lunes, 30 de enero de 2012

¿Blockbusters o Cine de Autor?


Lo que busca un nuevo cinéfilo

Por: Octavio Valdez

*Nota: En los artículos de opinión, respetamos las diferentes formas de pensar de cada autor. Los lectores u otros redactores del blog pueden o no estar de acuerdo con ellas- Se puede comentar a favor o en contra, pero, ante todo, se pide respeto.


Varias veces me he encontrado en la situación de pasar semanas o meses sin ir al cine. Considero que no hay mucho que ver. Por un lado, quiero entretenerme, pero, por otro lado no deseo ver algo que me parezca hueco o demasiado banal.

Frecuentemente me topo con dos extremos cuando voy al cine. Por una parte, Hollywood, produciendo los famosos “Blockbusters”, que abundan en efectos visuales, pero muchas veces cuentan con un argumento vacío y hasta chovinistas (cuántas veces no hemos visto al héroe norteamericano musculoso que mata a algún extranjero maléfico y tiene por pareja a una modelo salida del último tomo de Playboy). Es pesado sentir que uno se encuentra frente a un mensaje comercial de dos o más horas, que nos repite todo el tiempo alguna idea que subliminalmente pretende ser introducida en nuestras cabezas. Por otra parte me encuentro ante un cine de élite, en ocasiones tan complicado, que parece colocarnos frente a un test de IQ, lo cual vuelve la experiencia tan estresante como un examen de fin de ciclo en una materia que no se acabó de entender. No todos estamos educados para apreciar cada técnica actoral o de captura de imagen que volvieron la cinta un éxito para la crítica especializada.

Reflexionando sobre ello, al decidir mis salidas al cine me pregunto: “¿Dónde está el balance que nos entretiene?”. Para mí, y quizá para muchos, está en el punto medio entre lo comercial y lo artístico. Queremos que la historia sea algo interesante, que provoque reflexión, pero, de igual manera, el cine es una experiencia audiovisual; queremos que algo nos impresione en ese sentido (sí, a veces queremos ver un dinosaurio que parezca real como pasó en Jurassic Park). Quizás basta con un argumento sencillo, que el director logre hacer interesante a través de su manejo de lo audiovisual (¿Alguien recuerda la primera vez que vimos la patada de Trinity en la I de Matrix?).

Ahora bien, ¿qué ejemplos he encontrado que, a mi criterio muestran ese balance?

Batman el Caballero Oscuro. Oye, Octavio, pero ése es un filme de superhéroes… Sí y no. El personaje del Guasón, interpretado por Heath Ledger, cambió eso al convertir la trama en un enfrentamiento entre el orden y el caos, creando al espectador la pregunta de si realmente puede existir un orden en la sociedad, o si estamos condenados constantemente a la irrupción de la anarquía. Claro la cinta también está plagada de esos momentos en que abundan los golpes, las explosiones y las persecuciones automovilísticas, pero de, algún modo la trama sigue siendo congruente y hay una historia que no deja de sembrar interrogantes al observador.

Avatar, de James Cameron. Muestra el logro visual cinematográfico más interesante de estos últimos años. Oye, pero es un festín de efectos especiales… Pero, curiosamente, plantea la idea de cómo a las sociedades industrializadas les resulta imposible o muy difícil comprender a las sociedades que buscan un balance con su medio. Ello es asimilado fácilmente por el espectador y, nuevamente, de forma sencilla (con escenas atractivas para el público), se da un balance entre lo visual y lo argumental.

The Matrix, con una historia interesante y escenas y efectos que muestra nuevas formas de filmación que el cine no había utilizado hasta el momento. Además, sacó la ciencia ficción del espacio y la puso muy cercana a la tierra, con un argumento que alude a la popularización y crecimiento del Internet. Lo más rico de esta película es que pone a la gente a discutir sobre temas filosóficos partiendo de lo que aparenta ser un típico filme de acción.

Por último, quisiera mencionar Pulp Fiction, de Quentin Tarantino (Ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes de 1994). Si bien este filme puede ser algo pesado para algunos por su manera atípica de mostrar la historia, o sus escenas lentas, es, en realidad una historia muy sencilla sobre lo que es el bajo mundo y sus habitantes, mostrado con crudeza pero también con sarcasmo, salpicándonos de esas frases irónicamente cotidianas, tan características de la cultura popular.

Claro que las opiniones pueden diferir, pero la idea fundamental, creo que sigue en pie. ¿Qué tipo de cine busco? Uno que satisfaga mi curiosidad, pero que, al mismo tiempo me atraiga en el sentido sensorial, sin estar ello estrictamente relacionado a los efectos especiales (los absurdos de Woody Allen, por ejemplo, atraen visualmente sin contar con esos recursos). Pienso que el cine debe ser un arte, pero que tampoco debería dejar de entretener, de ser un medio para desconectarnos un momento y liberar estrés.

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