Por: Susana Anavitarte
Desde hace meses, publicitaban con demasiado énfasis a Anne Hathaway, quien actuaría en un
papel aparentemente opuesto a los que suele hacer. Ha venido recabando premios
por doquier; todo empezó desde su Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Les Miserables. Este proyecto tenía un
elenco bastante prometedor, pues también estaba presente Robert De Niro
–ganador de ganadores-, y reaparecía René Russo –a quien no vemos desde los
años 90, por lo menos-. En definitiva, no iba a ser un peliculón que mereciera
ir a algún festival, pero yo le tenía fe; como se la tuve a varios films, que
son de esos que usas de referencia en situaciones, en conversas de reus de
amigos. No obstante, aquí dejo mis apreciaciones… y desaparezco lentamente.
La sinopsis es la siguiente: Ben Whittaker (De Niro) es un viudo de 70 años, que tras buscar y
buscar algún empleo que le devuelva la vitalidad, es contratado como pasante –en
cristiano, practicante- en una importante agencia digital de moda,
encabezada por Jules Ostin (Hathaway). La joven empresaria, no está
muy de acuerdo en tener que enseñarle cosas a un “abuelito”. Pero, con el
transcurso de la historia, ambos desarrollarán un vínculo fuerte. Pasante
de Moda, dirigida por Nancy
Meyers, quien también estuvo implicada en El diablo viste a la moda, con una consagrada Meryl Streep. El
éxito, estaba destinado a repetirse.
Con mucha pena, debo
admitir que, como público, la historia sólo me agradó por ver a caras conocidas;
mas no por actuaciones, ni por guión, ni mucho menos por otros complementos (dirección
de arte, música, fotografía, etc.). Vayamos por partes: El inicio de la
historia nos adentra a la soledad de Ben. Una voz en off, nos cuenta su vivir diario, sin su esposa y tratando de
disfrutar lo que le resta de vida. Llega a la empresa, lo contratan. Está ahora
inmerso, en un universo de laptops, smartphones, Facebook, outfits y mucha
modernidad. Jules es la dueña de todo, una jefa poco común: le gusta montar bicicleta
en la oficina y parece estar más enamorada del trabajo, que del mundo real.
Aluciné que sería más estricta y mecánica de lo que vi. De ahí, fue una mezcla
extraña, donde el reto de meterse en el ambiente de la moda, fue solo una
utopía. La vida personal de Jules, el momento de compartir con los compañeros
de trabajo de Ben, el acercamiento entre ella y él. Jamás me quedó claro qué
era lo esencial. El guión dio para más,
no obstante, fue un desorden absoluto.
Mi parte favorita de una película, suele ser la actuación.
Hoy, con más ansias que nunca, quiero llorar. ¿Pero, por qué quieres llorar,
Susana? Pues, para comenzar, Anne
Hathaway es demasiado buena, para ser mala. Un personaje que ni siquiera
evolucionó. Solo mostró cómo era internamente. Una chica exitosa, a nivel
de negocios y metas, pero en el ámbito familiar, vivía una crisis matrimonial
fuerte. Lamento mucho si “spoileo”, pero en cierta escena, se deja entrever que
lleva una mala relación con su madre. Sin embargo, es sólo un instante.
Si hablamos de
interpretaciones planas, es triste decir que un actor como Robert De Niro no
brilló como en teoría, lo haría. De comienzo a final, no hay mayor cambio –al
igual que la protagonista-. Es un hombre tranquilo, maduro, bonachón, serio y
muy responsable. Se lleva de maravilla con los jóvenes profesionales, con los
que comparte escritorio, y se vuelve indispensable para Jules. Aun así, no copa
mis expectativas.
René Russo tuvo
una aparición bastante chica, así que no podemos decir mucho, ya que más primó
su sex appeal que su capacidad
actoral –es la masajista de Jules, de quien Ben se enamora-.
Es una de esas películas para ver con tu mamá, tus tías, tus
amigas, pero que sirve para pasar el rato. Un mensaje mayor, no te deja. Fin.
Ficha técnica
Título original: The Intern
Dirección: Nancy Meyers
Dirección: Nancy Meyers
Producción: Suzanne McNeill
Farwell, Nancy Meyers, Scott Rudin, Megan Ellison
Guión: Nancy Meyers
Fotografía: Stephen Goldblatt
Montaje: Robert Leighton
Reparto: Robert De Niro, Anne
Hathaway, René Russo
País: Estados Unidos
Año: 2015
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