domingo, 11 de marzo de 2012

El niño, el autómata, y el hacedor de sueños


Por: Alexiel Vidam

Hugo Cabret (protagonista de “La Invención de Hugo Cabret”) es un niño que vive en una estación de trenes. Es huérfano, y pasa mucho tiempo intentando reparar un “autómata” (una especie de robot a cuerda). Él espera que, en el momento en que el autómata vuelva a funcionar, recibirá un mensaje de su padre.

Todo comienza en París, en los años 30. Hugo (Asa Butterfield) es un niño de 12 años que haciendo mantenimiento a los relojes de la estación de tren. Desde la muerte de su padre (Jude Law), vive junto a su tío alcohólico, quien lo trata de la peor manera. En sus tiempos libres y en secreto, Hugo hace todo lo posible por reparar un autómata descompuesto, utilizando piezas robadas de una juguetería. Hugo piensa que cuando logre reparar al hombre mecánico, éste le dará un mensaje de su fallecido padre, quien había rescatado al autómata de un museo donde nadie lo quería.

El dueño de la juguetería “atacada” constantemente por el protagonista, es un hombre mayor llamado George Méliès (Ben Kingsley), quien, habiendo sorprendido al ladrón, le confisca, además de lo robado, una libreta con diseños del autómata. Esos dibujos habían sido hechos por el padre de Hugo, en sus intentos por reparar el aparato, por lo cual el niño se empecina en recuperar la libreta, siguiendo al vendedor de juguetes hasta su propia casa, donde conoce a Isabelle (Chloë Moretz), una muchacha más o menos de su misma edad, quien resulta ser ahijada de Méliès.

Isabelle ama los libros, especialmente los de aventura, y se siente decepcionada por no haber vivido una hasta el momento; es por eso que decide ayudar a Hugo a recuperar el objeto perdido. En su camino, serán perseguidos constantemente por el guardia de seguridad de la estación (Sacha Baron Cohen), pero conseguirán reparar al autómata, el cual les dará la primera de una serie de pistas sobre el pasado del misterioso George Méliès.


Magia, misterio, y aventura

La Invención de Hugo Cabret, está basada en el libro del mismo nombre, escrito por Brian Selznick, y es la primera incursión del director Martin Scorsese, en el cine de tres dimensiones. Sobre esta experiencia, Scorsese comentó haberla encontrado realmente interesante, pues los actores se mostraban mucho más involucrados emocionalmente; asimismo, sus movimientos e intenciones, eran recogidos con mucha más precisión.

Casi todas las acciones de la película ocurren en la estación de tren, donde Hugo realiza su oficio de manera incógnita (en realidad el trabajo está a cargo de su tío alcohólico, quien enseñó a Hugo cómo realizarlo para poder echarse a beber libremente). Por esta estación, llena de colores y sensaciones enigmáticas, se pasean diversos personajes, cada uno con alguna peculiaridad oculta, desde el amargado guardia Gustav, hasta el bibliotecario que le busca nuevos hogares a los libros (Christopher Lee). Pero en ella, se encierra algo más mágico aún… el pasado olvidado de un hacedor de sueños y fantasías: Géorge Méliès.

Méliès existió en la vida real. Fue un mago famoso, pero, sobre todo, una de las figuras más importantes de la historia del Cine, el creador de los efectos especiales, y del cine fantástico. No les daré más información acerca de él para que vean el film, pero puedo decirles que la película es en gran medida, un homenaje a los comienzos del cine, y en especial, al creador de los géneros de fantasía, horror, y ciencia ficción.

Además de misteriosa, la atmósfera del film es melancólica… el sonido del acordeón en el fondo… transmite la sensación de que hay algo escondido en el paso del tiempo, esperando ser develado. La trama posee, además, suspenso y aventura, pues se trata de la historia de dos niños buscando objetos perdidos, develando pistas, y escapando de persecutores. Me intrigó la parte en que Hugo está colgado del reloj, y me gustó aquella en la que Gustav lo salva de ser aplastado por el tren, pues muestra un ángulo distinto del personaje que, durante casi toda la película parece ser el típico malo. Su complejidad, resalta aún más cuando lo vemos en la ridícula situación de practicar “su mejor sonrisa” (terrible), para tratar de conquistar a la vendedora de flores.

Aventura densa y dispersa

Lo que menos me gustó de la película (o, mejor dicho, no me gustó), fue la densidad con que se desarrolló la trama. Si bien el comienzo engancha, el ambiente es atractivo, y sus personajes carismáticos, los hechos transcurren con demasiada lentitud, que se siente más, todavía, tratándose de un relato de aventuras. Esa densidad hizo que me cueste seguir ciertos momentos. Demasiada linealidad en la manera de presentar los hechos, demasiada duración entre escena y escena.

El autómata es un elemento desperdiciado. Al principio parece tener una importancia elemental, pero termina siendo sólo una excusa para ligar a Hugo con Méliès, casi un elemento decorativo (no tenía que ser un autómata, podría haber sido cualquier otro invento parecido, pues el Méliès de la vida real también construía juguetes).

Además, el problema de tener dos historias centrales es que terminan por perder intensidad y el espectador acaba confundido acerca de cuál es el verdadero eje central de la historia. En mi opinión, la historia de Méliès, al tener un fondo tan rico y ligado a la historia del Cine, opacó la historia de Hugo, quien se supone era el protagonista de la película.


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