Nacido para Matar”), para lo cual demoró siete años.
Aunque, para ese entonces ya se habían visto otras películas antibélicas como “Apocalypse Now”, de Francis Ford Coppola o “Platoon”, de Oliver Stone, el filme de Kubrick fue aclamado por la crítica y por el público. Además, su trascendencia se hace evidente por la cantidad de veces en que ha sido homenajeada o parodiada.
Creando máquinas de matar en dos episodios
La historia busca, fundamentalmente, criticar la crueldad de la guerra aun desde de ser partícipe y víctima de esta, es decir, desde el momento en que muchachos a partir de los diecinueve años, siguiendo sus ideales o por simple obligación, son reclutados para recibir la instrucción militar, basada en el trato deshumanizante y la humillación con el fin de crear algo más que humanos valientes, con el objetivo de crear verdaderas máquinas de muerte, asesinos a sangre fría que no titubeen ni por un segundo pues, de no asesinar, serían asesinados.
Basándose en esta idea, el filme se divide en dos episodios: el primero describe el entrenamiento de un equipo de marines, entre los cuales se encuentra el recluta “Joker” (“Burlón”), el principal protagonista y narrador de la historia; y el segundo, que muestra la acción y la brutalidad del campo de batalla.
Episodio 1: El duro entrenamiento de marines
Los nuevos reclutas permanecen erguidos y en filas delante de sus camarotes, con la cabeza rapada y vistiendo el uniforme militar. Por el largo pasadizo de la habitación (cuyas proporciones además se ven engrandecidas por el uso de un lente de focal corta o “angular”, que tiene la característica de hacer que las distancias se vean más largas) camina con paso firme, el sargento Hartman, quien les dice que ellos no son más que basura y que él va a ser lo suficientemente malo y detestable como para convertirlos en seres invencibles, en verdaderas armas de combate.
Hartman camina hacia ellos y comienza a atribuirles apodos, por ejemplo, el apodo de “Bola de Nieve” a un recluta afroamericano, el de “Cowboy” a un recluta sureño, o el de “Joker” a uno que tuvo la osadía de soltar una broma en medio de su discurso (a este último, además, le hizo pagar con un buen garrotazo en el estómago). Se ensaña, además, en molestar a Leonard Lawerence, un recluta gordo y bastante torpe, a quien atribuye el nombre de Gomer Pyle (recluta “Patoso”).
En esta primera parte, seremos testigos principalmente de cómo Hartman se la pasa maltratando y ridiculizando a Pyle todo el tiempo, quien se siente como un completo inútil. Joker es nombrado líder de su grupo debido a su atrevimiento para contradecir al sargento de rato en rato o para seguir soltando comentarios irónicos. Hartman pone a Pyle bajo las órdenes de Joker y le dice que a partir de entonces éste será su maestro y guía, y que le enseñará todo lo que sabe; de este modo, Joker comienza a ayudar a Pyle a mejorar en los entrenamientos.
Si bien Pyle comienza a progresar considerablemente, aún no es capaz de lidiar con ciertas debilidades suyas, como la gula, lo cual provoca la ira del sargento, quien decide desquitarse con el resto de reclutas haciendo que, desde ese momento, ellos deban pagar con castigos por cada error que cometa Pyle. Esto trae como consecuencia el odio de estos hacia el pobre Pyle, de quien deciden vengarse moliéndolo a golpes durante la noche, para luego amenazarlo con un “ni una palabra de esto o estás muerto”.
A partir de entonces, comienza la verdadera transformación al interior de Pyle. Una toma en primer plano nos lo muestra afectado y pensativo mientras escucha el sermón del sargento. Luego, cuando éste comienza a hablarle a los reclutas sobre cómo algunos de los asesinos más famosos de la historia americana aprendieron a disparar en el cuerpo de marines (escena que grafica perfectamente la moral distorsionada que se maneja entre los militares la historia), un close-up (encuadre mucho más cercano, que muestra solamente el rostro) resalta su nueva expresión, siniestra, oscura, enloquecida; Pyle ha comprendido los ejemplos de Hartman; ahora será un verdadero asesino, buscará una venganza sangrienta y luego un escape desesperado al mundo de mierda en el se siente atrapado.
Episodio 2: La sangría del campo de batalla
En este segundo episodio, los marines ya se encuentran peleando en la guerra de Vietnam. Joker se ha hecho corresponsal de guerra y no ha dejado su irónico sentido del humor en lo más mínimo. Uno de los detalles más resaltantes en su vestimenta es el contraste entre la frase “Born to Kill” (“Nacido para Matar) en su casco militar y la insignia con el símbolo de la paz (cuyo sentido original era en realidad “desarme nuclear”, solo que después fue ampliando su significado) en la chaqueta; según el propio personaje, lo que intenta transmitir con esos dos símbolos es la dualidad del hombre (ying y yang, creación y destrucción).
A pesar de mostrar la actitud de un payaso, Joker tiene una visión bastante crítica de varios aspectos de la guerra, comenzando por su propio trabajo como periodista, pues, mientras que él intenta hacer llegar la verdad tal cual la percibe, su jefe le exige que altere la noticia añadiendo datos imaginarios que den a entender que Vietnam del Sur está ganando la guerra gracias a Estados Unidos.
Al burlarse de las exigencias de este último, Joker es elegido para tomar las armas e ir a apoyar al grupo de infantería, donde se encuentra con un antiguo compañero de entrenamiento en la escuela de marines, el recluta Cowboy.
Ahora Joker será un verdadero testigo de las atrocidades de la guerra: la destrucción masiva, la muerte de muchos inocentes que no tienen nada que ver con el enfrentamiento armado (incluyendo mujeres y niños), la actitud de sus propios compañeros quienes –en su mayoría- parecen pelear más por el afán de aniquilar que por un ideal de libertad, o la de otros, quienes simplemente parecen no saber siquiera qué es lo que hacen peleando en una tierra tan lejana a la suya.
Joker seguirá adelante cada vez más desgarrado por la forma brutal y sorpresiva en que se va apareciendo la muerte en su camino, tanto al llenarle la mirada de cuerpos inertes e inexpresivos, de “maniquíes” ensangrentados de facciones asiáticas, como al arrancarle repentinamente a aquellos que hasta hace poco peleaban a su lado. El “juego” no era tan fácil y divertido como parecía. Los soldados sobrevivientes se retiran exhaustos en medio del humo, la sangre y los escombros; el cielo encendido entre amarillos, naranjas, y el rojo intenso de las llamas.
“Hemos grabado nuestros nombres en las páginas de la Historia. Ha sido suficiente por hoy. Estamos bajando hacia el río Perfume para acampar y pasar la noche (…). Mis pensamientos vagan entre los pezones de María-Culo Podrido y la gran fantasía de la cogida del regreso. Estoy contento de estar vivo, sano y salvo… Estoy en un mundo de mierda, lo sé, pero estoy vivo, y estoy contento”. (Frases finales de Joker)
Contexto Histórico: Vietnam, una guerra sucia e impopular
También conocida como “Segunda Guerra de Indochina”. Vietnam es un país que se independizó de China a inicios del siglo X, pero estuvo durante muchos años ocupado por los franceses y luego, durante la Segunda Guerra mundial, por los japoneses, quienes luego serían derrotados por el Vietminh (Liga para la Independencia), conformado por nacionalistas y comunistas y encabezado por el líder comunista Ho Chi Minh, quien, después de proclamar la República Democrática de Vietnam, logró frenar el nuevo intento de Francia por recuperar la presencia en su país y en Indochina.
Tras la derrota de los franceses y los acuerdos de la conferencia de Ginebra, Indochina quedó dividida en Laos, Camboya y Vietnam, y éste, a su vez, dividido en dos: la región comunista, del lado norte, y la región capitalista, del lado sur, bajo la dictadura de Ngo Dinh Diêm.
Se suponía que dos años después de la conferencia de Ginebra debían realizarse elecciones para reunificar el país en un solo gobierno (que podía ser comunista o capitalista según lo que decidieran los propios vietnamitas), pero éstas nunca se llevaron a cabo puesto que Ngo Dinh Diêm señalaba que los habitantes de la zona norte no tendrían libertad a la hora de emitir su voto; por su parte, los comunistas deseaban reunificar su país bajo su sistema de gobierno.
Esto desencadenó en una guerra que se inició en 1957. Vietnam del Sur, apoyado tanto económica como militarmente por los Estados Unidos, se enfrentó tanto a Vietnam del Norte, apoyado por el bloque comunista en el contexto de la Guerra Fría, como a la organización guerrillera denominada Vietcong (Frente Nacional de Liberación de Vietnam), opositora a la dictadura de Ngo Dinh Diêm, dentro de su propio territorio; esta última actuó mediante el terrorismo urbano, el espionaje y la propaganda.
Fue una guerra sucia, sin la absoluta formación de las tradicionales líneas de frente (a excepción de las que se establecían alrededor de los perímetros de las bases o campos militares), de modo que las operaciones se dieron en zonas no delimitadas y arrasaron muchas vidas inocentes. Fueron frecuentes las misiones de guerra de guerrillas o de “búsqueda y destrucción”, además de las acciones de sabotaje en las retaguardias de las áreas urbanas, los bombardeos masivos desde el aire y el empleo constante de armas químicas.
“(…) Los Estados Unidos sufrieron la humillación más grave en sus dos siglos de vida como estado independiente. Además de la derrota militar, su sociedad se resquebrajó internamente en un conflicto comparable sólo, por sus consecuencias, al de la guerra civil. (…) Ninguno de sus intereses vitales estaba en juego. Peor aún: siendo perfectamente conscientes de ello, sus máximos dirigentes no quisieron o no pudieron impedirlo. (…) EEUU heredó de Francia una guerra de descolonización y la convirtió en una guerra ideológica. Perdió de vista por completo las razones originales del conflicto –el control del arroz, estaño y, sobre todo, caucho del imperio Michelín- y lo convirtió en una guerra ideológica, movida exclusivamente por el prestigio y los intereses burocráticos. (…) Aunque Vietnam y EEUU restablecieron relaciones diplomáticas el 12 de julio del 95, las huellas de la guerra tardarán generaciones en borrarse.” (Página web del diario “El Mundo”, de España: http://www.elmundo.es)
Datos curiosos sobre el filme
• El título de la película, "Full Metal Jacket", hace referencia al tipo de munición utilizada por el fusil M14, arma principal de los soldados estadounidenses durante la guerra de Vietnam.
• Ronald Lee Ermey, quien interpreta al sargento Hartman en la primera parte del filme, realmente fue un sargento instructor del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. Al finalizar la guerra, estudió arte dramático en la Universidad de Manila en Filipinas.
• R. Lee Ermey inicialmente había sido contratado por Kubrick para instruir al actor que iba a hacer el papel de Hartman sobre cómo debía actuar un sargento instructor. Sin embargo, cuando Kubrick lo observó mientras enseñaba al actor, decidió darle el papel a él y hasta le permitió escribir parte de sus diálogos. Su interpretación entusiasmó a la crítica y fue nominado al Globo de Oro como mejor actor secundario.
• La música empleada en el filme suele ser otro elemento que atribuye ironía a la misma. Casi todos son temas que suenan a broma, a situación festiva, a juego, o, inclusive, a descanso. Ello refleja claramente la actitud tan desorbitada de los jóvenes marines, quienes inicialmente parecen no darse cuenta de lo que están viviendo, y toman la guerra como si se tratase de un juego de escondites y tiro al blanco.
Siempre me han gustado las películas con dementes. Los traumas de niñez que afloran en terribles casos de psicosis o esquizofrenia me deleitan. Y Donnie Darko (Richard Kelly, 2001) es un banquete con una amplia gama de sabores. Pero hace unos días me topé con el kion del banquete: la pequeña Samantha Darko. Vamos por partes.
… A cerca de “Donnie Darko”
Donnie Darko (Jake Gyllenhaal) es un adolescente –con un historial psiquiátrico- rebeldón, petulante con un gran intelecto e imaginación, que gracias a su sonambulismo y a un conejo de 1.80m pudo salvarse de una muerte segura en su propia habitación luego de que una turbina de avión le cayera encima. En sus sueños, el conejo (Frank) le dice que fin del mundo se acerca. Después de salvarse por un pelo y de saber que el fin del mundo llegaría en 28 días, Donnie comienza a sufrir de alucinaciones y a realizar actos vandálicos inducido por su roedor amiguito imaginario.
Los síntomas de esquizofrenia de Donnie son reacciones producidas por no estar en su mundo y tiempo real. Según el Libro “La filosofía del Viaje en el Tiempo” escrito por Roberta Ann Sparrow (la Abuela Muerte), el individuo que esté viviendo en un tiempo diferente al suyo presentará cuadros de sonambulismo, euforia y alucinaciones. Él se encuentra en un tiempo tangente que se separó del real al evadir la muerte. Y el fin del mundo al que se refiere Frank es el fin del mundo tangencial que, por ser inestable, no suele durar más de 30 días. En ese periodo, Donnie pasará a ser transparente idealista y bocazas cosa que le traerá más de un problema en un pueblo moralista plagado de religión barata.
La belleza de este trabajo radica en cómo cada personaje, diálogo y acontecimiento están relacionados con el desenlace de forma milimétrica, cuidando cada detalle y otorgándole a las escenas diferentes matices haciendo muy difícil de encasillarlas en un solo género. Desde las terroríficas primeras apariciones de Frank en el baño hasta las estúpidas y cómicas divagaciones acerca de la sexualidad de los pitufos. Bastante singular la manera en cómo ingresamos en la escuela presentándonos a todos los personajes de un solo porrazo a modo de video musical con
Head Over Hills de Tears for Fears. (Ahí se puede ver a la pequeña Samantha en la coreografía) Tal vez el único acontecimiento sin respuesta evidente es porqué la madre de Donnie y Samantha debe ir en el avión. Si alguien tiene una respuesta para esto, por favor, quítenme la duda…
La ambientación de finales de los 80’s es simplemente perfecta. La ropa, las referencias a otras películas, el disfraz de calavera de los Cobra Kai y la magistral banda sonora hacen de ésta una película única. A pesar de todo no puedo calificar esta película con 5 estrellas pero si tiene 4 bien merecidas. Por más buena que sea no deja de ser una película para adolescentes frikis.
… Acerca de “S. Darko: A Donnie Darko Tale”
No era necesaria. No precisamente por temor de que supere a la original ni por evitar manchar su nombre. Simplemente no tiene sentido continuar un filme cuya historia recorre un circuito cerrado. Es como sacarle una Secuela a “Memento”.
Ante la presión Hollywoodense de dar a luz un éxito comercial fácil de realizar repitiendo los mismos ingredientes del film del 2001, salió a la venta en Mayo (en DVD y Blu Ray) “S. Darko: A Donnie Darko Tale”. Esta peli narra las desventuras de Samantha Darko (la pequeña hermana de Donnie y bailarina de las Sparkle Motion).
Samantha (Daveigh Chase, que interpretó a Samara Morgan en “The Ring”) es una chica introvertida, poco espontanea… para ser sincero, con muy poco contenido. Un personaje muy mal dibujado. Ella viaja con su inseparable y ninfómana amiga Corey (Briana Evigan) camino a Los Angeles a probar suerte, buscando cambiar sus mediocres vidas.
-alerta spoiler-
Para mala suerte, quedan varadas en un pequeño pueblito (muy al estilo de “U-Turn” 1997) cuyos habitantes cumplen roles muy similares a los de su antecesora. La gran diferencia es que el “Receptor Vivo” no es Samantha sino un loco-veterano-comebasura que deambula por el pueblo y que se salva por poco de morir (¡Qué coincidencia! el loco es sobrino de la Abuela Muerte). La salvadora del loco es la misma Samantha, que por alguna extraña razón hace de de “Muerto Manipulado” rompiendo algunos parámetros del Libro “Filosofía del Viaje del Tiempo”. ¿Cómo es que Samantha tiene el libro de la abuela muerte en su poder? ¿Acaso no murió Donnie antes de obtenerlo? ¿Puede haber un tiempo tangencial dentro de un tiempo tangencial? ¿Toda la familia de la Abuela Muerte son locos y están regados en los Estados Unidos? ¿ Las flechas no son acaso una proyección de la dirección que tomará una persona en un futuro inmediato? ¿Entonces por qué diablos se enroscan como serpientes?¿Es que darán vueltas como idiotas?
-fin spoiler-
A pesar de eso le tuve bastante paciencia al filme y no es la peor basura que haya visto jamás. El problema es que para ser secuela es muy poca cosa y no le llega a los talones a su predecesora. Hasta en algunas escenas me ponía a pensar si de verdad el aclamado director de terror serie B, Chris Fisher, había visto la película del 2001 antes de hacer la secuela.
Me imagino que las respuestas a algunas de mis absurdas preguntas estarán en la tercera parte de los Darko, narrando la vida de mamá Darko en plena crisis Menopáusica. Aquí les dejo algunos obsequios. Quienes respetan los derechos del autor por favor, absténganse a hacer click en los siguientes enlaces.
Guerra de Pandillas: John Ignuz VS. Los Trulos de la Naranja
*ADVERTENCIA: La administradora de este blog no se responsabiliza por los comentarios colgados en su sección de raje.
Hola, soy John Ignuz, mejor conocido como el Avatar de la Diversión y autor de grandes milagros de la naturaleza como el Cañón del Colca.
He sido reclutado por la señorita Alexiel Vidam para hacer algunas "críticas" en este blog, pero quisiera que tengan clara una cosa sobre mi persona: me atraso mucho en ver determinadas películas.
Mi filosofía es "¿por qué pagar por ver una película en el cine o comprarla en DVD si puedes verla GRATIS en un lapso de dos a veinte años por televisión abierta o cable?"
Es por eso que a mis veintipico años de edad recién pude ver la película de "La Naranja Mecánica" de Stanley Kubrick.
(La verdad, no sé quién es Stanley Kubrick, pero estoy seguro que no tiene tanta plata como Steven Spielberg)
Antes de ver esta película, sabía algunas cosas de ella por lo que me contaban mis amistades y por su manera de hablar de esta película, la tratan como si fuera una película de culto. Además, me contaban de que el principal era un pandillero que se tomaba una leche con droga para ponerse "ultraviolento". ¡Qué paja! Esperaba una película en la que pudiera ver a un matón meterle un cuchillo a alguien, patearlo en el piso, asaltar tiendas, robar caramelos a los niños, vender drogas, empujar viejitas a la pista para que las atropellen los carros, entre muchos otros actos violentos muy pajas; tal como debe ser un pirañazo.
Pero no fue así...
Para empezar, la pela empieza con un discurso incomprensible por parte del protagonista ya que utilizaba su "jerga de pandillero anglosajón", la cual no vas a entender nunca en tu vida al 100% si has nacido fuera del barrio de ese pata. Puedes inferir un poco lo que dice, pero vas a terminar perdiéndote en su diálogo. Me hubiera gustado ver más una pela de pandilleros de La Victoria; hubiera sido más fácil entender un "te voy a coser la cara, causa".
Pero bueno, cuando ya te está llegando su incomprensible lenguaje, viene lo que más esperas: los violentos y salvajes actos vandálicos. Pero esperen... yo quería ver mucha sangre, muchas patadas voladoras, silletazos, moretones y más violencia de la divertida. Sin embargo, resulta que nos ganamos una mecha digna de West Side Story. De hecho, mechando de esa manera no te puedes bajar ni a esta pandilla:
Luego, algo que recontra friega la película y no permite que sea apta para todos son las escenas de desnudos. Todos saben que una película sumamente violenta sigue siendo apta para todos, pero si le metes porno, inmediatamente pasa a ser para mayores de 14 años. O sea, cuando tenga hijos, ¿quieren que los lleve a ver malas películas de Disney que sólo duran hora y diez minutos? ¿Se puede aprender algo con Chicken Little? La respuesta es un rotundo, negativo y poderoso NO. Los niños de hoy en día deben ganarse con mechas de sables ensangrentados, de modo que en el colegio pueden sacar un garrote y golpear al abusivo del colegio; una auténtica lección de vida. Si les metemos desnudos y erotismo en las pelas, ahora tendrán que darles clases de educación sexual desde el nido, de modo que serán más jodidos desde más jóvenes; batirán el récord de Alfie Patten y tendrás un nieto solamente siete años después de que tu primer hijo haya nacido.
Después de esas primeras escenas de violencia, olvídate de ellas porque la pela se vuelve recontra monótona y sinsentido. Ves el estilo de vida irresponsable de un supuesto joven de 17 años, pero debo recordarles que por el físico se ve como de 31. Pero bueno, ¿qué hace él? Se tira la pela del colegio, lleva chicas a su habitación (de nuevo las escenas de desnudos...), no le hace caso a sus viejos, le habla a su serpiente... ¡¿Qué clase de pandillero es ese?! ¡Ni siquiera pinta una pared, qué decepción!
Sin embargo, de ahí pasa algo medio interesante, porque a este pata lo traicionan sus mejores amigos también pandilleros, lo cual es medio paja, pero bueno... ya te la veías venir, porque tratándose de una película que refleja tan mal la vida de los vándalos, era de esperarse que lo terminaran traicionando. En la vida real, si traicionas a alguien de tu equipo, ¡FUISTE!. Esa es la primera ley de Los Choches.
Escuchen la canción mientras siguen leyendo:
Entonces, como ya era de esperarse, al pata lo meten en cana, pero empieza a actuar todo buenito para salir cuanto antes de la cárcel. Y yo que quería que se amotinara, pero bueno, soñar no cuesta nada. Afortunadamente, sólo hay una pequeña insinuación gay en toda esa parte de la cárcel. Así como los desnudos, esa clase de escenas tampoco deberían estar en las películas con contenidos violentos, como cualquier pela de Rambo.
De ahí, viene como que el final de la película, pero ahí sí prepárate porque el protagonista se convierte en el ser más patético que jamás haya visto en una pela. Le lavan el cerebro y lo convierten en una especie de cachorrito mojado. Hasta Charlie Brown, Kenny de South Park y el Equipo Rocket de Pokemon deben haber sentido pena de él. Si antes el pata reaccionaba impulsivamente, ahora de la nada parecía que estuviera padeciendo un ataque de disfunción eréctil, lo cual hace que nos riamos de este modo:
Después de miles de escenas patéticas en las que es humillado por sus padres, el huésped de su casa, un montón de vagabundos, sus antiguos amigos ahora convertidos en policías, heladeros de D'onofrio, huelguistas del SUTEP, chanchos sin gripe porcina y hasta emos, el protagonista es "encontrado" por el gobierno el cual le pide "disculpas" por el lavado de cerebro al que lo sometieron en cana y que iban a hacer no sé qué cosa para "revertir" el proceso. Con eso, la pela termina, encima con una escena de desnudos.
¿Entendí el final? No.
¿Me gustó la pela? En lo absoluto.
¿Es tan ultraviolenta como dicen? Vean Rambo y opinen.
¿Está sobrevalorada? Con ganas.
Señores, esa fue mi crítica para "La Naranja Mecánica". Si quieren ver una auténtica película de machos heterosexuales en la que ves volar tripas, les recomiendo que vean cualquiera de las de Rambo; pero si quieren ver auténticos pirañitas, vayan a Polvos Azules a comprar "Los Choches" en DVD para revivir las aventuras de Coco y su Patada Mosquito, Piedrita, Camote, el Locotriste, Roberto, La Tata, el Gordo Chapana y... y... ¿alguien recuerda el nombre del negro?
(¿Sabían que el actor que hacía de Coco en Los Choches ahora aparece en las miniseries del canal 2 y siempre hace de choro, terrorista, jotita o afines?...)
Con su contextura delgada, su porte larguirucho y su cara de “yo no fui”, nadie que no hubiese visto “Psycho” (“Psicosis”) de Alfred Hitchcock, hubiese sido nunca capaz de imaginar que Norman Bates sería el padre de los asesinos seriales de la Historia del Cine. A pesar de estar basado en el personaje original de la novela “Psycho”, de Robert Bloch, quien a su vez se había inspirado en el caso real del asesino Ed Gein, Hitchcock transformó considerablemente la apariencia de su protagonista: mientras que el Norman original era un cuarentón gordo, bajo y gordo, el del film es mucho más joven (alrededor de los 22 años), y tiene una apariencia mucho más normal, simpática y hasta conmovedora, puesto que Hitchcock quería lograr que los espectadores se identifiquen con él y sintieran los traumas de infancia que éste había vivido.
Si algo podemos destacar en Norman, es su timidez, él es un “niñito grande” que tartamudea al sentirse nervioso por una situación amenazante o por la atracción que le provoca alguna mujer, ello porque desde casi veinte años vivió completamente solo con su madre viuda, quien era una mujer represiva y maltratadora que siempre le hablaba del sexo y de las mujeres como algo sucio y prohibido. Sin embargo, después de tanto tiempo encerrados en su mundo de dos, establecido entre las paredes de su vieja casa en una colina, la madre se hizo de un amante, lo cual despertó los celos del joven Norman, quien de inmediato se sintió desatendido y optó por asesinarlos a ambos.
Un tímido Norman Bates entablando conversación con Marion Crane, quien luego sería su primera víctima en el film.
Horrorizado por el crimen que había cometido, Norman se negó a sí mismo la muerte de su madre hasta caer en el desquicio. Desenterró el cadáver, lo llevó al desván de su casa, y comenzó a vestirse por momentos con las ropas y pelucas que ella usaba, desarrollando una segunda personalidad con las características de la de su madre, manteniéndola viva dentro de su cabeza y entablando largas conversaciones consigo mismo, en las cuales la personalidad “madre” seguía reprimiéndolo, absorbiéndolo por completo y, sobre todo, celándolo de las mujeres. Por otra parte, la personalidad “Norman” se porta como un “chiquillo grande”, torpe en sus formas, y asustadizo, siempre pendiente de cuidar a la “madre” y viviendo sólo para cuidarla y para mantener el (mal) negocio familiar: un motel que lleva diez años en quiebra.
Cuando Norman conoce a Marion, la protagonista de la primera parte de la película (curiosamente, hasta casi la mitad del film, Marion es la protagonista; luego, el protagonismo pasa a Norman), se siente fuertemente atraído hacia ella. Se muestra amable, sumamente detallista y cuidadoso en sus formas. Dándose cuenta de lo que siente Norman, la personalidad “madre” despierta para celar al hijo y asesinar a la intrusa que ha aparecido para robárselo. Es entonces cuando acontece la famosa escena de la ducha, cuando una enorme sombra en la cual llegamos a distinguir la forma de un camisón y una peluca de anciana, sorprende a Marion con un cuchillo y la ataca despiadadamente.
Psycho: La escena del crimen
Norman contraataca:
En las secuelas del filme original, Bates es liberado del sanatorio luego de veintidós años de encierro, pero, eventualmente, la personalidad “Madre" resurge y vuelve a asesinar. Después de ser atrapado y encerrado por segunda vez, se casa con una de las enfermeras del hospital, a quien, luego de dejar embarazada, intentará asesinar y después cometer suicidio. A último momento se arrepiente y logra contener a la personalidad “madre” tras el nacimiento de su hijo.
También se intentó realizar una serie de televisión llamada “Bates Motel”, que nunca llegó a salir al aire. En ella vemos a Norman en el sanatorio entablando amistad con Alex Kelly, quien se encontraba ahí por haber asesinado a su padrastro, y decide heredarle el Bate Motel antes de morir de vejez.
¿Por qué me gusta Norman?
Porque rompe totalmente con la imagen del serial killer común. No se trata del típico asesino a sangre fría. Por el contrario, tiene toda la pinta de un “pajarito indefenso” (como uno de esos pájaros disecados que se aprecian en la pared del saloncito en el cual conversa con Marion) que no se atreve a rebelarse contra su madre; se sentiría culpable si lo hiciera. Por el contrario, siempre justifica la forma en que la “madre” (que en realidad es la personalidad alterna que él mismo ha desarrollado) lo trata, alegando que está “mal de los nervios” y que no puede abandonarla, pues él es lo único que ella tiene en el mundo. En el fondo él siente mucho lo que hace su “madre”, por eso discute con ella todo el tiempo, le dice que no lo haga, pero ella finalmente se impone, y él no puede detenerla, tal vez porque en el fondo todavía se siente culpable por el matricidio que cometió. Además, al creer que es la madre quien asesina a las chicas por las cuales se siente atraído (y posteriormente también al detective Arbogas, quien se encontraba investigando acerca de la misteriosa desaparición de Marion), él trata de borrar todas las pruebas, como buen hijo, para que “ella” (que en realidad es él mismo) no sea inculpada.
El Actor
Definitivamente, la imagen oficial de Norman Bates es la del actor Anthony Perkins, quien lo representó en la primera versión filmográfica de Psycho (posteriormente, sería personificado por Vince Vaughn en la adaptación de 1998 realizada por Gus Van Sant).
Anthony Perkins nació el 4 de abril de 1932 en Nueva York (Estados Unidos). Siendo hijo del actor Osgood Perkins, desarrolló desde muy pequeño su talento hacia la actuación, apareciendo en el teatro de Brodway y en la pantalla chica desde la adolescencia.
Debutó en el cine en 1953, en la película "The Actress", de George Cukor. Sus papeles siguientes se caracterizaron, en general, por una nota neurótica y extraña que llegaría a su máxima expresión al encarnar al padre de los asesinos en serie del cine, Norman Bates, en el Psycho de Hitchcock. También cabe destacar que obtuvo el Oscar al mejor actor secundario por su actuación en "La Gran Prueba" (1956), dirigida por William Wyler.
Después de Psycho, Anthony Perkins llegó a su cumbre al caracterizar a Joseph K, protagonista de la película "El Proceso", de Orson Welles, basada en el clásico de Kafka.
Volvería a interpetar a Norman en las secuelas de Psucho realizadas en los años 80: Psycho II, dirigida por Ricard Franklun, y Psucho III, la cual fue realizada por el propio actor.
Que tal comunidad de cinematosis, aquí por petición de las amistades, quisiera compartir algunas de mis opiniones con respecto al cine. Si bien los Mexicanos (sobre todo los que vivimos en la ciudad de Culiacan), consumimos mucho cine. Por ello no puedo negar que por un buen tiempo uno de mis pasatiempos ha sido el cine. Dado que el tema de Abre los Ojos Vs. Vanilla Sky me resulto interesante (confieso mi preferencia por la película española francamene), quisiera aprovechar esta ocasión para hablar un poco del tema de los refritos y comentar que al menos para mi ha habido ocasiones que si bien me han contado la misma historia dos veces, ambas veces me ha resultado entretenida. Por lo que mi respuesta a la pregunta que titula este post, es “no”, no todo el tiempo son malos los refritos. El ejemplo en cuestión que quisiera utilizar en este momento son las cintas Yojimbo, del aclamado director japonés Akira Kurosawa, y A fistful of Dollars (Un puñado de dólares), del director italiano Sergio Leone. Ambas películas siguen una trama relativamente sencilla, un aventurero solitario entra en un pueblo asediado por dos bandos de criminales, el aventurero en cuestión comienza a aprovechar la situación para asumir el bando que mayormente le convenga en cada ocasión hasta el momento en el que por seguir sus principios se desvía de su plan, lo que por poco le cuesta la vida, pero vuelve para finalmente ponerlas cosas en su lugar y acabar con uno de los bandos que había asumido el poder al haber exterminado al otro. Para comentar un poco las diferencias y las detalles que hacen a cada cinta interesantes (en mi opinión) comencemos por analizar la versión japonesa.
Yojimbo, es estelarizada por Toshiro Mifune, quiza uno de los actores japoneses mas destacados de todos los tiempos, en ella da vida a un samurái errante de cuyo nombre no es un misterio, pero el personaje decide darse el nombre Sanjuro (treinta y tantos en japonés), quien en su viaje hacia un destino desconocido, decide detenerse en una aldea donde dos familias de mafiosos se pelean por controlarla. Tal como explique abstractamente, Sanjuro comienza a utilizar su inteligencia para brincar entre los dos bandos a su conveniencia pero siempre con el objetivo claro de sacarles provecho. Hasta el momento que por ayudar a unos aldeanos cuya familia había sido separada debido a que la esposa había sido secuestrada, ello pone a Sanjuro en una posición de total enfrentamiento con uno de los bandos que le atrapa y tortura, pero este consigue escapar para luego vengarse de ellos, justo cuando dicho bando termina por aniquilar al otro y asumir control total de la aldea. Si bien el filme ya es viejo, sus escenas de acción son intensas, pero naturales (nada de poderes o movimientos sobrehumanos). El ritmo de la historia es lo suficientemente atractivo para entender e interesarse por la historia rápidamente. Adicionalmente es interesante como Mifune da al personaje dos matices interesantes, por un lado un hombre claramente malicioso y con una astucia muy marcada, pero al mismo tiempo tiene sus momentos de bondad y de ferviente heroísmo, lo que le vuelve un personaje agradable al expectador (al menos para mi), ya que si bien usa su malicia con quienes se la merecen. Las tomas utilizadas en este filme son por lo general encuadres cercanos y no se utilizan casi escenas panorámica, ello primordialmente para dar la sensación de intimidad de un pueblo pequeño. Si bien la música no es precisamente mi preferida en este filme, sus tomas y escenas mas sencillas e intimas me resultan de un mayor agrado. Asi que si los fans del anime creían que Kenshin era muy original como espadachín vagabundo están equivocados.
Por otra parte el filme americano A fistful of dollars (Un puñado de dólares). Presenta la misma historia pero en el contexto del viejo oeste, donde las katanas son reemplazadas por revolvers y el aventurero en cuestión es estelarizado por Clint Eastwood, quien también ha sido un actor y director destacado en Hollywood. Si bien la trama es la misma, en esta versión el protagonista carece totalmente de nombre. Lo cual curiosamente queda fuera de nuestra atención a medida que la historia nos atrapa. Si bien Eastwood tiene una personalidad como actor diferente a la de Mifune, también realiza un trabajo excepcional para interpretar los dos matices distintos de la personalidad del protagonista. Al contrario de la versión Japonesa, el filme americano es mas rico en tomas panorámicas que permiten dar una sensación de distancia entre la parte central del pueblo y partes aledañas donde se requiere ir a caballo (cosa inexistente en la versión japonesa). Otro detalle importante de este filme es que la música es mucho mejor (quiza es considerada como una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos). La acción es igualmente intensa y aquí si debo confesar que si me preguntan a mi no puedo elegir entre ninguna ya que ambas cumplen su cometido muy bien. Un dato curioso para finalizar este post es que ambos filmes son de hecho refritos de otra película mas vieja aun, de la cual no recuerdo sus datos. Este quiza es un caso en el que a mi parecer es difícil hacer una especie de Vs. ya que ambas cintas tienen muchas cosas buenas cada una, por lo que se sienten distintas a pesar de contar la misma historia. Por lo que a mi opinión no todos los remakes son malos, algunos resultan en ideas muy buenas.
Dirigido por Pedro Almodóvar (ganador del Oscar 2002 por el mejor guión original), narra la historia de Benigno (Javier Cámara), un enfermero obsesionado con Alicia (Leonor Watling), una paciente en coma de la cual él cuida durante cuatro años. En el hospital donde trabaja conoce a Marco (Darío Grandinetti), un escritor argentino de guías turísticas que visita a su novia Lydia (Rosario Flores), una torera que fue embestida por un toro y cayó en el mismo estado de inconciencia en el que se encuentra Alicia.
Marco se hace amigo de Benigno, quien intenta enseñarle cómo tratar a las mujeres en coma, aconsejándole que “hable con ella”. Luego descubre que hacía un mes que Lydia había vuelto con su ex novio, el también torero Niño de Valencia. Esto lo aleja de la idea de quedarse cuidándola hasta que despierte o fallezca.
Benigno, que tenía una historia de acoso a Alicia antes de que ésta cayera en coma, cuando era alumna de la escuela de danza situada al frente de su casa y éste la espiaba, desarrolla un amor obsesivo por ésta, al punto de querer casarse con ella. Tras la partida de Marco, Benigno viola a Alicia, por lo que es encarcelado. Marco, mientras se encuentra de viaje, se entera de la muerte de Lydia, y se contacta con el hospital, donde le comunican lo ocurrido con Benigno.
Marco regresa con intenciones de ayudarlo a recuperar su libertad. Para esto, Benigno no sabe que ha embarazado a Alicia.
Mirada musical
La música utilizada en la película, ha sido, en su mayoría, añadida al momento de la edición (lo que se conoce como sonido “extra diegético” o “no-diegético”); y ha sido utilizada para tornar más seria la acción o sublimizarla un poco. Es instrumental, de tipo clásico, interpretada por la London Session Orchestra y compuesta y dirigida por Alberto Iglesias.
Estas piezas instrumentales son empáticas pues armonizan con la velocidad y el tono de la acción, pese a ser más dramáticas o graves que ésta. Por ejemplo, cuando Marco se encuentra solo en el cuarto de Lydia y se escucha una música no-diegética que acompaña el inicio de sus recuerdos o cuando observa a Benigno limpiar a Alicia y la música no-diegética lo acompaña hasta que cierran la puerta y ya no puede ver.
Las melodías instrumentales no-diegéticas se repiten en varias oportunidades. Cuando ha pasado el tiempo y Lydia y Marco van en carro hacia la corrida, ya siendo novios, escuchamos la misma melodía de cuando Lydia ve una serpiente en su casa (que se alterna con otra melodía más tensa, que va con el momento) y luego van al hotel. La misma melodía nos recuerda a la pareja.
La música instrumental también sirve para anticipar situaciones, ya que por ejemplo, al iniciarse la corrida de Lydia (donde el toro la embiste), se escucha esta música llena de cuerdas y vientos que le dan mucho dramatismo a la escena, adelantando el ataque del toro, que continúa hasta pasado ese momento, creando una sensación de lentitud, ayudada de cámara lenta dentro de la rapidez en la que se supone debe transcurrir la acción. También le otorga un valor añadido, puesto que transmite al espectador mayor fuerza en estos momentos de punto de quiebre, justificando la cámara lenta e involucrándole con la acción.
En general, el ritmo está muy bien manejado, sobre todo en cámaras lentas donde vemos, por ejemplo, la sábana que cae sobre Alicia y la música, también lenta, que acompaña este momento a la perfección. Otros momentos que ejemplifica el buen uso del tiempo, son, cuando primero Benigno persigue a Alicia en la calle para darle su billetera y conforme avanza el ritmo de su andar, la música se torna más rápida; así como cuando Marco va a la cárcel tras escuchar el mensaje suicida de Benigno en su celular y la música acompaña el ritmo de la acción. Al igual que en la música de la película muda que posee la misma rapidez de los movimientos de los actores, casi sincrónicamente.
Esta historia dentro de la historia posee música diegética, ya que los espectadores supuestamente están oyendo esa música. Pero pasa de lo diegético (cuando vemos las escenas de la película muda “El amante menguante”) a lo no-diegético, ya que la misma música continúa pero ya en el cuarto del hospital donde Benigno viola a Alicia.
Esta alternancia de diegética a no-diegética, también se da por ejemplo al inicio cuando tras escuchar la música de la obra teatral (diegética off), se pasa a una escena de Benigno contándole a Alicia sobre la obra que ha visto y la música de la obra continúa por un rato, esta vez como no-diegética.
En la primera corrida de Lydia se escucha una canción (no dietética) en portugués de Tom Jobim llamada “Por toda a minha vida” interpretada por Elis Regina con una letra que –según leemos en los subtítulos- se relaciona perfectamente con el momento, dado que ella le dedica la corrida al Niño de Valencia (él está allí), que dice “Oh, mi bien amado, quiero hacerte un juramento, una canción. Te prometo, por toda mi vida, ser sólo tuya y amarte como nunca.” Esta canción continúa hasta la siguiente escena, donde sigue siendo no-digética, pero ya no tiene relación con la situación.
La película comienza y termina en una obra de teatro de danza. Al comienzo, con música diegética off (sabemos que pertenece a la obra pero no vemos de dónde proviene) – que continúa hacia la habitación de Alicia (donde se torna no diegética) se ve la representación de dos mujeres que caminan etéreamente al ritmo de la música, con los ojos cerrados y un hombre mueve las sillas que están en el escenario para que no se choquen. Esto es la representación de lo que luego pasará con Alicia y Lydia.
En la primera parte de la obra del final, se escucha una canción cantada como diegética off con unos susurros encima dados por una bailarina del escenario (los susurros son diegéticos, la vemos hacerlo). En la segunda parte de la obra se escucha otra música bailable que es diegética off también y que es tapada casi por un fundido con la música final de guitarras flamencas (extra diegética) de los créditos. Esta obra representa el final de la historia, como mueren los hombres y nacen las mujeres: muere Benigno, pero gracias a él despierta Alicia.
Ambas obras, “Café Müller” y “Masurca Fogo” poseen música fuerte que sobresale entre las demás. Las coreografías acompañan con perfecta sincronía a las melodías. Otras melodías diegéticas son cuando Marco ve a Lydia siendo entrevistada en la televisión y escuchamos la música del programa, las trompetas y tambores de la plaza donde se realizará la corrida donde Lydia queda en coma (vemos a los músicos), la música que Katerina pone en el cuarto de Alicia (Trincheras- Decadence), la música (diegética off ) del matrimonio de Angela (la ex esposa de Marco), que podría ser no-diegética dado la escena que se da dentro del matrimonio donde Marco y Lydia conversan, pero que puede sobreentenderse que pertenece a la ceremonia.
Un momento peculiar es cuando Caetano Veloso interpreta “Cucurrucucú paloma” en un concierto privado que se ve dentro de los recuerdos de Marco. Empieza como no- diegética ya que vemos a un hombre nadando con esa canción de fondo y no sabemos de dónde proviene, si él la escucha o no y ya luego vemos el concierto. Esta escena, pese a que luego se justifica, no se relaciona mucho con la historia y bien podría haber sido suprimida. Es un capricho almodovariano que a pesar de no tener mucho sentido gusta debido a la belleza de la performance de Caetano Veloso.
Entre los instrumentos utilizados para las melodías instrumentales se distinguen el violín, la viola, el violonchelo, el piano (durante las clases de ballet), varios instrumentos de viento, etc. También se presenta música atonal, cuyo sonido es casi imperceptible en momentos de angustia o persecución, predecesora de las melodías.
En líneas generales, la música en esta película está muy bien colocada, pese a que al espectador común puede resultar casi imperceptible ya que en su mayoría no se luce, sino que resulta de apoyo para las escenas, salvo la interpretación de Caetano Veloso y la música de las obras de teatro. Pese a esto, aquel que escuche con atención sentirá con mayor fuerza la calidad de la música en esta película y lo importante que resulta para que la historia sea redonda.
César (Eduardo Noriega) es un tipo joven (de aproximadamente unos 25 años de edad), guapo, adinerado, y seductor; un tío que se jacta de no pasar más de una noche con la misma mujer. Su mejor amigo, Pelayo (Fele Martínez), es actor, bastante sensible, y de poco éxito con las chicas. En la fiesta de cumpleaños de César, Pelayo le presenta a Sofía (Penélope Cruz) como la chica de sus sueños, y, desde el primer instante, observamos como César se siente atraido hacia ella.
Al entrar a su habitación para guardar el regalo que le han traído Pelayo y Sofía, César se topa con una ingrata sorpresa: Nuria (Najwa Mirri), una chica con la que César se ha estado acostando, lo ha estado esperando y le saca en cara el no haberla invitado a la fiesta. César no tiene reparos en demostrarle lo mucho que le fastidia su presencia y hasta le reclama el haberse aparecido, luego la deja sola y aprovecha las circunstancias para acercarse a Sofía (cuando Pelayo había ido por unos tragos) con la excusa de pedirle que lo ayude a desenfadarse de Nuria. Como quien no quiere la cosa, Sofía cae en el juego de César y ambos terminan conversando a solas por largo rato en una habitación cerrada, hasta que los interrumpe la aparición de un Pelayo bastante bebido y afectado al confirmar las sospechas de que su mejor amigo está flirteando con la chica que le gusta. Pelayo decide abandonar la fiesta alegando que se siente muy cansado; Sofía intenta seguirlo pero él le dice que pierda cuidado, y César la convence de quedarse un rato más diciéndole que él puede regresarla a su casa.
Siguiendo con la excusa de escapar de Nuria, quien ha seguido dando vueltas en medio de los invitados, César acompaña a Sofía a su departamento (a pesar de que la fiesta estaba apenas comenzando), donde tienen una larga conversación en la que se nota un acercamiento romántico entre ambos. César se siente profundamente conmovido por la honestidad y la inocencia de Sofía y se muestra sincero ante ella, quien, a pesar de haberse negado en un inicio a los avances de César, termina despidiéndolo con un beso.
Al dejar el departamento, César se siente satisfecho y ansioso de volver a verla. Sin embargo, la suerte le dura menos de lo que él esperaba, pues, afuera, lo está esperando Nuria, quien lo ha seguido hasta ahí y le insiste en subir a su auto. Él la ignora en un inicio pero ella lo provoca preguntándole si acaso tiene miedo, con lo cual logra convencerlo. Ya con César a bordo, la obsesión de Nuria la lleva a intentar un suicidio conjunto, subiendo la velocidad al máximo y haciendo que su auto se desbarranque.
Ella muere y César sobrevive, pero su rostro que da completamente desfigurado. Ahora César ya no es el tipo seguro de sí mismo que ha sido hasta el momento; se siente acomplejado y deprimido porque los doctores le dicen que sus músculos han sido tan dañados que no hay nada que puedan hacer por él salvo ofrecerle una “prótesis facial” (una máscara de látex que, por su total falta de verosimilitud resulta bastante grotesca) para que se oculte detrás de ella. Por si fuera poco, Sofía, enterada del accidente, no da señales de vida y, cuando él va a buscarla, ella se muestra realmente incómoda e inclusive asustada; no puede permanecer a solas con él y por eso, cuando acepta su invitación a salir (más por compromiso que por verdadero interés), le pide a Pelayo que la acompañe. Tremendamente afectado, César se emborracha y se queda dormido, tirado sobre la acera empapada por la lluvia.
Sin embargo, la historia da un extraño giro de ciento ochenta grados cuando llega la mañana y ante él aparece Sofía, quien le pide perdón por haberlo hecho sentir mal y le dice que quiere permanecer a su lado. Al poco tiempo y casi como por arte de magia, los doctores lo citan para decirle que ya cuentan con la tecnología y los estudios suficientes para devolverle a su cara la apariencia que tenía antes del accidente. Ya con Sofía y con el rostro recompuesto, César se siente feliz; además de eso, Pelayo decide superar la mala pasada que le ha hecho al robarle a Sofía y continúa siendo su amigo. No obstante, César empieza a sentir que el sueño hecho realidad comienza a convertirse en pesadilla cuando, después de haber pasado la noche con Sofía, se despierta y encuentra en su lugar a Nuria, quien le habla cariñosamente y le dice que ella es Sofía. César cree que esta última ha sobrevivido al accidente y ha secuestrado a su novia; se desespera y, en su afán de que la supuesta Nuria confiese a dónde se ha llevado a Sofía, la amarra a la cama y hasta termina soltándole un golpe que le deja sangrando la nariz. Inmediatamente, llama a la policía para que se lleve a la impostora y resuelva el caso.
En la comisaría, César es tomado por loco. Los papeles de Sofía (a quien César ve con la imagen de Nuria) están en regla; la policía dice que se trata de la verdadera Sofía y el agente que lo interroga se muestra desconfiado hacia él cuando le dice que la chica muestra señales de haber sido agredida físicamente y que, por alguna extraña razón, ha decidido no denunciar la agresión. César no lo puede creer, mucho menos cuando afuera se encuentra con Pelayo quien le grita que se ha vuelto loco, que ha conversado cara a cara con Sofía y que, si vuelve a hacerle daño, se las tendrá que ver con él. César piensa que todo es un complot armado por sus socios, quienes pretenden quitarle la compañía de la cual se encuentra a cargo, y corre desesperado al departamento de Sofía; allí, después de un momento de confusión, logra reconocerla. Ella le dice que todo pasará pronto, que él se recuperará y que seguirán como siempre, y él se muestra feliz de volver a verla. Pero la pesadilla no ha terminado pues, cuando se encuentran haciendo el amor, el rostro de Sofía se convierte en el de Nuria ante los ojos de César quien, al borde de la angustia y de la ira, la ahoga con una almohada. Pocos minutos después y sin explicación alguna, César se da cuenta de que su rostro ha vuelto a deformarse por completo, como si nunca hubiese sido operado; se ha convertido en un verdadero monstruo.
Ahora César, encerrado en un sanatorio penitenciario, ocultándose una vez más tras una careta de látex, intenta reconstruir los hechos contándole todo a Antonio, un psiquiatra que está realmente interesado en su caso y que quiere ayudarlo a salir de su confusión. César ni siquiera entiende bien por qué se encuentra encerrado; piensa que tiene que ver con el hecho de que sigue ocultando su rostro tras una máscara, pero Antonio le dice que se encuentra ahí porque ha asesinado a Sofía.
La búsqueda de respuestas realizada por César y Antonio concluirá en un desenlace verdaderamente intrigante e inesperado.
Diferencias y similitudes:
Si bien el guión es básicamente el mismo, Abre los Ojos y Vanilla Sky presentan enfoques totalmente diferentes. La versión original se presenta como una historia plagada de suspenso, misterio y hasta terror psicológico. Después del accidente, el personaje principal, César, está convertido en un verdadero monstruo, “cual Fantasma de la Ópera”, como él mismo lo señala en algún momento de la película. Su rostro provoca rechazo tanto por lo grotesco como por lo tenebroso, tanto así que la propia Sofía se estremece con sólo mirarlo. A partir de ese momento, la autoestima de César cae por los suelos, se siente frustrado, amargado, destruido, su humor se vuelve completamente insoportable, la película transmite toda la angustia del personaje, quien se ve rodeado de una atmósfera terrorífica representada en la parte visual con colores fríos, opacos en su mayoría, que se encuentran en el color del cielo, pálido, grisáceo, en el de los edificios oscuros y deprimentes, en el color de su propia ropa, en la lluvia que lo empapa y lo hace resbalar sobre el pavimento. A todos estos elementos visuales los acompaña por momentos una música electrónica hipnotizante, fría, que transmite una profunda sensación de vacío y a la vez de confusión; César se muestra mareado y perdido en medio de un montón de cuerpos que se mueven como dopados unos contra otros, pues la discoteca está llena y en medio de la oscuridad los cuerpos se juntan y uno se siente aplastado entre ellos; las únicas luces del lugar son luces psicodélicas, luces que hablan de frivolidad y desolación.
En contrate, Vanilla Sky se muestra como una historia mucho másromántica, que da amplia cabida al desarrollo de la relación amorosa entre David (nombre que se atribuyó al protagonista en este remake) y Sophia (Sofía, en la versión española). Las expresiones de afecto entre ambos personajes están mucho más marcadas; vemos a David salir hecho un adolescente, dando brincos del departamento de Sophia, y a ella dando bailoteos de quinceañera mientras lo observa por la ventana. Las calles de Nueva York (el escenario de esta nueva versión) se pintan cálidas; construcciones de colores rojizos, naranjas y púrpuras bajo un cielo color vainilla, una mezcla de tonalidades amarillas, naranjas y rosas, muy en contraste con los colores metálicos de la versión española. Al mismo tiempo, se da mucho más peso a la historia personal del protagonista, a sus temores de infancia y a la relación que tenía con sus padres antes de quedar huérfano; todo esto porque aquí se busca resaltar la lucha personal de David, mientras que, en Abre los Ojos, si bien se nos brinda cierta información biográfica sobre César (sabemos que es exitoso, que tiene dinero, que sus padres están muertos y que no había recibido mucha atención por parte de estos), no se profundiza tanto en este punto debido a que la historia da un mayor peso al misterio de por qué César empieza a ver a Sofía como Nuria, la forma en que llega a cometer el asesinato, y la extraña e inesperada relación que tienen todos estos acontecimientos con cierto sujeto misterioso que aparece en la televisión hablando sobre criogenia y a quien, inexplicablemente, vemos aparecer de momento en momento como si se tratase de un espía que persigue a César por todos lados.
Cabe destacar que, en el caso de Abre los Ojos, la caracterización de César, realizada por Eduardo Noriega, está desarrollada con un estilo mucho más naturalista y verosímil, mientras que la caracterización de David (Tom Cruise) por momento peca de disforzada y fingida, como se tratase de una caricatura o de la más típica representación del estereotipo de American Lucky Guy. Lamentablemente, este es uno de los puntos más flojos de la versión americana: en muchos momentos del film, el protagonista luce realmente patético, como un niño grande, y hace tantas bromas que no logra transmitir en sentimiento trágico de una persona que ha sobrevivido a un terrible accidente y ha quedado con el rostro deforme. Algo similar ocurre con el personaje de Sophia, quien, si bien es interpretada por la misma actriz de la versión española (Penélope Cruz), aquí no se le ve tan natural; al igual que a David, se le ve como una niña grande, una adolescente fuera de tiempo. Además, nos saca de cuadro que ella no luce en absoluto asustada cuando ve por primera vez el rostro destrozado de David; es cierto que demuestra cierta incomodidad, pero no la suficiente como para que nos traguemos el cuento. Tal vez sea verdad que en esta versión, el rostro de David –luego del accidente- no es ni la sombra de feo de lo que es el rostro de César, lo cual se justifica porque el remake le da más peso al romance que al drama psicológico, pero de todos modos estaba lo suficientemente deforme como para impresionar a cualquiera que esté acostumbrado al rostro bien parecido de Tom Cruise.
La que sí se lleva el premio en cuanto a actuación en la versión gringa es Cameron Díaz, quien interpreta a Julie Gianni (Nuria en Abre los Ojos), la ex amante frustrada de David; con este papel, Cameron Díaz nos deja bien claro que ella es mucho más que una cara y un cuerpo bonito, pues realmente se le ve afectada por el abandono de David, a quien ella consideraba prácticamente su novio. Julie Gianni es muy diferente a Nuria; es cierto que su rol es el mismo y sus diálogos son similares, pero la entonación y la expresividad utilizadas para pronunciar cada frase difieren bastante. Nuria luce como una mujer obsesiva, siniestra, de aura oscura, fría, y ello se transmite en su forma de mirar, en su voz que parece imitar sonidos de serpiente, en el rojo intenso de su traje de cuello chino y del colorete, y en el negro azabache de su pelo luciendo corte bastante moderno. Por otra parte, Julie Gianni es un personaje simpático, atractivo tanto por su personalidad como por su gracia; su relación afectiva con el personaje principal es mucho más amigable y estrecha que la que existe entre César y Nuria, quienes demuestran no estar unidos por otra cosa que el deseo carnal. En contraste con esto último, David reconoce a Julie como una amiga, y es por eso que en gran parte llegamos a sentir lástima por ella cuando se encuentra sola; nos conmovemos con su mirada triste mientras sostiene la copa de martini, “es la chica más triste que ha sostenido nunca un martini”.
En cuanto al personaje de Brian, interpretado por Jason Lee, la verdad me quedo con Pelayo (Fele Martínez). Pelayo realmente se presenta como el tío sensible pero físicamente simplón, completamente opacado por el atractivo César, mientras que, sobre Brian, si bien se da a entender que es un tipo sensible (al menos por sus diálogos, pues en su caracterización es casi tan payaso como David), al menos de apariencia no se le ve tan trágicamente disminuido por David; digamos que no es un sujeto guapísimo, pero tampoco se le ve como un X cuya presencia pueda pasar totalmente inadvertida. Por otra parte, Kurt Rusell, quien interpreta a la versión norteamericana del Antonio Español (Chete Lera), tampoco termina de convencer como la figura paternal que busca el protagonista; no se le ve lo suficientemente afectado, confundido ni frustrado como luce Antonio en “Abre los Ojos” al enterarse de toda la verdad y llegar a poner en duda la realidad de su propia existencia y de todo lo que ve a su alrededor.
Honestamente, si me dan a elegir, yo me quedo con la versión española, que, según mi apreciación personal, le lleva demasiados puntos de diferencia al remake, no obstante que se nota que este último contó con una producción mucho más costosa (ello resalta claramente en la cantidad de efectos especiales que se utilizan y en su banda sonora, que es algo que sí merece la pena destacar). Sin embargo, a pesar de las deficientes caracterizaciones de la mayoría de actores del remake, y de que me inclino mucho más hacia el drama y el suspenso que hacia las temáticas rosas, no me atrevo a descartar completamente la versión americana pues, debo admitir que tiene dos escenas muy bien logradas: cuando David empieza a descubrir que prácticamente todas sus vivencias han sido un sueño y observa la secuencia de imágenes de películas en las cuales se ha basado la realidad virtual que se ha creado para él y empieza a relacionarlas con cada momento que él cree haber vivido, cuando reconoce que los cielos de vainilla que puede observar no son otros sino los que aparecían en el cuadro preferido de su madre, pintado por Cloude Monet; también la escena en que se le concede un último deseo antes de despertar y Sophia aparece ante sus ojos para despedirlo; es un momento realmente efusivo y, por el contrario del resto de momentos de la película, éste es un fragmento que, a pesar de ser un tanto cliché, sí llega a ser verosímil y a removernos intensamente las fibras. Yo diría que estas dos escenas tienen el peso suficiente como para que el film merezca ser apreciado.
Guerra de Directores:
Alejandro Amenábar, responsable de la dirección y el guión “Abre los Ojos”, es un director de cine español y norteamericano nacido en Santiago de Chile, hijo de padre chileno y madre española. Desarrolló la totalidad de su carrera cinematográfica en España. Entre sus principales películas se encuentran el thriller llamado “Tesis” (1995), con el cual consiguió atraer la atención de la crítica en el Festival de Cine de Berlín y obtuvo siete Goyas, “Abre los Ojos” (1997), film con notable éxito de crítica en festivales internacionales como los de Berlón o Tokio, “Los Otros”, protagonizado por Nicole Kidman, que también fue todo un éxito a nivel internacional, especialmente en España, donde se coronó como la película más vista del año, “Mar Adentro” (2004), basada en la vida real del tetrapléjico Ramón Sampedro (interpretado por Javier Bardem), y “Ágora” (2008), con la participación especial de Rachel Weiss y Maz Minghella.
Por su parte, Cameron Crowe, responsable de la dirección y adaptación del guión para el remake de “Abre los Ojos” titulado “Vanilla Sky”, es un director y guionista norteamericano que en un inicio estuvo dedicado al periodismo, participando con frecuentes textos para la revista Rolling Stone. Se inició en el cine como guionista de “Aquel excitante curso”, estrenada en 1982, y le siguió en la misma labor con el film que continuaba con la historia de aquel, llamado “The Wild Life”. Luego incursionó también en la dirección cuando estuvo a cargo de “Say Anything”, película que cuenta la historia de un muchacho que trata de conseguir atraer a la chica más guapa del instituto. En 1992, realiza su siguiente proyecto, titulado “Solteros”, el cual se centra en las relaciones sentimentales de seis amigos veinteañeros en Seattle, el cual tuvo considerable éxito. Le siguió el film “Jerry Maguire”, el cual trataba sobre la vida de un poderoso agente deportivo que cae en desgracia y se aferra a la representación de un jugador de fútbol americano mediocre. En el año 2000, Crowe estrenó una película basada en sus épocas de colaborador de revistas musicales, a la cual tituló “Almost Famous”, considerada por muchos como su mejor película hasta el momento, la cual le valió un Óscar al mejor guión original. No obstante, y para su mala suerte, después de esto, el director tuvo dos grandes caídas; la primera fue “Vanilla Sky”, el remake sobre el cual tratamos en el presente artículo, el cual fue víctima de feroces críticas; a esto le siguió, en 2005, su último film, titulado “Elizabethtown”, que tampoco tuvo mucha mejor suerte que digamos.