Por: Alexiel Vidam
Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) es la película
romántica más anti-San Valentín que existe… y de las que te hacen llorar sin
culpa. Golpea de entrada con sus ambientes congelados y una frase de inicio tan
cruda como “Hoy es un día inventado por
las compañías de tarjetas para que te sientas como basura”. Todo empieza en
San Valentín de 2004.
Joel es un tipo de
unos veintitantos años (o tempranos 30) que se siente completamente vacío. Deprimido,
aburrido de su propia vida. Hasta que conoce casualmente a Clementine, una
mujer que de entrada nos revienta el ojo con sus mechones azul-fosforescentes y
una casaca naranja-encendido. Pronto descubrimos a una personalidad muy acorde
con sus eufóricos colores: Clementine es
atrevida, habladora, hiperactiva, inestable… loca… interesante… cautivadora.
Ella enciende la chispa vital en el apagado Joel, quien pronto se siente
atrapado por su peculiar carisma.
Todo parece feliz,
sobre todo después de los chistes de “casados” y una mágica cita sobre el hielo.
Justo en ese momento, el filme nos sorprende con una repentina invasión de
imágenes confusas.
Primero un extraño se acerca de la nada al auto de Joel a
preguntarle si necesita algo. Luego hay un corte, y tras él observamos a Joel
destrozado en llanto. Después… comienzan a aparecer los créditos de la película…
y nos preguntamos qué demonios está ocurriendo. Obviamente, la película no ha
terminado… sino que continúa, o reinicia. Esta
ruptura brusca en la sucesión de imágenes quiebra la sensación de encontrarnos
frente a un drama de romance tipíco. De hecho, a partir de ahora notamos
que la estructura para nada es lineal; se
trata de un complejo rompecabezas que uno debe comprender y rearmar a través de
flashbacks. La historia de Joel y
Clementine tiene un inicio distinto al que perciben nuestros ojos en un inicio…
es algo que poco a poco vamos entendiendo.
Por el contrario de lo que podríamos esperar de un guión
experimental, cada uno de los diálogos y
escenas consigue calarnos con una facilidad única, generando un gancho
emocional instantáneo entre el espectador y los personajes. Rápidamente amamos-odiamos a Clementine, y
nos sentimos identificados con el desgarro y la inseguridad de Joel. Ambos
personajes, de algún modo, están buscándose a sí mismos, tratando de encontrarse
en el otro; al encontrar matices tan distintos en ciertos aspectos, se sienten
perdidos. Esta sensación llega a ser tan fuerte avanzada la relación, que se
auto-sabotean y optan por lo que todos hemos deseado alguna vez en que nos
hemos visto con el corazón hecho pedazos: olvidar;
olvidarlo todo por completo… olvidar incluso que te conocí.
¿Pero qué sucedería si esto pudiese cumplirse de manera real
y al pie de la letra…?
¿Qué pasaría si algún científico loco surgiera con una máquina
capaz de borrar ese episodio…?
Y la pregunta final… ¿Qué
pasaría si de último instante nos arrepintiésemos? ¿Si deseásemos
aferrarnos a esos recuerdos, y viésemos cómo éstos se deshacen progresivamente
en nuestra cabeza?
La angustia que
transmite el filme es brutal. Pero también es un golpe seco de reflexión,
que rompe con el cliché hollywoodense de amor ideal que muchas personas parecen
haber tragado. Esta película plantea el
amor como una cuestión enrevesada, con una etapa idílica y una etapa infernal,
donde en el esfuerzo de ambas partes radica el llegar a conocerse y a
comprenderse a fondo.
Como punto aparte, quisiera señalar que es una impresionante y grata sorpresa encontrar a Jim Carrey en un
papel serio (sí señores, por si aún no lo han reconocido en las fotos, él es Joel). Por el
contrario de lo que podría esperarse, transmite con precisión todo el desgarro
de su personaje. Kate Winslet siempre da
en el clavo con sus actuaciones. De ella sólo se puede decir que una vez
más hace honor al peso que lleva su nombre.
Una película tan
gélida como sus ambientes, sobrecogedora como su música… tan cálida como el
verdadero fondo de sus personajes. Véanla.
Dirección: Michel Gondry
Producción: Steve Golin, Anthony
Bregman
Dirección artística: David Stein
Diseño de producción: Dan Leigh
Guión: Charlie Kaufman
Idea original: Charlie Kaufman, Michel Gondry, Pierre Bismuth
Música: Jon Brion
Fotografía: Ellen Kuras
Montaje: Valdís Óskarsdottir
Reparto: Jim Carrey, Kate Winslet, Elijah Wood, Mark Ruffalo, Kirsten Dunst,
Tom Wilkinson
País: Estados Unidos
Año: 2004
Idioma: Inglés
Género: Drama, romance, ciencia ficción
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