Por: Lauro Minaya
El Hobbit: La Desolación de Smug, tiene más acción que su
antecesora (El Hobbit: Un Viaje Inesperado). La narrativa,
sin embargo, es la misma de la entrega anterior: el hilo conductor de toda la
trama es llevado por una comunidad que busca un fin supremo. Es decir, los
enanos que se dirigen a la montaña para matar al dragón, y así recuperar su
antiguo dominio.
El grueso de la historia es invadido por otras líneas
argumentales que dan pie al nacimiento de nuevos héroes y villanos, los cuales
van cobrando relevancia a lo largo del filme. Un ejemplo claro es la aparición
repentina de Bard el barquero; es un
hecho que su papel es clave para el desenlace de la siguiente película.
Esta secuela muestra a un Legolas distinto. Al adquirir un rol más protagónico deja de ser
aquel personaje obediente a la causa, que hace oídos sordos a los reproches
continuos de un enano. Ahora es un orgulloso príncipe elfo que no oculta su desprecio hacia los parientes de Gimli. Los elfos, seres superiores, ven a los enanos como criaturas feas y grotescas, pero de aquella arrogancia surge el interés de una elfa hacia un enano: Tauriel siente curiosidad por un guerrero de nombre Kili. El príncipe elfo siente celos pero poco puede al respecto.
La película hace mención expresa a la ambición de los
enanos. Beorn, un personaje con la
capacidad de transformarse en una enorme bestia, alude el tema con desprecio,
pero es el enano Balin quien hace
mea culpa de esta debilidad, al preocuparse por el futuro de su rey. Al igual que su padre, Thorin podría quedar
cegado por el oro.
El dragón Smaug es
maldad pura. Es un ser creado con el
único propósito de castigar la ambición de los enanos. Para el mundo del
hombre, la ambición en exceso es una falta a la moral. Por el contrario, en el
código de moral de los enanos, la fascinación por los metales preciosos parece
no abarcar límites.
La ambición de los enanos es castigada con la furia de
Smaug, quien les arrebata su reino. Pelear
para recuperar lo que por derecho te pertenece no requiere de mayores
explicaciones. Sin embargo, no
corregir los defectos que nos llevaron hacia la ruina, podría la atención de
otro dragón más adelante.
Dirección: Peter Jackson
Producción: Carolynne Cunningham, Peter Jackson, Fran Walsh, Philippa Boyens
(coproducción)
Guión: Fran Walsh, Philippa
Boyens, Guillermo del Toro, Peter Jackson
Idea
original: J. R. R. Tolkien
Reparto: Ian McKellen, Martin Freeman, Richard
Armitage, Benedict Cumberbatch, Orlando Bloom
Países: Estados Unidos, Nueva
Zelanda
Año: 2013
Género: Aventura, Fantasía
*Para leer más posts
de Lauro Minaya, visita Cineclub, el blog de cine de RPP.
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