sábado, 10 de agosto de 2013

Jornadas de Horror

Saló o los 120 Días de Sodoma: El otro infierno fascista


Por: Alexiel Vidam

Saló o los 120 Días de Sodoma es una de esas películas que uno ve, con mucha dificultad, una sola vez (y eso si terminas de verla). Un profesor de Comunicaciones contaba que al mostrarla a sus alumnos, varios  huían del aula y algunos salían a vomitar.  No es para menos.

Si no fuese por Cinematosis, quizás yo tampoco me hubiese animado a verla de nuevo, pero no podemos negar que, nos guste o no, Saló o los 120 Días de Sodoma es una de las obras más importantes de la Historia del Cine. Causó tal impacto que fue censurada por años en diferentes países, y cuenta la leyenda que le costó la vida a su creador (Pier Di Paolo Pasolini). Muchos la consideran precursora “torture-porn” a pesar que no posee una sola escena de sexo explícito.

Con todos estos antecedentes, tarde o temprano teníamos que hablar de ella.


Sadismo del Siglo XX

Para comenzar, el argumento está basado en la novela original Las 120 Jornadas de Sodoma, del Marqués de Sade, que tenía por fin denunciar la corrupción y los excesos de la clase dominante durante la Francia de los Luises. Pasolini lo adapta y lo traslada a la República de Saló, último estado fascista ocupado por los nazis tras la llegada de los aliados a Italia, allá por los años 1944-1945.

Cuatro cargos importantes: el Duque, el Presidente, el Magistrado y el Obispo deciden casarse en una suerte de “intercambio de hijas” para mantener el poder. El “matrimonio” en el sentido en que ellos lo entienden, implica un ritual libertino que consiste en secuestrar a dieciocho adolescentes (nueve hombres y nueve mujeres) para someterlos a sus más bajos apetitos carnales.

El Anteinfierno

La “celebración” se realiza en un palacio cerrado de donde simple y sencillamente, no hay escapatoria (“Están fuera de los límites de toda legalidad. Nadie en el mundo sabe que están aquí. Para el mundo, ustedes ya están muertos.”). El proceso se divide en cuatro secciones que aluden al infierno dantesco: el Anteinfierno, el Círculo de las Manías, el Círculo de la Mierda, y el Círculo de la Sangre. El primero consiste únicamente en la captura de los jóvenes, su llegada al lugar de secuestro, y el amenazador discurso de bienvenida. En cada círculo, una prostituta distinta se encarga de contar relatos que enciendan los deseos de los hombres poderosos, de modo que estos sirvan de “inspiración” a los señores, para ultrajar y violentar a sus víctimas.

Círculo de las Manías

Según se va avanzando por los círculos, las historias y prácticas van aumentando el tono. El Círculo de las Manías incluye historias de perversiones que no incluyen la penetración, mas sí distintas formas de masturbación y la pedofilia. Se observa también el primer castigo doloroso a los prisioneros. El Círculo de la Mierda incluye la penetración en todas sus formas, la necrofilia y la coprofagia; en este círculo se da una de las escenas más impactantes y desagradables del filme: un banquete de excrementos humanos en los cuales los cuatro señores participan felices y obligan a sus rehenes a participar. A este punto, las víctimas están tan asustadas por lo que les espera, que empiezan a delatarse unas a otras, descubriéndose una fotografía escondida, una relación lésbica y a un infiltrado comunista teniendo relaciones con la sirvienta negra. Estos últimos son asesinados en el acto.

Círculo de la Mierda

Si el Círculo de la Mierda provoca náuseas, el Círculo de la Sangre destroza los nervios del espectador. Aquí se muestra el sadomasoquismo en su máxima expresión. Las víctimas que no han cooperado lo suficiente son condenadas a viles torturas: se les extirpan los ojos, el cuero cabelludo, se les quema los pezones y los órganos genitales. Los que se han mostrado más sumisos por otra parte, son llevados con los señores para convertirse en colaboradores (en la novela, los señores tienen por ayudantes a los “folladores”, que en el filme son representados por militares; entiéndase que estos sumisos han absorbido la corrupción de sus verdugos y pasarán a formar parte del otro grupo). La toma final es la máxima representación de la desensibilización humana: dos colaboradores, aburridos tras observar las torturas, bailan un vals.

Círculo de la Sangre


Un filme que protesta y escandaliza

Se comprende que la crudeza y la brutalidad de Saló haya espantado a muchos de sus espectadores. La película ha sido mil veces tachada de repugnante; la catarsis de un enfermo y depravado sexual. Este juicio resulta bastante irónico dada la versatilidad de Pasolini, quien antes fuese director El Evangelio Según San Mateo, película que fue alabada por la propia Iglesia Católica. Pero Saló encendió el escándalo desde inicios del rodaje. Se recibieron varias amenazas (la policía tuvo que proteger a los participantes), se “perdió” un rollo de película y finalmente, Pasolini fue asesinado. Mucho se ha comentado acerca de que este homicidio tuvo causas políticas.


¿Qué es lo que pretendía el autor con su obra? Criticar la brutalidad del fascismo, del abuso de poder que destruye a la persona, que desaparece cada rasgo de humanidad. En el filme, cualquier expresión individual en los rehenes es castigada. Los únicos que tienen derecho a ser, son los soberanos. Según la visión de Pasolini, estos señores no tienen nada que envidiar a Hitler; a través de la desmoralización y el ultraje del cuerpo, ellos anulan la personalidad del otro. Sin embargo, el director no se queda en la crítica al tirano, denuncia también al pueblo que asume el castigo por temor, que no lucha por emanciparse. Con un par de excepciones, todos los prisioneros terminan aceptando que no hay escapatoria; acaban por convertirse en meros objetos sexuales (cabe anotar que con esto, Pasolini pasa a criticar el capitalismo, que acaba convirtiendo a las personas en cosas). Un claro ejemplo de este concepto se encuentra en la escena del banquete de excrementos, cuando una joven a punto de vomitar le dice a otra que no puede más, y ésta le responde “ofréceselo a la Virgen”. En esta escena, además, la mierda está representando a la comida en masa y en general a toda la “mierda” que nos lleva a tragar la cultura de consumo.


No me sorprendo ante la reacción de los espantados espectadores. Hay que admitir que nos encontramos ante una cinta escandalosa. Pero no podemos pasar por alto que el propio autor la concibió como tal. Él pensaba que si la realidad era escandalosa, la representación de la misma debía serlo; que para generar reacción, era necesario el golpe.



Véanla... si se atreven:

Saló o los 120 Días de Sodoma, trailer

2 comentarios:

  1. Pasolini fue brutalmente asesinado en una trifulca confusa de hombres y gay buscando sexo en una playa. Le pasaron un auto por encima varias veces, quedando destrozado. La forma como quedó el cuerpo, del aclamado y odiado director y poeta, fue un claro mensaje. ¿Dices que el mundo es una mierda? Mira lo que te tocó.

    El Fascismo (surgido de las entrañas del capitalismo) no te deja escapatoria posible. Pasolini en su película, convierte el lenguaje visual en violencia sistemática.Agrediendo a los dominados, destroza a los dominadores, y la deshumanización se transforma en un circulo vicioso.

    Todo lo opuesto a Andy wharhol, que transforma el mercado en una estética que celebra el mercado y su modernidad.

    Dos enfoques, distintos, casi de los mismos años.

    Saludos,

    Eduardo Bueno

    ResponderEliminar
  2. Hola Eduardo :).

    Antes que nada, quiero decir que me alegro mucho de leerte por aquí. Me da gusto que a una persona tan cultivada como tú le agrade este blog y se tome el tiempo de comentar

    Estoy de acuerdo con lo que dices sobre la estética de Pasolini. No se guarda en absoluto en ser brutal para describir lo brutal. Cabe anotar que además el autor vivió en Saló y que su hermano fue asesinado ahí, de modo que podríamos decir que vivió en carne propia y observó con sus propios ojos mucha de la barbarie que ocurría ahí.

    Un abrazo y visítanos nuevamente :).

    - Alexiel

    ResponderEliminar