Por: Ricardo Bedoya*
Los 18 minutos de duración de los Tres desastres, el
episodio de Jean-Luc Godard en esta
película colectiva, son lo más libre y estimulante visto en el Festival.
Como siempre ocurre en Godard, la película es como una aclaración
de otra u otras (de la(s) “Historia(s) del cine”, que es muchas películas en
una), y da la pauta para la siguiente: Adiós al lenguaje, hecha en 3D.
Tres desastres (3D),
muestra a un Godard apocalíptico y desconcertado ante el dispositivo estereoscópico
que tiene entre manos y, al mismo tiempo, fascinado con las posibilidades que
puede hallar en él. La película es un ensayo: el cineasta prueba una tecnología
y reflexiona en voz alta sobre ella. Constata
que la estereoscopía impone la dictadura de lo digital y propicia la “angustia del espacio”.
El cine muta con el 3D. El aparato de registro e ilusión que
inventaron los Lumiére** se convierte en truco de feria. Las cámaras con las que se filmaron los desastres, traumas y miedos del
siglo XX, se dotan ahora de trucos ópticos empleados para trivializar el
horror. Las violentas imágenes de choque del cine soviético de los años
veinte, pero también de Psicosis de
Hitchcock, que modelaron la sensibilidad
del siglo pasado, se transforman en representaciones virtuales que simulan
lanzar sangre de utilería ante los espectadores, como en Destino final 5.
Welles y Chaplin (en una foto en la que aparece con expresión
dramática), los expulsados del paraíso de Hollywood, el barroco y el clásico,
son los cineastas que elige Godard como emblemas del cine
que nos enseñó a mirar. Ambos crearon arquitecturas singulares (el
espacio que sirve a la pantomima en Chaplin; la profundidad del campo visual en
Welles), basados en la naturaleza bidimensional de la imagen fílmica. Y los
tuertos del cine, Ford, Lang, Ray, verdaderos visionarios, son convocados para
asistir al nacimiento de una técnica que ellos no hubieran podido percibir con
su único ojo.
Pero más allá del desaliento, Godard, eterno curioso, nos
muestra su deseo de manipular las cámaras, de
armarlas y construirlas a la
manera artesanal. Prueba las imágenes, las refleja en un espejo, juega con las falsas perspectivas y la
profundidad del espacio virtual. La
próxima película de Godard también es en 3D. El viejo gruñón, de voz cascada,
quiere seguir experimentando con esa técnica que el azar, invocado por los
golpes de dados que vemos una y otra vez, ha puesto a su servicio.
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**Crítico de cine y profesor de la Universidad de Lima. Formó
parte del Consejo Editorial de las revistas Hablemos de Cine y La Gran Ilusión.
Director del programa televisivo El placer de los ojos. Ha publicado 100 años
de cine en el Perú: Una historia crítica, Entre fauces y colmillos: Las
películas de Francisco Lombardi, Un cine reencontrado: Diccionario ilustrado de
las películas peruanas, El cine silente en el Perú y El cine sonoro en el Perú.
Para revisar éste y otros posts de Ricardo Bedoya, visita su blog Páginas del
Diario de Satán: http://paginasdeldiariodesatan.com/
**Lumière: Los hermanos Lumière (Francia), fueron los inventores de cinematógrafo, primer aparato que permitió registrar imágenes en movimiento y proyectarlas sobre una superficie para ser visualizadas por un público.
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