lunes, 23 de enero de 2012

Al filo de la navaja

El Barbero Demoníaco de la Calle Fleet

Por: Alexiel Vidam

En el Londres victoriano, en la calle Fleet, en el segundo piso de la peor pastelería de Londres, ejerce su oficio, un oscuro personaje llamado Sweeney Todd, distinguido como el mejor barbero de la ciudad. Atraídos por su fama, muchos hombres desearán ser atendidos por este lúgubre artista de la navaja, sin imaginar que su primera visita al local de Sweeney Todd, sería también la última.
El barbero demoníaco y sus encarnaciones

Sweeney Todd está basado en un personaje de leyenda urbana. Un barbero del cual se dice que allá, por la era victoriana, degolló a sus clientes con la navaja de afeitar. Al parecer, estaba en complicidad con la dueña de la pastelería de primer piso del edificio, la Sra. Lovett, quien era la encargada de esconder los cadáveres. Cuenta la leyenda, que más tarde, Sweeney Todd fue ajusticiado en la horca. Esa historia se iría enriqueciendo de boca a boca, dando origen al mito de los tenebrosos pasteles de carne que la Sra. Lovett preparaba con los cuerpos de las víctimas, y acabando por construir la trama principal en la que se inspiró la primera versión cinematográfica de “Sweeney Todd, el asesino demoníaco de la calle Fleet”, en 1936, dirigida por George King, y protagonizada por Tod Slaughter. Esta primera película sirvió de base al musical de Brodway del mismo nombre (dirigido por Stephen Sondhein), en el cual luego fue adaptado a una segunda versión fílmica, en el año 2007, por Tim Burton, y con Johnny Depp en el papel principal.


La historia del personaje

Benjamin Barker era un hombre de bien, barbero reconocido, esposo, y padre de una hija recién nacida. Sus días transcurrían tranquilos hasta que un juez corrupto, Turpin, le puso el ojo a su mujer y, para adueñarse de ella, envió al barbero a un injusto exilio. Años más tarde, el barbero regresa a Londres, bajo el nombre de Sweeney Todd, con el objetivo de reencontrar a su familia, y vengarse de Turpin.

Sweeney Todd no es más el ingenuo Barker. Se ha convertido en un hombre de apariencia mortecina, cargado de odio y frustración. Aparece en su antiguo lugar de trabajo, y no encuentra a su esposa ni a su hija esperándole, sino a la Sra. Lovett, hacedora de los pasteles más nauseabundos de la ciudad, quien le explica que luego de ser ultrajada por el juez, su esposa, Lucy, se envenenó con arsénico, y que su hija Johanna permanece bajo custodia del propio Turpin.

Sweeney Todd monta en ira. Enfurecido, renegado de la ineficiente justicia de Dios, decide tomarla por sus propias manos, o, mejor dicho, por el filo de su propia navaja.

Ahora, desde su nueva silla de barbero, se dedicará a “limpiar” la ciudad de la inmundicia humana, rebanándole la garganta a cada uno de sus clientes, y esperando con ansias la llegada del juez para una “afeitada”.



(Historia de Benjamin Barker y de su transformación en Sweeney Todd)


El Sweeney Todd de Tim Burton

Sin duda, la adaptación más conocida que tenemos del personaje, es la que interpreta Johnny Depp en la versión de 2007. Es un Sweeney Todd musical, al igual que el de Broadway, pero también un Sweeney Todd muy “creepy”, como todo buen personaje de Burton.

En un ensayo de la revista Gordard!, leí que lo consideraban una especie de Edward Scissorhands (uno de los primeros y más conmovedores personajes del director, “El Joven Manos de Tijeras”) en versión vengadora, un Edward que habría regresado para saldar cuentas con aquellos que lo maltrataron y lo alejaron de la mujer que amaba. Me pareció una comparación interesante puesto que, en ambos casos, el personaje es interpretado por Johnny Depp, y no se pueden negar ciertos rasgos físicos en común: la apariencia lúgubre y desgarbada, la piel pálida, el rostro ojeroso, el cabello despeinado y negro… y esa sensación gélida que transmiten con su presencia. Sin embargo, pienso que las escencia de cada uno y sus historias, sí distan bastante.

Edward fue siempre un buen chico, un niño de cuerpo grande, inocente del propio poder de sus extremidades, ingenuo y puro hasta el final, tan noble que aceptó su propio retiro, para evitarle preocupaciones a su amada. Sweeney Todd, en contraste, es un hombre que se ha dejado corromper por el rencor, por el sentimiento de venganza. Es un hombre asqueado de todo lo que ve, enceguecido por el dolor, un asesino a sangre fría que ya no distingue rostros humanos, salvo el de aquel a quien más odia, Turpin (Alan Rickman), y el de su despreciable cómplice, el alguacil Bamford (Timothy Spall). Para Sweeney Todd, todos los humanos son como ratas asquerosas, y por eso todos merecen morir. Además, mientras Edward Scissorhands es un personaje inspirado fundamentalmente por el amor, Sweeney Todd es un personaje movido por el odio. Si bien ha perdido a la mujer que amó, en el sentido romántico de la palabra, su hija sigue viva, y él desea rescatarla, pero ése no es el motor principal de su existencia. Le preocupa que su hija escape, pero el preocupación es mínima a comparación del ansia que tiene de asesinar a Turpin, al punto en que, aun teniendo a Johanna frente a frente, disfrazada, sí, pero aun con ese rostro tan parecido al de su madre, es incapaz de reconocerla, y se halla casi al borde de asesinarla.

Si tuviese que describir al Sweeney Todd de Tim Burton en pocas líneas, y compararlo con otro personaje del Cine o la Literatura, lo compararía con El Conde de Montecristo (el de Alejandro Dumas, o su versión anime, bastante fiel al personaje original, no los de tantas tristes adaptaciones cinematográficas). Ambos son seres descarnados, marcados por el dolor y el rencor. Ambos han regresado de la “muerte”, con el aspecto tenebroso y la piel pálida del vampiro. Ambos son personajes trágicos y sedientos de venganza.

Sweeney Todd es, pues, para mí, una versión bastante más marginal y rústica de El Conde de Montecristo. Mucho menos refinado en sus métodos, más impulsivo y menos manipulador, pero con un fondo bastante similar, y las mismas motivaciones.



(Sweeney Todd en su primer encuentro con la Sra. Lovett, la peor pastelera de Londres.)

3 comentarios:

  1. Recuerdo haber ido al cine a ver esta película (algo normal en mí al tratarse de una película de Burton). Es cierto que me gustan los musicales (no todos, pero sí hay muchos que me agradan), pero la verdad es que, aunque la pelí en sí me gustó, no me ocurrió lo mismo con las canciones... Eso fue en el primer visionado... Más tarde, cuando la volví a ver, las voces no me sonaron tan estridentes como la primera vez y pude disfrutar del todo con el visionado.

    La verdad es que es una buena adaptación que muestra como el odio puede llegar a terminar con una persona y convertirla en un monstruo como es Todd. Con una estética que bebe (como siempre) de esa tendencia de Burton por lo macabro y lo oscuro.

    Por cierto, en Londres se hacen visitas guiadas para ver el lugar en el que el barbero "real" (que parece que sí lo es) tenía su establecimiento... Por si alguien pasa y se anima ;)

    ResponderEliminar
  2. PD.- La comparación con el Conde de Montecristo (y por mentar su versión animada [y con tintes de cinecia ficción]) ha sido un gran acierto... sobre todo por esa idea de personaje injustamente encarcelado y que sobrevive a base de alimentar su venganza.

    ResponderEliminar
  3. Hola Efraím :).

    Gracias, como siempre, por visitar el blog y darnos tus opiniones :). A mí la peli sí me gustó casi en todo sentido; sobre todo por la historia y los dos personajes q tienen más protagonismo (Sweeney Todd y la Sra. Lovett). De las canciones, me gusta sobre todo la de The Worst Pies in London, y la de Johanna.


    Me alegra que te hayan gustado las comparaciones. Puesto que esta vez no se trató de una reseña o un análisis de la peli, sino del personaje principal, me pareció interesante ofrecer datos curiosos de él y explorar un poco su personalidad, así como compararlo y contrastarlo con otros personajes de ficción.

    - Alex :)

    ResponderEliminar