domingo, 16 de agosto de 2015

La metamorfosis de David Cronenberg



 Por: Sergio Cueto

“Lo que digo es que soy un insecto que soñó que era un hombre, y lo adoró, pero ahora el sueño ha terminado y el insecto está despierto”. - SethBrundle

La Mosca es un filme de 1986, del director canadiense David Cronenberg, nueva versión del clásico de 1958 del mismo nombre. Esta cinta es uno de los mayores éxitos de Cronenberg (que ya nos había sorprendido en aquella época con el film de culto Scanners). Explícita, gore, reveladora y terrorífica para algunos, La Mosca nos muestra en resumen, la metamorfosis de un hombre brillante que se convierte en un horripilante ser, remitiéndonos a un doloroso drama de tintes kafkianos.


El autor nos presenta, de modo directo y sin rodeos, al personaje central: el científico Seth Brundle (Jeff Goldblum) quien tiene un claro propósito: cambiar el mundo que lo rodea. La película empieza en un amplio salón donde se celebra una convención organizada por la empresa para la cual trabaja; es aquí donde aparece la reportera Veronica Quaife (Geena Davis), para cubrir el evento.

Interesado en ella y a pesar de su inicial rechazo, el científico consigue que la reportera acceda a observar su laboratorio, donde –según él mismo- está desarrollando esos experimentos que van a alterar la vida del ser humano como la conocemos. Su invento son dos cápsulas (telepods), que permiten la teletransportación.

Seth (Jeff Goldblum) y Veronica (Geena Davis)

Para demostrar que no es ningún fraude, Seth le pide un objeto personal a Veronica (quien –coqueta-, le entrega una de sus medias). La prenda es depositada en uno de los ruidosos telepods, de donde se desvanece, para aparecer en el otro telepod, envuelta en una enigmática y misteriosa bruma.

¿El siguiente paso? Experimentar con algo vivo.

Con la periodista como testigo, Seth intenta teletransportar a un babuino, pero el resultado es un sangriento desastre. Esto le lleva a la conclusión de que debe profundizar más en sus estudios antes de probarlos en otro ser vivo. Por suerte para él, Veronica lo acompañará en ese proceso.


Es, precisamente, su cercanía con Veronica (dato curioso: en aquel entonces Jeff Goldblum y Geena Davis eran pareja fuera del rodaje), lo que impulsa al introvertido Seth a querer ir más allá y progresar en sus investigaciones (pronto consigue transportar con éxito a otro babuino); pero es también ese amor amor el que lo condena.

En una noche de malos entendidos, celos y mucho alcohol, Seth olvida las precauciones y decide probar su invento en sí mismo. Comete un error fatal: no percibe que una mosca ha ingresado en la máquina. Instantes después, y a primera vista, la teletransportación ha funcionado. Por si fuera poco, Seth parece haber evolucionado a una mejor versión de sí mismo: se siente más fuerte, lúcido, vivo.


Repentinamente, todo empieza a empeorar y a desmoronarse dramáticamente.

Vale decir que una de las mayores diferencias entra las dos versiones de La Mosca, es que en la primera el científico y la mosca intercambian partes del cuerpo (quedándose el hombre con la cabeza y una pata del insecto), mientras que en la versión de 1986, se da una fusión que da lugar a un nuevo y monstruoso personaje. Para esto, el trabajo de efectos especiales es impresionante, en conjunto con el maquillaje realizado por Chris Walas y Stephan Dupuis, ganadores de un Oscar por su trabajo.


Las escenas de la transformación son dignas de elogio, sobre todo si recordamos que es una película de los años 80, cuando no existía la cantidad de recursos tecnológicos con que contamos hoy. ¿Escenas imperdibles? El resultado de transportar al primer babuino; cuando se quita las uñas, el vómito y –por supuesto- la transformación final de Brundle-Mosca.

Acompaña la banda sonora del siempre fiel Howard Shore, que logra crear la atmósfera perfecta para representar la ruina del personaje, así como el sello de Cronenberg: enfermedad, decadencia, horror, las zonas más oscuras y corruptas del ser humano, junto a la degeneración mental y física del mismo.


Como detalles anecdóticos, tenemos que el propio Cronenberg realiza un cameo en la pesadilla de Veronica (como ginecólogo), y que Jeff Goldblum realmente perdió el juicio durante el rodaje. Según el director, Goldblum llegó a meterse tanto en el papel, que empezó a consumir azúcar en grandes cantidades como si fuese un hombre-mosca de verdad. Además empezó, a pelear y a molestarse en el set con el actor John Getz, quien era su rival romántico en el filme. Cronenberg tuvo que amenazar a Goldblum con echarlo si no se tranquilizaba.


El ritmo de la película no decae en ningún momento, pues siempre estamos a la expectativa de descubrir cuál será el aspecto del protagonista en la siguiente escena. El arco de evolución de los personajes está bastante equilibrado, destacando Goldblum, que atraviesa distintos según los genes del insecto van apoderándose de su cuerpo. Su desmesurada energía y potencia física inicial lo va convirtiendo en un ser irascible y egoísta; cuando el deterioro exterior se hace irreversible, la melancolía se adueña de su mente, hasta que elabora una solución, que desencadena el apoteósico final.


Intensa, intrigante y bastante perturbadora, La Mosca, de Cronenberg, sigue enganchando hasta el día de hoy, 29 años después de su estreno. La película recaudó, en su momento, la nada despreciable cifra de 60 millones de dólares (20 millones en los EE.UU. y 40 en el resto del mundo); éxito de taquilla que provocó el lanzamiento de una endeble secuela tres años más tarde, dirigida por Chris Walas y sólo con Getz repitiendo personaje. A pesar de las cifras en recaudación, la cinta carecía de la atmósfera, dramatismo e inventiva de su antecesora, superior por donde se le mire.



Ficha técnica

Dirección: David Cronenberg
Producción: Stuart Cornfield
Guión: Charles Edward Pogue, David Cronenberg
Música: Howard Shore
Fotografía: Mark Irwin
Montaje: Ronald Sanders, Carol Littleton, Jim Miller
Reparto: Jeff Goldblum, Geena Davis, John Getz
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 1986
Género: Terror, Ciencia Ficción
Duración: 95 min.




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