Por: Alexiel Vidam
Acabo de terminar de leer Pulp, de Charles Bukowki. Desde siempre le he tenido un apego especial al autor,
pero debo decir que esta novela me sorprendió particularmente por ser algo
distinta a las demás. Otra vez nos
hallamos ante ambientes y personajes decadentes, pero esta vez se entremezclan
con tramas de acción, suspenso, y seres del espacio.
No, ya no es Chinaski. O bueno, sí, aparece Chinaski, el eterno alter-ego del autor, pero apenas en una mención secundaria. Su aparición es efímera en la novela. Esta vez el protagonista, es un detective de 55 años llamado Nick Belane, alcohólico y fracasado con las mujeres, al igual que Chinaski, pero diría que bastante más deprimido y aburrido de la vida que aquel. Belane reflexiona mucho más sobre el sentido de la existencia, y sobre cómo la humanidad, en el fondo, no hace más que esperar a la muerte.
Es entonces cuando
aparece. Ella, la muerte, con cuerpo de mujer. “Señora Muerte”, se hace
llamar, y le encarga a Belane encontrar
al autor clásico francés Louis-Ferdinand Céline, quien al parecer se ha
escapado de sus garras. A Belane, el encargo le parece de broma, así como
el nombre de su clienta, pero se trata de dinero y de “una mujer muy pero muy
buena” pidiéndole un encargo; así que lo toma.
Belane parece andar especialmente premiado para las
paradojas y misiones sobrenaturales, porque casi al mismo tiempo le encargan una misión con extraterrestres y
atrapar a un enigmático “Gorrión Rojo”, historias que se cruzan con la
búsqueda de una amante infiel (caso de otro cliente). Todo se vuelve un enredo
de casos extraños que acaban complementándose unos a otros.
La novela mantiene la atención en todo momento, tanto por
las intrigas de la historia, como
por los diálogos y reflexiones del
protagonista, cargadas de humor negro,
recordándonos que “Buk” sigue presente aquí. Debo señalar que la atmósfera
construida me atrapó, precisamente por esa
forma en que se mezclan lo cotidiano y lo paranormal, haciéndonos sentir
que la aparición de gangsters, aliens y figuras de ultratumba puede ser algo de
todos los días.
Pienso que esta novela resulta especialmente atractiva al seguidor del comic underground, ya
que está empapada del mismo espíritu. De hecho, su nombre, Pulp, alude a un tipo
particular de literatura y de historieta que se hicieron populares allá por los
años 30. Estas historias aparecían impresas en papel de calidad bastante
baja, eran vendidas a precios muy baratos y se caracterizaban por incluir
fuertes dosis de violencia, misterio, y contar con una trama relacionada con lo
exótico o lo sobrenatural.
Personalmente, debo decir que disfruté mucho de la ironía del personaje principal y de las situaciones absurdas que se le presentaban. Me sentí tocada, además, por varios de los monólogos de Belane, acerca de la “vida” y de los vacíos existenciales. El estilo sencillo del relato nos centra sobre todo en la trama, pero no por esto carece de profundidad o deja de lado la construcción compleja del personaje central.
Esta novela me parece destacable entre todo el legado de Bukowski precisamente porque es la más novedosa de sus historias. No sólo por presentar un protagonista nuevo, sino también porque rompe con el estilo del realismo sucio al cual el autor nos tiene tan acostumbrados. La mofa, la ironía y el encanto de la decrepitud están ahí, pero esta vez los seres ordinarios de la ciudad coexisten con un universo fantástico que se les superpone sin que lo noten (con excepción de Belane).
En cierta forma, la más atípica obra de Bukowski presenta similitudes con el realismo mágico. Comparte con aquel la cualidad de hacer que lo extraordinario se sienta cotidiano, solo que se distingue por su ambientación. Esta vez el ambiente rural no es el epicentro de lo maravilloso, sino la urbe, hábitat natural de los decadentes personajes de Buk.
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