Por: Alexiel Vidam
Hacía tiempo que no veía una comedia de Almodóvar, o mejor dicho, hacía
varios años que Almodóvar no se mandaba con una comedia. Disfruté mucho con La
Piel que Habito; pienso que es una de sus mejores películas (si no la mejor),
pero creo que, como muchos, ya extrañaba ese humorcito peculiar del director. Si
a ti te pasaba lo mismo, Los Amantes Pasajeros, su último filme, te dará en la
yema del gusto.
La historia comienza en un avión con destino a México DF.
Todos los pasajeros de la clase turista van profundamente dormidos. ¿La razón?
Han sido drogados “por precaución”, y es que los pilotos no quieren que sepan
que, posiblemente, ése sea el último viaje de sus vidas. La crisis se da cuando
los pocos viajeros despiertos –o los que empiezan a despertar- van tomando
conciencia de la situación en la que se encuentran: se arma el despelote y todos acaban
sacando sus trapitos sucios.
¿Qué harían ustedes si saben que van a morir…? El tema es
que, encima, éstos no son viajeros comunes y corrientes; son los típicos
personajes de Almodóvar: estrambóticos, posmodernos, disparatados, y sumamente
distintos unos de otros.
Por un lado tenemos a Bruna
(Lola Dueñas): encantadora, serena
(con ella no es), clarividente, y… virgen. Su último deseo, es encontrar un
hombre que no se asuste con sus poderes sobrenaturales y, por fin, se lleve su
flor. En el extremo contrario está Norma
(Cecilia Roth), una dominatrix que
conoce los secretitos de los rostros más destacados de la política. En el mismo grupo se encuentran el gigoló, el
sicario, el estafador, el burrier y su novia, los dos pilotos bisexules, y los
tres azafatos con complejo de cabaretera.
"Ha entrado una loca que dice que es vidente y que se ha conectado al más allá a través de los paquetes de Alex y de Benito." - Joserra
Para que no “panda el cúnico”, estos tres azafatos se mandan
una divertidísima coreografía de la canción I’m so excited (de The Pointer Sisters). Este trío
peculiar es uno de los platos fuertes en lo que se refiere a caracteres
contrastantes: por una parte está Joserra
(Javier Cámara), el “seriecito”, el
que ya dejó el alcohol y tiene una relación estable; luego está Fajas (Carlos Areces), que se ha cansado del “living la vida loca” y le
dedica mucho tiempo a rezar, sobre todo para que su tercer compañero, el
atrevido Ulloa (Raúl Arévalo), deje las drogas, el alcohol, y los cuartos oscuros.
Cabe anotar, que el novio de Joserra es el piloto del avión, un aparente “hombre
hecho y derecho”, con esposa e hijos, y que lo mismo sucede con el copiloto, un
disque macho heterosexual que se da sus tours por “el lado oscuro de la fuerza”.
Una de las mejores escenas del filme
Este tipo de combinaciones que sólo podemos encontrar en Almodóvar, definitivamente, arrancan
carcajadas. De paso nos divorcian un poco de los parámetros de lo “normal” o socialmente
aceptado. Si hay algo que siempre logra el autor con sus películas, es retar
nuestras creencias, mostrando al ser humano en toda su complejidad y con todas
sus contradicciones; en el drama, como en la comedia. La vida misma es
retratada de ese modo: como un gran melodrama satírico, un conjunto de
historias distintas que se entrelazan y están llenas de matices (claros,
oscuros, alegres, dolorosos, dulces, amargos y agrios).
Almodóvar y sus Amantes Pasajeros |
¿Se han preguntado alguna vez por todas las personas que han cruzado sus vidas? ¿En sus contrastes? ¿O en las veces en que han reído cuando había que llorar? Si lo vemos de este modo, quizás el estrambótico Almodóvar sea, en el cine, lo más cercano a la realidad.
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