Por: Alexiel Vidam
Como buena fan de Los Juegos del Hambre, había
esperado la segunda parte de Sinsajo con muchas ansias. Sin
embargo, no pude agarrar la película durante la primera semana de estreno, y en
los días que transcurrieron para verla por primera vez (la he visto tres veces
antes de escribir este post), no
faltaron comentarios que la calificaban como “la peor película de la saga”.
Por una parte, debo admitir que este último episodio no me
dejó esa sensación “alucinada” que me dejaron sus antecesoras, pero tampoco
creo que deba ser calificada como mala película. El problema, pienso yo, radica en el afán forzoso de expandir la saga a
más episodios por motivos comerciales. Sí, me refiero al hecho de haber dividido el último libro de la saga, en dos películas, como ya se hiciera con Harry Potter, o la insoportable Crepúsculo. Es por este motivo que mucha
gente salió molesta luego de ver Sinsajo
1, debido a poca acción que le caracteriza, mientras que aquí sucede lo
contrario: acciones muy rápidas y que uno no termina de conectar con sus
antecedentes, a no ser que haya vuelto a ver el episodio anterior días antes de
asistir al cine.
Yo no fui de aquellos espectadores que se enfadaron con Sinsajo1 (por el contrario, tengo mis motivos para considerarla la mejor
adaptación de los libros… y puedes leerlos aquí).
Tampoco salí molesta con la segunda parte, pero sí con la sensación de que “me
faltaba algo”.
Creo que el hecho de que a mí no me halla fastidiado la
desproporcionada forma en que se dividieron la acción y la estrategia en estas
dos partes, tiene que ver con que yo ya
había leído los libros, de modo que me lo veía venir. La primera parte de la
novela es pura estrategia: presentación de los líderes militares, planeamiento
de la propaganda político-militar, colocar al Sinsajo como ícono oficial de la
rebelión. La segunda parte, es acción al
90%, dejando en segundo plano todo el tema conceptual que ha estado más
presente en las anteriores películas. Si visualizamos el conjunto como una sola unidad, funciona
perfectamente… pero volvemos al tema de los dos episodios. Tal vez la
solución más inteligente hubiese sido hacer una sola película de tres horas, o,
mejor aún –desde mi perspectiva-, regalarle media hora más a cada episodio de Sinsajo, para crear un corte más
equilibrado; quizás ello hubiese permitido también desarrollar mejor ciertas
escenas dramáticas, o la personalidad de algunos personajes secundarios.
En Sinsajo 2, las muertes de varios
personajes se sienten llegar de manera demasiado acelerada. Por una parte,
se puede comprender que, por el contexto (desplazándose en pleno campo minado),
no hay demasiado tiempo para ponerse a llorar, pero creo que el manejo de la cámara y de los cortes
puede ayudar bastante a aumentar el dramatismo de ciertas escenas. Hay
personajes cuyas muertes quizás no interesen tanto al espectador, pero otras
que realmente sí le importan, porque se trata de personajes que ha seguido, con
los que se ha encariñado desde las primeras películas y por los que merece la
pena sufrir. Estos personajes específicamente, merecían que sus muertes
transmitan mayor desgarro.
Al mismo tiempo, los
nuevos compañeros de equipo de Katniss: Jackson, Mitchell y las hermanas Leeg 1
y Leeg 2 son personajes que entran y salen sin mayor importancia en el
contexto. Lo único interesante es que Jackson se opone a Katniss en algún
momento, y finalmente le cede su lealtad. En
el libro, estos personajes tienen un poco más de desarrollo. Siguen siendo
secundarios, es cierto, pero aportan más
a la acción. Avanzan más en el recorrido y sus salidas de escena también marcan
más huella. Otra cuestión que se resalta en la novela original, es la importancia de contar con nativos del
capitolio dentro del escuadrón rebelde: Cressida, Castor y Pollux, al conocer la ciudad, aportan
información valiosa a la hora de desplazarse (esto apenas se aprecia
ligeramente en la película, cuando se encuentran en el subterráneo y
descubrimos un poco sobre el pasado de Pollux).
No obstante, con
estas deficiencias, Los Juegos del Hambre:
Sinsajo – El final, no sólo se deja ver, sino que engancha con la emoción
del avance, del declive de todo, de la aproximación hacia el inminente
final. El personaje de Peeta, como
ya he mencionado en posts anteriores de la saga, está mucho mejor dibujado en su versión cinematográfica: es más
carismático, más preciso en sus diálogos, y menos llorón; se nos presenta
como un tipo inteligente y hábil con la palabra. En los libros también posee esta
cualidad, es cierto, pero se la pasa dando tantas vueltas en sus discursos
cursis y victimizándose a sí mismo, que da ganas de sacrificarlo en una. Del
mismo modo, Gale también es más simpático en la pantalla; más dueño de sus
propias ideas. En la novela, aunque
valiente y metido en su rollo ideológico, a veces peca de convertirse en el
perrito faldero de Coin (100 puntos menos).
Las actuaciones cumplen. No se lucen tanto como en otras partes de la saga, donde la mayor cantidad de diálogos y un acercamiento más próximo a cada personaje permitía que, por lo mismo, las interpretaciones se luzcan más; sin embargo, están bien; expresan lo que tienen que expresar en su momento: agitación, estrés, fuerza, miedo. Se deja sentir la ausencia de Philip Seymour Hoffman, quien falleció en plena época de rodaje y no culminó de grabar sus escenas. El director Francis Lawrence se las supo ingeniar bien para compensar sus apariciones (mediante intervenciones de otros personajes o el uso de cartas), pero sin duda, un actor de la talla de Seymour Hoffman, siempre se hará extrañar. En lo personal, la actuación que más convenció en esta última película, fue la de Donald Sutherland, quien interpreta al elegante y maquiavélico presidente Snow. Él transmite todo ese contraste entre sofisticación y suciedad; toda esa "aura de serpiente" que rodea al personaje, según descripciones del libro.
Petta Mellark |
Gale Hawthorne |
Las actuaciones cumplen. No se lucen tanto como en otras partes de la saga, donde la mayor cantidad de diálogos y un acercamiento más próximo a cada personaje permitía que, por lo mismo, las interpretaciones se luzcan más; sin embargo, están bien; expresan lo que tienen que expresar en su momento: agitación, estrés, fuerza, miedo. Se deja sentir la ausencia de Philip Seymour Hoffman, quien falleció en plena época de rodaje y no culminó de grabar sus escenas. El director Francis Lawrence se las supo ingeniar bien para compensar sus apariciones (mediante intervenciones de otros personajes o el uso de cartas), pero sin duda, un actor de la talla de Seymour Hoffman, siempre se hará extrañar. En lo personal, la actuación que más convenció en esta última película, fue la de Donald Sutherland, quien interpreta al elegante y maquiavélico presidente Snow. Él transmite todo ese contraste entre sofisticación y suciedad; toda esa "aura de serpiente" que rodea al personaje, según descripciones del libro.
Donald Sutherland como el presidente Snow |
La dirección de arte
es otro de los puntos fuertes de la película: los decorados, los trajes, el
uso del color. Las dos partes de Sinsajo, a comparación de sus
antecesoras, son extremadamente sombrías, oscuras; plasman toda la
atmósfera deprimente de la guerra: colores opacos, grises, blancos. Las
formas rectas en las construcciones también prevalecen como íconos imponentes
de sistemas totalitarios que buscan aplastarse unos sobre otros. El propio
maquillaje de la protagonista se torna oscuro. Katniss ya no es una niña; ha
sido obligada por su entorno a convertirse en mujer y en líder militar con sólo
17 años. Así como ella, los otros tributos han sido desgarrados… algunos de
ellos, han enloquecido completamente.
En cuanto a las
escenas, me quedo con el encuentro entre Katniss y Buttercup, el gato de su
hermana Prim. Me parece que esa escena
encierra el punto más dramático de toda la película (y también el más psicológico, en medio de tanta acción). Katniss se involucró
en los juegos –y por ende, en la rebelión- por un motivo en particular… que de
un momento a otro –siquiera por unos instantes-, parece perder totalmente el
sentido. Katniss ha estado
conteniéndose. En ese momento, explota. Buena construcción de la escena, buena
interpretación de Jennifer Lawrenece.
En contrate, pienso
que lo menos verosímil y por lo tanto, lo menos logrado de toda la película,
fue la resolución de la historia. El momento en que el Sinsajo debe lanzar
su flecha hacia Snow mientras Coin emite su discurso. Sin afán de soltar spoiles
a quienes aún no la hayan visto, el giro
que se da ahí resulta nada creíble. En el libro lo supieron explicar de una
manera más detallada e inteligente, que no deja lugar a comentarios del tipo “eso
ni hablar se hubiese dado en la realidad”. Luego las escenas del distrito 12,
el reencuentro con Peeta y esa escena con Buttercup nos distraen un momento de
la incomodidad (momentos muy bien construidos), pero el epílogo nos devuelve cierta sensación de fastidio. Tenemos la
impresión de que nos hallamos ante un calco del final de Harry Potter… igual de monse. Es verdad que en esta parte,
la película ha seguido fielmente la narración del libro, pero el problema no
necesariamente está en el qué, sino en el cómo. La forma en que se presentan
las últimas imágenes nos sienta un tanto ridícula, un tanto cursi… Pero sí; en líneas generales se lo disculpamos... Después de todo, es The Hunger Games.
Ficha técnica
Dirección : Francis Lawrence
Producción: Nina Jacobson, Jon Kilik
Idea original: Suzanne Collins (basada en la novela homónima)
Guión: Danny Strong, Peter Craig1
Música: James Newton Howard
Maquillaje: Linda Flowers
Fotografía: Jo Willems
Montaje: Alan Edward Bell, Mark Yoshikawa
Efectos especiales: Matt Neapolitan
Reparto: Jennifer Lawrence, Julianne Moore, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Donald Sutherland, Philip Seymour Hoffman
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 2015
Género: Ciencia ficción, aventura, drama
Duración: 137 min
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Muy buena crítica!!! estoy de acuerdo!!!
ResponderEliminarGracias Mercedes :)!
EliminarButtercup :(
ResponderEliminarButtercup :(
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