lunes, 7 de abril de 2014

El superhéroe más Yanki regresa al Cine



Por: Roberto Rodríguez Bermejo

Capitán América: El Soldado de Invierno se desarrolla  cronológicamente después de los devastadores acontecimientos acaecidos en Nueva York con los Vengadores. Steve Rogers (Chris Evans), el legendario Capitán América, trabaja para Nick Fury (Samuel L. Jackson) y vive tranquilamente en Washington D. C. intentando adaptarse al mundo moderno desde su trabajo en la agencia de inteligencia S.H.I.E.L.D. Es precisamente cuando atacan a un colega de la agencia, que se ve envuelto en una trama de intrigas amenazadoras para el mundo. Con la ayuda de la Viuda Negra (Scarlett Johansson) y nuevos aliados como el Halcón (Anthony Mackie) y Sharon Carter (Emily VanCamp), alias el Agente 13. Lo que el Capitán América no sospecha es que su antiguo camarada, Bucky Barnes (Sebastian Stan), que presuntamente había muerto en combate en la primera entrega, ha vuelto del pasado convertido en un frío asesino conocido como el Soldado de Invierno.


He de confesar que me ha sorprendido gratamente esta nueva entrega del más yanqui de los superhéroes, y una de las cosas que más me han asombrado es que los cerebros de Marvel Studios hayan sabido controlar el desbarajuste digital hasta hacerlo casi imperceptible. El resultado es un espectáculo impoluto de acción y espionaje a la antigua usanza, es elogiable cómo los Russo brothers han conseguido trasladar a la pantalla grande las aventuras imaginadas por Ed Brubaker en la serie de Capitán América titulada “El soldado de Invierno”, encadenando con solvencia unas set pieces de acción que tendrán su clímax en una secuencia de destrucción aérea bien planificada y visualmente impecable. Si todo el mundo espera con ansiedad Los vengadores 2: La era de Ultrón (que se estrenará en 2015) para señalarla como la mejor película Marvel de la historia, quizás sea hora de que se vayan replanteando esa hipótesis porque en lo que a mí respecta Capitán América: Soldado de Invierno es la mejor película de los estudios hasta la fecha; dudo mucho que esa esperada secuela de Los Vengadores pueda superarla. No estamos, ni mucho menos, ante una película marvelina de transición, sino en un punto y aparte en la carrera cinematográfica de un superhéroe que por fin ha encontrado su lugar en el sol.


Indudablemente, la acción tiene gran relevancia en el film, dado el tipo de público al que va dirigido el invento; no obstante, el espectador medio quedará muy satisfecho con un argumento que nos acerca al thriller tecnológico de espías y que goza de un equilibrio estimulante entre la línea de diálogos, la acción, las justas gotas de humor, la tensión y el componente dramático.

Es lógico que la madurez abandere a un personaje añejo y que los ecos de las novelas y películas de Jason Bourne, Jack Ryan y James Bond resuenen aquí de forma deliberada, pues por una vez y ojalá que sirva de precedente, un personaje de la franquicia trata de resolver de manera coherente amenazas terribles que afectan a la vida real (la seguridad nacional, las libertades civiles y la paz mundial), una amenaza que surge desde el mismo corazón de S.H.I.E.L.D., y quién mejor que esta alma súper patriótica para evitar el caos en la era post-Snowden. Sus poderes son muy rudimentarios y tras más de seis décadas criogenizado acaba de ser descongelado en un momento en que en sus país parecía tener claro su destino en el mundo, pero él sabe que la mayor amenaza para la libertad es el miedo. La trama, en la que también encontramos resonancias al thriller conspiranóico de los 70 (Los tres días del Cóndor) se aleja mucho en el tono y la ejecución de la primera entrega, presentándonos a un Capitán América más gris y humano en consonancia con el espíritu de los tiempos; el villano cuenta con un irresistible carisma y encanto y Chris Evans se encuentra cada vez más cómodo en un papel que le obliga a ubicarse en un mundo muy diferente al que dejó antes de ser congelado.


¿Qué precio tiene la libertad en un mundo donde los buenos son tan culpables de sembrar el terror como los malos? Ésa es la interrogante clave que hará que Steve Rogers/Capitán América se pregunte a la vez ¿qué clase de paz han legado él y su generación a la nación? Un enigma doloroso para alguien que lleva las barras y estrellas hasta en su traje. Un film entretenidísimo, vertiginoso, de intachable factura técnica y gran frescura narrativa.


Y eso no es todo. Después de los créditos tendrán una gran sorpresa así que les recomiendo quedarse hasta el último en el cine.



*Para leer éste y otros posts de Roberto Rodríguez Bermejo, visita su blog Conexión Travis Bickle.

1 comentario:

  1. A mí también me sorprendió, fui al cine esperando nada, y la pela resultó ser buena.

    ResponderEliminar