viernes, 27 de julio de 2012

Cinefilia y laberinto pasional en el París del 68'




Por: Alexiel Vidam

París, Mayo del 68’. Por las calles se respira idealismo, revolución mental, revolución social, revolución sexual, y revolución cultural. Un joven norteamericano llena su soledad con su pasión por el séptimo arte. En este contexto, conoce a los mellizos Theo e Isabelle, quienes deciden invitarle a participar de sus juegos, sus excentricidades, y sus controvertidos acercamientos…

Los hermanos Theo e Isabelle.
Siempre me ha llamado la atención el tema del incesto, sobre todo porque soy de aquellas personas que piensan que la satanización del mismo viene más de una cuestión cultural, social, económica, y de los males congénitos que podría acarrear. No me parece tirado de los pelos que dos personas que conviven bajo el mismo techo desarrollen atracción debido a la cantidad de vivencias que puedan compartir, más aun si son de la misma edad, como sucede con los gemelos Theo (Louis Garrel) e Isabelle (Eva Green), coprotagonistas del filme The Dreamers, de Bernardo Betolucci. Según Theo, él y su hermana son dos partes de una misma persona; según Isabelle, Theo está siempre dentro de ella. Tienen una suerte de relación simbiótica en la cual ambos comparten los mismos sueños, pasiones, aficiones (por el cine, en especial), ideales, y juegos eróticos, que realizan en secreto durante las prolongadas ausencias de sus padres, quienes a menudo escapan a su casa de campo.

Mathew conoce a Isa.
Mientras tanto, en las calles se siente la coyuntura. Los jóvenes realizan protestas en contra del consumismo, del imperialismo, y en pro de la cultura. En este contexto, los gemelos conocen a Mathew (Michael Pitt), el narrador; es a través de sus ojos que vivimos el Mayo Francés, y la convivencia con los hermanos. Mathew es un joven norteamericano que comparte con ellos la pasión por el cine, el arte y la política. Él ha llegado a París para estudiar cine, y se encuentra completamente solo;  entablar esa nueva amistad, le hace sentirse aceptado y acogido. Sin embargo, la realidad comienza a golpearle cuando despierta su atracción por Isabelle.

Isabelle corresponde a esa atracción, pero al mismo tiempo se siente contrariada por sus sentimientos hacia Theo, quien hace sentir también su posesividad, encarando a Mathew y dejándole en claro que siempre será un invitado, que el vínculo entre él y su hermana es indestructible.
Mathew e Isabelle; Theo aparece reflejado en el espejo.

Mathew, Theo, e Isabelle: Los soñadores

Lo más rico de la película, está en sus personajes;  ellos vibran, y hacen vibrar con su propia emoción. Pertenecen a un tiempo idealista en el los jóvenes movían masas en pro de transformar el mundo, de acabar con la guerra, con la injusticia, de promover el arte, la conciencia social, y el amor.

Theo e Isabelle sueñan, juegan a representar diálogos y escenas de películas, y sostienen debates acalorados sobre temas filosóficos y sociales. Pronto, hacen parte de ello a su nuevo amigo, Mathew, un extranjero, un solitario que reclama amor en silencio; en Theo e Isabelle, Mathew cree haber hallado una familia.

Por su parte, los hermanos sostienen un vínculo que tiene mucho más de romance que de fraternidad. A menudo duermen en la misma cama, comparten la tina, salen juntos, y participan de juegos que coquetean muy de cerca con el incesto. Cansados de la monotonía (por más extraño que suene), deciden incluir a Mathew, con quien se encariñan rápidamente, pero, cuando empiezan a hacerle parte de su intimidad, éste acaba por convertirse en un elemento disonante y de conflicto…

Revolución interior

Prácticamente toda la película se desarrolla dentro de la casa de los hermanos. Es allí donde viven su revolución; con ello, el autor pretende transmitir que la revolución empieza en la mente, en el mundo interior del individuo. No obstante, nos coloca también frente a una marcada contradicción, representada por la escena en que Mathew encara a sus compañeros, haciéndoles ver que se encierran en su pasión del uno sobre el otro, en lugar de salir a defender aquello en lo que supuestamente creen.

El final es bastante desgarrador y desconcertante… nos deja sensación de vacío, y nos lleva a cuestionar sobre el sentido de nuestras acciones y pensamientos… sobre de qué manera marcamos la diferencia. Este vacío, sin embargo, es el contraste que permite terminar de saborear esa atmósfera cálida y apasionante que nos envuelve desde el inicio del filme, que nos seduce, y nos traslada de inmediato a una época cargada de intensidad y romanticismo.


Ficha técnica:

Dirección: Bernardo Bertolucci
Producción: Jeremy Thomas
Guión: Gilbert Adair (Basado en su novela The Holy Innocents)
Protagonistas: Michael Pitt, Eva Green, Louis Garrel
Género: Drama
Año: 2003
Países: Reino Unido, Francia, Italia




2 comentarios:

  1. Sin duda, una de mis favoritas, no solo por Eva Green sino por el guión, aunque Eva Green se lleva todo el crédito! buen Blog! un descubrimiento para mi.

    Saludos

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  2. Gracias :)! Vuelve a visitarnos pronto ;).

    - Alexiel

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