Entonces
Ruth: una atípica historia de ciencia ficción Made in Lima
Por: Alexiel Vidam
Entonces Ruth… Con sólo escucharlo, nadie diría que es el
título de una película de ciencia ficción. “Entonces Ruth” podría haber sido “Entonces
Juan” o “Entonces María”, como bien lo señaló su director, Fernando Montenegro, cuando tuve la oportunidad de conocerle en persona.
Para colmo de “males”, Ruth no es una Mujer Maravilla con superpoderes, ni una
intrépida Princesa Leia. Ruth es una
mujer como cualquiera. Simplona, inocentona, curiosa pero “ahí nomás”. Y es
que la propuesta de Montenegro es ésa: “¿Qué
haría un humano promedio en una situación amenazadoramente atípica?”.
Luego un enorme salto en nos adelanta 30 años. La llegada extraterrestre es un hecho. No se trata de
alienígenas amigables. Tampoco se parecen a nosotros. Mucho menos tienen
aspecto de luz incandescente. Por el contrario, su apariencia es monstruosa, y
por si fuera poco, se alimentan de carne
humana. Ante la inminente invasión, la comunidad de temas OVNI Nova 37
decide realizar un encuentro de paz con los aliens. Para este encuentro –del que
en verdad nadie espera un buen final- eligen a Ruth.
Hasta aquí, el argumento indica que nos hallamos frente a una
típica Space Opera (aventura
espacial), con el defecto de poseer un presupuesto bajísimo, lo cual
convertiría a Entonces Ruth, en una película de Serie B. Sin embargo, el tema central de la película no es la
invasión, sino el mundo interior de Ruth, el cual el autor explora a
profundidad mediante recuerdos, flashbacks e imágenes confusas representativas
de los sueños del personaje. Ésta es, también, una película surrealista. De
hecho, varias tomas recuerdan un poco a Buñuel, y en ocasiones a 2001: Odisea en el Espacio, especialmente
por la inserción de la música que provee una atmósfera similar.
Vale aclarar que lo “cutre” en este filme no es un defecto
de producción, sino un recurso estético utilizado por el director con un
propósito. Aunque nos duela, es su manera de criticar nuestra sociedad. El escenario en el que se desarrolla la
historia es Perú, es Lima, es una Lima postapocalíptica, decadente como lo puede ser una ciudad
gringa en sus filmes cyberpunk, pero a la vez, limeñisimamente “chicha”.
Hay un reproche sobre todo a la mediocridad y a ese afán de
parecer lo que no somos. En Entonces Ruth notamos que los
protagonistas no son precisamente adinerados (se dice que Ruth tiene plata,
pero en ningún momento se observa). De hecho, viven en ambientes deprimentes,
pero todos tienen un robot. Un robot de segunda (o de tercera… como nuestros
autos en general), pero un robot al fin y al cabo. Un detalle anecdótico es que
varios de estos robots parecen sacados del basurero de los Power Rangers… o de
sus antecesoras niponas (¿Alguien recuerda a Liveman, Flashman, Jiban…?). Montenegro demuestra su humor sarcástico
al denunciar el esfuerzo ridículo de aparentar… Cuando te compras el último
celular, la última tele… y luego la casa sigue a medio construir o no hay la
luz… ¿Te suena familiar? Cosas que se ven.
Personalmente puedo decir que disfruté mucho de estos sarcasmos.
Será quizás que comparto ese humorcito negro con el autor… esa ironía. Debo
admitir además que suelo sensibilizarme con los personajes solitarios y
melancólicos, y en este filme, todos los
personajes son “huérfanos”; no tienen familia, están solos. Será quizás por
eso, que a pesar del temor, Ruth se ofrece como voluntaria… No tiene nada que
perder.
(*Tuve la oportunidad
de observar esta película y conocer a su director participando en Cine Debate 2014, patrocinado por Cinematosis, El Portal Producciones y Revista Dedomedio. Si quieres seguir la
movida independiente peruana, estate pendiente a la próxima proyección de Cine Debate.)
la mejor escena es la de la batalla , y esa toma de angulo contrapicadoo!! muy buenaaa!!
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