Por: Alexiel Vidam
Aloft: No Llores, vuela, es el tercer largometraje de Claudia Llosa,
directora peruana ganadora del Oso de Oro por La Teta Asustada. Este largo
poema visual, trae consigo la novedad de un idioma distinto –el Inglés-, y un
reparto de lujo conformado por Jennifer Connelly, Cillian Murphy y Mélanie
Laurent.
Paisaje congelado
En medio del frío, se encuentra la enfermedad.
Nana Kunning (Jennifer
Connelly) está desesperada por salvar la vida de su pequeño hijo Gully (Winta
McGrath), quien padece de un terrible mal neuronal. En su afán por
protegerle, lo que Nana no ve, es el
malestar que está creando en su hijo mayor –Ivan (interpretado por Zen McGrath
y luego por Cillian Murphy)-, quien se
siente reprimido e incluso abandonado por su madre.
A esto le sigue un trágico accidente. Madre e hijo se separan. Veinte años después, una periodista llamada Jannia Ressmore (Mélanie Laurent), se convierte en el motivo de su reencuentro.
Poesía audiovisual
La genialidad de Aloft,
más que en el argumento, está en la forma. En el bien logrado dramatismo de las escenas, en el simbolismo y la
exploración íntima de los personajes.
Estos se hallan
perdidos; perdidos en un camino confuso y en sus propias vidas. Se trata de
un doble viaje: de la huida de Nana de un pasado que no soporta, y de la
búsqueda de Ivan: de su madre, y de sí mismo. Él ha crecido con el resentimiento. Se ha convertido en un ermitaño de
la nieve, en un hombre huraño que conecta mejor con las aves –a las que
entrena- que con las personas. Busca, también, construir una familia como la
que nunca tuvo, y ello se ve en la forma en que –a pesar de su propia torpeza
emocional- busca conectar con su esposa y con su hijo. Sin embargo, la necesidad de respuestas le arrastra al pasado. Es
por eso que decide acompañar a Jannia a la entrevista con su madre, quien –cual
burla del destino- se ha convertido en sanadora espiritual.
Todo se combina con
una hermosa fotografía. Los paisajes congelados son el escenario idílico para esta
historia de extravío y soledad. La música, además, enfatiza en la sensación de
angustia que se siente, al ir develando, fragmento a fragmento, el misterio
de un distanciamiento bastante crudo.
Jennifer Conelly como Nana |
Sobre las actuaciones, no hay mucha vuelta que dar: sólo que
calzan a la perfección. Todos ellos saben transmitir, con naturalidad, tanto el
dolor como el vacío. Los tres actores principales han sido precisamente
elegidos. Cabe destacar el desgarro que
refleja Connelly en el momento más dramático de la historia, así como la furia de
Murphy, en un perturbadísimo Ivan recién reencontrado con su madre.
Quizás el único punto
bastante débil que le encuentro a la película, sea la presencia de ciertas
escenas fuera de lugar. Aquellos encuentros sexuales entre Nana y un
porquerizo, o los momentos de intimidad que involucran a Ivan, aparecen prácticamente
de la nada y sin la finalidad de explicar alguna cuestión relativa al problema.
Asimismo, la relación entre él y la
periodista es bastante forzada, predecible, y finalmente se pierde, tomando
en cuenta que el centro argumental les corresponde únicamente a él y su madre.
Mélanie Laurent como la periodista Jannia Ressmore |
Finalmente, vale decir que Aloft: No llores, vuela, no es una película para un paladar excesivamente sencillo o ágil. Es una película que requiere ser contemplada y analizada; saboreada con paciencia e incluso puede requerir más de una visualización: una exclusivamente para sentir, y otra exclusivamente para observar.
Ficha técnica:
Dirección: Claudia Llosa
Producción: Ibon Cormenzana, Phyllis Laing, José María Morales
Guión: Claudia Llosa
Música: Michael Brook
Fotografía: Nicolas Bolduc
Montaje: Guillermo de la Cal
Reparto: Jennifer Connelly, Cillian Murphy, Mélanie Laurent
Género: Drama
Países: España, Canadá, Francia
Idiomas: Inglés, francés
Duración: 116 minutos
Compañía productora: Sony Pictures Entertainment
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