Por: Alexiel Vidam
The Hunger Games (Los Juegos del Hambre) pinta, de
buenas a primeras, como otra película comercial para jóvenes, con elementos
fantásticos, acción, y algún drama adolecente. Debo admitir que, a simple vista,
no me atrajo. Cuando vi el tráiler subestimé la película y no tuve interés por
verla en la pantalla grande. Sin embargo, hace unos meses el DVD cayó en mis
manos y me animé a darle una oportunidad. Me sorprendí bastante. Es sumamente
entretenida (énfasis en “entretenida”); la trama te engancha de inicio a fin.
Pero no sólo eso, sino que, dentro de sus cánones de blockbuster (película comercial), se lanza con varias críticas al
sistema.
El circo de la sangre
Basada en el bestseller homónimo, escrito por Suzanne Collins, The Hunger Games nos
traslada a un universo distópico; para ser más explícitos, a la nación de Panem, donde se mantiene la sangrienta
tradición de los Juegos del Hambre.
Estos “juegos”, son una suerte de competencia salvaje en la que 12 chicos y 12
chicas (uno de cada género por distrito) deben sobrevivir en un campo lleno de
peligros, y luchar entre sí hasta que sólo viva uno. Así lo dicta el Capitolio, centro del gobierno
totalitario de Panem, para controlar e intimidar a los distritos y evitar
rebeliones. A su vez, los juegos son transmitidos por televisión y utilizados como
forma de entretener fácil y cegadora.
Katniss Everdeen |
La protagonista, Katniss
Everdeen (Jennifer Lawrence), es
una joven de 16 años que vive en la
zona más pobre del Distrito 12, y
que se dedica a cazar para sobrevivir y ayudar a abastecer a su madre y a su
hermana menor, Prim (Willow Shields). Durante el sorteo para
decidir quiénes participarán en los septuagésimo cuartos Juegos del Hambre,
Prim es elegida como “tributo”, pero Katniss se opone y se ofrece como
voluntaria para ocupar su lugar. Ella y Peeta
Mellarc (Josh Hutcherson) –el tributo
masculino- , deben viajar al Capitolio para recibir entrenamiento y conseguir
auspiciadores. Estos auspiciadores serían los encargados de otorgarles objetos
útiles para cuando se encuentren en peligro en la competencia. La manera de
conseguirlos, es gustando al público.
Los 24 "tributos" |
Durante la contienda, los Katniss y Peeta –quienes
llegan a entablar amistad- no sólo se enfrentarán a peligros “naturales” (el
campo es armado y manejado por computadora) y al dilema de arrancar otras
vidas; el verdadero duelo será hallarse cara a cara.
Katniss y Peeta |
Distopía contemporánea
Battle Royale |
Como ya he señalado, comencé a ver The Hunger Games con poca
o nula expectativa. Podría decir que, por lo visto en el tráiler, el argumento
me recordó a una película bastante mala -a mi parecer- que vi hace años: Battle Royale (cinta nipona
en la cual unos jóvenes de instituto debían participar en una contienda
parecida dictada por el gobierno). Sin embargo, cuando vi The Hunger Games, casi
dejé de relacionarla con Battle Royale (salvo por la contienda) y
empecé también a compararla con otras películas y novelas que me habían gustado
bastante: 1984, V for Vendetta, Las Montañas Blancas. Las
tres caracterizadas por gobiernos totalitarios que vigilan a la población
mediante telepantallas y/o dispositivos en el cuerpo (eso sí, hay que reconocer
que el pionero de todo fue Orwell,
autor de 1984). En los tres casos se dan también los despiadados métodos
de control que acaban desencadenando la rebelión.
Katniss al presentarse como "tributo" en lugar de Prim. |
En The Hunger Games también sucede:
tenemos el totalitarismo de Panem con sus medidas sanguinarias. Se toca
el tema de la pobreza y se muestra
cómo la población, exceptuando a quienes viven en el Capitolio, se las ingenia
para sobrevivir al hambre (cazando, recolectando, pescando, etc.). Los “juegos” son para ellos un castigo vil,
que les provoca el terror a una muerte brutal (o la de sus hijos), pero que a
la vez juega con sus esperanzas, ya que el único vencedor es premiado con la
fama y la fortuna, no sólo para él, sino también para su distrito. De esta
forma, jugando con sus emociones, el gobierno de Panem consigue mantener el yugo.
A pesar de eso, existen almas rebeldes como Katniss y Peeta,
quienes, con bastante ingenio, logran burlar
las reglas de la masacre. La emoción que provocan en la población,
entremezclada con el sentimiento trágico de las pérdidas (en especial la de los
participantes de menor edad), hace estallar el germen de la rebelión –eje de
las secuelas-.
Ahora, si bien el esquema es más o menos el mismo que nos
presentan otras distopías, The Hunger Games destaca, tanto por
el carisma de sus personajes (la noble y testaruda Katniss, el astuto Peeta,
la traviesa Rue, el rudo pero
solidario Haymitch), como por añadir
críticas más actuales al asunto: a la
televisión basura, a la exacerbación y espectacularización de la violencia, a
la publicidad, al consumismo. Los tributos no son vistos como personas, son
vistos como productos. Lo que importa para ganar es, sobre todo, gustar al
público. No importa lo que hagas, sólo tienes que esforzarte en gustar, en ser
el centro de los aplausos.
Presentación de los "tributos" por televisión. |
Personalmente, lo que más me gustó fueron estos dos
elementos (personajes y nuevas críticas), sumados al manejo visual del filme. Con
ello me refiero al uso y significado del color y la forma, sobre todo en el
vestuario y la apariencia general de los caracteres: la estridencia en los
rostros, cabellos y ropa en la gente del Capitolio, su moda estrafalaria, el
uso exagerado de los tonos encendidos y fosforecentes creando una atmósfera
grosera. El capitolio es el espacio donde conviven la riqueza y la degradación,
la deshumanización. A diferencia de los tributos (y los oprimidos en general),
que cuentan con una personalidad propia y estilo sobrio, uno no necesita analizar
a las gentes del Capitolio; basta con verles.
La moda a"kistch" del Capitolio |
Póster de The Hunger Games: Catching Fire |
Trailer de The Hunger Games
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Caricaturizando la élite.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCaricaturizando la elite, es verdad ^^.
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