Por: Alexiel Vidam
En mi afán por conocer toda la filografía de Meryl Streep
(mi actriz favorita, ya lo he dicho antes), me topé con Kramer Vs. Kramer (1979), de Robert Benton, ganadora de
cuatro Oscars, incluyendo el de “Mejor Película”. En ella, Meryl interpretó
a la antagonista, mas no una antagonista común. Generalmente esperamos que este
rol corresponda al del “malo”, pero en un drama como Kramer Vs. Kramer, la
cosa es más complicada.
¿De qué va esto?
Pues de una pareja feliz que deja de serlo… De ser feliz y
de ser pareja. Todo arranca cuando vemos a una perturbada Joanna Kramer (Meryl Streep),
diciéndole a su pequeño hijo Billy (Justin Henry) que lo ama. Luego de esto,
entra su marido, Ted Kramer (Dustin Hoffman), con la excelente
noticia de que lo han ascendido. Está tan feliz que no escucha lo que su dolida
mujer tiene que decirle. Él está en lo suyo, ocupadísimo… hasta que ella suelta
las llaves, le habla de una serie de cuentas y toma una maleta.
Ahora lo comprende todo.
“Ted, voy a dejarte.”
Joanna está cansada
de no tener voz; de haberse pasado la vida siendo hija, esposa, madre, pero
nunca ella misma. Adora a su hijo, pero la situación asfixiante en que vive le
ha hecho convencerse de que no es buena para él, así que decide dejarle con Ted
y marcharse.
Ted enloquece.
Ahora debe hacerse cargo de todo: de sostener la cuenta más importante de la
compañía, de preparar el desayuno para él y su hijo, llevarle y recogerle del colegio,
hacer las compras, etc, etc, etc. En
otras palabras, se convierte en padre y
madre de Billy, a la vez que trata de hacer frente a la soledad.
La película tiene una mirada interesante. Por un lado, nos muestra la frustración de esa mujer que
ha convivido ocho años con un esposo tradicionalmente machista; que en el
fondo la quiere, pero está convencido de que su propia felicidad será la de
ella, que no le deja trabajar y piensa que es su deber -como mujer- ocuparse de
la casa. Por otra parte, nos muestra el
abandono de este hombre y cómo se las ingenia para cuidar a su hijo, la
transformación que sufre como hombre, y como poco a poco va comprendiendo el
sufrimiento de su ex mujer.
Uno pensaría que ahí se queda el asunto: Ted y Billy
aprendiendo a soportarse, luego a comprenderse,
a quererse y a convivir; pero no. En el momento en el que creemos que se
cierra el círculo, reaparece Joana.
Ella se ha encontrado a sí misma y ha
decidido reclamar la custodia.
Aquí es cuando arranca el verdadero conflicto: cuando se
lleva el caso a tribunales.
A la hora de testificar quedan todos los trapitos al aire.
Se revelan los verdaderos problemas que llevaron a la pareja a separarse y se
cuestiona quién sería el más indicado para cuidar al niño. Los abogados son
mordaces. Lanzan ataques implacables y preguntas espinosas. El fin es descalificar al lado contrario en
tanto a padre como a persona. Momento cumbre.
No hay un final
feliz.
De hecho, nos quedamos confundidos, desencantados… y sobre
todo conmocionados. Se trata de un drama descarnado, sumamente humano, de dos personajes con virtudes y
defectos que aman a su hijo y desean tenerlo consigo, y de un pequeño que
necesita y extraña a ambos padres. Aquí no se trata de buenos y manos, sino
de quién está más calificado, o de quién ha cometido errores más graves.
Personalmente, puedo decir que el argumento me mantuvo en
vilo hasta el final. Primero observando la confrontación entre padre e hijo, y
luego la de padre y madre. Es interesante cómo se maneja el tema del doble
enfrentamiento, tan de acuerdo con el título de la película, como con el de la
novela homónima en que se basó.
Las actuaciones me
parecieron geniales, empezando por la de Dustin Hoffman, como ese hombre ocupado y egoísta que sufre una
fuerte transformación. Meryl Streep
siempre ha sido Meryl Streep; su papel cobra más protagonismo a partir de la
segunda mitad de la película, pero ella le saca el jugo. La forma en que manifiesta
su desgarro y su frustración nos transmiten el conflicto que Joana Kramer está viviendo. Ella es un personaje admirado y detestado a
la vez (tal vez más detestado en la época en que se estrenó; hoy la perspectiva es más amplia). De un lado, tenemos a una mujer valiente
que quiere tomar el control de su propia vida… por otra parte, a una madre que abandona
el hogar.
Sólo queda redundar que la palabra clave de esta historia es “confrontación”.
Ted Kramer machista? Querida señorita cinéfila usted debe de volver a ver la película. Un machista que se queda al cuidado de su hijo porque la madre LOS HA ABANDONADO?. Joanna Kramer es una mujer perturbada por su propio egoismo que no solo le lleva a abandonar a su pareja, un buen hombre, sino a su propio hijo.
ResponderEliminarHola anónimo, gracias por tu comentario :). Me refería a que su actitud es machista en un inicio, no que lo sea hasta el final de la película. De hecho, se trata de un personaje redondo; las circunstancias le transforman considerablemente.
EliminarSaludos :).
Hola anónimo, gracias por tu comentario :). Me refería a que su actitud es machista en un inicio, no que lo sea hasta el final de la película. De hecho, se trata de un personaje redondo; las circunstancias le transforman considerablemente.
EliminarSaludos :).