Por: Sergio Cueto
Y llegó a nuestras pantallas, una de las películas de
superhéroes más esperadas del año. Una película que no generaba gran
expectativa en sus propios productores, pero –contra todo pronóstico- ha roto la taquilla a la vez que ha
conquistado a la crítica.
La adaptación del personaje
creado por Rob Liefeld y Fabian Nicieza a la pantalla, se convierte así en
el triunfo de la apuesta más alocadamente salvaje jamás realizada. Deadpool no es la típica película de
uniformes coloridos, poderes y música épica de Hans Zimmer. No, definitivamente
no. Deadpool NO es un héroe; es todo lo
contrario (y más).
Sólo la secuencia inicial de créditos en la película, es ya
un indicador de cómo será el tono de la propuesta: la cámara recorre
pequeños-grandes detalles de una escena de caos y destrucción a ritmo de un
tema vintage bastante romántico y
pegajoso. Estamos ante un filme de
superhéroes atípico, una de esas películas descaradas que necesitan de la
complicidad del espectador para cumplir su cometido. ¡Y vaya que lo logra!
Ryan Reynolds
nació para interpretar a Wade Wilson, no cabe duda. “Su Deadpool” (es tan suyo el
Wolverine de Hugh Jackman es tan de él) es
sarcástico y divertido; no es exagerado y está plagado de energía, humor negro,
sarcasmo al máximo, referencias musicales, citas de otras películas… y también
de un gran corazón (... después de todo, su estreno coincidió con el mes
del amor). Nos identificamos con su historia llena de violencia brutal, y
deseamos que recupere su rostro y regrese con su amada -bella, salvaje, sexy y
nunca damisela en peligro- Vanessa (Morena Baccarin).
Pese a su
calificación "R" (propia de un filme adulto), a Deadpool le ha bastado un fin de semana para acumular mundialmente
316 millones de dólares, éxito que anticipa un futuro con muchos menos
filmes descafeinados en busca de público masivo. Ésta calificación para mayores
–vale decir- no se debe sólo a las escenas
de sexo y frecuente uso de groserías; también a la actitud del personaje,
marca de fábrica en los comics, que incluso cuentan con una línea MAX (para
mayores de edad), dadas las "libertades" de las que siempre ha gozado
el mercenario bocón de Marvel.
Pero Deadpool también tiene un pasado, y es través de los
flashbacks que descubrimos su vida de
mercenario bonachón y confiado, cuyas (malas) decisiones, lo ha llevado hasta el
punto actual. Asimismo, sabemos que detrás de la máscara, bromas aparte, se
encuentra un individuo inseguro ante las
apariencias; un neurótico que hace lo que le da la gana, pero de acuerdo a su
propio sentido del bien y el mal.
Deadpool es la historia de un mutante parlanchín que no tiene
reparos al asesinar a sus enemigos, clavarles una espada y seguir
hablándole al público de tú a tú. Decapitaciones, cortes a la mitad y disparos
en la cabeza -con las pocas balas que tiene a mano y que nos invita a
contar- forman parte de un día común
para él. Y es que, en ese sentido, no se
deja llevar por las reglas de moralidad de sus compañeros (sobre todo del
inocente Colossus, quien busca cambiarlo y que sea "bueno").
Es aquí, que nos conectamos rápido con su carisma, ya que sus ocurrencias rayan casi en lo ridículo
(recuerden ver el detalle de su mochila). Deadpool
en la pantalla está consciente de que es un personaje salido del cómic y no
teme expresarlo con cada monólogo, logrando interactuar con el espectador
en las escenas que rompen la cuarta pared. Wham!
La película asume un estilo narrativo simple y directo: Hay
un antihéroe, un villano, un mejor amigo, una chica, un par de situaciones
graciosas y una historia de amor. Pero es la manera ingeniosa en que nos
cuentan ésta historia donde radica el éxito. Deadpool se burla claramente de Ryan Reynolds (él mismo), de los X-Men
y de Green Lantern (personaje que él interpretó para DC), además de contar con
muchísimas referencias a la sexualidad, celebridades y hasta cantantes de la
cultura popular de los ‘80.
En resumen, disfrutarán de la película. Es sumamente entretenida,
de principio a fin. Miller, en su debut
como director, prefiere apoyarse más en el sarcasmo que en la pirotecnia de
efectos, para centrar la atención en Deadpool y mantenerse fiel al comic.
También usa la buena música de Junkie XL en las escenas clave (banda sonora
recomendadísima).
De hecho, la película
está hecha para gustar tanto a viejos adeptos de Deadpool, como a sus nuevos fans, que sin duda quedarán
encantados de hallar una película ruda,
original y divertida. Y aunque muchos piensan que el cine de superhéroes
está saturando el mercado (BatmanVSuperman/Avengers /X-Men), es en una cinta como
ésta, donde la industria entera es parodiada, burlada y homenajeada, a través
de una historia “agresiva y malcriada”; como un sutil (y subversivo)
respiro de aire fresco. A pesar de las preocupaciones de 20th Century Fox, la
cinta ha sido (y sigue siendo) un enorme éxito en la taquilla y continúa rompiendo
todo tipo de récords. De momento, ya se
ha anunciado una secuela.
P.D. Quédense hasta
después de los créditos. ¡No se arrepentirán!
Dirección: Tim Miller
Producción: Lauren Shuler Donner, Simon Kinberg, Ryan Reynolds
Idea original: Rhett Reese, Paul Wernick, Ryan Reynolds
Guión: Fabian Nicieza, Rob Liefeld (basada
en el cómic Deadpool, de Marvel
Comics)
Música: Junkie XL
Montaje: Julian Clarke
Reparto: Ryan Reynolds, Morena
Baccarin, Ed Skrein, Gina Carano, T. J. Miller
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 2016
Género: Comedia, acción, superhéroes
Duración: 108 minutos
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