Por Gonzalo “Sayo” Hurtado
(Crítico de cine y corresponsal
en Perú de la publicación mexicana Cine Toma.)
Dos cazarrecompensas despiadados (Kurt Russell y Samuel L.
Jackson), una salvaje asesina (Jennifer
Jason Leigh), un novato sheriff (Walton
Coggins), un jovial verdugo (Tim
Roth), un posadero mexicano (Demián
Bichir), un amargado ex militar sureño (Bruce Dern) y un sucio cowboy (Michael
Madsen). Debido a una tormenta, estos ocho se ven forzados a convivir en
una cabaña en el salvaje y sin ley territorio de Wyoming. La nueva incursión de
Quentin Tarantino en el western nos trae una pieza teatral en 6
actos; en ella, el contexto del final de
la Guerra de Secesión no podía ser más oportuno.
Con las heridas de guerra frescas, la inminente parada de
los viajeros trae a colación los motivos que han dividido al país; cuyas
mayores taras son exacerbadas en el comportamiento de cada uno. El escenario de Los 8 más odiados alude a los restos de una sociedad sobre la cual
se debe levantar un nuevo orden. Por supuesto, para que ese nuevo orden se
imponga, es necesaria una cuota de sangre, que, lejos de purificar pecados,
deja en claro los terribles cimientos sobre los que ha de levantarse ese
paradigma de civilización que son los Estados Unidos (esclavitud, armamentismo,
pena capital, postergación de derechos civiles y abusos de toda índole).
A esta mirada brutal y descarnada no escapa nadie. Ahí donde
el abuso forjó a sangre y fuego el temperamento, los apetitos y descontroles de
los protagonistas, cada uno ha adoptado una máscara para sobrevivir a una
suerte de desquiciada selección natural. Es en esa faceta, donde los personajes
explayan sus más salvajes deseos y represiones. Se devela un brutal inconsciente, como contrapunto al mundo de
apariencias en el que la línea entre el delirio y la realidad es frágil.
A resaltar: 1. La introducción del factor intriga como en las clásicas
novelas policiales negras. 2. La soberbia caracterización de Jennifer
Jason Leigh, cuya revelación como terrible asesina en una época de absoluto
postergamiento de la mujer, no resulta nada casual. Su explosión homicida
no puede tomarse sino como la expresión espontánea y demencial contra un orden
nefasto, rebelando los rostros de toda una galería de mujeres diabólicas u
oprimidas del cine: desde la pequeña Megan en El Exorcista, pasando por Carrie, Aileen Wuornos (Monster) o la descocada Tralala de Camino sin salida. 3. La banda sonora de Ennio
Morricone le da el acompañamiento adecuado a la historia, logrando una atmósfera
que transita entre el suspenso y el terror, brindando un siniestro y oportuno
acompañamiento.
… Y que conste que la gran postergación del Oscar no ha sido
el supuesto complot contra los afroamericanos, sino contra el mismo Tarantino,
siendo privado groseramente de los rubros de mejor película, director y guión
original. A fin de cuentas, el
conservadurismo de la Academia no quiere saber de una violenta mirada a su
propia sociedad.
Dirección: Quentin Tarantino
Producción: Shannon McIntosh, Stacey Sher, Richard N.
Gladstein
Guión: Quentin Tarantino
Música: Ennio Morricone
Fotografía: Robert Richardson
Reparto: Kurt Russell, Samuel L.
Jackson, Jennifer Jason Leigh, Tim Roth
País: Estados Unidos
Año: 2015
Género: Western
Idioma: Inglés
Duración: 167 minutos
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