Corman y la obra de Poe
Por: Alexiel Vidam
Roger Corman,
“el amo de la serie B”, nos trae esta adaptación de La Máscara de la Muerte
Roja, cuento original de Edgar Allan Poe. Corman no solía demorar más que unos
días para realizar sus largometrajes, pero para esta ocasión, se tomó la
molestia de viajar a Inglaterra a fin de conseguir la ambientación adecuada, y
le dedicó dos semanas enteras al rodaje. Actualmente, la película está
catalogada como un clásico del cine de horror de los 60’ y una de las obras más
representativas del director.
La verdad es que
nunca fui muy afanada a Poe como cuentista (sí, les sonará raro, pero yo lo prefiero como poeta… de hecho,
en ese rubro, me encanta), pero hace poco, mientras revisaba mi libro de Las 1001 películas que hay que ver antes de
morir (libro que todo cinéfilo debería tener), llamó mi atención el título
de un film que llevaba el nombre de uno de sus cuentos: La Máscara de la Muerte Roja (1964). Así que, como buena pirata cibernética,
procedí a descargarla de puro curiosa.
De qué va esto
La historia se
desarrolla con bastante fidelidad al cuento original, con excepción de algunas
salvedades que ya nos encargaremos de mencionar.
Próspero, interpretado por Vincent Price. |
Próspero (Vincent Price) es el príncipe de una tierra ficticia, según el film, ubicada en Italia. Se trata de un soberano torturador, extravagante, manipulador y sádico; un libertino por donde se le mire. Tiene el poder de intimidar, oprimir y someter tanto a ricos como a pobres, a aldeanos o nobles poderosos. Es, además, el líder de un culto de adoración a Satanás, “el asesino de Dios”.
Él se divierte
en su castillo, lanzando diamantes y perlas a sus amigos. Éstos se ridiculizan
actuando como animales y participando de ritos obscenos. Mientras tanto, el pueblo
espera con ansias el momento de la liberación, anunciada por un “Santo”
misterioso. Paradójicamente, en ese momento la “Muerte Roja” acecha. Es un terrible virus que no tiene piedad ni
de los niños.
Próspero no se
inmuta; él y sus invitados se encuentran resguardados en su fortaleza, lejos de
la enfermedad. Una noche decide realizar una mascarada para divertir a sus
súbditos. Todos deben aparecer disfrazados de lo les plazca, pero los atuendos rojos
están prohibidos.
En medio de la
danza, un osado intruso penetra en el castillo. Viste capucha roja y antifaz.
Cuento VS. Película
Descarga el cuento original |
Sí, es de bajo
presupuesto y puede que haya dejado de
dar miedo en estos días (de hecho, la actuación de Jane Asher como Francesca
tampoco me convenció). Sin embargo, me parece que la historia se presenta de
manera mucho más rica, compleja y completa que en el cuento original.
Los cuentos de
Poe siempre me han dejado un sabor a descontento al final. Siento que arrancan
bien, que enganchan, pero luego se llenan de “huecos” y los giros se vuelven
tan bruscos que pierden verosimilitud. Sus personajes se me hacen flojos; no tienen
personalidad muy trabajada, lo cual, a mi parecer, se tira abajo el argumento.
Roger Corman,
curiosamente, siendo de aquellos directores que quieren ahorrase hasta el café,
supo completar esos vacíos de la narración. Los personajes están muy bien
dibujados (especialmente Próspero,
representado con maestría por Vincent
Price –actor fetiche de Corman-); se ahonda en ellos y se plantea todo un
contexto tenebroso que justifica y explica aquellos rasgos de carácter que
parecen sin motivo en el cuento original.
Próspero (Vincent Price) y Francesca (Jane Asher) |
Los escenarios son recargados y coloridos. En ellos se revuelcan como monos, burros y gusanos, un montón de nobles de rostro grosero. Están sometidos al poder de Próspero. Le alaban ciegamente a cambio de protección y frivolidad. Irónicamente, él no tiene reparo en matar a sus invitados. Pero la codicia es cegadora. Nadie cuestiona si acaso Próspero no es peor que la propia peste.
El film, además,
se toma la libertad de introducir nuevos personajes y significados a la
historia de Poe. Cabe resaltar el tema de la “liberación”, mencionado desde el
comienzo de la película: El pueblo oprimido se regocija ante la idea de escapar
al poder del monarca, pero no cuenta con la condena de que lo único capaz de
“liberarlo”, es otra amenaza mortal. Un mensaje de fondo bastante burlón y
pesimista.
De acuerdo contigo, me gustó la frase "Corman se ahorraba hasta el café".
ResponderEliminarHablando de Corman, en Ultrawarrior, ahorró hasta el agua del caño.
ResponderEliminarJajajajajajja, asu, tanto así? XD
ResponderEliminar"Ultrawarrior" creo que está por ahí con "Planeta 9 del Espacio Exterior", es el cine Z que tanto me encanta.
ResponderEliminar