Por: Alexiel Vidam
Hablando con honestidad, no soy de las personas
particularmente atraídas por documentales. Mi preferencia ha sido, desde
siempre, por la ficción (al margen de si es realista o no). Sin embargo, un
personaje como Amy Winehouse no pasa inadvertido, ni por la genialidad
de su música ni por las intrigas de su vida. Este fin de semana me dejé atrapar
por Amy:
La chica detrás del nombre, largometraje que está postulando al Oscar en la
categoría “Mejor Documental”.
Tomando en cuenta que los documentales no cuentan con la libertad
estética las ficciones, es necesario apreciarlos de un modo distinto. Su fin
último es transmitir un mensaje, acercarnos a un contexto, a una visión de la
realidad. Amy lo consigue; no sólo
reconstruye la historia del personaje (con lujo de material inédito), sino que
además, nos compenetra con él; nos toca. Después de ver la película, es difícil
no sentirse cerca de Amy, comprender las frustraciones que la fueron
descarrilando, o incluso, amarla un poquito (mucho).
Me confieso de aquellas personas que tuvieron la mala suerte
de descubrirla tarde. El jaleo mediático tras su muerte fue tal, que sin haber
escuchado de ella anteriormente, era imposible no googlearla y comenzar a oír su
música. Empecé a pegarme con varios de sus temas (y a lamentar no haberlo hecho
antes); pero ha sido a partir del documental
que recién presiento haber comprendido al personaje. Me he puesto a pensar
en cómo a menudo somos capaces de
disfrutar una canción, o incluso a percibir su intensidad, pero no llegamos a
interiorizar realmente cuál es el vínculo del autor con la canción.
Según las palabras de Amy, ella sólo podía escribir sobre
cosas que había vivido en carne propia. De pronto, escuchamos sus letras con
más atención y vemos los pasajes más importantes e impactantes de su vida. La ausencia del padre, la falta de
autoridad de la madre, el descontrol, la necesidad de llenar el vacío con
promiscuidad, la bulimia, las drogas. La música como su fuga, su liberación,
y a la vez, un motivo para sentirse orgullosa; la posibilidad de sacar algo bueno de todo lo malo.
"Escribo canciones porque estoy mal de la cabeza y necesito plasmarlo en el papel para sacar algo bueno a partir de algo malo." - Amy Winehouse
¿Pero qué pasa cuando
el más hermoso de tus sueños se convierte en el origen de tus peores
pesadillas? Amy amaba la música, pero odiaba la fama. Su felicidad consistía
en componer y cantar frente a públicos pequeños en bares de jazz; buscaba una
forma de transmisión más íntima (tan íntima como sus letras). El dilema estaba
en que la vida musical dependía del éxito (que a su vez nacía de su talento), y
el éxito, viene de mano con el tumulto y el acoso de las cámaras.
¿Cuánta
responsabilidad tenían las cámaras y el propio negocio musical en el fin de la
vida de la cantante? Mostrando a Amy como víctima de su propio éxito, el
documental nos lleva a reflexionar profundamente sobre este punto. Creo que de
algún modo, es inevitable también que
nos sintamos culpables. Memorable y desgarradora la escena en que Amy se
muestra en el escenario de su último concierto auto-saboteado. Ella se nota confundida, atormentada,
desconectada de la realidad… completamente perdida. Frente al escenario, el
público es incapaz de compadecerle; aclama el nombre de la artista, que en ese
instante, lejos de parecer estrella, luce como un ser aterrado, minúsculo. A su alrededor se oye una voz amenazante
que le dice: “¡Canta! ¡Canta o devuélveme el dinero!”.
Sin lugar a dudas, un
documental que duele...
Ficha técnica:
Dirección: Asif Kapadia
Producción: James Gay-Rees, George Pank, Paul Bell
Protagonista: Amy Winehouse
Música: Amy Winehouse, Antônio Pinto
Fotografía: Matt Curtis
Montaje: Chris King
País: Reino Unido
Idioma: Inglés
Duración: 128 minutos
*BONUS MUSICAL*
"Back to black", tema musical que identifica la etapa más tormentosa de la vida de Amy.
*BONUS MUSICAL*
"Back to black", tema musical que identifica la etapa más tormentosa de la vida de Amy.
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Y es que la realidad supera a la ficción... buen post y gracias por la recomendación de este buen documental, real y demasiado humano...
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por tu comentario. Me alegra que te haya gustado el post :). ¡Vuelve a visitarnos pronto :D!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo llegué a conocerla justo para su disco Debut. Ha sido grandioso desde entonces. La conoci porque como amante de la múdica Jazz el nombre de Amy Winehouse de por sí ya era famoso. Y si es una lástima lo abrumadora que pudo ser su vida. Más allá de lo que muestre el documental uno se conecta con ella. Con lo solitarios que podemos ser los seres humanos muy a pesar de estar rodeados de mucha genete. El dolor ... Aquel dolor que te deja es indescriptible. Hubiera sido toda esplendoroso que viviera para poder decir: Quiero ir a uno de sus conciertos.
ResponderEliminarYo llegué a conocerla justo para su disco Debut. Ha sido grandioso desde entonces. La conoci porque como amante de la música Jazz el nombre de Amy Winehouse de por sí ya era famoso. Y si es una lástima lo abrumadora que pudo ser su vida. Más allá de lo que muestre el documental uno se conecta con ella. Con lo solitarios que podemos ser los seres humanos muy a pesar de estar rodeados de mucha genete. El dolor ... Aquel dolor que te deja es indescriptible. Hubiera sido toda esplendoroso que viviera para poder decir: Quiero ir a uno de sus conciertos.
ResponderEliminarSúper filin tu comentario. No puedo estar más de acuerdo. El documental realmente te conecta con ella, con su desgarro, con su intensidad, con su confusión y sus deseos de ser amada. Gracias, como siempre, por leernos :).
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