Por: Alexiel Vidam
Por fin leí el libro 1 de Los Juegos del Hambre. Sé que lo correcto
sería leer primero el libro y luego ver la película, pero no soy muy
bestsellera, de modo que tuve que enviciarme con las pelas antes de a animarme chapar el libro y
redactar este post. Terminé de leerlo en dos días…
Quienes ya vieron la versión cinematográfica, sabrán más o
menos de qué se trata: Un universo distópico, postapocalíptico, que
nos traslada a la nación de Panem,
gobernada por el Capitolio. Éste
tiene sometido a doce distritos que
alguna vez se rebelaron contra sus abusos. Como castigo y recordatorio de su
inferioridad, el Capitolio obliga a los distritos a entregar, cada año, a un
joven y una joven de entre los 12 y 18 años para participar en un espectáculo
macabro conocido como “Los Juegos del
Hambre”. En esta “competencia”, los veinticuatro “tributos” deben
sobrevivir en un campo lleno de peligros y asesinarse unos a otros hasta que
sólo quede uno. El ganador recibe muchos regalos y reconocimientos, además de
importantes beneficios para su distrito (especialmente comida). Mediante la contienda, transmitida paso
a paso por la TV, el Capitolio se asegura de mantener distraída a la población,
y les da la leve esperanza de obtener beneficios (cabe resaltar las
deplorables condiciones de vida que padecen casi todos los distritos). Por si
fuera poco, los tributos se ven obligados
a sonreír y agradar al público, a fin de ganar auspiciadores (necesarios
para su supervivencia).
Hasta aquí, podemos decir que libro y película no se
distancian demasiado. El filme ha
respetado tanto la historia como el molde de los personajes, en esencia y en
apariencia física. A diferencia de otras adaptaciones, en este caso sentí
que tanto los actores como los escenarios empleados en la versión fílmica,
calzaban perfectamente con las descripciones de la novela. Lo que sí debemos
señalar, es que hay un importante cambio de perspectiva en cuanto a la
narración: en el filme nos encontramos frente
a un relato en tercera persona (vemos todo desde afuera y desde los ángulos
de cada personaje); por otra parte, la
novela está redactada en primera persona, de modo que observamos todo a través
de Katniss. Esto, de buenas a primeras, no parece tan importante (dado que
Katniss es la protagonista) pero a la hora de leer el libro y hacer la
comparación, saltan diferencias evidentes en lo que se refiere al manejo de
información.
Katniss Everdeen |
Empecemos por el dato más saltante: la importancia del Vigilante Jefe Séneca Crane. En la película, una
de las primeras escenas nos muestra a este importante funcionario hablando
sobre el significado de los juegos. Él es el encargado de dirigirlos, de dar
puntuaciones a los tributos y de transformar el campo de batalla (armado por
computadora); de tal modo que cuando la cosa se pone “aburrida”, manda algún
peligro que mantenga a la audiencia interesada. En el libro, su nombre ni se
menciona. Sabemos que existen “vigilantes”, y que el campo es modificado desde
afuera, pero nunca vemos a quienes lo hacen, desconocemos completamente
sus conversaciones, y apenas podemos
intuir sus motivaciones a la hora de realizar los cambios. Asimismo, el presidente Snow es un ente omnipresente;
sabemos que existe, que observa, que siempre está, pero sólo se muestra en
carne y hueso al principio y al final de la novela (cuando anuncia el inicio de
los juegos, y cuando presenta a los ganadores). Podríamos decir entonces, que la película gana un punto a favor en
cuanto a que nos hace más parte de las maquinaciones políticas.
El presidente Snow y el Vigilante Jefe Seneca Crane |
Sin embargo, la
novela tiene otros detalles que le sacan bastante ventaja a la versión
cinematográfica. Al ponernos en los
zapatos de Katniss, no sólo conectamos de manera más profunda con sus
pensamientos y emociones, sino que se añaden al relato una serie de
descripciones que lo enriquecen. Captamos, por ejemplo, la minuciosidad con que Suzanne Collins (la autora) construye el
universo: se explica el origen de las mutaciones animales, las razones que
llevaron a los distritos a tales condiciones, se muestra más claramente el modo
de vida de sus habitantes y hay una imagen mucho más cruda de lo que es el
hambre. Esto en la película se llega a captar, pero no se siente con la
intensidad que refleja el libro. Aquí sí vemos gente desesperada por comer, y por
comer lo que tenga en frente, desde un pollo hasta una rata. Observamos también
la deshumanización que provoca en
las personas; por ejemplo, cuando Katniss está dispuesta a ahogar un pequeño
gato con tal de no tener otra boca que alimentar.
Katniss Everdeen en el Distrito 12 |
Otro punto interesantísimo que resalta en la novela, es el dominio de la autora –ex guionista de
televisión- sobre los recursos audiovisuales. Mientras Katniss se desplaza
a través de la arena de combate, va imaginando cómo es que la siguen las
cámaras, los distintos planos y ángulos que van tomando y cuál sería el efecto
que pretenden causar en la audiencia. En base a ello, va modificando sus
acciones según sea conveniente (para conseguir auspicios), y deduciendo en qué
momento se encuentra cerca de otro tributo o la acecha algún desastre natural.
Cuando "falta acción", los vigilantes mandan un desastre natural. |
El punto más flaco de
la novela, al igual que el del filme, es el del romance. Me atrevería a
decir que incluso en la película se maneja mejor. En ésta, todo surge como una
trampa ingeniosa de Peeta para ganarse a la audiencia, y en el camino se
percibe cómo ambos personajes empiezan a sentirse confundidos y unidos por las
circunstancias. En el libro, por el
contrario, los sentimientos de Peeta son mucho más claros, y decide
aprovecharlos más bien como recurso. En este caso, Katniss es la única que
empieza a “confundirse” y a cuestionar sus sentimientos en el camino. El tema
está en que el personaje de Peeta,
aunque valiente e ingenioso en el libro, llega a pecar de cursi, punto que en
la película ha sido matizado adecuadamente para no empalagar al público.
Katniss Everdeen y Peeta Mellark |
Con todo y todo, si tengo que elegir, creo que me quedo con el libro. La película es
una buena adaptación, pero me inclino por las descripciones mucho más
detalladas y crudas de la vesión original. Definitivamente,
el universo de Panem destaca mucho más en la novela, así como el juego de
manipulaciones siniestras que envuelve el “espectáculo” de los juegos.
*Nota 1: Descarga el libro de Los Juegos del Hambre.
*Nota 2: Este post de "Libro VS. Película", fue redactado especialmente para el blog El Buen Librero, cuyo editor, Gianfranco Hereña, nos ha permitido rebotarlo aquí.
¿Crees que el libro se base en algo en la pela japonesa Batalla Royal?
ResponderEliminarPuede que esté inspirado, pero "Battle Royale" es una película malísima, floja, con poco argumento. Tampoco es un universo rico, como el de "The Hunger Games" (y la ambientación de por sí es muy diferente). Es verdad que coinciden en la contienda, pero inclusive ésta es tratada de modos muy distintos (en "Battle Royale" se incluyen armas, las muertes se dan casi de manera masiva y los personajes no destacan, son huecos, planos -sin contar con que las actuaciones son pésimas-; en "The Hunger Games" la contienda recuerda más al circo romano). Además, "The Hunger Games" incluye muchos elementos similares a los de Orwell y añade temas actuales como la publicidad y la televisión basura.
ResponderEliminarDiscrepo, me encantó Batalla Roya, en especial la actuación de Takeshi Kitano.
ResponderEliminarGracias por el enlace del libro.
Ala... te pareció verosímil? La verdad yo no me creí ninguna de esas actuaciones para nada o.O... y me pareció que sus "dramas" eran patéticos :S. Pero bueh... en gustos se rompen esquemas.
ResponderEliminarDa nada :).
- Alexiel